City Hall, estación fantasma
Te voy a aclarar que no es la única ni la más misteriosa, pero es la más bella estación fantasma de cualquier subterráneo del mundo
No queda muy claro siquiera por qué la construyeron y por qué gastaron tanto como para hacerla una estación modelo del Art Decó neoyorkino, pues ni siquiera cuando estuvo recién inaugurada la gente la utilizaba mucho. Quizás hay una explicación histórica, pues la estación es heredera de la Manhattan Main Live, una línea precursora del Metro de Nueva York, construida en 1904 y servida por vagones que más bien parecían pataformas o carros sobre rieles.
Esa línea original llevaba a los pasajeros hasta la Estación Brooklyn Bridge y luego continuaba un poco más hasta la estación City Hall, luego de lo cual los convoyes daban un giro para retornar. Y así quedó, como esas cosas que no se llegan a analizar lo suficiente. Los nuevos vagones más largos y sofisticados, no estaban preparados para dar esa curva a una velocidad razonable. Pueden girar, pero de manera desesperadamente lenta.
Con lo que te estamos diciendo que City Hall será una estación fantasma, pero no es una estación abandonada. Más bien es una vieja novia de Nueva York, cuyas autoridades la mantienen como un jaspe y cuyos graffiteros la respetan para no dañar su belleza. Claro que casi ningún convoy pasa por allí, pero cuando pasa, todos los pasajeros se sienten transportados e inspirados. Algo hay.
El Museo de Tránsito de Nueva York ofrece visitas guiadas que tienen la particularidad de que hay que estar registrado como socio del museo y haber hecho la reserva y el pago por anticipado… de manera que es como algo exclusivo de los neoyorkinos, fuera del alcance de los turistas, al menos de los turistas imprevisores.
Básicamente es la línea 6 y no es como el Andén 7 ¾ de Harry Potter, es algo que existe y que investigando un poco se puede tomar para experimentar ese largo y lento giro por un lugar fantasmal. Quedó cerrada al tránsito en 1945, debido a que los pasajeros preferían bajar en Brooklyn Bridge, del otro lado del parque. No tenía sentido mantenerla operativa y tampoco lo tenía borrarla de la faz de la tierra, valga el contrasentido en este caso subterráneo. Además, hay una razón de seguridad: los nuevos vagones eran algo más angostos que los antiguos y dejaban una brecha por la que podían caer los pasajeros más distraídos.
Hay otra manera de darle un vistazo a la estación. En la superficie está el Parque City Hall y en medio de él hay un área reservada para perros; si buscás con atención, verás una abertura de hierro y si te asomás, verás de qué te estamos hablando. ¿O vamos a permitir que los neoyorquinos nos impidan ver esta pequeña maravilla solo porque venimos de lejos? Y todavía hay una manera más, la que usan los graffiteros que perdonan la estación, pero le dan de punta a la larga curva. Tomás esa línea 6 hasta el final, te bajás y continuás un poco más… desafiando la muerte, porque como te dijimos, eso será fantasmal, pero no abandonado. Naturalmente que esto está prohibido, tanto como besarse en público.
Guillermo Pérez Rossel
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