La “ciudad de los dioses” tuvo en su tiempo más habitantes que Roma. Durante 800 años allí maduró una formidable cultura y allí también un día todo terminó sin que quede claro por qué todo comenzó y por qué todo terminó.

Primero pongamos en claro que recién ahora comienza a vislumbrarse la realidad de este mundo americano anterior a la llegada de los europeos. La historia que nos propinaron era euro centrista y confesional: en América todo era posterior a lo europeo, las religiones de acá eran malvadas herejías, todos los amerindios le arrancaban el corazón a la gente y enterraban vivos a los niños, por poner algunos ejemplos. Y  no es que los europeos no tuvieran buena parte de razón, era que se concentraban en lo malo y no reconocían los méritos de la arquitectura, ingeniería, astronomía… y el arte de someter a los más débiles para satisfacer a los más poderosos. En eso último sí que se sacaban chispas ambos hemisferios. ¡Como si el hombre europeo no hubiera inventado la crucifixión, el empalamiento y la hoguera!

Teotihuacan floreció entre el siglo II a.C. y el siglo VII d.C. Los europeos conocieron en ruinas lo que posiblemente fue siempre o durante buena parte de su existencia una ciudad ceremonial, una especie de Vaticano o Meca a su manera, razón por la cual se la denominaba Ciudad de los Dioses, porque eso es lo que significa Teothuacán en idioma nahuátl. ¿Era el nahuátl el idioma de los teotihuacanos? No hay certidumbre ninguna, todo lo que sabemos de ellos es lo que quedó escrito y lo que de ellos dijeron quienes los conquistaron u ocuparon el territorio que ellos abandonaron.

Procuraremos no entrar en esas disquisiciones que solo se saldan con credulidades y prejuicios. Los teotihuacanos continuarán siendo un misterio, por más que según dicen, sólo se ha investigado un 20% o menos de los restos que dejaron y de los mensajes que escribieron. Los mexicanos están haciendo una lentísima… pero admirable tarea de investigación. Dada la gigantesca vastedad del tema, nuestro objetivo será dar algunos pantallazos para ilustrar a quienes entre los lectores se darán el gusto de ir hasta allí y dejar que los siglos se le metan en la sangre. Tenés derecho a extraer las conclusiones que quieras, eso es lo que han hecho hasta ahora millones y millones de personas, entre los cuales figuran algunos que se proclaman antropólogos aunque no saben mucho más que nosotros, los que no presumimos.

Difícil que te apunes… pero casi imposible que no sucumbas a la oferta de artesanía.

Teotihuacan está a unos 45 kilómetros de ciudad de México. Hay excursiones, naturalmente, pero en mi caso las cuatro veces que fui, arreglé con un taximetrista luego de reunir un grupito de cuatro o cinco cotizantes. Nos salió más barato, fuimos a la hora que quisimos y volvimos a la hora que se nos ocurrió. Tené cuidado, porque algunos taxistas (y algunos guías de excursiones), te escamotean el paso por la parte urbana del antiguo Teotihuacán, donde deberías ver lujosas mansiones con murales que todavía pueden apreciarse en parte. Te hace recordar a la ciudad de Pompeya, también lujosa en su momento.

Inolvidables las tres iglesias. Las dos primeras se están hundiendo, pero la más moderna aguanta

Aconsejados por los taxistas, nos guardamos tiempo a la ida o a la vuelta, para conocer una de las manifestaciones de Fe más formidables del mundo: las tres iglesias de Guadalupe. Una de ellas, la más moderna y habilitada, revienta de modernez. Las otras dos están a su lado y se siguen hundiendo lentamente en el relleno de la laguna primigenia (aquello de “México en una lagunaaaa…”) No mires demasiado la forma tan folclórica que asume la religión popular, no te me pongas rebelde ni crítico; todos tienen derecho a creer cómo se les da la gana, pagar por milagros y andar de rodillas. Es mi humilde consejo. Fijate las efigies de los dioses teotihuacanos y mayas: son panteones horripilantes. Verás que los del catolicismo, aunque acá cobran por los milagros, conllevan un mensaje más conciliador y benévolo.

Desde el suelo y aún sobrevolando en globo, no se capta la vastísima dimensión de una ciudad que llegó a tener 100.000 habitantes

Veamos algunos datos. Dicen que los teotihuacanos eran descendientes de los totonacas… pero es una de las informaciones controvertidas, pues en los restos de la ciudad hay barrios enteros de extranjeros que inmigraron,  lo que habilita a pensar que a partir de algún hecho trascendente, la urbe recibió mucha inmigración multi étnica. Lo mismo puede decirse del idioma Náhuatl, una especie de “lingua franca” en esta región del mundo. El Náhuatl fue como el latín e igual que él, derivó en muchas  modalidades de comunicación en toda América Central.

Una casa de familia, con modelo de edificio de apartamentos, y un palacio. En todos los casos con muro perimetral.

Hay indicios de que al menos en sus inicios, los teotihuacanos tenían una sociedad matriarcal, quizás también pacífica. Las pirámides del sol y la luna parecen indicar esa dualidad que también tuvieron las religiones del viejo continente, con dos dioses enfrentados, como Ormuz y Ariman, o Dios y el Diablo. No es de extrañar que el sol mereciera la pirámide más importante, pues su ubicación determina la orientación de la ciudad. Ahora, ¿estamos seguros de que representa al Sol o todo deriva de los prejuicios europeos que tenemos. En torno a esa enorme pirámide, apenas más baja que la de Keops pero pensada para escalarla, hay no solo templos y palacios, sino también barrios residenciales, mercados y todo lo que supone la vida cotidiana de una comunidad.

Vivían de la agricultura (maíz, calabaza, nopal y maguey) y también del comercio con lugares tan lejanos como el norte de Brasil, de donde traían mica que luego enterraban debajo de las pirámides ¿con qué objeto? Conocían varios metales… pero sus herramientas solían ser de obsidiana, en tanto que sus vestimentas las hacían con fibra de maguey y algodón, quizás importado de pueblos vecinos.  Se lucían con las tallas y la alfarería, que modelaban con figuras humanas y animales. Y se adornaban con plumas de quetzal, jada, conchas marina, semillas, copal y algodón.

Cuando subas a las pirámides observarás que los escalones son muy poco profundos… pero muy altos, como si los teotihuacanos calzaran, digamos, un máximo de nuestra talla 39, contrastando con tobillos larguísimos. O dicho de otra manera, se llevaban a las patadas con la ergonomía o tenían alguna razón para nosotros desconocida para hacer escaleras tan incómodas… y peligrosas.

Todavía me parece ver al recordado Claudio Paolillo levantando la mano desde lo alto, cuando su salud y su gran talento estaban en plenitud. Hicimos juntos el recorrido y juntos quedamos pasmados.

El valle de Teotihuacán cuenta con más de 14 mil km2 de superficie y su altitud va desde los 2,240 hasta los 3,200 metros sobre el nivel del mar. No parece que estuviera tan  alto, pero tus pulmones te lo harán saber. Sin llegar al apunamiento tan frecuente en Cusco (Perú), acá los más sensibles se agotan. A mitad de camino hacia la cumbre de la pirámide de la luna me encontré (hace muchos años) con una preciosa rubiecita gringa, quien en medio del más depresivo apunamiento, lloraba y pedía ayuda gritando, “¡nobody loves me!”. Traté de convencerla de que yo la amaba, pero estaba apunada, no abombada. Finalmente, a falta de nada mejor, aceptó mi veta compasiva, pero solo para bajar hasta la Calzada de los Muertos.

La Calzada, o avenida de los Muertos, un nombre caprichoso basado en la hipotesis falsa de que las pirámides teotihuacanas tenían la misma finalidad faraónica de enterrar a las eminencias.

El fin de la Ciudad de los Dioses sigue siendo un misterio, resaltan las fuentes consultadas. “La evidencia arqueológica —gruesas capas de ceniza halladas en los yacimientos— parece indicar que, hacia mediados del siglo VII, toda el área metropolitana fue arrasada por un enorme incendio. También existen indicios de revueltas: las esculturas fueron mutiladas y sus fragmentos dispersados por distintas áreas de la ciudad, y las imágenes de jerarcas y sacerdotes fueron destruidas para terminar con la presencia de la élite y sus representantes. Incluso llegaron a construirse muros frente a las escalinatas de las pirámides para indicar la prohibición de acceso para ceremonias y culto a las deidades”.

En su momento de gloria, la ciudad era un estallido multicolor

Estás autorizado a formular tus propias teorías. Los arqueólogos no se ponen de acuerdo, aunque las explicaciones más reiteradas para el colapso de Teotihuacán, refieren a revueltas internas, excesivo aumento de población, monocultivos que agotaron las tierras, sequías prolongadas, bloqueo de rutas comerciales e invasiones de pueblos vecinos… o quizás todo en sucesión alternada o en fatal coincidencia. No es la única ni la última grandiosa civilización que desaparece como por arte de magia.

La urbe en sí, llegó a ocupar 22,5 kilómetros cuadrados. El eje de la ciudad lo constituye lo que denominan caprichosamente la Calzada de los Muertos, dando por seguro que las pirámides teotihuacanas tenían el mismo objetivo funerario que las faraónicas. Han encontrado tumbas dentro de las pirámides, pero no alcanzan para aseverar que el culto a los muertos fue la razón para construirlas. También encontraron enterramientos rituales, es decir, sacrificios humanos… no tienen otra explicación. La calzada atraviesa la ciudad e dirección norte-sur y comunica la Pirámide de la Luna con la Ciudadela y el Gran Conjunto, ese sí claramente identificado como el mercado de la ciudad… o plaza de armas… o centro cívico no necesariamente religioso.

La pintura mural fue una de las principales artes de Teotihuacan. “La cantidad de murales encontrados en las excavaciones, completos o fragmentados, permite pensar que la ciudad estaba totalmente cubierta de estucos pintados”, dicen las fuentes más autorizadas. Y esto abarcaba, como se dijo, la ornamentación interna de las viviendas desde las más lujosas hasta las más humildes. ¿Por qué razón no tenemos héroes teotihuacanos como tenemos grandes figuras históricas aztecas? Aquí tenemos otro debate basado en ningún  elemento de prueba suficiente. El uso de la lógica sugiere que no había un gobierno unipersonal, sino compartido… como un colegiado a la usanza suiza… o quizás, los liderazgos fueron arrancados de la historia… o también quizás, los mandatarios preferían el anonimato. Andá a saber.

“Sacerdotes, comerciantes, embajadores y militares aparecen representados en la pintura mural y en la cerámica, pero dichas representaciones destacan sus tareas y oficios, y no prestan atención al individuo en sí”. En el mundo teotihuacano, guerra y comercio estaban estrechamente relacionados. En eso insisten las fuentes: caravanas de mercaderes, embajadores y guerreros recorrían cientos de kilómetros para comprar y vender materiales de uso cotidiano: cerámica, telas y piedra de obsidiana. Los materiales lujosos, como plumas de quetzal, mica y jadeíta, eran utilizados para sellar alianzas estratégicas.

Al parecer, la sociedad estaba dividida en cuatro estamentos: la clase dominante, con grandes privilegios, controlaba la religión, la educación y la justicia; los guerreros estaban especializados en el empleo de las armas y en el arte de la estrategia; los comerciantes y artesanos eran esenciales en la actividad económica de la ciudad; y el pueblo llano se dedicaba a la agricultura o a las pesadas labores de construcción. Pero no esperes pruebas de todo eso en los registros que dejaron.

En lo que si fueron elocuentes, fue en el panteón de divinidades y en los cultos religiosos. En todas las construcciones existían espacios destinados al culto, desde patios domésticos hasta grandes plazas, que podían albergar a miles de personas. Las deidades eran prácticamente las mismas que se adoraban en distintas regiones, pero se supone que todas ellas surgieron acá, en Teotihuacán, la Ciudad de los Dioses. Lo cual le hace flaco favor a la simpatía que podían generarnos estas gentes y sus sacerdotes. Porque es un panteón terrible, ningún dios tiene un rostro bondadoso ni promete bonanza, todos amenazan con horribles sufrimientos a  menos que se les rinda pleitesía, a veces sangrienta.

Se siguen descubriendo misteriosos túneles debajo de las pirámides y de algunos templos. No olvidemos que esta ciudad sobrellevó los cambios sociales y urbanos que imponen 800 años. Y eso incluye invasiones, revoluciones, incendios y tragedias diversas.

Las dos deidades principales eran Quetzalcóatl —la serpiente emplumada— y Tláloc — dios de la lluvia y la fertilidad—, representados con sus característicos atributos, se estampaban en vasijas, cerámicas, esculturas y pinturas murales. Otras deidades, como Huehuetéotl, el dios del fuego, o Xipe Totec, «nuestro señor descarnado», solían estar presentes en el interior de las casas mediante esculturas de piedra y barro.

El papel de los sacerdotes era tan importante que durante muchos años los investigadores creyeron que constituían el estrato más elevado de la sociedad. Hoy en día se considera que los sacerdotes estaban al servicio de una clase política mucho más compleja. Me estoy guiando, a veces textualmente, por lo que escribieron los curadores de una exposición monumental realizada bajo los auspicios de Obra Social ”la Caixa” en CaixaForum en Madrid. Lo hago así no porque desconfíe de las fuentes mexicanas, de ninguna manera. Es que los madrileños tienen una aproximación a este tema semejante a la nuestra… o así me lo parece.

De la Wikipedia extraigo esta somera descripción de algunos de los hitos más relevantes, arquitectónicamente hablando. La reproducción no es textual y hay agregados de mi parte.

Casa del Sacerdote

Se puso ese nombre a unas edificaciones que se encuentran cerca de la pirámide del Sol, ligeramente alejadas de la calle de los Muertos. Su estructura tiene las características de las residencias de los barrios por lo que se cree que sirvieron de vivienda, en este caso vivienda para los sacerdotes del templo.

Plaza de la Pirámide del Sol

Este espacio se encuentra entre la calle de los Muertos y la pirámide del Sol. Es una plaza bastante amplia en cuyo centro están los restos de los que fue un adoratorio o altar que consistía en un tablero sobre un muro inclinado. Quedan también los cimientos de los restos de un templo menor. Al norte y al sur pueden verse otros vestigios de altares o adoratorios.

Pirámide del Sol

Alcanza una altura de alrededor de 70 m siendo el edificio más alto de Teotihuacán. En su base mide 245 m por lado. Tuvo un templo en la última plataforma. Está construida con un núcleo de adobe y el exterior estuvo cubierto de estuco. El emplazamiento fue elegido con relación al sol que se oculta precisamente frente a ella y la luz solar cenital la llega a iluminar de lleno. Una plataforma rodeó en algún momento tres de sus lados. En 1971 nuevas excavaciones y estudios descubrieron una gruta debajo de la pirámide. Desde esta gruta se accede a través de 4 puertas, dispuestas como los pétalos de una flor, a otras tantas salas. A esta gruta se llega a través de un pozo de 7 m de largo que se encuentra al pie de la escalera de la pirámide. No se visita, sólo está a disposición de historiadores y arqueólogos. ​

Palacio del Sol

Muy cerca de la plaza y de la pirámide del Sol se encuentra un edificio habitacional que a juzgar por su estructura y la decoración que tenía, se supone que fue la residencia del sumo sacerdote. Aquí se descubrieron unas pinturas murales consideradas como de lo mejor de Teotihuacán. Estaba decorado también con representaciones del disco solar. Y también del conocido disco solar: el dios de la muerte.

Los Murales

No tan deslumbrantes como estos hitos arquitectónicos, pero quizás todavía más relevantes son los murales. Llevan relevados 14.600 de ellos en diferente estado de conservación y casi todos digitalizados para su preservación. Muestran una estética muy particular y no son un privilegio de los templos o las áreas de gobierno o administración. Los hay también en residencias particulares, algunas de las cuales merecerían la denominación de Palacios.

Una gigantesca ciudad industrial y comercial

Imaginar Teotihuacán únicamente como una ciudad ritual, es quedarse con menos de la mitad de lo que fue. Fue fundamentalmente una ciudad de artífices que sabían labrar la piedra, trabajar las artes murales, maestros de las técnicas cerámicas y textiles, hábiles en labores manuales.

Ingeniería de los teotihuacanos

A la inmensa mayoría de turistas no se le pasa por la cabeza… pero con la extensión y población que tuvo Teotihuacán, eran imprescindibles obras públicas como el suministro de agua y la disposición de aguas servidas. El río San Juan fue desviado de su curso natural para que atravesara la Calzada de los Muertos. A partir de la intersección, se trazó el cuadriculado y la ubicación de pirámides, templos, plazas y espacios públicos. Todo eso ocurrió entre el año 1 y el 150 d.C.… aunque suelo poner en barbecho fechas como éstas. Ocurre frecuentemente que aparece un revisionismo y te las corre para atrás varios siglos, porque hay buenos argumentos o porque las más recientes solo atendían a esa tonta idea de que lo más antiguo necesariamente ocurre en ese amasijo de continentes que comprende Europa, Asia y Africa. ¡Lo que descubriremos cuando el calentamiento global nos permita ver el suelo de la Antártida! En el caso de que sobreviviéramos, claro.

En torno a esa gran avenida se encuentran los más importantes conjuntos monumentales de la ciudad, dedicados principalmente a las actividades religiosas. Entre otros, se encuentran sobre la calzada de los Muertos la Pirámide del Sol, el templo de los Animales Mitológicos y el templo de Quetzalcóatl. El corazón de Teotihuacán estaba constituido por estas y otras edificaciones dedicadas al culto. Asociados a ellos se encuentran en las inmediaciones los complejos residenciales destinados a la élite. Entre estos se encuentra el palacio de Quetzalpapálotl y los conjuntos habitacionales e Yayahuala, Tetitla, Xala y Zacuala. Ahora estoy citando la Wikipedia.

En torno a la zona central se organizaban los barrios donde vivían los estratos bajos de la sociedad, los trabajadores agrícolas y artesanos, comerciantes y extranjeros. De acuerdo con las investigaciones arqueológicas, la ciudad llegó a tener alrededor de dos mil conjuntos habitacionales en su momento de mayor apogeo, que ocurrió entre los siglos II y V. Estas edificaciones fueron constantemente ampliadas y remodeladas para satisfacer las necesidades de la creciente población.​ La superficie urbana creció rápidamente durante la fase Tzacualli, cuando llegó a alcanzar aproximadamente 20 km² de superficie y una población de 25 mil a 30 mil habitantes. La ciudad contó con una gran red de alcantarillas que contribuyó a sanear el ambiente de la urbe y sus decenas de miles de habitantes.

Hay fuentes como para escribir sin parar hasta que los lectores te odien, así que me apresuro a liquidar el asunto, no sin antes abordar al misterioso Quetzalcóatl.

Túnel también bajo el templo de Quetzalcoátl

Quetzalcóatl, el dios multiforme  

Digamos para empezar, que no es una creación Teotihuacana… ni siquiera tolteca supuestos creadores de la ciudad, pues Quetzalcoátl es un mito anterior a todo y común a todas las culturas mesoamericanas: entre los mayas se lo conoce como Kukulkán. Y hablo en tiempo presente porque hay indígenas que todavía se encomiendan a él.

Mirale la caripela ¿en qué se parece al pájaro Quetzal que genera la primera parte de su nombre y la condición de “emplumado”? ¿En qué se parece a la serpiente Coatl que impone la segunda mitad del nombre? ¿Una serpiente emplumada como emplumados se descubrió que eran algunos de los dinosaurios, antes apenas reptiles pelados y escamados? ¿Una víbora con cara de cocodrilo? ¿Un dios que parece el único bueno, pese a que algunos de sus retratistas lo muestran en el acto de comerse a un tipo, quizás porque no le hizo el sacrificio que quería?

¿Qué querés que te diga? Como mito es impactante, pero también es el más confuso en la historia del hombre. Por eso quizás lo mejor es que cuando estés allá, te pongas frente a cualquiera de las enormes escalinatas de las pirámides y golpees las manos varias veces, dicen que el dios te responde imitando los sonidos que hace el ave quetzal. Con un poco de suerte te revela algo extraordinario, pero hasta ahora nadie tuvo mérito para eso.

Así lo imaginó Diego Rivera, ahora más conocido como la pareja de Frida Kalho, convenientemente atraídos por la mayor diversidad sexual, unos adelantados en su tiempo. Pero ¡qué artistas ambos!

Quetzalcótl se enojó con los otros dioses, desconforme con lo avaros que fueron con el ser humano y por eso, se humanizó y como Prometeo les enseñó cosas que el resto de los dioses les habían ocultado, y no les cobró nada, no le interesaban las riquezas. Así que te lo pintan con horrible cara de malo y en realidad, cuando no se está almorzando a un hombre, les está haciendo favores con mucha generosidad. Fue él quien les enseñó a cultivar la tierra, trabajar las piedras, estudiar la astronomía y la escritura. De igual forma, fomentó la adoración a los dioses y eliminó los sacrificios humanos. Es curioso que se lo recuerde como el eliminador de sacrificios humanos, cuando su templo en Teotihuacán es el que más esqueletos de víctimas guarda en sus cimientos. Es lo que dice la Wikipedia… sin explicar para nada la imagen en que se lo muestra comiéndose a uno de sus fieles. Dicen que también instituyó una orden de doncellas cuya misión fue la limpieza y adecuación de los templos.

El Quetzal, un pájaro que es una obra de arte

El hermano de Quetzalcóatl (dice la Wiki) es conocido como Tezcatlipoca y no estaba satisfecho con estas acciones. Decidió disfrazarse de anciano y darle a probar a Quetzalcóatl una bebida embriagante que le llevó a tener relaciones sexuales con una sacerdotisa. Quetzalcóatl sintió que había deshonrado a Tollan y decidió navegar con rumbo a donde el sol se aculta, no sin antes prometer regresar para tomar venganza por la traición.

Esto te lo cito textualmente: “Casualidad o no, el año de 1519 en el que desapareció Quetzalcóatl, coincidió con la llegada de los colonizadores españoles justamente por el mismo punto en el que se apartó. Quetzalcóatl era apreciado como de contextura fuerte, blanco con barba, muy semejante a la tipología de los vikingos de la época”. Esa inexistente similitud, hizo que confundieran a Hernán Cortés con Quetzalcóatl y creyeran que venía a beneficiarlos, cuando en realidad el español venía a despojarlos.  Y yo me pregunto antes de poner el punto final a esta larguísima nota, ¿en qué figura se lo ve blanco, con rasgos vikingos o con barba? Respeto lo de los mitos… pero en este caso se les fue la mano en la imaginería o sumergieron los datos en mezcal de alta graduación antes de sacar esas conclusiones.

Guillermo Pérez Rossel

https://www.revistadearte.com/2011/07/27/teotihuacan-ciudad-de-los-dioses/

https://arqueologiamexicana.mx/

https://es.wikipedia.org/wiki/Teotihuac%C3%A1n