A la ciudad secreta de los beduinos se puede ir cómodamente en jeep, o muy folklóricamente en camello… pero nada iguala recorrer a pie el tramo más misterioso y espiritual de la Ruta de la Seda.

Nuestra nueva colaboradora nos ofrece un eslabón que es la joya de su tránsito por el Medio Oriente y nos cuenta con percepción uruguaya, ese paisaje físico, histórico y espiritual. Solo así se puede entender que una juvenil enfermera neozelandesa abandonara sus comodidades urbanas para instalarse en estos recovecos tallados por el viento, el agua y misteriosos arquitectos de una obra única en la historia de la humanidad.

Por Andrea Charkero

Salimos desde Amman bajo una lluvia torrencial y desmoralizados porque el pronóstico del tiempo anunciaba más agua para el día siguiente con riesgo de no poder conocer Petra.  Fueron 300 km de conversación. Un médico argentino con esposa y dos hijos veinteañeros, un policía porteño, una escultora portuguesa y nosotros. Jusef nos mareó con tanta charla pero el tirón se hizo corto. Le preguntamos de todo.

Andrea y su esposo en su viaje al fondo del tiempo

Los jordanos se enorgullecen de ser el único país de medio oriente que no tiene conflictos con sus vecinos: Siria, Egipto, Isrsel  Palestina y Arabia Saudita. Defienden a ultranza a un rey que vive en Marbella y que casi no viene. Se definen modernos y abiertos… pero todavía arreglan los matrimonios y le prohíben a la mujer que viva sola. En Jordania casi no hay robos… pero  con un gramo de Hachis o marihuana vas directo a la cárcel y  hay delitos que se pagan con pena de muerte.

Pasear por calles y ferias no entraña otro riesgo que dejarse tentar por los puestos callejeros de comidas

Sin darnos cuenta llegamos a Petra un pueblito polvoriento, elemental y humilde, de unas pocas cuadras. A punto de estacionar da la vuelta y nos topamos de frente con la  única carnicería de la zona q tiene el mal gusto de colgar de un gancho en la vereda una cabeza de cordero todavía sangrando, junto con varios cuartos y una pierna de novillo que a pesar del frio estaban  llenos de moscas.

Amman, subyugante… será para otra entrega.

Unas pocas horas de sueño café negro y antes de que amanezca salimos todos juntos. Sabemos que hay mucho para caminar.  Creo que somos los primeros. Vamos despacio por un camino pedregoso irregular en el que se mezcla excremento de burro y camello con algunos charcos. Hay q mirar para abajo para no caerse y para arriba para no perderse el espectáculo. En pleno desierto el paisaje se va poniendo más interesante. Ahora empiezan a atosigarnos ofreciendo el servicio de taxi por 40 dólares, para ir en camello o carro tirado por un burro. Seguimos caminando. Descubriendo higueras silvestres y ricinos q se mezclan  entre las cuevas.

Para encontrarle una explicación a esa arquitectura helénica, hay que remontarse al año 63 aC, cuendo esos territorios nabates fueron conquistados por el general Pompeyo y anexados al imperio. Los romanos concedieron relativa autonomia siempre que pagaran impuestos… y también los enseñaron su sofisticada ingeniería hidráulica y edilicia. Llegaron a desviar un río para asegurarse el suministro de agua.

Tambien se ven algunos mosaicos de clara inspiración latina

Vamos descubriendo figuras talladas por la erosión del tiempo. El espacio juega con nosotros. Vueltas y más vueltas. Se ensancha y se angosta unas cuantas veces  y nos muestra los distintos tonos de rosados y violetas de la piedra caliza. Jusef  nos cuenta que los nabateos fueron beduinos  que tallaron en la piedra esta ciudad secreta  en el Siglo 3 a d Cristo. Acá se hicieron del control de la ruta del incienso desde Yemen cruzando la Península Arábiga y hasta desviaron el cauce del rio para beneficiarse.

Parece que en 1812 un explorador suizo se hizo pasar por beduino para descubrir lo que en Europa era solo una leyenda y no pudo guardar el secreto. Ya en 1985 cuando sacaron a los últimos beduinos, la UNESCO la declaro Patrimonio de la Humanidad y después se convirtió en una de las 7 maravillas del mundo. Hay un kilómetro y medio desde la entrada hasta la construcción más imponente y mejor restaurada que se llama El Tesoro. Algunas tiendas nos ofrecen alguna artesanía  y agua para continuar.

Con Yusef, un personaje inolvidable

El camino serpentea y se vuelve a angostar. Jusef nos hace mirar hacia atrás y nos pide que nos demos vuelta. Por el delgado espacio que queda entre la roca, se asoma el Tesoro… Perdón…. Ahora no sé qué escribir. Te pregunto cómo hago para poner en palabras cuando sentís de golpe que no tenés aliento y que los ojos no alcanzan para todo lo que hay que mirar. Petra se presenta imponente.  No podes dejar de contemplar esa primera construcción.

Petra fue rica y poblada mientras las caravanas la escogieron como estación de descanso en la Ruta de la Seda… pero las rutas marítimas abiertas por Roma terminaron con ese apogeo, a pesar de que una de sus vías estratégicamente trazada, conectaba Bosra, Petra y el Golfo de Aqaba a lo largo de 400 kilómetros. De paso, el nombre Petra se lo puso el emperador Adriano en 131, por eso es un lugar con nombre y apellido: Petra Hadriana.

Lo único audible son las recatadas exclamaciones de asombro en medio del silencio. Todavía faltan tres kilómetros.  Los burros y camellos pasan cada dos por tres y se suma más gente. Seguimos a paso firme, maravillados y a cada lado que miremos descubrimos algo nuevo para contemplar. Casi al final del camino el guía nos presenta a Marguerite van Geldermalsen una  enfermera  de Nueva Zelanda que vino a Petra de vacaciones y se enamoró de un beduino. Se casaron y vivieron treinta años en una cueva.  Ella se convirtió en la enfermera de la tribu. Tuvieron tres hijos. Hoy ya viuda cuenta su historia en un libro que vende en una tienda en el camino. Nos llevó dos horas volver a paso lento.

Nos fuimos   enamorados de Petra. Felices de haber llegado hasta acá y con un sueño cumplido.  También reconocidos porque al planificar nuestro viaje, Bettina Bellini de Mercurio Viajes, nos ahorró toda una investigación personal que pudo inducirnos a costosos errores y pérdidasde tiempo.