Trump Tower, la torre y el hogar extravagante
No nos queremos sumar a diatribas facilongas, pero ni el propio Donald podría ofenderse de que lo llamen extravagante.
Sea lo que sea, logró algo que podría suponerse imposible: que la inmensa mayoría espere barbaridades y hasta mezquindades, refiriéndose al hombre que gobierna el país más poderoso, que dispone personalmente del arsenal más mortífero, que está casado con una bellísima mujer, que es el mayor magnate que se somete a elecciones y las gana y que tiene el mayor jopo-visera que jamás se haya visto. Por otra parte, si un día se le da por comerciar y beneficiar a Uruguay nos tenemos que callar la boca… sin contar que no llegó a los millones que tiene por ser estúpido, de manera que quizás sepa algo que nosotros desconocemos.
Hablar de él será inevitable… pero el tema de la nota no es él sino la Trump Tower, ubicada en el 725 de la Quinta Avenida, entre la 56 y la 57. Dos veces tuve el honor y placer de acompañar al Dr. Daniel Scheck a reuniones en Nueva York y en ambos casos insistió en hacer una paradita en el edificio, para bajar hasta el fondo del inmenso hall hacia donde se precipita la insensata cascada desde 80 pies, unos 25 metros de altura. Allí hay un primoroso cafecito con pocas mesas, donde Daniel aseguraba que servían el más rico y perfecto Cheese Cake de todo el mundo. Y te aclaro que era temerario discutir de gastronomía con Daniel, porque de eso sabía tanto como de humor, dirigir un diario, lograr que fuera rentable y que no estallaran cataclismos dentro de una empresa que era una familia y como toda familia, tenía sus momentos de estallidos. Él mismo, imagen viva del buen humor, creador junto con su hermano de Telecataplum, escritor de humor y escritor de críticas sabiamente mordaces, bueno como un pan, era capaz de tener estallidos de iracundia bíblicos. Particularmente cuando le cobraban un penal a Nacional.
Pero un cheese cake perfecto, servido con un café Illy también perfecto, lo calmaba a él como podía calmar al mismísimo King Kong si se lo hubieran servido mientras trepaba como un loco por el Empire State, muchísimos años antes, pero a pocas cuadras de donde estábamos. Y si vos antes te salteaste el edificio, ahora no deberías hacerlo no solo por una cuestión de cholulez, sino por algunos detalles sorprendentes.
Si me decís que no te parece genial que el edificio tenga árboles ornamentales trepando por la fachada, te aconsejaría que revises un poco tu objetividad. Una cosa es el tipo y otra muy diferente es la apreciación de la torre como alarde arquitectónico. ¿Querés que te convenza de la conveniencia de entrar? Pues bien, allí abajo también hay baños públicos y wifi gratis, dos de las cosas más difíciles de encontrar para un turista urgido.
La torre fue diseñada por Der Scutt… pero la mano y el capricho de Donald e Ivana Trump siempre estuvieron detrás, pues iba a ser la obra cumbre del potentado y sede central de la Organización Trump, así como la residencia que todavía ocupa su actual esposa e hijo, mientras él tiene que soportar incomodidades en la Casa Blanca, en Washington, a unas dos horas de viaje. Su residencia en el piso 58 es 11 veces más grande que la Casa Blanca… dicen, porque con tantas exageraciones ya no se sabe qué creer.
Las webs insisten en un lujo desmedido… pero no fue la impresión que me causó. Lujo, antiguo lujo pero lujo rutilante, es el art déco que puede verse en el hall de entrada del Empire State y del Chrysler Building, por poner dos ejemplos. Éste es otro de los suntuosos edificios de Nueva York, pero no un desborde casi imposible dados los antecedentes. Así que Donald Trump tuvo que hacer esfuerzos especiales para distinguirse dentro de tanta opulencia, para lo cual hizo cosas bastante berretas, como pintar con oro los cuatro ascensores de uso público. Hay otro, rigurosamente prohibido a los visitantes, que conduce a la residencia Trump.
Los ascensores son una prueba del enrevesado carácter del actual presidente de Estados Unidos. La cuenta de 68 pisos frecuentemente atribuida a la Trump Tower es una mentira. Las tiendas, carísimas pero no lujosas en apariencia, llegan hasta el piso 19, pero los ascensores indican que el siguiente piso es el 30, con lo cual a la torre se le agregan 10 pisos más como por arte de magia. Confieso que no me consta, es lo que se dice en más de una fuente. Por ejemplo, en un reportaje del New York Times de 2003, donde Trump zanja la discusión diciendo que el edificio en sí “debía comenzar en el piso 30, porque equivale a unos 300 pies sobre el suelo”. ¿Disparatado? Puede ser, pero la técnica para exagerar altura se usa con frecuencia desde entonces.
Trump es un gran diseminador de torres. Arriba tenés una de las más imponentes, en Chicago y abajo, un divertimento menor pero carísimo: la de Punta del Este.
Las siete cosas más lujosas que aseguran tiene Donald Trump
Donde hoy se levanta el edificio, estaba antes la tienda Bonwit Teller, muy apreciada por los neoyorquinos. Su mayor destaque era un bajorrelieve de diosas semidesnudas, naturalmente en estilo art déco que caracterizaba a la gran manzana. El arquitecto Der Scutt planeaba incorporarlas al vestíbulo de la nueva torre, pero la idea no le gustó a Trump, quien prometió donarlas al Museo Metropolitano de Arte. Según la Wikipedia, el gran bajorrelieve fue destruido alegando problemas de seguridad… y una posible demora de diez días. La verja decorativa de la tienda Bonwit Teller fue trasladada bajo protestas a un depósito de Nueva Jersey y nunca más se supo de ella. A Trump no le parecía “moderna”. En resumidas cuentas, la vieja tienda fue demolida sin conmiseración.
Se dice en la Wikipedia, que un edificio de esa altura no podría haberse construido en un terreno tan pequeño. Mezclando los usos (tiendas, oficinas, y residencias), construyendo una arcada a lo largo de la manzana (conectando con el IBM Building por el este), y usando los derechos de vuelo de la tienda Tiffany’s, e incluyendo el atrio, que fue diseñado como un “espacio público” bajo las normativas de la ciudad en ese tiempo, Trump fue capaz de conseguir espacio extra para la construcción de una torre más alta, autorizando el uso de hormigón reforzado.
Un mármol rosado con nervios blancos recubre los espacios públicos y contribuye a amplificar el sonido de la cascada y el de las voces de los visitantes. Más allá de tanta crítica objetiva y también subjetiva, hay que reconocerle a Trump todas estas cosas y la belleza del árbol de Navidad que instalan cada año. Pero le hicieron feas acusaciones de pagar salarios por debajo de lo usual a una “brigada polaca” que no usaba cascos protectores. El alegó que desconocía esos detalles y la situación se zanjó mediante acuerdos con la ciudad… aunque no fueron los únicos litigios que produjo la Torre Trump.
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Dice la misma fuente que en 2006, Forbes evaluó la torre en 318 millones de dólares. Se dice que el apartamento valía 100 millones antes de que Trump fuera electo presidente. El polémico edificio fue escenario del espectáculo The Apprentice, de la cadena de televisión NBC, incluyendo el famoso consejo de administración donde al menos una persona (un empresario concursante), era despedido al final de cada episodio. El “consejo de administración” es actualmente un estudio de televisión dentro de la torre Trump.
Un edificio así no atrae a residentes como nosotros, no señor. Aparte de la familia Trump, ahí viven o vivieron, Jean Claude Duvalier tristemente famoso dictador haitiano, el príncipe Mutaib bin Abdulaziz Al Saud capo de la familia real de Arabia Saudita, Andrew Lloyd Webber, un renombrado compositor de musicales de Broadway, Cristiano Ronaldo, el famoso futbolista portugués, José María Marin, ex presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, actualmente bajo arresto domiciliario en la torre, pasando mal. Hay otros y algunos sobre los cuales no hay una palabra para decir, como Guccio Gucci, que era el propietario de la tienda demolida por Trump, seguramente haciendo uso de un derecho que formó parte de la venta.
El avión privado de Donald Trump
La comprobación de que Trump no es comunista pese a sus simpatías con Putin. Si lo fuera, toda su familia sería azul, como los Pitufos.
Será exagerado, temible, irreflexivo y hasta incompetente para administrar un país… pero es el rey de los figuretti. Le gusta aparecer, no le importa que digan de todo contra él y no podrás negar que tiene éxito en casi todo lo que se propone. El mundo está equivocado… o nosotros estamos muy confundidos. En todo caso y en lo personal, me conformo con muchísimo menos: solo aspiro a que en el fondito haya un árbol de pitanga y que mis finanzas completen el mes sin demasiados sobresaltos. A tanta ambición la entiendo menos que a ese jopo… pero me doy cuenta de que muchos de los que le tiran con todo, en realidad le tienen envidia.
Guillermo Pérez Rossel
https://es.wikipedia.org/wiki/Trump_Tower
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Edificios_m%C3%A1s_altos_de_Nueva_York
http://www.trump.com/real-estate-portfolio/new-york-ny/trump-tower/
http://www.trumptowerny.com/trump-tower-new-york
https://es.wikipedia.org/wiki/Council_on_Tall_Buildings_and_Urban_Habitat