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Falsa isla de Angelina Jolie

Todavía estás a tiempo de comprar la isla más impresionante, no tanto por el paisaje y la supuesta intención de Angelina Jolie, sino porque tiene dos casas de Lloyd Wright, quizás el mejor arquitecto de la historia reciente.

El hecho de que se anunció falsamente que la había comprado Angelina Jolie para regalársela a Brad Pitt, será una anécdota de trascendencia pasajera… a menos que comience a figurar en la literatura de marketing como el recurso más ingenioso de venta inmobiliaria. La obra de Wright podría despeinar a Mariano Arana y paralizar a Carlos Ott, pero no es capaz de excitar a la gente que tiene dinero como para invertirlo en una isla.

Sin embargo, sin ser un experto me parece un excelente negocio, al menos comparado con nuestros precios de temporada. Veinte millones de dólares parece una pichincha por una isla en el idílico lago Mahopac a 75 kilómetros de Manhattan, o como prefiere decir su dueño vendedor marketinero, “a 15 minutos de helicóptero”. ¡No se pierde una Massaro, que así se llama su propietario actual.

Seguro que ya intentó venderla por más, pero si nos atenemos a los trascendidos de la prensa del corazón, Angelina la quiso sacar por 15 millones y don Joseph Massaro dijo que no, que eran 20 y uno sobre otro. ¿Qué querés que te diga? todo huele a gran  jugada inmobiliaria. Ocurre que la isla tiene forma de corazón y que Brad Pitt cumplía 50 años. Además, Angelina Jolie se está recuperando de una masectomía para prevenir un cáncer de mama. ¿Qué más falta para un romántico culebrón? (Finalmente el regalo fue una bicicleta… pero una bici que cuesta 100.000 dólares).

Pero parece que ni los arquitectos ni los románticos tienen la plata suficiente en estos tiempos de crisis, cuando los inversores están más cautos que nunca.  En todo caso, Joseph Massaro no está apurado, es un magnate de la industria metalúrgica que compró la isla hace 20 años en 750.000 dólares y quiere redondear un lindo negocio, ya que por más que le quede a 15 minutos, la utiliza poco y le queda grande.

La Casa de la Cascada, el Guggenheim Museum y el prócer Lloyd Wgriht

Andá mirando las fotos y decime si a Wright le regalaron la fama que tiene. La información disponible asegura que las diseñó en 1950, nueve años antes de su muerte con 91 años.  Con el mayor de los respetos a nuestro admirado Vilamajó, lo de Wgriht lo podés construir hoy y sigue pareciendo de avanzada, sus concepciones superan por mucho los valores históricos y privilegian los intrínsecos. Parece como si las tendencias arquitectónicas recién ahora lo estuvieran alcanzando. Claro que también hay algunos (pero no todos) diseños de Vilamajó que resisten el paso del tiempo.

La “Casa de la Cascada” debe ser la obra cumbre de Wright. Está en Bear Run, Pensilvania y fue terminada en 1937, ¡imaginate! En lugar de despejar el bosque para lucir la casa, en este lugar privilegió el escenario e hizo que la casa engrandeciera la cascada. Es un Monumento Nacional, como también lo es el afamado Museo Guggenheim de Nueva York.

Entonces, por más forma de corazón, por más Angelina Jolie que me metas por delante, si la isla tiene dos monumentos de este fenómeno, me parece que 20 millones de dólares es un regalo. ¿Cuánto vale el Ventorrillo de la Buena Vista de nuestro querido Vilamajó? Seguramente mucho menos, pero su filosofía arquitectónica está en la misma sintonía y si no es un alarde, es porque el montevideano y coetáneo de Wright, no se proponía lograr admiración, sino que en ese caso, con unos palitos y una cumbre, estaba inventando desde cero una urbanización con futuro turístico. ¿Te imaginás si hubieran trabajado juntos?

Bien, volvamos a la Isla Petra, que así se llama la isla neoyorquina de esta historia.  En ella hay una casa de tamaño medianamente natural, concebida como casa de huéspedes. A esa la diseñó y construyó Lloyd Wgriht, pero a la otra, la casa principal de  4.650  metros cuadrados, la diseñó pero no se construyó hasta 2008 siguiendo sus planos… pero no del todo. Eso implica que se respetó casi todo, incluyendo la roca penetrando en algunas habitaciones y la proliferación de costosa madera de caoba.

El afamado arquitecto había diseñado el conjunto para A.K. Chahoroudi, el dueño original, que se quedó sin dinero antes de comenzar la mansión. Así que guardó los planos y aprovechó la casa de huéspedes igualmente suntuosa, a la espera de una nueva oportunidad que no se le presentó o no quiso aprovechar. Así que le vendió la isla a Massaro y se desentendió del asunto. El comprador residía contentísimo, en la casa de huéspedes de 110 metros cuadrados.

¡No me afloje Angelina que usted es buena administradora! Una familia grande necesita una casa de esas dimensiones y en un lugar sin calles peligrosas, pero ¿quién le devuelve tantas horas de filmación? En Estados Unidos hay que hacer valer las leyes del mercado.

Hete aquí que el hijo de Chahoroudi, ya sea por dinero, ya por homenajear al arquitecto,  le cedió los planos originales a Massaro, quien contrató al arquitecto Thomas A. Heinz para construir una Mansión Lloyd.

Ahora, ya sabemos que los arquitectos son muy celosos, así que parece que por voluntad de Heinz o por capricho de Massaro, los planos originales se “retocaron un poquitito”, haciendo que los 1.500 metros cuadrados de claraboyas originales fueran un poco mayores y, además, abovedados en lugar de planos. Más seguros contra la lluvia… pero lejos del espíritu de Wright. ¿Te creés que el resto de los arquitectos le perdona ese argumento? De ninguna manera, crucifican a Massaro y a Heinz, diciendo que estropearon la idea original.

En fin, no debería ser nada capaz de desvalorizar una construcción que es demencialmente acogedora, romántica y a salvo del paso del tiempo en cuanto a estilos. Sin embargo, acá es cuando aparece otro argumento inesperado para nosotros los uruguayos.

Resulta que las islas son baratas en precios de mercado internacional.

La carátula de Private Island y la isla Paloma, en Panamá, valorada en solo 400.000 dólares, lo que cuesta un apartamento cuchi cuchi en Pocitos.

Porque recordando mis tiempos de profesional, decidí profundizar acerca de la presunción de pichincha y tropecé con la web http://www.privateislandsonline.com/, una especie de Gallito Luis de las islas disponibles en el mundo tanto para la venta como para el arrendamiento. Ya había dado con esta web en busca de información sobre la Isla de Aristóteles Onassis, mirá que nene. Y me encontré con que con dos millones de dólares te podés comprar bruta isla y que con 400.000 te podés comprar una en Panamá (se llama Isla Paloma) que parece inventada por Daniel Defoe y que si aquí estuviera en la Laguna del Sauce, con ese mismo aspecto que se ve en la foto, no te la comprás por menos de cuatro millones de dólares.

¡¡Qué están haciendo con los valores inmobiliarios, isleños irresponsables!!

De manera que, si estás en el negocio, te cuento que Donna Massaro, hija de Joseph y Barbara Massaro, informó a los medios que Angelina Jolie no le hizo llegar ninguna oferta y que de ninguna manera se baja de los 20 millones. Si quiere venir, dijo, la convido con un cafecito, pero que no se haga la idea de una rebaja, ni ella, ni nadie. Es más, a los posibles compradores los sube a un helicóptero en Nueva York y los trae hasta el helipuerto de la isla. Si es invierno, no te gastes en llevar traje de baño, llevá patines para hielo.

Guillermo Pérez Rossel

Ver más en:

http://www.20minutos.es/noticia/1988545/0/angelina-jolie/regala-brad-pitt/isla-corazon-15-millones/#xtor=AD-15&xts=467263

http://www.privateislandsonline.com/