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El museo que no existe, ¿o existe?

Un museo visitado por 4.000 personas en un día, en Uruguay.

Habría que ir al Metropolitan de Nueva York o al Louvre de París para encontrar un museo de arte que convoque tal  multitud.  Como es usual, en Uruguay lo conocen pocos a pesar de que está (¿está?) en nuestra rambla, pero lo conocen los entendidos de 121 países y ha merecido numerosos premios internacionales. Apuntá a http://muva.elpais.com.uy pero antes encendé los parlantes porque esto viene con música. Sin embargo, antes te convendría leer algunos antecedentes.

Para muchos, viajar sin visitar museos es algo impensable. Sin embargo, no es imprescindible viajar para recorrer un museo. No nos referimos siquiera a trasladarnos al Parque Rodó o a El Prado; pues desde el propio hogar es posible desplazarse dentro de este museo, subir y bajar escaleras, deambular por las salas, detenerse ante una obra y mirarla a pocos centímetros para distinguir la maestría de las pinceladas.

El MUVA II es un museo en modalidad de arquitectura virtual, un obsequio del diario El País a la ciudad de Montevideo y un nuevo esfuerzo para que el arte uruguayo sea conocido en el mundo entero, pues se lo merece. Lo antecedió el MUVA I, inaugurado en 1997, supuestamente erigido en la Plaza Cagancha. El edificio de seis pisos, cuya construcción física perfectamente posible hubiera significado un costo de 50 millones de dólares, continúa habilitado pues lo bueno de la virtualidad es que las muestras no deben descolgarse, las pinturas jamás se deterioran, está abierto las 24 horas, no hay que limpiarlo ni refaccionarlo y, lo más importante, no es necesario invertir en costosos seguros ni protegerse de ladrones o depredadores.

 El paisaje montevideano incorporado al arte en un edificio derramado hacia el río para no interrumpir la vista.

 Esto último tiene suma relevancia si se tiene en cuenta que casi todas las obras expuestas pertenecen a colecciones privadas, imposibles de apreciar masivamente salvo en este entorno. Cabe resaltar la generosa disposición de los propietarios para «prestar» eternamente tanta belleza para que todos puedan disfrutarlas.

Más aún, en el MUVA II, «construido» en la rambla frente al Golf, es posible en algunos casos, observar cómo pinta el autor, escucharlo y verlo, leer extensas o breves biografías, «comprar» una obra y sumarla a una colección personal, cambiar el color de las paredes… en fin, todo lo que puede hacerse en la realidad real y lo que suman los recursos de la virtualidad.

No es extraño que el MUVA I haya acumulado más de 60 premios y reconocimientos internacionales y que el MUVA II, a poco de inaugurado haya merecido el Pericom, máximo premio uruguayo a los aportes a Internet. La literatura universal de arte refiere muy elogiosamente al MUVA, muchas universidades lo incorporan a sus programas de estudio, sus estudiantes realizan consultas para elaborar sus tesis y los estudiosos del arte comienzan a conocer a Uruguay no solo por el fútbol, sino también por su producción artística.

 Una de las salas dedicadas a Cuneo, una obra en primera aproximación y otra en zoom completo. 

Fundación Itaú. El mecenazgo del arte felizmente tiene buenos cultores en Uruguay. A la tradición en tal sentido de El País, se suman las perseverantes acciones de Fundación Itaú. Una muestra sobre José Cuneo Perinetti realizada en el Museo Zorrilla ambientó la unión de ambos actores; era penoso que esa muestra se descolgara y de ella solo quedara un grato recuerdo. El MUVA II, permitía prolongar eternamente la posibilidad de que personas en todo el mundo pudieran apreciar obras que recorren todo el itinerario creativo de uno de los mejores pintores uruguayos.

La sala José Cuneo, patrocinada por Fundación Itaú es el primero de los emprendimientos comunes, como lo resaltó la Lic. Stella Elizaga al inaugurarla en el Museo Zorrilla junto a las piezas físicas que enmarcaban el acto. La Profesora Alicia Haber describió ambos museos virtuales, el proceso creativo que los hizo posibles y los objetivos de El País al llevarlos a cabo.

 Escalinata y ascensores para recorrer todos los pisos.

Alicia Haber fue quien tuvo la idea original. Muchos museos tienen catálogos virtuales de sus acervos, pero que se sepa, ninguno reproduce la experiencia tan particular de desplazarse dentro de un museo. La idea fue inmediatamente acogida por el Arq. Eduardo Scheck, primer Presidente del MUVA. En empática complicidad con el entonces Director de Proyectos Digitales de El País, el periodista Guillermo Pérez Rossel, fue contratado el Estudio Mezzottoni-Scheck para elaborar el proyecto y un selecto plantel de profesionales uruguayos (ambos son productos totalmente uruguayos) lo llevó a feliz término. Tanto en el caso del MUVA I como en el MUVA II, los edificios podrían construirse con materiales físicos, opción que no debería descartarse.

 Discreto ingreso desde la rambla; se escucha el rumor del mar y el canto de las gaviotas.

El canto de las gaviotas. En 1997 debió acudirse al HTML, pues internet no había evolucionado hacia lo que hoy es. En el 2007 ya podía erigirse en Flash y ahora, con la Presidencia del Dr. Guillermo Scheck, se emprendió un trabajo más ambicioso en uno de los más hermosos lugares de Montevideo como es la rambla, pero sin afectar el entorno. El magnífico edificio lo concibió el Arq. Ricardo Supparo, la «construcción» virtual estuvo a cargo del Lic. Rafael Gallareto y la música la aportó el compositor Pablo Farragó. Hay más meritorias contribuciones que el lector puede consultar en «Mapa del Sitio», tales como las del videísta Pincho Casanova.

Cuando uno digita http://muva.elpais.com.uy se encuentra ante varias opciones. Visitar el MUVA I o visitar el MUVA II, hacerlo en español o en inglés. Si escoge el MUVA II, se encontrará en la explanada de ingreso al museo; no se apresure y encienda los parlantes. Lo inundará el sonido del oleaje y el canto de las gaviotas, podrá girar sobre sus talones para ver el edificio desde afuera, contemplar la rambla y apreciar el mar. Un clic en la puerta lo lleva adentro y ahora escuchará la composición que Farragó realizó para ese ambiente: cada ambiente mereció una nueva pieza. Es tanta la realidad replicada, que el edificio hasta tiene un rompeolas para protegerlo de nuestras sudestadas.

Las flechitas giratorias, el ascensor, las escaleras y las puertas de las salas, le permitirán desplazarse como lo haría si el edificio realmente existiera. Una sala dedicada a Arte Digital permite una experiencia imposible en un museo físico salvo que se instalen monitores: la de apreciar una colección de obras virtuales, área en la cual también nos estamos destacando los uruguayos.

 

 La barra inferior, con un mapa que identifica la ubicación del visitante y su decurso. Al lado otrass dos herramientas que identifican las múltiples opciones que se disponen. Parecido a un mujseo físico, pero con más posibilidades.

 

¿Nunca se extravió en un museo? Suele suceder en el universo físico y vuelve a ocurrir en el virtual. En el MUVA II es fácil reencontrar el camino, no solo con el botón «volver», sino con el completo «mapa del sitio» que figura arriba, a la izquierda de su monitor. Debajo, a la derecha de la barra de navegación, hay un mapa del lugar donde usted está. La figurita en negro es usted; podrá ver cómo gira e invertir la posición del cursor para cambiar el sentido de la rotación.

En los museos físicos, hay que caminar y caminar para retroceder y encontrar el camino o la muestra que uno quiere ver. Acá se puede cortar camino, usted continúa sentado ante su computadora y no importa si afuera llueve, hace frío o el sol calcina. No importa que el auto no funcione ni que no sea el momento de viajar desde Toronto a Montevideo para ver un museo uruguayo. No importa tampoco que se haya desvelado y sean las dos de la madrugada en Sydney, o que esté ante una computadora de una universidad en Tel Aviv y no sepa español.

Casi todo es posible en estos museos virtuales que lo invitamos a recorrer. Deberá experimentar un poco para descubrir cómo movilizarse en este universo paralelo, pero no se inquiete, todo es intuitivo; descubrirá cómo hacerlo solo desprendiéndose un poco del soma, ¿no es esto más parecido a la espiritualidad?  

Nuevamente: http://muva.elpais.com.uy

 Una muestra de arte virtual uruguayo, la más reciente veta de la estética.