Washington, el poder detrás de lo turístico
La Capital de los EEUU es una hermosa ciudad ubicada en el Distrito de Columbia un espacio federal, independiente de los 50 estados, pero se podría hablar de un Gran Washington que se extiende a los estados vecinos de Virginia y Maryland. Es una ciudad donde hay mucho para ver y observar.
Por Damián Argul
Miraba CNN en mi habitación del Washington Marriott, aprontándome para una cena de la reunión anual de la propia Marriott. En ese momento desde Medio Oriente Peter Arnett anunciaba el lanzamiento del primer Scud, cohete lanzado por Iraq dando comienzo a la Primera Guerra del Golfo. La noticia no podía ser peor para quienes trabajábamos para el Turismo, una actividad que, como pocas, necesita la paz para desarrollarse. En la cena se trataron muchos temas “de agenda”, pero no bien terminó con algunos colegas fui hasta la Casa Blanca a ver qué pasaba. Vista desde afuera, la verdad es que no se veía nada inusual. Había algunos pequeños grupos protestando pacíficamente a favor y en contra de la guerra. Varios equipos de televisión cubrían la escena y uno de ellos me preguntó que pensaba y yo, en, mi pobre inglés, traté de no decir algo que molestara a ninguno de los dos bandos. En eso llegó a las Oficinas Ejecutivas, vecinas a la Casa Blanca, un enorme pedido de Pizza Dominó demostrando que al menos había gente haciendo horas extras.
Nunca había estado tan en el centro de la escena de un episodio de tanta magnitud. Luego nos fuimos a la calle 19 de Adams Morgan el barrio de la vida nocturna, al que los locales, con cierto provincianismo, comparan con el Greenwich Village de Nueva York. Los bares y clubes, algunos de música latina, ya estaban cerrando y la tranquilidad se apoderaba de la zona.
Desde el año 1964 he visitado con cierta periodicidad la capital de los EEUU, pero hasta ese momento no había caído en cuenta de estar en el centro del mundo. Y aunque en muchos aspectos era diferente a otras capitales y numerosas cosas me llamaban la atención, había mucho de interés para conocer y disfrutar para reparar en ello.
Washington, por ejemplo, tiene gente muy característica: políticos, lobistas, periodistas de todo el mundo, diplomáticos de 177 países acreditados, militares y espías.
Los espías
No es raro que veamos a algunos de éstos cada tanto. Más de una vez al escucharme hablar español se me acercó algún veterano, aparentemente aburrido, a preguntarme de donde era. Gente que conocía Uruguay, sus gobernantes y otros detalles sin explicar claramente como sabían tanto de un país del que nadie sabe nada.
¿ Espías retirados o la siempre febril imaginación de un turista? Nunca lo sabré, pero ahí están el Museo del Espionaje, Watergate, donde había una boutique con artículos uruguayos y recuerdo haber estado en un Hilton próximo a la entonces embajada soviética de la Avenida Wisconsin del que se decía, en broma que era un lugar insalubre por la cantidad y variedad de radiaciones y ondas que entraban y salían del “siniestro” edificio. De hecho un doble agente del FBI abortó la multimillonaria operación de construir un túnel por debajo de la referida embajada.
Pero si algo impresiona es la cantidad de tiendas con equipos de espionaje (Spy Shops) que se ven en las calles del centro de la ciudad. Una vez visité, con la excusa de mostrárselo a un hijo, el Cuartel General del FBI. La visita es una escenografía muy bien montada para no mostrarte nada, lo que suena razonable, aunque te deja con gusto a poco y tiene dos propósitos muy claros: reclutar agentes e informantes. Ahora esa visita está muy limitada.
También pasé muchas veces por Langley – donde está la CIA – pero nunca me desvié para verla ya que es muy difícil acercarse. Además tamaña burocracia sin control siempre me produjo cierto temor.
Lo Militar
El Pentágono sí se ve desde la ruta , pero es tan gigantesco que solo se ve uno de sus cinco lados.
Lo militar también se aprecia a medida que se visita la ciudad.
Son varios los monumentos que recuerdan distintas guerras pero el más impresionante es el de Iwo JIma que reproduce en bronce la foto de tomada por Joe Rosenthal de Associated Press.
El monumento queda muy cerca al Cementerio de Arlimgton, un cementerio militar que se incluye en los circuitos turísticos.
ES un gran parque de césped poblado de lápidas de piedra blanca, todas iguales, perfectas y geométricas ordenadas. En su conjunto transmiten paz y serenidad. hay algunas tumbas que se destacan entre ellas la del Presidente Kennedy y su familia, con losas a ras del suelo y una llama que arde permanentemente.
Fui varias veces acompañando turistas y algunas veces contemplé la ceremonia de sepultura de un militar que es realmente tocante tal cual lo hemos visto en muchas películas.
A determinadas horas se produce el cambio de guardia frente a la Tumba del Soldado Desconocido. Un acto de verdadera sencillez, republicana, en el que intervienen solo tres personas: el centinela de guardia, su relevo y el oficial a cargo. Todo dura unos pocos minutos y se ejecuta en forma perfecta y sincronizada con una marcialidad a la que no estamos acostumbrados en estas latitudes.
Esa marcialidad la vi una vez en plena calle. Volvía con unos amigos de la encantadora ciudad vecina de Alexandría, un lugar de gran encanto, ideal para ir de noche, cuando en una luz de tránsito se detiene una camioneta que iba delante mío , de ella que baja un gorila vestido de los Chicago Bulls y empieza a correr a su compañera alrededor del vehículo. El lucía muy enojado y ella aterrada. Yo y mis compañeros nos quedamos paralizados. En esa llega otro auto, del que se baja un señor de civil, muy bien trajeado, delgado de edad mediana que ve la escena, desciende del auto, protege a la joven y pega dos gritos dominando totalmente la situación. El grandote se sube a la camioneta, cambia la luz y todos emprendemos la marcha. El comentario de los que veníamos en el auto fue: “Que poder de mando, debe ser alguien del ejército.”
Política
No voy a descubrir nada si digo que Washington es política y muchas de las cosas que visitamos están relacionadas con ella.
El Capitolio y la Biblioteca del Congreso,
la más grande del mundo, un paraíso para investigadores. a Casa Blanca es otro lugar inevitable aunque por razones de seguridad y de agenda no es fácil acercarse. Se puede visitar por dentro tras una serie de trámites complicados. La visité cuando era más accesible, pero si alguien espera ver a Melania desayunando en babydoll o a Trunp twitteando en el Salón Oval, sin duda va a salir defraudado.
Hay también lugares vinculados a la historia política como el Teatro Ford donde fue asesinado Lincoln, donde se puede ver una exposición donde lo que más me llamó fueron los textos muy objetivos avaros en panegíricos.
El National Mall es una gran vía parquisaada donde brilla el mármol de varios monumentos y grandes edificios.
Siempre me gustó detenerme en el Lincoln Memorial con la imponente figura del presidente asesinado.
Fue desde aquí donde el Dr.Martin Luther King Jr. habló a pronunció frente a un multitud su recordado discurso “Yo tengo un sueño”. Desde ese mismo lugar se obtiene una magnífica vista del parque circundante teniendo a un costado el Jefferson Memorial y enfrente en una mismo eje Tidal Basin- gran espejo de agua-el Obelisco a Washington y al fondo el Capitolio.
Una mención especial a los barrios de Washington cuya fama se acrecienta de acuerdo al poder de sus habitantes. Como el barrio de Kalorama de fastuosas residencial ocupadas por importantes embajadas y diversas personalidades ha saltado a la fama desde que ha sido el sitio elegido para vivir de Ivanka, la influyente hija del presidente Trump y de los Obama, que permanecerán en él mientras sus hijas finalicen los estudios.
Por cierto que la ciudad tiene mucho más cosas para ver relacionadas con la política. Edificios de instituciones estadunidenses cuyas decisiones tienen repercusión mundial y otros internacionales como la OEA donde podemos ver una estatua de José Artigas.
En la ardua tarea de elegir regalos y recuerdos con algún significado de los lugares que visito la teinda The White House Gift Shop tiene una variedad increíble de recuerdos vinculados con el pasado y el presente de la política americana. Compensa visitarla aún sin comprar nada.
Los Lobistas
Tal cual se ve en la serie House of Cards los lobbies forman parte dela vida de la capital norteamericano, lo que no es nada nuevo. El término s se popularizó en el año 1869 cuando el Presidente Ulyses S. Grant dijo que lo tenían cansado los “lobistas” que lo acosaban a pedidos y propuestas cuando iba a tomar un cognac y fumar un cigarro al Hotel Willard, hoy de la cadena Intercontinental, próximo a la Casa Blanca. Actualmente son diez mil lobistas que manejan millones de dólares ocupando oficinas en la calle K. Se los puede identificar por su impecable y costoso atuendo.
Los restaurantes son un lugar clave para ver poderosos y el momento es el medio día. Tan es así que al revés de otros lugares el almuerzo es más caro que la cena, en la que se puede pasar un buen rato y no se pierde mucho.
Un lugar excepcional es el Occidental Grill and Seafood, el restaurant del ya mencionado Willard Inntercontinental. Un restaurant perfecto al que fui siempre que pude. Es un salón elegante decorado con incontables retratos de las personalidades que lo visitaron a lo largo de su historia. La comida es de primera y, variada incluyendo distintas opciones de sándwiches, carnes, mariscos y pescados entre los que recuerdo un soberbio filet de salmón de Nueva Braunswick.
Old Ebbitt Grill Es otro restaurante con historia que funciona desde mediados del siglo XIX y finalmente Medium Rare ofrece un menú a precios razonables ya que se ajusta a las restricciones presupuestales impuestas a los lobistas.
Finalmente el turismo
En el plan estrictamente turístico hay lugares a los que siempre me gusta volver.
El gran atrio de entrada al Museo del Aire y del Espacio ya puede justificar un viaje a Washington. Se encuentran objetos originales de todo lo que contribuyó o marcó un jalón en la conquista del espacio, desde el Spirit od St.Louis, el avión de Charle Lindbergh, a satélites. Cohetes, cápsulas espaciales hasta una roca de Marte procedente de un meteorito. La espectacularidad de este gran espacio no desmerece todo lo que hay en el resto del museo, obligatorio para niños.
Georgetown
Este histórico barrio vecino a la Universidad es uno de mis lugares preferidos.
Tiene su epicentro comercial en el cruce de Winsconsin y la calle M, con interesante movida por el día y por la noche. Lo realmente encantador es caminar las antiguas calles empedradas, donde se cuidan hasta el último detalle ya que hasta las cortinas de los ventanales exteriores de la casas deben ser aporbadas por la comisión vecinal. Son populares sus pastelerías de famosos cup cakes y hay gran variedad de restaurantes, como The Good Stuff Eatery que sirve hamburguesas típicamente americanas con toques posmo.
Para cerrar la noche Jazz del mejor en Blue Alley donde se puede probar comida cajun (sureña) a precios razonables.
Wahington Harbour. Aunque es parte de Georgetown siempre lo tomé como un lugar separado, ideal para air al atardecer. Ubicado sobre el río Potomac lo puedo comparar a un pequeño Puerto Madero de Buenos Aires: es un desarrollo inmobiliario pero con unas zonas para pasear por la orilla del río, un centro de restaurantes y bares, hay pista de patinaje y una fuente de gua muy atractiva siendo una zona de paz y activa a la vez, lo que nos es común en la ciudad.
National Gallery. El Papa Inocencio X un retrato atribuido al taller de Velázquez e impregnado de su genio que me quedó grabado para siempre en la memoria. Menos impactante pero magnífico es el retrato de una joven que es la única obra pintada por Leonardo da Vinci en un museo fuera de Europa. Hay una luminosa ¨Ultima Cena» de Dalí, pintada con toda su oficio pero demasiado efectista. Si el tiempo es corto trato de descubrir algún maestro nuevo para mí y luego me dedico admirar la colección de obras de Degas de exquisita realización.
Desde este edificio neoclásico un gran pasadizo subterráneo con tiendas y cafetería ideal para una pausa vamos directamente al East Wing el moderno edificio del arquitecto I,M.Pei (Pirámides del Louvre, Embajada de EEUU en Montevideo) para encontrarnos con una colección de arte contemporáneo presididas por el más grande móvil realizado por Calder un gigantesco tapiz de Joan Miró realizado especialmente para ese edificio.
El problema de este museo es tener poco tiempo porque aunque lo veas rápidamente, todavía falta el gran Jardín de esculturas donde además, los viernes, al atardecer, se escuchan muy buenos conciertos de jazz.
El Smithonian Institute tiene varios museos. Una de ellos es el ya mencionado del Aire y el Espacio. En todos ellos se pueden encontrar exposiciones temporales realmente interesantes como en muchos de los otros museos e instituciones de la capital: National Geographic, Phillips Collection, Archivos Nacionales y por supuesto el Newseum dedicado al periodismo y defender la libertad de prensa. desde su ampliación y traslado a la Avenida Pennsilvanya,se ha convertido en uno de los museos más visitas del país.
Memorial del Holocausto. (USHMM)
Un aparentemente sencillo edificio encierra una exposición permanente y un Instituto que lucha contra la intolerancia, el racismo y el odio.
En varios pisos se despliega una exposición permanente que muestra desde todos los ángulos el horror del genocidio de una forma que conmueve profundamente.
Confieso que lo visité sin muchas expectativas por haber conocido distintos lugares sobre el Holocausto, pero este también te deja pensando la validez en insistir y prevenir las barbaridades que podemos cometer los seres humanos, aún los de aquellos países que consideramos más cultos y civilizados.