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El mítico expreso patagónico

Uno se pregunta por qué no podría hacerse lo mismo con el trencito de Piria.

O, sin tantas pretensiones como para que Uruguay recupere la dignidad ferroviaria, que por lo menos tenga algunos tramos turísticos. ¿Queda todavía alguno de aquellos vagones comedor y los lujosos vagones de primera clase que nos vendieron los ingleses cuando ya no les resultaron rentables pero que acá sirvieron para engalanar aquella insensata carrera de nacionalizaciones? ¿Es tan poco auspicioso el proyecto con el trencito del puerto o hay muchas trabas para que ingresen personas? ¿Y, emparentado por el asunto de las vías,  aquél tranvía en los barrios Sur y Palermo? ¿Están seguros que si se licita no hay interesados? ¿Toda expectativa ferroviaria tiene que estar condicionada a enormes corporaciones madereras?

“La trochita” volvió a recorrer ese paisaje inaudito entre sus rieles inauditos de apenas 75 centímetros de separación. Luego de haber sido derribado, en abril último, por fuertes vientos patagónicos de hasta 150 km/h, su actividad se vio interrumpida durante algunos meses. En marcha nuevamente desde el 13 de agosto, La Trochita será una vez más -como desde hace casi un siglo-, uno de los paseos imperdibles para toda la familia, en el paso por la Patagonia chubutense.

El Viejo Expreso Patagónico -tal como se conoce formalmente a La Trochita- ofrece dos recorridos, ambos de casi tres horas cada uno. Sea cual fuere la ruta elegida, la experiencia trasciende el paisaje. Este tren casi centenario comenzó a operar por primera vez en Esquel en 1945 y es un verdadero museo en marcha. Algo para destacar es que las dos rutas ofrecen atractivos adicionales y complementarios al paseo en tren. El trayecto que une Esquel con Nahuel Pan invita en la estación esquelense a recorrer el Paseo Ferroviario. Allí se exhiben piezas antiguas, videos y parte de la historia del trencito.

Este paseo fue construido recientemente, mientras La Trochita estaba en reparación, y no tiene costo adicional. Al final del viaje, en Nahuel Pan, comunidad tehuelche-mapuche, se puede caminar el pueblo y comprar artesanías típicas antes de regresar a Esquel. Por su parte, el trayecto que se inicia en El Maitén permite conocer el Museo Ferroviario y sus talleres. Se llega hasta el Desvío Bruno Thomae y en el camino, el tren se detiene en el puente sobre el río Chubut, donde los pasajeros pueden descender para tomar fotos del imponente paisaje.

Las tarifas para nacionales en el verano 2012 son de $ 100 para mayores, 45 los menores, y estudiantes y jubilados 65. Menores de 6 años, sin cargo.

Salidas en temporada alta de Esquel a Nahuel Pan, de lunes a sábado. Horarios y más información en info@latrochita.org.ar

Para consultas sobre las frecuencias y salidas desde El Maitén, comunicarse por el 02945-495190 o bien a ferroelmaiten@gmail.com .

Hasta acá el artículo publicado por La Nación, nuestro socio GDA. Faltó decir que en realidad es un trayecto de apenas 36 kilómetros y el paseo dura medio día, pero ¡qué 36 kilómetros!

Lo disfrutarás mejor si antes de subirte al tren encontrás algún lugar donde vendan un quesito Chubut artesanal, que vienen en piezas de un quilo y, aprovechando que estás en Argentina, agregues una botella de buen merlot. No te quepa duda, el paisaje que verás por la ventanilla será muy superior con esa compañía, para la cual enseguida conseguirás comensales que te acompañen. ¿Y por qué debería ser un Chubut? Porque sos uruguayo y tenés el paladar de sobra acostumbrado a nuestro queso Colonia, que es un primo hermano. Ocurrió que los suizos que se radicaron en Colonia y usaron fermentos y procedimientos para elaborar Gruyere y Emmenthal, pero no fue ese el resultado que obtuvieron debido a los fermentos naturales dispersos en el aire. Lo mismo ocurrió en Chubut y los quesos de ellos y los nuestros saben parecido, pero no igual, es bueno hacer la prueba y a bordo del tren es lo mejor.

En realidad, el recorrido completo es de 402 kilómetros y recorre paisajes absolutamente increíbles… pero es para amantes incondicionales de los ferrocarriles pues aún en sus tiempos de gloria, el trayecto demandaba unas 14 horas de viaje. La trocha es angosta y la velocidad, bueno de la velocidad mejor no hablemos, mejor mirá la cordillera de Chubut que tenés en el horizonte. Además, ese tren no corre salvo excepcionalmente, cuando se reúnen pasajeros y piden el servicio.

El tren se hizo famoso a partir de 1978, cuando Paul Theroux publicó su novela “The Old Patagonian Express” y los argentinos comenzaron a recibir oleadas incontenibles de fanáticos, que serán un poco obsesos, pero en esto tienen razón. Es uno de los ferrocarriles más australes en funcionamiento, solo superado por los ferrocarriles de Río Turbio y también por el aún más famoso, Tren del Fin del Mundo. Podría ser obligatorio para los europeos que todavía siguen pensando que toda América Latina es una jungla tropical y cuando llegan por acá salen disparados a comprarse bufandas y abrigos.

No sería difícil poner en servicio toda la línea, dado que el clima (y el respeto de los vecinos) hace que las vías se conserven en condiciones y sin obstrucciones. Pero esa iniciativa difícilmente resulte rentable. En fin, si te interesa el tema podrías informarte con más detalle en el sitio http://www.patagoniaexpress.com/la_trochita.htm  donde podés encontrar toda la información necesaria para disfrutar a tope una de las más lindas y entrañables provincias argentinas.

Si será linda que atrajo a los legendarios bandidos estadounidenses Butch Cassidy y Sundance Kid , quienes viajaron con varios de sus compinches y quienes según las mentas, compraron estancias y criaron ganado en La Cholila, ubicada en el cordillerano chubutense. Como ganaderos les pudo ir bien, pero la fama los persiguió hasta el fin del mundo y debieron huir por Chile hasta Bolivia, donde los arrinconaron y no los pudieron matar, porque ellos prefirieron encargarse de esa tarea para la que estaban mejor preparados.

Si programas las cosas consultando con ese sitio web, podés coincidir con el momento en que (dos veces al año), los vecinos se caracterizan como bandidos y asaltan el tren como en el far west. Los maquinistas son obligados a detener el tren y dejar subir a los bandidos que recorren los vagones y hasta ahora lo han hecho con simpatía, pero uno nunca sabe dónde termina la broma.

No vayas a creer ni remotamente que las posibilidades de Chubut se agotan con este maravilloso trencito. Podés contemplar formidables cascadas,  hacer esquí con el mejor nivel en La Hoya y hasta podés salir a cazar dinosaurios, recorrer museos paleontológicos ( http://www.mef.org.ar/), pescar, hacer rafting y, si querés algo mucho más importante, introducirte en el Parque Nacional Los Alerces, que tiene 263.000 hectáreas de loagos, ríos, arroyos, cascadas y montañas. Se llama de esa manera por el árbol de ese nombre, uno de los más longevos del mundo, hasta el punto de que uno de ellos tiene 2.600 años de edad y 52 metros de altura.

La Huella Andina es otro proyecto aún más ambicioso, pues cuando se complete su trazado y las instrucciones para los senderistas, tendrá 502 kilómetros de largo y recorrerá áreas protegidas como Nahuel Huapí, Los Arrayanes, Lago Puelo y Los Alerces. En fin, deberías informarte en detalle y contemplar la posibilidad de alojarte varios días y alquilar un auto. O, al estilo de Moroy, tirarte rodando desde Uruguay.

 Guillermo Pérez Rossel

https://es.wikipedia.org/wiki/Ferrocarril_General_Roca#La_Trochita