Durmiendo en el sofá

Si le ponés un nombre en inglés, como «Couch Surfing», hasta parece distinguido. Y además es moda.

Alberto Moroy nos explica que la economía es uno de los factores que antes de la pandamia animaba a millones a viajar de esta manera, pero en muchos casos no es ese el determinante sino el deseo de viajar de una manera diferente, compartiendo el hogar con lugareños bien dispuestos.
Toda ves que salimos de viaje, los uruguayos somos expertos en acomodarnos en cualquier lado dormir en el sofá, en un colchón, en el piso, en una carpa, en una carpa en el jardin, en el balcón con un catre y hasta en el asiento del ómnibus, tomado ex -profeso a la noche, a manera de combo (viaje+asiento cama)

Solo nos falto dormir en la «maroma» como los emigrantes italianos cuando llegaban a Argentina, alla por el año 1870. En el viejo hotel de emigrantes, ubicado en el puerto de Bs As.tenian 2 maromas amuradas a la pared a la altura de los hombros. A quien le tocaba, debía pasarse el cable de acero, por debajo de las axilas, dejar caer el peso del cuerpo y dormir colgado.

Antiguo hotel de emigrantes

Lo que nunca nos hubiésemos imaginado es que los «garroneros» de ayer fuesen hoy unos adelantados. Claro,.el nombre en ingles («CouchSurfing») parece mas distinguido pero también se trata de lo mismo, gastar lo menos posible, aunque esto no les guste a la comunidad y traten de priorizar el intercambio social como argumento de esta practica.

Esta modalidad permite conseguir hospedaje económico y obtener una experiencia completamente diferente a la del turista tradicional. La tendencia de «surfear un sillón» comenzó en los Estados Unidos y hoy es una de las formas más populares de recorrer el globo. Más de un millón y medio de usuarios, en su mayoría de Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá y el Reino Unido se hospedan gratis, conocen diferentes culturas y hacen amigos a través de esta red.

Las ciudades más visitadas por los que practican esta modalidad son: París, Londres, Berlín, Montreal y Estambul. CouchSurfing posee presencia tanto en América como en Europa, Buenos Aires se alza como uno de los destinos más concurridos de América latina. La edad de los viajeros va de los 18 a los 50 años, aunque la mayoría tiene entre 20 y 28.

La idea del servicio es bastante simple aunque un poco permisiva

Quieres visitar una ciudad y no tienes donde alojar o, simplemente, te interesaría conocer a alguien que vive allí. Un par de semanas antes de llegar a la ciudad, buscas personas que ofrezcan sus sillones, filtrando por experiencia, comentarios de otras personas que hayan alojado con ellos, rangos de edad, intereses y disponibilidad de tiempo. Ahora, si tienes donde alojar y sólo buscas una conversación y una vueltita por la ciudad, puedes escoger a quienes prefieren ofrecer «un café», en vez de un sofá. Te contactas con la persona y comienzan a conocerse antes de que llegues.

Acuerdan cómo juntarse en la ciudad. Llegas al aeropuerto o terminal de ómnibus y te pasa a buscar para llevarte a su casa. Te portas de manera respetuosa, dejas ordenado y, para ayudar un poco, lavas los platos o lo invitas a tomar unas cervezas por ahí. Terminas tus días en la ciudad, te vas después de hacer de nuevos amigo en cada viaje y cuando puedas acceder a Internet calificas a la persona para que otros futuros CouchSurfers puedan tener sus referencias Ahora, la pregunta de cajón: ¿cómo asegurarme de que no es una estafa ni que voy a correr riesgos?

La solución a eso está en la misma red: la calificación y la transparencia en la información es un tema esencial en «CouchSurfer». Tanto para aceptar como para ser aceptado debes llenar tu perfil de información acerca de tus gustos, intereses, intenciones e incorporar fotos y cualquier dato que genere confianza y avale que no estás interesado en hacer pasar un mal rato a tu alojado. Las recomendaciones, en este sentido, son vitales (mas o menos como calificar en mercado libre).

CouchSurfes (2060 nuevos miembros por dia) y grupo de CouchSurfers

Testimonio desde Argentina (diario la Nacion)

Facundo Miranda es usuario de CouchSurfing hace poco más de un año. «Me gustó poder recibir gente y ser recibido sin dinero de por medio y la posibilidad de intercambiar historias, cultura y costumbres con personas de otros lugares», destaca. Su novia y también anfitriona, Florencia Vergniaud, agrega: «Si recibís gente te estás comprometiendo a mostrarles tu país. Como no se cobra, se espera que la otra persona tenga un gesto y que ayude con las cosas de la casa.» Facundo y Florencia tienen 26 y 22 años y viven en un departamento en el barrio porteño de San Telmo donde ya han hospedado invitados de Francia, Islandia, Alemania, Polonia, Brasil y los Estados Unidos. «Mis experiencias son todas positivas con la gente que recibí», afirma Miranda.(diario La Nación)

Facundo y Florencia

Desde España

Mi primera experiencia fue en un viaje a Marruecos durante una semana, dice. Me contacté con Mohamed a través de CouchSurfing y se recorrió 200 km hasta Marraquech para venirnos a buscar, nos ayudó a alquilar un coche, nos llevo con su familia al desierto, aprendimos más de Marruecos que con el mejor guía, vimos Marruecos por dentro, sin escaparates ni tours, donde los caminos y las dunas son «artificiales».

El cenar un cuscus cocinado por su madre en mitad de ninguna parte, con toda su familia que no hablaba ni inglés ni francés, comunicándonos con miradas y sonrisas, son experiencias que nunca podrá ofrecerte ningún viaje organizado. Nunca pidió nada a cambio y nos dio mucho más de lo que tenía. Yo en casa he alojado a Brasileños, Eslovacos, Finlandeses, todas geniales experiencias, aprendes de sus países, te explican las diferencias, muchos se ofrecen a cocinarte sus platos típicos en tu casa, y sabes que tendrás que visitarles algún día a sus países!!! Desde mi punto de vista son experiencias muy enriquecedoras!