La vida secreta de las azafatas

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Sacate esas ideas perversas de la cabeza que en el diario El País no vas a encontrar nada fuera de la ley ni particularmente pecaminoso. ¿Y un poco picante? Podría ser, pero no es el caso.

Ocurre que las azafatas, los pilotos y el personal de abordo de cualquier sexo, necesitan descansar durante esos vuelos que pueden durar hasta 16 horas. ¿De qué otra manera se vigilaría la seguridad y se lograría que esas buenasmozas aeromozas continúen con su cortés sonrisa mientras atienden los pedidos más desatinados e impertinentes de pasajeros desubicados?

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Lo que te vamos a mostrar la archisecreta cabina que tienen los Boeing 777 y 787, así como los modernos Airbus que se sacan chispas con la compañía estadounidense. No vayas a creer que todos los modelos vienen con una cabina estándar de fábrica; no señor. Las aerolíneas les dicen cómo las quieren y la industria aeronáutica se las hace, conforme a lo mezquina que puede ser la compañía. ¿Un chisme? Las más generosas con la tripulación suelen ser las aerolíneas orientales. Y esto estos refugios no son para todos los aviones sino solo para los destinados a largos vuelos intercontinentales.

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Bueno, ahí las tenés, las fotografías lo dicen todo. Como el idioma universal por encima de las nubes es el inglés, a este compartimento lo llaman Crew Rest Compartiment y no te hagas el bocho porque no te dejarán subir y si te sorprenden husmeando, te tiran por la ventanilla para afuera.

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Lo habitual en el Boeing 787, es que la ultrasecreta cabina tenga literas para cinco personas, con sus respectivas cortinas que dan privacidad y con el reglamentario cinturón de seguridad. Como también hay discriminación en estas cosas, los fabricantes prevén para las compañías que lo exigen, un compartimento separado para los pilotos, el cual incluye una poltrona por si en lugar de dormir, le complace leer… o bordar, andá a saber. Las comodidades de los 777 son un poco más austeras, pero también mucho más confortables que esos asientos del fondo donde los vemos tirados y agotados… siempre que el vuelo haya permitido reservar esos asientos que a los pasajeros no les gustan.

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Estas cabinas secretas no son algo nuevo. Antes había fabricantes que las ubicaban debajo de la cabina de pasajeros, pero luego se prefirió crear una buhardilla y dejar el espacio inferior para aumentar la capacidad de carga. Las últimas versiones, en un colmo de concesiones, incluyen comidadades para comer y beber sentados en lugar de parados y haciendo equilibrio en la kitchenette del avión.

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En un exceso de misterio, la industria aeronáutica mantenía a estos recintos en medio del misterio más absoluto, pero un informe del diario británico Daily Mail logró romper el silencio. Quizá tanto secretismo se debe a ese sueño perverso de los sexistas, que imaginan quién sabe qué aventuras con las azafatas. Esas cosas no pasan (casi nunca) aseguran los expertos, pero a las azafatas les consta que es relativamente frecuente el sexo entre pasajeros en los baños del avión, también debido a ese ensueño que alimentaron algunas películas.

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¿Qué hacen en ese caso? Lo primero es la discreción, dicen las fuentes. Si todo ocurrió sin que nadie aparte del personal se diera cuenta, basta una mirada severa cuando salen del baño, siempre uno primero y el otro después, igual a cómo entraron. Pero si el asunto toma ribetes de escándalo, hay personal de abordo y compañías, que llevan la cosa hasta últimas instancias, entregando a los pasajeros a las autoridades del país donde aterrizan… siempre que a esas autoridades les resulte delictivo lo que hicieron.

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¿Querés un consejo? Si realmente tenés una fantasía insoslayable con una relación sexual en las alturas, podrías acudir a la compañía Flamingo Air, con sede en Cincinati, la cual ofrece un paquete de un vuelo de una hora, con champaña, chocolate y piloto discreto, por apenas 425 dólares. Hasta aseguran que no te van a filmar.

Pero aclaremos que lo de Flamingo Air es una avionetita de morondanga. Quizás prefieras gastar de 800 dólares para arriba, para ir con tu amada en el “Golden Eagle”, un Cessna 421, de la compañía Love Cloud de Las Vegas, mucho más confortable y con la ventaja de que si tu pareja te rechaza, por lo menos si mirás por las ventanillas verás el recorrido romántico por el Gran Cañón, la represa Hoover y el lago Mead.