La diabólica pirámide de Mitterrand
Aseguran que se construyó sin licitación… pero no por eso es diabólica la pirámide de cristal que Mitterrand encomendó a un estadounidense de ascendencia china, sino porque se asegura que todo en ella es de base 6, incluyendo 666 paneles de vidrio.
¿Cómo pudo prosperar tan demoníaco disparate en un país como Francia, donde germinó la desconfianza sobre la existencia no ya de Lucifer, sino del mismo Dios? Quizás porque los franceses, igual que nosotros, cada vez que nos zampan un monumento, nos crispamos, discrepamos hasta con la discrepancia y acusamos a todo y a todos de tener los propósitos más malignos. Se indignaron con la Torre Eiffel como acá nos pusimos furiosos con la Cruz del Papa y ahora ellos se indignan nuevamente con los proyectos variados para restaurar la incendiada catedral de Notre Dame. Quedarse en el molde y aguantarse, conspira contra la Grandeur tanto como acá nos lanzamos, unos en contra, otros a favor, ante una estatuita de la Virgen.
El tema viene al caso porque hace pocos días (el 16 de mayo) y con 102 años a cuestas, falleció Ieoh Ming Pei, el ideólogo y constructor de esa pirámide. De nada sirve que el arquitecto y sus colaboradores juraran una y mil veces, que Mitterrand no le puso condiciones a su creación y que los paneles no son 666 sino 672. Pudo más la fantasía. A unos cuantos, todavía hoy, les viene bien un Francois Mitterrand satanizado.
“El libro de Dominique Stezepfandt François ‘Mitterand, Grand Architecte de l’Univers’ declara que «La pirámide fue ofrendada al poder de la llamada Bestia en el ‘Libro de las Revelaciones’… La totalidad de la estructura está basada en el número 6″, recuerdan en la web Todo Arquitectura, donde también explican que el chisme tiene como origen un “error cometido durante la década de 1980, cuando un folleto oficial publicado durante la construcción, citaba dos veces ese número, pese a que unas pocas páginas antes la cantidad de paneles era fijado en 672. El ‘terrorífico’ número 666 también fue citado en varios periódicos. En la actualidad, el Museo del Louvre establece oficialmente que el número de paneles es de 672 (602 rombos y 70 triángulos)”. El mito “resurgió en 2003 cuando Dan Brown lo incorporó en su novela «El Código Da Vinci». En el libro, el protagonista expresa que «Esta pirámide, por una demanda explícita del Presidente Mitterand, fue construida con 666 paños, exactamente…».
Al estudio de Ieoh Ming Pei le asignaron en forma directa, el diseño de una nueva zona de recepción para mejorar el acceso al Louvre. La Pirámide fue inaugurada oficialmente el 30 de mayo de 1989 coincidiendo con el bicentenario de la Revolución Francesa. No fueron franceses, sino inspirados devotos de misterios, quienes creyeron en esa conspiración. Los franceses armaron revuelo por algo mucho peor que el Diablo: protestaron airadamente entre sí, por engarzar algo absolutamente moderno, dentro de las formas arquitectónicas tradicionales… algo que también le reprocharon a la Opera de la Bastilla de nuestro compatriota Carlos Ott. Pero el tiempo todo lo cura y hoy los franceses terminaron por aceptar la Torre Eiffel, el Centro Pompidou, la Opera de Ott y otros agravios que se empeñan en propinarle a una de las ciudades más admiradas. París fue capaz de sobrevivir a la ocupaciones de los romanos y los nazis, así que nada puede con ella… aunque la tozudez puede darnos sorpresas.
La pirámide es un portal de acceso a las galerías principales del Louvre. Es «probablemente la pièce de résistance del extraordinario legado de Pei a la arquitectura moderna; su sentido del buen gusto sin estridencias, su profunda atención a los detalles y su claridad conceptual; sea su magnífica intervención en el Cour Napoleón del Museo del Louvre. Debajo de su nueva superficie se adecuó un vasto programa de 65.000m2 de espacios de apoyo que resultaban extremadamente necesarios… Y la pirámide central de ingreso, el símbolo del proyecto que se eleva 20,6m sobre el suelo, aparece como el complemento y contrapunto perfecto al conjunto. Sin embargo, por momentos, la casi fluida, desmaterializada presencia de la pirámide establece sin estridencias un poderoso argumento conceptual cuya intención es la de complementar con moderación y respeto, sin ser agresiva pero tampoco sometida. Con absoluta simpleza, lo nuevo convive con lo antiguo, cada uno reconociendo la presencia del otro». Así lo expresa Paul Heyer en Ideas and Ideologies in the Late Twentieth Century.
“Pei ideó una pirámide construida con las mismas proporciones de la pirámide de Keops, toda en acero y vidrio. La pirámide, y su Hall de Ingreso principal subterráneo cubierto en parte por ella, resultaba una intervención muy necesaria debido a los problemas que se creaban en la entrada principal original, la que no podía satisfacer las necesidades que generaba el intenso flujo diario de visitantes. Estos ingresan actualmente por la pirámide y descienden a un hall muy amplio para ascender, luego, a los edificios principales del museo. Muchísimos museos en todo el mundo han copiado esta solución, entre ellos el de Ciencias e Industria de Chicago”. La pirámide principal es la más grande entre otras que se construyeron para proveer iluminación y ventilación natural a las edificaciones subterráneas, incluyendo la La Pyramide Inversée que sirve al centro comercial subterráneo ubicado frente al museo.
Para la descripción de esta obra me voy a apoyar en lo que escribió el Arq. Lorenzo Rodas Cantón en http://obraarquitectos.blogspot.com/2007/10/museo-de-louvre-paris.html . El Louvre fue residencia oficial de los reyes bajo el reinado de Charles V. En 1546 el arquitecto Pierre Lescot renovó las alas sur y oeste. En 1564 Catherine de Médicis decidió levantar una nueva residencia a unos 500m del viejo Louvre: el Palais des Tuileries. Esta área, que estaba más allá de las murallas de la ciudad, era conocida como la Sablonniére y había estado ocupada por industrias del mosaico (tuile), de allí el nombre de Tuileries. Philibert Delorme fue comisionado para construir el palacio y, en 1570, fue sucedido por Jean Bullant, pero las obras fueron paralizadas en 1572. Catherine también comenzó la construcción de un ala que se extendía a lo largo del Sena llamada Galerie du Bord de l’Eau y debía conectar el Louvre con el palacio de Tuileries, pero el proyecto recién fue completado por Henri IV. El Cour Carrèe, en su forma actual, fue comenzado por Louis XIII y continuado bajo Louis XIV. Le Mercier (arquitecto de la Sorbonne) construyó el Pavillon de l’Horloge (pabellón del reloj) replicando exactamente el edificio de Pierre Lescot. Al mismo tiempo, entre 1664 y 1667, Le Vau remodeló el Palais des Tuileries y construyó el Pavillon de Marsan en el extremo norte. En 1682 la corte abandonó el Louvre y marchó a Versailles por lo que los trabajos se paralizaron nuevamente.
¿Cuándo irrumpe el arte en el Louvre? Rodas Cantón explica que fue durante el siglo XVIII, cuando el Louvre fue utilizado para conciertos, óperas y la Comedia Francesa, que ocupó un edificio originalmente construido bajo Louis XIV. Excepto por los departamentos reales, gran parte del Louvre era ocupado fundamentalmente por artistas. Cuando Napoleón se mudó a les Tuileries, las construcciones se reiniciaron bajo la dirección del arquitecto Fontaine. La galería norte, a lo largo de la rue de Rivoli, fue comenzada para conectarse con el Pavillon de Marsan. Finalmente, con Napoleón III se construyó el Cour Napoléon que conectaba completamente el Palais des Tuileries con el Cour Carrée.
Durante la Commune de mayo de 1871, el Palacio de las Tuileries fue incendiado y los daños permanecieron a la vista hasta 1882 cuando la ‘Tercera República’ arrasó el palacio en ruinas pero restauró el Pavillon de Flore y el Pavillon de Marsan (tareas encomendadas a Lefuel).
Sin más trámite, Rodas Cantón nos planta en 18981, cuando como parte de un vasto proyecto que se prolongaría hasta 1997 (Le Grand Louvre), Ieoh Ming Pei fue comisionado para diseñar una nueva zona de recepción y mejorar el acceso al museo. La Pirámide fue inaugurada oficialmente el 30 de mayo de 1989 coincidiendo con el bicentenario de la Revolución Francesa…
La pirámide mayor es, básicamente, una estructura de acero, complejamente entrelazada e interconectada, cubierta con vidrio reflectivo. La pirámide es nada más, ni nada menos, que un portal que provee una puerta de acceso a las galerías principales del Louvre, un cambio que debió haberse efectuado hace ya mucho tiempo. A medida que se desciende hacia el foyer de acceso interior, la naturaleza dramática de esta intervención se nos hace evidente. Esta pirámide principal, que ciertamente rompe el equilibrio del viejo Gran Patio del Louvre, es contrarrestada por otras dos más pequeñas que proveen luz natural y ventilación a los espacios subterráneos«. (Dennis Sharp. Twentieth Century Architecture: a Visual History p 407).
El tiempo había morigerado el debate sobre la pirámide hasta que comenzaron a divulgarse los proyectos para reconstruir la Catedral de Notre Dame, algunos de los cuales son también bastante revolucionarios. En 1985, el influyente diario Le Monde opinó que el proyecto de Miterrand/Pei era tan irreverente que podría calificárselo como un intento de transformar al Louvre en un anexo de Disneylandia. Pero esos extremos hay que considerarlos a la sombra de esa singular relación mutua de amor y odio, que tienen franceses y estadounidenses. Se aman tanto que la muy francesa Estatua de la Libertad es uno de los mayores íconos de Nueva York… pero cada vez que se les presenta la oportunidad, unos y otros se apedrean con elegancia. Aunque el tema regresa por la restauración de Notre Dame, la discusión sobre la pirámide se supone concluida, hasta el punto de que se permiten intervenciones tan revolucionarias como la que logró hacerla “desaparecer” durante un mes.
¿Cómo fue posible? El responsable fue el laureado artista callejero Jean René, más conocido como “JR”, quien creó una ilusión óptica reproduciendo en un gigantesco tapiz el palacio que debía verse por detrás de la pirámide. Naturalmente el efecto funciona sólo desde determinada posición, pero en las fotografías luce imponente. ¿Por qué esto no se consideró agraviante? Quizás porque a diferencia del arquitecto sino-estadounidense, Jean René es francés… pero recordemos que nadie puso reparos al proyecto modernísimo de Carlos Ott para la Opera de la Bastilla, ganándole por un pelo a un proyecto que tampoco era francés, sino asiático. De manera que no es fácil atribuir intencionalidades a la tradición discrepante de los admirables franceses.
Ya consumido por su enfermedad terminal, a Mitterrand lo acompañaba todavía la calificación de “Faraón” debida a esta pirámide. En uno de los últimos reportajes que concedió hizo un repaso a las Grandes obras, los monumentos que dejaba para la posteridad. Ningún político de este siglo habrá dejado tras sí un legado comparable al de Mitterrand. Materializar sus sueños en piedra costó fortunas. «Hay quien dice que ese dinero podría haberse gastado en viviendas sociales, y ésa es una tesis defendible», admitió. «Pero la inversión efectuada será rentable gracias a ingresos culturales y turísticos, y contribuirá a la grandeza de Francia y de sus habitantes. Eso tampoco hay que olvidarlo». «Yo no soy el autor de esos monumentos. Sólo he hecho lo necesario para financiarlos y llevarlos a cabo. No existe un estilo Mitterrand, lo cual he lamentado en ocasiones», dijo.
Finalmente… es mera coincidencia cualquier semejanza con nuestra Capilla Susana Soca, que apela al mismo recurso vidriado, le agrega color, lo hace jugar de manera siempre variada en el transcurso del día y las estaciones. Y fue construida mucho antes, en 1959. Pero, claro, las dimensiones son otras y Soca no es París… aunque Susana haya vivido allá. Pei seguramente no conocía esta obra de arte catalana en Uruguay. No es extraño, pocos de nosotros la conocen y valoran. (http://viajes.elpais.com.uy/2016/02/21/capilla-susana-soca/)
Guillermo Pérez Rossel
https://elpais.com/elpais/2019/05/18/icon_design/1558189724_822708.html?por=mosaico