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Veranos frescos como el que tuvimos… y de los otros

 

Lo del calentamiento global puede ser cierto, pero Montevideo y Buenos Aires tuvieron períodos de tanto calor que la gente se reunía en las iglesias a rezar.

Alberto Moroy rebuscó en la historia y en las estadísticas. Encontró que hasta Darwin quedó estupefacto ante la sequía que también él experimentó y dejó registrada. Había una oración que se repetía en las iglesias mientras tañían las campanas “rogativas”, de las que, personalmente, no tenía ni sospechas de su existencia.

Este no fue un verano particularmente cálido, pero hubo unos días en los cuales no había ventilador que aliviara. La lectura del artículo te ayudará a comprender que el clima no se tomó alguna venganza personal contigo ni con esta generación. Es así de perverso hace siglos.

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«El frío, por definición, no existe. Es simplemente una sensación de falta de calor» En la portada una caricatura de Caras y  Caretas de febrero de 1900 donde podemos ver al  intendente de Buenos Aires, Adolfo Jorge Bullrich, en el Tigre. «Señor, dicen que la gente se está muriendo de calor en Buenos Aires”. ¡Que no sea zonza y haga lo que yo! Por  ese entonces  se morían de calor en Buenos Aires y tambien en Montevideo. Como aderezo, el racismo rampante que exuda la caricatura… algo que ahora no suele verse, aunque de ahí a negar ese deleznable sentimienmto hay un abismo.

¿Cambio climático?

Sin duda los 7100 millones de habitantes que hay el mundo,  tienen la capacidad de modificar el clima y de hecho lo están haciendo.  Pero déjeme recordarle que usted y yo, por un problema cronológico, tenemos en «el recuerdo» un breve periodo de tiempo y ademas de lapsus temporales, donde «pasamos al olvido», situaciones iguales o peores, que tal vez los mas jóvenes, no vivieron. En especial recuerdo una allá por el verano de 1965/66 donde los autos dejaban importantes huellas en el asfalto de la rambla de Montevideo. La temperatura  por ese entonces era de 42º “reales”. Si miramos mas  atrás, ya sea guiados por las estadísticas cuando las hay, y/o por  referencias históricas de viajeros, o simplemente observando el estilo de las viviendas de la época virreinal, con terrazas planas y aisladas con materiales de epoca  poco resistentes a las lluvias, podemos diferir que  “antes” llovía poco y tambien hacia mucho calor.

 Montevideo, diciembre de 2013

«La ola de calor advertida por la Dirección de Nacional de Meteorología está  alcanzando su pico. A la hora 16 las estaciones meteorológicas del país  registraron temperaturas cercanas a los 40°C e incluso superiores. Al Norte del Río Negro la temperatura tampoco da tregua. En la ciudad de Tacuarembó se registraron 40°C. Los médicos, recomiendan a la población no exponerse al sol entre las 10 de  la mañana y las 17 horas pero en caso de hacerlo, se recomienda usar protector solar y  algún gorro para proteger la cabeza. También recomiendan beber mucha agua y comer frutas. Y no practicar  actividades deportivas.

Montevideo / En Buenos Aires con calor / sin luz y sin agua

Buenos Aires, diciembre del 2013

El calor ya es récord histórico para diciembre en Buenos Aires Superó las marcas de 1975, 1989 y 1994. Ayer la máxima fue de 38,6° y la térmica llegó a 46,4° en Aeroparque. A esto hay que sumar apagones y falta de agua. Con respecto a los antecedentes, un miembro del Conicet contó que «la máxima no batió record históricos ya que la máxima en Buenos Aires fueron 42 grados en 1952 y luego en 1997 tuvimos 39 grados. En Santiago del Estero la temperatura tocó los 49 grados y hubo dos fallecimientos, que fueron reportados hoy. En Salta, un hombre sufrió un paro cardíaco por insolación.

Montevideo y Buenos Aires, febrero de 1900

Ocurrió en Montevideo, unos días antes del 3 de marzo de 1900, y fue protagonizada por un mono fumador, que “sin querer o queriendo” prendió fuego al anticuario “El Cachivache” del Sr. Fernández Tablas, ubicado en la calle Colonia, de la ciudad de Montevideo.  Mientras esto sucedía, en la vecina orilla la gente se moría de calor, por lo que deducimos que el mono fumador de Montevideo solo “fue la chispa” Buenos Aires presentaba  una temperatura asfixiante, un sol cuyos rayos parecían de metal en fusión: la tierra devolviendo en forma de vapores caliginosos, la humedad reconcentrada. No hay pluma que pueda describir el aspecto que durante cuarenta y ocho horas presentaba. En la Asistencia Pública, las escenas que podían presenciarse eran horripilantes, por todos lados se veían atacados por la  terrible insolación; los muertos tenían que ser transportados rápidamente a los cementerios”.

«La Cucaracha», carro fúnebre de la asistencia publica Buenos Aires, juntando muertos

Caricatura (casi un Grafo-drama, ref. al calor en Buenos Aires 1900  / La policia repartiendo hielo

 

En la portada  de Caras y Caretas de febrero de 1900 esta caricatura tipo grafo drama que se titula «Contra febo  » y al pie dice «ya que nadie nos socorre contra ese sol criminal, que diezma la capital ¡Pedimos que se borre de la escala musical!

En diversos puntos de Argentina, asi como en la capital y otras poblaciones uruguayas, la alta temperatura que nos hemos visto obligados á soportar (periodista de Caras y Caretas), ha producido varias víctimas, en las cuales podrán apreciarse idénticos síntomas que entre los enfermos asistidos por nuestras autoridades sanitarias. Se advierte que una misma causa, el sol y el estado higrometrico de la atmósfera, y no una epidemia, (por ese entonces la peste bubónica andaba cerca) que ha sido el origen del daño. En un punto y otro de ambos países, ha ocurrido también el mismo fenómeno: el primer día en que se manifestó la enfermedad (insolación), resultaron incurables los atacados por ella; y en las jornadas siguientes la mortalidad disminuyó notablemente sin que ello pudiera achacarse á la variación de las causas exteriores, humedad, ambiente, etc.

Insolados en el hospital

 

Medidas precautorias (Febrero de 1900)

 

1. ° No abusar de las bebidas alcohólicas ni de los refrescos que tengan una temperatura interior á 10.»

2. ° Prohibición de trabajar bajo la acción de los rayos solares.

3. º Evitar el trabajo excesivo, proscribiéndose en absoluto desde las 11 a. m. hasta las 4 p. m. 4º Baños frecuentes para favorecerla sudación.

5. º Usar trajes holgados.

6. º Conservar en completo aseo la  piel, y las ropas interiores.

7º Evitar los desarreglos intestinales

8. º Evitar los excesos en la alimentación, prefiriéndose las legumbres y las frutas sazonadas.

9. ° Visitar frecuentemente las plazas y paseos públicos.

10º Evitar el hacinamiento personas y la aglomeración de muebles en las habitaciones pequeñas que sirvan de viviendas.

11º. Riego frecuente de los patios y paredes, y ventilación de las viviendas.

Insolados

La  sequía de  1832

Ya en todas las iglesias se había llamado «ad Petendam pluviam» y orado ansiosamente. «Señor, en ti vivimos, nos movemos y existimos: concédenos la lluvia necesaria, a fin de que ayudados con los bienes de la tierra, anhelemos con más confianza los bienes del cielo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén”

Mientras, sonaban las campanas de rogativas, las más pequeñas.

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Campanas, Plegaria de Rogativa

Los nuevos soles y lunas, en vez de convertir las rogativas, súplicas y ofrendas siquiera en esperanzas, traían días más secos todavía. Cuando se creía, por las nubes que obscurecían, que llovería, venía a medianoche un vendaval atmosférico, y la mañana amanecía cristalina y fresca. Desde la orilla del Plata y el Atlántico, hasta más allá del Uruguay y el Paraná, y desde extramuros a los bosques andinos, no se divisaba, en la maravillosa campiña, más que cadáveres de millones de animales de todas razas y aún de hombres, demostrándonos que cayeron de hambre y sed y que erraron, erraron en busca de una gota de agua siquiera ¡De noche  brillaban como flores fúnebres, y la luna inmensa remontaba el horizonte, roja como una gota de sangre, para alumbrar tan vasto e infinito cementerio!  La superstición campestre repetía que el astro nocturno había torrándose tan siniestro para anunciar más calamidades públicas.

Asi la vio Darwin

En «Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo» relató lo siguiente acerca de «la Gran Seca»: «El período comprendido entre los años 1827 y 1832 se llama el «gran seco», o la gran sequía. Durante ese tiempo fue tan escasa la lluvia caída, que no creció ninguna planta, ni siquiera cardos; los arroyos se secaron, y todo el país tomó el aspecto de un polvoriento camino carretero. Así ocurrió especialmente en la parte septentrional de la provincia de Buenos Aires y meridional de Santa Fe. Pereció un gran número de aves, animales silvestres, ganado vacuno y caballar por falta de alimento y agua. Un hombre me dijo que los ciervos solían meterse en su corral a buscar la poza que se vio obligado a cavar para proveer de agua a su familia y que las perdices apenas tenían fuerza para huir volando cuando se las perseguía. El cálculo más bajo supone que se perdieron sólo en la provincia de Buenos Aires un millón de cabezas.»

«Un testigo de vista me refirió que el ganado vacuno, en rebaños de millares, se precipitó en el Paraná, y, exhausto por el hambre como estaba, no pudo encaramarse a los bancos de cieno, y así, pereció ahogado. El brazo del río que corre junto a San Pedro estaba tan lleno de cadáveres en putrefacción, que, según me dijo el patrón de un barco, el hedor le hacía de todo punto infranqueable. Indudablemente, varios cientos de miles de animales perecieron así en el río; viéronse sus cuerpos ya podridos flotar arrastrados por la corriente, y muchos, según todas las probabilidades, quedaron sepultados en el estuario del Plata.»

Un oficial sueco

En los años 1827 al 1830 la provincia de Buenos Aires experimentó una terrible sequía «(…) en busca de aguas, enormes avalanchas de caballos y vacunos se dirigían a las márgenes del Paraná, donde se hundían en el fondo y sin fuerzas para salir por sus propios medios eran pisoteados por los grupos subsiguientes. Toda la provincia se convirtió en un desierto polvoriento…», según lo relata C. Skogman, un oficial sueco que participó de un viaje de la fragata «Eugenia» por América del Sur.

Antes llovía poco

Entre 1698 y 1791, el 67% de los años fueron secos, anteriormente el porcentaje era menor (actas del cabildo de Buenos Aires y otros) Hasta 1842 sobre 268 años, hubo 98 años de sequías (36%) y 15 años de inundaciones (5%), sobre el total de años “normales”, Desde 1842 sobre 155 años, hubo 16 años de sequías (10%) y 39 años de inundaciones (25%), sobre el total de años “normales .A comienzos de  año 1800  precipita un promedio anual  de un día cada 7,6 días.

Relatos de la época sobre el río «San Borondón»,  (a unos 40 km de su desembocadura (Hoy bahía de San Borombon, 100 km al S.oeste de Montevideo), nos cuentan que cuando se  instalo en el siglo XVIII la Guardia del Zanjón  en noviembre de 1758 , su comandante, el teniente José I. Zabala escribió: “Estamos viviendo a la inclemencia del sol que nos abraza y hay una gran polvareda” En 1768 se reitera la queja capitán Juan de Mier quien, en marzo de ese año, señala “Las caballadas están muy aniquiladas por la falta de pastos y de agua y en pocos días quedarían inservibles” .Febrero de 1781, el entonces comandante de la Guardia del Zanjón, Nicolás de la Sardeña, decía “La sequía al menos es una realidad: en su huida a lo largo de la costa bonaerense, un cautivo en Chascomus (Arg,), estuvo cinco días sin poder dar de beber a su caballo. El comía huevos de avestruz y la cuajada del vientre de venaditos recién nacidos” ¿Alguien se imagina hoy, que en esta zona que permanece bastante inundada no se encuentre agua para beber?

Joseph Cardiel fue un misionero jesuita que realizó un viaje al sur de la provincia de Buenos Aires durante el otoño de 1748. A través del análisis de su diario de viaje (Cardiel, 1930), Politis (1984) concluye que en la región recorrida predominaba una fuerte aridez, destacándose una amplia zona arenosa descripta por Cardiel como un “desierto de arena” (“sand desert” en el original). Se trata de una extensa área ubicada entre el río Quequén Grande (partido de Necochea, 38° 32’ sur y 58°42’ oeste) y los arroyos Zavala y Cristiano Muerto (partido de San Cayetano, 38° 21’ sur y 58° 30’ oeste), extendiéndose desde la costa hasta unos 50 km tierra adentro. Hoy es una de las mejores zonas agrícolas del pais (ruta 88, Mar del Plata /Necochea)

Dos años antes del viaje de Cardiel, en 1746, un grupo de marineros ingleses liderados por Isaac Morrisson (Ver abajo  link de referencia)  abandonados en la zona costera en los alrededores de Mar del Plata. «Tratan de dirigirse hacia el norte y luego de varias acciones desafortunadas son capturados por los indios. En todo el relato, se destaca la escasa o nula disponibilidad de agua, así como la frecuencia de aguas cargadas de sales no útiles para el consumo. Por su parte, T. Falkner señala en 1774 que el río Samborombón “La mayor parte del año está completamente seco “. Luego refiriéndose al Salado: dice “Cuando apura la seca  y el pasto escasea, en la costa del Río de la Plata no hay pasturas.

El abuelo de Lord Byron en Montevideo

http://viajes.elpais.com.uy/2011/02/02/el-abuelo-de-lord-byron-en-montevideo/

Del autor

Podria darle varias referencias mas de como varió en el pasado el clima en la región.  La poblacion era bastante menor, sin embargo al igual que sucedió en el resto de America, el fenómeno del Niño y la Niña impactaba. Hoy las grandes ciudades (y no tanto) tienen la capacidad de funcionar como acumuladores de calor debido  a la falta de verde, el exceso de cemento en calles y construcciones. Mientras demandan cada vez mas el uso de energia eléctrica o combustibles para su bienestar, lo que sin duda se transforma en una importante fuente de emisiones y calor, amen de llevar los consumos   energéticos al limite de la capacidad  de generación, provocando cortes y/o baja  tensión  que termina impactando el los bolsillos del consumidor, habida cuenta que para hacer lo mismo con bajo voltaje se necesita más consumo.  Solo los equipos de aire acondicionado quizás aumenten la temperatura de la ciudad, en los barrios mas densamente poblados. Un aire acondicionado retira calor del interior de una vivienda, pero a cambio emite un 30% más del calor al exterior consumiendo en promedio 1500 wats/H.  Una persona emite en promedio 144 Frigorias/H 167Watts

¡Saque usted sus propias conclusiones!