Te digo más, si ponés en fila a los casi 100.000 usuarios que nos visitan cada mes, el último estaría todavía en la Plaza Libertad cuando el primero ya sentiría el aroma de la paella en el Puertito Don Anselmo de Piriápolis. Viajes tiene más habitantes que Andorra, tantos espectadores como el Camp Nou.

La verdad es que quedé perplejo cuando interrumpí un largo período de decepción, iniciado al comprobar que de 60.000 usuarios únicos por mes habíamos bajado a 50.000. Después de eso había dejado de consultar las estadísticas de Google Analytics para no desanimarme.  Estoy hablando de algo que no se puede cuestionar, pues el motor de impactos de Google es insobornable, horriblemente fiable, le importamos un pepino, no sabe que existimos, solo va sumando de a uno, como la gallina. No se basa en opiniones, es el análisis instantáneo de la navegación de miles de millones de usuarios ¡quelotiró!.

En ese entonces, hace varios años,  nos habían arrebatado una linda ubicación en la portada de El País Digital. Era también un tiempo de desasosiego para el periodismo digital, arrasado por las redes sociales. “Los sitios periodísticos están en caída vertical”, vaticinaban los agoreros y los enemigos del juicio crítico. Pero se equivocaban muy feo… no previeron las “fakenews” y la pesadilla de tonterías, falsedades, virgencitas milagrosas, estafas, campañas malignas, tergiversaciones y todo lo demás. Aunque les duela a los déspotas, el periodismo vuelve sobre sus fueros al comprobar los usuarios, que afuera de ese periodismo solo hay inclemencia,  incertidumbre y mentira. Lo que no quiere decir que todo periodismo sea sublime.

Nos habita más o menos la misma cantidad de gente que la admitida en el mayor estadio de Europa, que es el del Barsa. Ahí en la cancha está Suárez, si lo lográs ver.  El Camp Nou tiene un aforo de 99.354 espectadores y nuestra marca es apemas menor, así que hincha más, barra brava menos, andamos por ahí. La foto es de la web del Barcelona y la de portada es del hermoso blog “Vivencias” de Rita Castro.

Bien dicen que el tiempo todo lo cura y que no hay nada  más poderoso que las amistades perdurables, en nuestro caso conquistadas en internet de manera no presencial. Entre aquél entonces y ahora, varias buenas cosas han cambiado para Viajes. Con la cúspide del diario siempre estuvimos bien y cuando Martín Aguirre III se hizo cargo de la redacción, tuvimos la frutilla sobre la torta. A él también le debemos una sabia elección de Editores de Internet, la más reciente de las cuales –Lucía Baldomir– nos ha concedido lo que necesitábamos para recuperar posiciones. ¡Gracias a todos ellos, gracias a la evolución de las cosas, gracias a los lectores y su amable comprensión ante errores que cometimos, cometemos y cometeremos! Ellos saben que nuestro propósito es brindarles lo mejor y que si le erramos, es eso: un error que muchas veces ellos nos ayudan a corregir.

Como ven, Google Analytics nos promedia 99.000 cada 30 días. Algo más del 60% de los usuarios proceden de nuestro territorio, pero casi un 40% residen en los más disímiles países, con preferencia en Argentina, España, México y Estados Unidos… pero incluyendo lugares tan extraños como las Islas Fidji, Tokio o Andorra que tiene 78.264 habitante, incluyendo creo que un par de uruguayos. Como dato interesante te hago notar que nuestros usuarios usan computadoras en un 48%, Smart phones en un 47% y muy poquitos, apenas un 4,6% nos leen en tablets… pero eso aumentará, no tengas dudas.

Esto empezó hace casi diez años, en diciembre de 2008, cuando Gonzalo Rosadilla entonces a cargo de las operaciones digitales le dio el visto bueno a un proyecto que presenté… y Guillermo Scheck tuvo la generosidad de aprobarlo con la complicidad que se agradece, de Emilio Vidal y Diego Beltrán siempre generosos con mis inquietudes. Entonces, el incomparable Enrique Buela se puso a desarrollar una fiable ingeniería para el sitio y Rossana Pesce nos concedió la gracia de su creatividad. Luego vinieron nuevos y buenos técnicos como ellos… pero no vamos a entrar en la trampa de enumerar y olvidar a alguien. Solo digamos que decidimos segmentar el contenido por procedencias: Uruguay, América del Sur, del Norte y Central, Europa, África, Asia, Oceanía y “Destacado” que es la categoría de las “no categorías”, el cualquiercosario que siempre tiene interesados.

¿Te habías fijado que a la derecha, arriba, debajo del artículo principal hay un buscador con el cual podés encontrar uno cualquiera de los 1.600 artículos que ya tenemos en el historial de publicados?

¿Quién decide la temática? Naturalmente lo hace  el Editor y los colaboradores, todos espontáneos (por amor al arte). Pero eso no es rigurosamente cierto, pues  practicamos el periodismo a la antigua, en la cual quien decide la agenda es el lector. Es bastante fácil saber lo que quiere el lector si te interesa saberlo: solo hay que mirar los impactos que tiene cada nota, la cantidad de Me Gusta y los comentarios, además de los comportamientos que mide Google Analytics. Dicho de otra manera, quien manda en Viajes, es el lector. Y el lector determinó que eso de “Viajes” se estirara y estirara hasta abarcar las cosas más disímiles, desde las inesperadas características de nuestra Pitanga y las teatralidades del Circo de los Podestá, hasta las casas inclinadas de Amsterdam al sorprendente “Día del Pene” que celebran en Japón.

En eso hemos tenido el invalorable aporte de mis queridos colaboradores, entre los cuales destaco en primer lugar al más asiduo, a Alberto Moroy, un uruguayo residente en Buenos Aires, capaz de detectar un riesgo no advertido para la navegación en Punta del Este solo explorando el mar desde Google Earth y otras herramientas marineras. Cabalga Google como Leguisamo, hasta el punto que desde los satélites descubrió otro parque de líneas como las de Nazca… pero en el Desierto de Gobi. También tenemos a mi amigo sommelier Maurizio Tafani envidiablemente radicado en Florencia, quien nos relata cómo todavía allí se juega al fútbol como en tiempos de los Médici y el año nuevo se celebra dos veces al año. ¿Qué decir de mi amiga búlgara Yonka Bakardjieva quien de tanto en tanto nos cuenta de un viaje a los monasterios de las montañas o de cómo esos popes destilan rakia, una grapa de ciruelas que en otros países llaman slivovitza y es uno de los licores más exquisitos? Ella habla español porque estudió turismo en España y simpatiza con Uruguay porque tuvo una compañera de cuarto estudiantil que era compatriota.

Más recientemente tuvimos el honor de ser escogidos por un master del turismo y de la cultura general, nada menos que Damián Argul, capaz de describirnos el banco donde Julia Roberts se sentaba a comer helados en Roma o donde ir al baño en Hong Kong y aprovechar para tener la mejor vista de la bahía. ¿Qué nos queda? Desde Madrid nos escribe y nos saluda con su boina, el vasco Igor Galo, que en estos días nos reveló que Puerto Rico es mucho más que su reguetón “Despacito” o nos cuenta que en Moscú podemos alquilar un Mig 29 y volar hasta la estratósfera. En realidad son muchos más… pero no quiero acosar a los lectores de esta nota: solo pido disculpas a quienes no nombro.

Aunque hay otros artículos con muy buenas calificaciones de Me Gusta y hasta con mayor rating de piques, éste caso en particular se lleva el récord. Allí lo ven con 3781 Me Gusta desde su publicación. El caso es que el autor, un servidor, recopiló tantas fuentes que terminó siendo el material más documentado sobre esta alemana sin cuyo concurso las Líneas de Nazca hubieran desaparecido. Fruto del amor a Perú, a las Líneas y a un peruano, su trabajo es motivo de estudio en universidades trasandinas y germanas, las cuales recomendaron nuestra nota como fuente autorizada.

No crean que los lectores son solo inspiradores de estas cosas, también cooperan y lo hacen admirablemente en el área de Comentarios, conformando una verdadera comunidad en la cual se comunican entre sí, se invitan a compartir viajes, se recomiendan detalles que no pusimos en las notas, nos estimulan… y nos rezongan cuando nos equivocamos. Pero en general nos tratan muy bien, somos todos buenos amigos aún en las discrepancias. Como debe ser.

Queda mucho en el tintero… pero no quisiera abusar de la paciencia esta vez que no los llevamos a ningún lado ni le mostramos nada demasiado interesante, salvo que consideremos interesante esta colectividad que hemos creado entre los lectores y nosotros, como hacíamos los viejos periodistas y los viejos lectores, en aquellos tiempos en que las familias decían: “en esta casa no entra otro diario que El País (o El Día o La Mañana)”. Eran y pueden volver a ser, tiempos de complicidad y confianza entre lectores y periodistas. Ellos nos querían y nosotros sin ellos éramos una persona con un disfraz de periodista demasiado grande para nuestra talla.

Guillermo Pérez Rossel