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Leopoldstat, el barrio emergente de Viena


Sin desmerecer a la Viena más clásica, algunos barrios están comenzando a emerger como interesantes centros para las arquitecturas y tendencias más modernas, como el distrito 2 o Leopolstat.  Con la ventaja, en el caso de Viena, que todo está a un pequeño paseo de distancia para el viajero, o cinco minutos de tranvía,  de la turística y clásica calle de Graben, epicentro turístico de ciudad.

Igor Galo

 

Bombones con una imagen de Mozart, cafés imperiales, edificios barrocos con dorados y sus palacios son la cara más conocida de Viena, aunque quizás también la menos auténtica. Por debajo de la “Viena más clásica”  saca la cabeza, cada vez con más fuerza, una ciudad emergente que sin renunciar a los edificios historicistas, museos y barroco que le dieron su título de Patrimonio de la Humanidad, mira al futuro y se abre al resto del mundo.

Durante la década pasada fue el Distrito 4, con el mercado Nashmarkt, los bares gays y sus tiendas de diseño la que marcó el despertar de Viena. Pero como suele ocurrir, su propio éxito lo convirtió en inalcanzable (por caro) para las nuevas generaciones.

Por eso, desde  hace uno años  es el distrito 2, también llamado Leopolstat,  el que marca las tendencias en Viena. A menos de 500 metros del casco histórico, nunca fue objeto de deseo de las élites vienesas. Ubicado al otro lado del canal del Danubio, fue terreno ganado a las marismas y después el barrio judío  para convertirse  tras la guerra mundial en zona de viviendas sociales.  Nada que ver con la calle Graben, con sus caferías y tiendas de lujo, o el cinturón monumental.

Alrededor del mercado de los Carmelitas

Pero desde hace unos años, en esta tendencia global de barrios emergentes que reviven de la mano de jóvenes creativos, Leopolstat está convirtiéndose en lugar de Viena donde experimentar. El mercado del barrio, Karmelitermarkt, se salva por el momento de la masificación turística, manteniendo su atractivo. En sus alrededores se mantienen tiendas de las comunidad judía, donde comprar alimentos kosher, al mismo tiempo que antiguos talleres convertidos ahora en tiendas de artesanos ofrecen un contrapunto al barrio del lujo ubicado al otro lado del río.

Aquí se encuentras tiendas como Fandy, que diseña y fabrica joyas y collares únicos, no hay dos iguales, desde 20 euros o Funky, una agenda de diseños publicitario que se puede visitar como nueva tienda ambos en la calle Haidgasse.

En la zona hay una interesante oferta gastronómica que va abarca desde el  Schöne Perle, en la calle Leopoldsgasse que ofrece comida Viena actualizada sin pretensiones pasando por el prestigioso  Vincent, ubicado entre los más recomendados de la ciudad, o el Madiana de comida Georgina y rusa, además de restaurante de comida bio en el propio mercado.

Una vista aérea del barrio se puede conseguir desde el último piso del Novotel uno de los últimos hoteles en llegar al barrio. Una obra del arquitecto francés  Jean Nouvel que demuestran que el distrito dos ya está comenzando a atraer a un público más pudiente. Tomar un café, por 4,5 euros, en la cafetería Le Loft  es una inversión recomendable a pesar del precio. El hotel del hotel alberga un centro comercial con muebles y ropa de diseño, StilWerk interesante tanto en forma como en el contenido.

Una joya universitaria de la arquitectura

Desde este café se puede ver con claridad que el distrito dos de Viena  está limitado por el Augarden,  el parque en cuya esquina tienen la sede los famosos Niños cantores de Viena, y el nuevo campus de la Facultad de  económicas de Viena. El último vecino que acaba de llegar al barrio vanguardista, y que ya es objeto de visita por su arquitectura.

Y es que tanto para los amantes de la arquitectura, como para quienes hayan visitado Viena antes, un paseo por el nuevo campus es una opción más que recomendable. Más si se llega en bicicleta utilizando el sistema público y gratuito de bicicletas (http://www.citybikewien.at/), que resulta  la mejor forma de explorar y perderse por el distrito 2 o Leopolstat.

Desde la parada de metro de Prater, la bienvenida a la nueva universidad la da el edificio del arquitecto español  Eduardo Arroyo y su estudio NO.MAD que firma  el edificio de formación ejecutiva y cuya cafetería, acogedora y a buen precio, tiene el nombre de  “Luz y Comida”.

El edificio de Arroyo es uno de los seis del nuevo campus, que ha costado más de 480 millones de euros y albergará a 17.000 estudiantes, en la mayor facultad de económicas de Europa. Pero no es el único con acento español, ya que la catalana Carme Pinós ha diseñado otro de los edificios que alberga el café Lifestyle y la biblioteca además de oficinas y espacios para seminarios.

El recinto, que incluye otros edificios, casi monumentos, de Zaha Hadid, el japonés Hitoshi Abe, el colorista Peter Cook o la argentina Laura Spinadel, encargada de la urbanización, pronto será incluido en los tours de arquitectura moderna vienesa que se pueden hacer, por cuenta propia y a pie o en bicicleta siguiendo las rutas que ofrece la web http://www.wienarchitektur.at/event.php. La universidad de Viena ofrece hasta tour de dos horas sin coste  por el nuevo campus: http://www.wien.info/es/sightseeing/architecture-design/wu-campus

Otras visitas guiadas sobre la arquitectura más moderna de la capital austriaca se pueden contratar con la agencia especializada http://www.atours-vienna.at/campus-wu.html.

 

 

Quartier21, Museos y “movida”

Otra visita con un enfoque en  la nueva Viena puede comenzar justo al lado de los “tradicionales” Museos de Historia Natural y Museo de Historia del Arte, descubriendo el Quartier21 o MuseumsQuartier Wien, situado en pleno centro de la ciudad, a cinco minutos caminando del Ayuntamiento de Viena o del Palacio Imperial.

Su plaza interior es uno de los lugares preferidos de los jóvenes vieneses para tumbarse a tomar el sol, tomar un café en sus terrazas o escuchar DJ los viernes y sábados por la noche, tanto en invierno como en verano. Tiendas de diseño y apartamentos para artistas se combinan con dos museos de nueva factura, cada vez más visitados por los turistas.

Dentro de la plaza se puede visitar también el museo Leopold, con la colección más importante del mundo del pintor Egon Schiele, tienen en su colección permanente de la tercera planta un recorrido artístico por la ciudad de Viena con cuadros y objetivos como muebles o elementos cotidianos que permiten conocer la apasionante historia de la ciudad de forma diferente.

Al otro lado de la plaza, y de llamativo color negro frente al blanco y la luminosidad del  Leopold, el Museo de Arte moderno Ludwig Wien o MUMOK. Todos los espacios del Quartier 21 pueden visitarte con un ticket conjunto.

Palacios: el “must” de Viena

Muy cerca, siempre paseando y disfrutando de la urbe como solo en Viena se puede hacer, no hay que olvidar otras visitas tradicionales de Viena como la Opera, la Galería Albertina y  sobre todo el Palacio Imperial de Hofburg, construido durante siglos por las casas reales del país, y donde se puede visitar el Museo de Sisí y las habitaciones imperiales.

Una visita de la Viena clásica que puede quedar completada con las visitas al Palacio Belvedere y sobre todo al Palacio SchonBrunn, especialmente agradable los días soleados que permiten pasear por sus jardines.  No tan clásica en su aspecto son las construcción de HunterWasser, el genial artista vienés, que se hizo famoso por sus casas sociales construidas en los años 80 y que fue, de alguna manera, el precursor de la nueva cara rompedora de Viena.

Viena con poco presupuesto

Viena no es una ciudad barata, pero se puede visitar con un presupuesto ajustado. Aquí algunos tipos:

-Viena Card.  Más de 210 descuentos y viaje gratis en metro, autobús o tranvía durante 72 horas  con la tarjeta de las ventajas por solo 19,90 euros. Compra muy recomendada. http://www.wien.info/es/travel-info/vienna-card

-Transporte en bicicleta. Se puede viajar desde 1 euros al día utilizando las bicicletas públicas. http://www.citybikewien.at/

-Reservas de hoteles. Suele haber  buenos precios en hoteles de 3 estrellas en http://www.wien.info/en/hotels

-Transporte aeropuerto ciudad. El tren directo CAT cuesta 11 euros, pero un tren urbano con parada cuesta solo 3,6 euros y tarda apenas 10 minutos más.

-Por supuesto, salir del circuito más turístico (lo que en Viena supone caminar no más de 10 minutos) supone encontrar restaurante más baratos y, muchas veces, más originales como en el mismo distrito 2.

-Los pasajeros no europeos puede recuperar el IVA de sus compras (el 13%) http://www.wien.info/es/shopping-wining-dining/shopping/tax-free