Chartres, sus misterios y fantasmas
Pero antes de mostrarte a los fantasmas, dejame enseñarte la que podría ser la más bella catedral del mundo y una de las ciudades más adorables.
Seguro es la que acumula mayores misterios y una de las pocas que no está en medio de una urbe vertiginosa sino en medio de un pueblito encantador al cual casi nadie dedica las horas o días que bien se merece.
Un breve viaje en tren o una apacible expedición en auto te lleva desde París a una ciudad pequeñita (80 kilómetros) a las que pocos se le animan para una estadía; es demasiado encandilante su catedral y van solo por el día, con ese pretexto. Pero Chartres es un bombón, literalmente. El chocolate y el paté artesanales que allí degustarás, no lo encontrarás en ningún otro lugar.
Acá te dejo una url para que te busques un hotelito (http://www.tripadvisor.es/Hotels-g187122-Chartres_Loire_Valley_Centre-Hotels.html) y te animes a hacer al menos una noche, para poder caminar por la orilla del río Eure, que como río da risa, pero es una de las razones por las cuales la humanidad puede admirar esta formidable catedral. La otra razón es que Chartres es un cruce de caminos que llevan de Normandía a la cuenca del Loira y de París hacia Bretaña. O mejor aún, de París a Santiago de Compostela pues, ¡cuándo no!, también integraba el camino de Santiago.
De día y de noche, con una baguette bajo el brazo, una botella de algún buen Burdeos y, naturalmente, un poco de paté.
Chartres tiene apenas unos 40.000 habitantes y eso es lo mejor de todo. En una ocasión quedé anclado en Pisa por una huelga ferroviaria y al segundo día los vecinos se paraban a saludarme y compartir un exquisito “ristreto”. Es posible que en Chartres te pase lo mismo, no hay como una dimensión entrañable contrapuesta a la urbanidad frenética. No la disfrutará un neoyorkino, pero parece hecha a la medida para un uruguayo.
El espíritu medieval no se respira de otra manera que caminando por sus retorcidas calles y contemplando edificaciones algunas de las cuales son del siglo XII. Los vecinos reconstruyeron viejos molinos y lavaderos; tendrás que trepar para escalar desde el río hasta la Catedral, pero valdrá la pena. Además, no es que abunden, pero hay muy buenos restaurantes y alguna creperie. Si querés ir abriendo el apetito mirá http://www.tripadvisor.es/Restaurants-g187122-Chartres_Loire_Valley_Centre.html . Que no te sorprenda que escogimos todas estas orientaciones en TripAdvisor; lo hicimos porque aquí podés encontrar críticas de otros viajeros y porque anduvimos dando vueltas por este sitio web debido a que nos costó encontrar información suficiente sobre otra de las curiosidades de Chartres: sus laberintos.
¿No te animás a hablarles un poco en francés? Mirá que son amistosos luego de quebrar el hielo; pero mejor no intentes con tu inglés, que es como un sopapo a la gloriosa cultura de Rimbaud, por poner uno de sus gigantes.
Hablaremos un poco de esto, pero no creas que en Chartres todo es arquitectura, historia y misterios. También hay muy lindas tiendas y ferias artesanales, festivales musicales y buena onda. Si te da la gana podés embarcarte en una lanchita por el Eure y hay un pequeño tren para llevarte por las calles más pintorescas. Podés enterarte de todo y asesorarte sobre un buen hotel en la Oficina de Turismo que queda muy cerca de la Catedral donde, naturalmente, harás tu primera parada.
En un día luminoso los vitreaux te pueden dejar sin respiración. Por fuera y por dentro la catedral merece la fama que tiene.
Los tesoros de Chartres. La descripción de Chartres puede ser interminable, la Wikipedia es un buen punto de partida (http://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Chartres) y un pretexto cualquiera para comenzar, pueden ser sus vitreaux. Los más antiguos datan de 1180, cuando la catedral todavía no existía: pertenecían a otra construcción religiosa. La mayoría está fechada entre 1205 y 1240, cuando la tierra todavía era plana y el Universo giraba en su derredor. Se los considera los mejores trabajos en cristal en toda la historia de la humanidad.
En 1836 un incendio destruyó el armazón de madera de su techo, algo descomunal. Para que no volviera a ocurrir, lo reconstruyeron en hierro fundido con un techo de cobre que también es único en el mundo.
Continuando la tradición druídica que consagraba el lugar a una deidad femenina, la iglesia estuvo dedicada a la Virgen María. En la cripta todavía hay un muro galoromano. Se comenzó a construir en 1134, pero no sabían en qué líos se metían. Falló la cimentación y tuvieron que desmontar la portada piedra por piedra. Luego de eso hubo un incendio fulminante. A partir de allí y en una clarísima declaración de mutua envidia con París, Chartres tuvo su catedral terminada en 30 años, lo cual es un récord de arquitectura religiosa y de impresionante captación de credulidad de contribuyentes y obreros.
El famoso rosetón de la entrada y uno de los arbotantes bajos, únicos en el mundo.
¿Querés más misterios? En el siglo IX Carlos el Calvo le regaló a la congregación la túnica que se supone vestía la Virgen María en el día de la Anunciación. Cuando ocurrió el incendio hubo rumores de que era un castigo de Dios por tanta vanidad. Pero después del incendio removieron los escombros de la Cripta y encontraron la túnica intacta. Razón demás para duplicar esfuerzos y ornamentar la Catedral con ¡175 representaciones de la Virgen!
Si te toca un día de sol radiante, no hagas lo que indica la lógica: salir a caminar por el pueblo. No, uno soleado es el día justo para volver a la Catedral y avanzar por la nave central con la luz inundando el lugar filtrada por los vitreaux y generando nuevas perspectivas pues el piso está en desnivel creciendo hacia el altar, lo cual es otro dechado de genialidad arquitectónica.
Son 130 metros de largo y 37,5 de alto. Hay iglesias más grandes, pero esta no es impresionante por ser descomunal, sino por todos estos detalles que te estamos contando. Andá mirando las bóvedas y arbotantes, conseguite un amigo arquitecto y que te lo cuente. Particularmente pedile que te explique la cuestión de los arbotantes, otra de las peculiaridades de Chartres. Los superiores son impresionantes, pero en nada diferentes a otros que podés encontrar en iglesias de la época. Los arbotantes inferiores son dobles, unidos por columnillas radiales que conducen a los contrafuertes externos y se complementan con los contrafuertes internos.
Decididamente, luego de los accidentes iniciales, nadie quería que la iglesia se les viniera abajo. Y lo vienen logrando desde antes de que ni siquiera se sospechara que podría existir algo como el hormigón armado y continúan en pie, ahora que la genialidad arquitectónica no se empeña en estos maravillosos detalles, sino que procura insensatas alturas, 0lvidando que lo que está más alto, hace más ruido cuando se cae. Así que, a la luz de esto, ni se te ocurra andar prejuzgando a tipos que les daba por construir semejantes iglesias cuando estaban aburridos. El agnosticismo no da para tanto, ¿decime qué obra descomunal hizo cualquier tipo que no tuviera una fe rabiosa en algo? Por ejemplo, los anticlericales de la Revolución Francesa, con todas las cosas buenas que iniciaron, también tuvieron de las otras pues, (aparte de la guillotina) habían decidido tirar abajo esta catedral. No te creas que desistieron por el laburo que daba: la dejaron en pie porque no sabían dónde poner los escombros. Increíble, pero cierto.
Y hablando de escepticismo, leete los siguientes ítems.
El laberinto original y otro cultivado por los vecinos, envidia de los redactores de nuestras normas tributarias, mas laberínticas que estas.
Los laberintos de Chartres. En el mismísimo eje de la nave central, si no andás papando moscas, verás en el piso un círculo de 13 metros de diámetro. Baldosas blancas y negras forman un sendero que circunvoluciona hasta llegar al centro, aunque deberás escoger el camino para no equivocarte y para no hacer trampas pasando por arriba. Acordate que estás en una iglesia y hacé las cosas correctamente, para variar. Aseguran que este laberinto tenía en su centro una placa de bronce con las figuras de Teseo, Ariadna y el Minotauro. Parece que no era la única iglesia con laberinto, pero es una de las pocas que lo conserva. A la placa de bronce la sacaron durante la revolución francesa para fabricar cañones, lo cual es un agravio para Teseo y para todos los ovillos del mundo, aparte de una estupidez.
Pues bien, ese laberinto data de 1205, nada menos, y si querés hacer las cosas como en el Medioevo, deberías recorrerlo de rodillas hasta llegar al centro. A propósito del centro: instalate en él y mirá el Rosetón que caracteriza la fachada. Ahora imaginate que esa pared de frente se cae lentamente hacia vos hasta recostarse en el suelo; en ese caso quedarías justamente en el centro del Rosetón. Ahora mirá a derecha e izquierda; hay otros rosetones y si ocurriera tal cataclismo volverías a quedar en medio de los círculos de los rosetones. Quizás nadie sepa para qué y por qué lo hicieron así, pero no me digas que los misterios no tienen su encanto.
¿Qué habrán pretendido los Templarios? El hecho es que este laberinto tuvo su fama y los vecinos de Chartres lo reprodujeron en varios lugares, dando otro pretexto a tu viaje.
¿Me podés explicar esa fantasmagórica procesión de caballeros templarios en la ampliación de la foto?
Fantasmas en Chartres. Sobre esto no encontrarás ni una línea en ningún lado. A estos fantasmas los descubrió el autor de este artículo, ya verás cómo. Si querés verlos, andá mirando esta fotografía que encontré en la Wikimedia Commons; ahí tampoco hacen ninguna referencia a la fantasmal aparición, pero si ampliás al máximo la imagen colgada en http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e0/Chartres_cathedral_2870.jpg, apreciarás a la derecha unas sombras que a cualquier crédulo le meterían miedo. (hipótesis abajo *) Dicho sea de paso, si querés continuar ateo, no vayas a Chartres porque que te puede reavivar la Fe. Y si querés continuar creyente, tené cuidado con lo que leés sobre esta Catedral. Algunos rigores históricos son escalofriantes, pero no se te ocurra separar los acontecimientos de su entorno histórico. El hombre sigue siendo mal bicho, pero ahora lo disimula mejor.
Y esto es apenas un esbozo de los misterios de Chartres, que comienzan antes de que los cristianos llegaran acá, cuando los druidas escogieron el punto elevado donde luego se erigió la Catedral, para sus cultos a deidades femeninas. Porque Chartres es femenina por donde la mires, aunque su origen entronque con los caballeros templarios que no las querían ver ni en una estampita. En http://www.darkstar1.co.uk/chartressp.htm podés encontrar teorías, no demasiado tirada de los pelos, que entroncan Chartres con la diosa Isis de los egipcios y con las teorías conspirativas según las cuales Jesús estuvo casado u ¡horror de horrores! era mujer.
Pero aflojá con las hipótesis no demostrable y revulsivas; no olvides que lo que te trajo a Chartres fue la religiosidad, o tu amor por la arquitectura, o tu pasión por la belleza, o la imperiosa necesidad de conocer, conocer todo lo que sea posible, porque así somos los que adoramos los viajes.
(*) Como vivimos en un país donde la Navidad se denomina «Día de la Familia» y donde ha sido más frecuente que la ciudadanía escoja a un presidente agnóstico que a uno cristiano, solo para que no te pongas nervioso y puedas continuar en la cínica postura de no creer en nada, te damos una explicación posible a lo de la foto. Podría haber ocurrido que hayan puesto una cámara con trípode y programada para sacar varios minutos de exposición. Y justo en ese momento algún fastidioso pasó por la nave central y quedó registrado por cuadruplicado. Lo cual no explica que parezcan caballeros medievales, pero ¡bué! no tenemos explicación para todo.
Guillermo Pérez Rossel