Tomas Alcón, la Amistad
Como para conmemorar mañana el Día de San Valentín con uno de aquellos amigos de los de antes, los de fierro.
Porque Tomás Alcón será todo lo buen cantante, compositor, recitador y todo lo demás que quieras, hasta karateca; pero por encima de todo eso es un amigo, un “gomía” para hablar con el léxico lunfardo que impone el gotán, aunque se lo interprete en Nueva York y en ámbitos diplomáticos. Es uno de esos uruguayos que día tras día y hora tras hora, difunde en el mundo como somos; más bien cómo deberíamos ser o como debimos ser. Y la gente se lo cree, porque ahí está él para demostrar que las relaciones pueden ser afables, serviciales, fieles, humildes y, en su caso, también muy creativas.
Lo re-conocí hace poco en LakeWorth, donde una prima me llevó a la celebración patriótica en la que se confundían uruguayos y argentinos para reencontrarse, para renovar su condición de uruguayos y para escuchar a Tomás Alcón. En algún otro lado y momento nos conocimos mucho antes, pues nos vimos y los recuerdos asomaron en tropel, pero no logramos descubrir en qué momento y qué tan cercana fue la relación. ¿Y qué importa? A miles de kilómetros de Montevideo, a cualquier uruguayo lo instalás como amigo en tus afectos, instantáneamente.
El caso es que Tomás Alcón lo merece y por eso es un caso que puede vincularse con el día de San Valentín, mañana 14 de febrero (no te olvides) en su versión que entroniza a la amistad.
Por ahí tenés fotos recientes del yorugua en las embajadas de Argentina y Uruguay; lo tenés con Julio Frade, con Hugo Fattoruso, con Federico Britos y hasta una de un enorme cartelón nada menos que en Times Square, en el corazón de Broadway. Podrías seleccionar muchas más fotos de su web (www.tomasalcon.com) pero esto no es un álbum sino una postal de un uruguayo que se fue a luchar, que sigue luchando y que representa vívidamente el espíritu de tantos compatriotas que salieron a buscar horizontes cuando el paisito estaba en plena cerrazón, económica, política, andá a saber en cada caso. Ahora que se nos vino una cerrazón de valores, necesitaríamos una inyección del espíritu de lucha de los que se nos fueron. ¿Se nos fueron?
Quizás sea buen momento para que le eches un vistazo a este video de un reportaje que le hicieron en Nueva York, donde canta un fragmento de “Volver”, ese tangazo que de manera muy temprana, le canta a los sueños de los compatriotas emigrantes. Además, ¡hay que animarse a cantar un tema de Gardel y salir muy bien parado! No te lo pierdas.
http://www.youtube.com/watch?v=avzKHHV67bQ
Tomás Alcón nació en el barrio La Victoria, en el corazón de la zona menos pituca de Montevideo. Y le dio por el fútbol y hasta por el karate, aunque la música ya lo tenía atrapado. Hoy cuesta recordarlo en su pasión inicial, que no fue el tango ni el candombe sino ¡la música tropical!. Durante 11 años integró el Combo Camagüey y viajó por la región y por el mundo “¡qué tiempos!” me diría en Lakeworth, estado de la Florida.
Cuando a Tomás le da por algo, no improvisa, es laborioso para todo y muy respetuoso con el público merecedor del mayor esfuerzo de un artista que quiere captar su atención. Así que estudia con los profesores Carlota Bernard y Héctor Ventura, luego de haberse recibido de Locutor en la Primera Escuela de Locutores del Uruguay, donde aprende a dominar la Pronunciación, Modulación, Impostacion, Dicción y fonética en diferentes idiiomas, asi como expresión corporal. Como locutor, hizo radio y televisión, en On y en Off.
Ya embalado, asociado a AGADU y SUDEI pero ya radicado en Estados Unidos, se lanzó a la creación. Cuando actúa en aquél país siempre le piden temas como “Lamento de un hijo” y “Una Canción Brotada de mi Pecho”, dos de sus mayores éxitos, en este caso grabadas en Broadway Record Studios de Nueva York, con el acompañamiento del guitarrista Angel Luis Catalá, que será portorriqueño pero siente el tango como nosotros.
¿En qué momento este bachiller en Derecho se desvía de la música tropical y abraza al tango, la milonga y el candombe? Buscavidas como todos nosotros, aunque ya estaba impuesto, Tomás se presentó a un Concurso de Tango denominado Cuando Canta el Uruguay, donde ante 10.000 espectadores en la Tribuna Olímpica del Centenario, resultó merecedor del título de Mejor Cantante e Intérprete. De ahí se larga como solista, atraviesa muchas fronteras, se lo ve con Don Francisco en Sábados Gigantes, en el Al Albert Show, en la cadena ABC, la CBS, el famoso Canal 41 de los latinos de Nueva York y varios canales y radios montevideanas.
En fin, la podríamos seguir, mencionando por ejemplo sus contribuciones a múltiples publicaciones latinas de Estados Unidos, con temas no solo de la colectividad, sino también históricos y culturales. Pero esto no es una biografía ni mucho menos, es un pretexto para presentar las bondades de la amistad. Lo que nos volvió a unir con Tomás, fue el afecto por el Laco Domínguez (Guruyense), otro tipo de oro para el cultivo de ese afecto.
Respetuoso en exceso, me trata de “Don”, aunque las copas que ambos portamos indiquen el cese de toda ceremonia. Me costó darme cuenta que era aquél respeto que teníamos por los mayores, y quien escribe lo es, generosamente. A él un mundo de gente se le acerca y lo abraza. Uno de quienes lo saludan efusivamente me dijo al oído, “a este tipo habría que sacarle un molde y clonarlo muchas veces”.
¿Sabe Don Guillermo?, me explicaba Tomás esa noche, como una introducción al mundo de los compatriotas desparramados por el mundo, los matrimonios de los emigrantes son diferentes a los de quienes permanecen en Uruguay; los divorcios son una excepción pues una pareja que luchó junta contra tantas cosas, queda unida de manera indisoluble. También los hijos son diferentes a lo usual en Montevideo; el lazo afectivo con los padres es mucho más fuerte.
Y no digo que haya casos lamentables, dice, pero prefiero hablar de las mejores experiencias, la de esos yoruguas sesentones o setentones que, apenas comienzo a cantar, salen abrazados a bailar, o se mecen juntitos masticando las letras de nuestra música popular. ¡No hay mejor auditorio que éste!, sin perjuicio de que todos sin excepción, querríamos estar cuando se nos de la gana, no cuando podemos, en el Mercado del Puerto, mateando en la rambla, sentaditos con una manta en el Estadio Centenario, o comiendo un asadito en el fondo de la casa de un amigo. Pero esto último, claro está, lo podemos hacer acá. Cuando en nuestra barbacoa hay aroma a asado casi siempre se nos cuela no un argentino que es de la casa, también algún otro latino o incluso algún gringo, que entienden poco lo que está pasando entre yoruguas… pero lo disfrutan.
Salú, Tomás, y ¡feliz día de San Valentín!
Escribile o hablale a Tomás, le darás un alegrón. Alegrón por duplicado si es para contratarlo. Acá van los datos que el me autorizó a publicar:
El celular 1-267-549-3049 y el correo electrónico tepadien@aol.com
Para escuchar sus temas: http://www.tomasalcon.com/musica.html