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La Palma: belleza camaleónica

 Las empinadas calles de Santa Cruz de La Palma esconden un arcoiris de fachadas

 

Aquí viene otra de José Alberto Andrés, nuestro nuevo colaborador europeo. Esta vez nos escribe sobre las Islas Canarias la patria vieja de los montevideanos, pues por si no lo sabían, de allí partieron buena parte de los fundadores. La fundación de Montevideo se parece a la de Nueva York, con la diferencia que allá llegaron cuáqueros en el Mayflower y acá llegaron canarios en Nuestra Señora de la Encina. Me quedo con los canarios, salvo el problema del gofio. En fin, que José Alberto se acuerda de nosotros y que no le importa si querés comunicarte con él:   jalberto.andres@gmail.com

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Ahora sí que va la nota.

El archipiélago de las Canarias nos depara un pequeño gran tesoro. Una de sus siete islas, La Palma, también llamada la isla bonita, y no sin razón. En ella encontrarán de todo: paisajes increíbles, biodiversidad, variada gastronomía, una impecable red de carreteras y servicios hoteleros y turísticos perfectamente integrados y respetuosos con el entorno.

 

Descubierta en el año 1493, tras el desembarco de Alonso Fernández de Lugo y tras 2000 años de presencia aborigen, no tardaría en convertirse en uno de los principales puertos del imperio español. Hoy en día se divide en 14 municipios, siendo su capital Santa Cruz de la Palma, con casi 20.000 habitantes de los 90.000 que componen la isla.

 

No esperen encontrar aquí macrodiscotecas ni plataformas con go-gos en primera línea de playa. Ni siquiera mini-golf, parques de atracciones o colosales construcciones hoteleras. Tampoco casinos, ni ruidos ensordecedores. A lo sumo, quizá los ronquidos de su acompañante. Pero nada más.

 

A pesar de su reducido tamaño y de su ambiente sosegado, les aseguro que no tendrán tiempo de aburrirse. La Palma es una isla camaleónica: podrán visitar vertiginosos acantilados, piscinas naturales, volcanes de todas las formas y tamaños, alta montaña, frondosos bosques, paisajes envueltos en perenne bruma y playas de arena negra en poco más de una hora desde la capital.

 

Su clima es suave durante todo el año, con temperaturas que oscilan entre los 17 grados de mínima y los 25 de máxima. El Roque de los Muchachos, su máxima altitud, se eleva hasta los 2.426 metros. Allí se encuentra el observatorio del mismo nombre, el cual cuenta con el mayor telescopio del mundo. Su cielo es tan puro que creerán poder tocar las estrellas con las manos.

 

En el tercio norte de la isla encontramos una inmensa depresión de origen erosivo: la Caldera de Taburiente. Se trata del mayor cráter emergido del mundo. Sólo es posible acceder a ella a pie y su única salida al mar es la brecha que formó la lava liberada en tiempos antediluvianos, conocida como Barranco de las Angustias.

 

El paisaje, amalgama de microclimas y heterogéneos escenarios, es algo así como las piezas de un mecano y todas las combinaciones que quieran imaginar son posibles. Les recomiendo que basen su centro de operaciones en Santa Cruz de La Palma y desde ahí se muevan en guagua o autobús público, a 55 pesos por trayecto entre municipios o 35 por trayecto urbano. Pregunten por «La cubana»: el es alojamiento más céntrico, funcional y económico, desde 585 pesos la habitación individual y 800 la doble.

 

Atraviesen el «túnel del tiempo», de apenas un kilómetro y medio de distancia, entre el alto de La Cumbre y el valle de El Paso, así llamado porque cuando por un lado llueve por el otro luce el sol y viceversa. Anímense a coronar el Roque de los Muchachos en bicicleta -pero les advierto… sus 42 kilómetros de ascensión lo convierten en una interminable maratón a pedales- . Crucen el viaducto de los Tilos, el mayor de Europa sin apoyos intermedios, camino de Barlovento. Báñense en las piscinas naturales de La Fajana. Completen la ruta de los volcanes desde Fuencaliente y admiren desde lo alto del Teneguía una puesta de sol que les dejará perplejos. Caminen por las empinadas calles de Santa Cruz de la Palma. Y sobre todo, no duden en preguntar a los palmeños acerca de su isla: son auténticos libros abiertos y adoran sus raíces.

 

Exploren, en fin, este rincón del planeta aún no desvirtuado por el turismo en masa, genuino y apacible, que mezcla el rojo de la toba con el negro del basalto, el intenso verde de sus bosques y el azul infinito de su cielo.

 


Lugares para visitar en La Palma

Fuencaliente y sus volcanes

El inmenso cráter del volcán San Antonio es el comienzo de la ruta de los volcanes, desde la población de Fuencaliente. Desde ahí podremos visitar el Teneguía, última erupción volcánica en España (1971).


Parque Nacional de la Caldera de Taburiente

Este parque nacional es una inmensa depresión de 1500 metros de desnivel desde la que se divisan los cielos más limpios de Europa. De hecho, la UNESCO ha declarado toda la isla Reserva de la Biosfera.


Acantilados de Tijarafe

Tras descender 500 metros de desnivel y unas interminables escaleras, llegarán hasta la proís de Candelaria, antiguo puerto de contrabandistas usado hoy en día como segunda residencia por algunos pescadores locales.