Napoles
Muchísimo antes de que se inventara la Camorra los viajeros como Odiseo temían aquí al canto de las sirenas. Nápoles no te pasará inadvertida y recién después de admirarla tendrás derecho a morirte. Tantas veces cambió de reino que Sicilia y Nápoles elaboraron una de las más confusas trayectorias históricas.
Acá fue donde Lucio Luculo llevó al más alto nivel el placer de vivir y de comer. Como político y militar romano, se podía dar esos lujos al retirarse y construirse una formidable mansión, huerta y cultivo de peces. Tanto le gustó tiempo después al Cardenal Borghese, que sobre ella construyó el complejo Villa Borghese al que deberás dedicar algunas horas.
Sin embargo, es recomendable recorrer a pie algunas de sus calles y plazas más significativas. Por ejemplo la Vía Toledo con el manualcito que siempre recomiendo comprar para saber cuáles «palazzi» habría que visitar. Si el euro te lo permite, las vidrieras de los principales diseñadores te tentarán. Las plazas Plebiscito y Dante, desbordantes de monumentos te insumirán una tarde, pues no dejarás de ingresar a la Galleria Humberto I, con un estilo que volverás a ver en Milán.
Callería Humberto I
La costa napolitana es una belleza y tiene una particularidad: posee un parque arqueológico sumergido. Muchas ruinas de la época romana, quedaron sumergidas tras hundirse siete metros la ribera. En las afueras de la ciudad, se impone visitar el Parque Nacional del Vesubio, los Campos Flegreos y las islas de Capri, Ischia, Procida y Vivara. Naturalmente, no te querrás perder Pompeya y Herculano que están a pocos kilómetros.
En Nápoles todos los recorridos comienzan en la plaza Garibaldi, donde se concentran los autobuses. Hay tres líneas de subterráneo, servicio ferroviario y funicular, dada la topografía.
Querrás comer pizza como se hace donde la inventaron, junto con los Sfogliatelle. La noche es larga y famosa en Nápoles y suele comenzar en el Centro Histórico; la juventud se reúne en Piazza dei Martiri, Piazza Amedeo y Piazza San Pasquale. Y no te olvides de la canzone napoletana ese género popular al que pertenecen O sole mio, Torna a Surriento, Funiculì funiculà, etc. Escucharlas ahí es otra cosa. Hay mucho más, pero como uruguayo nos imaginamos que querrás ver jugar al Nápoles. Ahí te tendrás que cuidar de los «tifosi» como en el resto de la ciudad te tendrás que cuidar de la camorra. Es fácil, basta con que pegues la vuelta apenas descubras que ya no hay turistas junto a vos.
Elaborado con fuentes propias y de las siguientes fuentes externas: www.wikipedia.org, www.flickr.com, www.youtube.com , www.viajeros.com , www.ciao.com
{youtube}i5Mlea3Yc3M{/youtube} Con toda la polenta, pizza, napolitana. |
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Para comparar a Caruso con Pavarotti… salvando distancias tecnológicas. |