Cada vez que la línea aérea Ryanair lanza su calendario, se arma revuelo a bordo.

Sus azafatas se despojan del uniforme y posan con mínima y exitante vestimenta para ilustrar cada mes del año. La caridad es el objetivo. ntendámonos, no es caridad orientada a compensar a pasajeros que afrontan un largo vuelo, sino a reunir fondos para contribuir con la asociación Kids, dedicada a niños discapacitados. La compañía «low cost» estima que este año reunirá 110.000 euros para esa organización.

Ahora, imaginense tratando de encontrar acomodo en una poltrona «low cost» y que la misma azafata que aparece en el mes, digamos, abril, al tiempo que se inclina con la bandejita, le pide que contribuya con 10 euros comprando un ejemplar. También se puede pedir por correo en http://www.ryanaircalendar.com , pero está claro que no tiene el mismo encanto.

El revuelo se repite desde hace tres años, cuando Ryanair lanzó su primer ejemplar. Critican la acción como sexista y a la compañía de obligar a sus azafatas a desvestirse para salir en las fotos. Pero Michael O’Leary, presidente de la aerolínea, asegura que la participación fue voluntaria y que debieron escoger entre 800 azafatas que se postularon para hacer beneficencia fotográfica.

El debate es propaganda gratis y O’Leary lo estimula. Asegura que él mismo compró los 100 primeros ejemplares para obsequiarlos a «políticos antidiversión y grupos feministas de España, Suecia y GranBretaña», es decir, a todos los que en 2008 y 2009 pusieron el grito en el cielo … literalmente.