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¿Harto de hacer siempre lo mismo en Buenos Aires?

Teresa Bausili (La Nación, GDA) hizo un inventario de 25 cosas muy, pero muy diferentes a las habituales. Invitamos a los usuarios a que nos propongan un inventario semejante, pero para Uruguay.

No necesitás ir a Nueva York par aver gigantescos dinosaurios ni trasladarte al interior de Francia para viajar en Globo. ¿Qué tal un partido de pato o hacer un trayecto de cinco días en carruajes históricos o pasear en un viejísimo ferrocarril de trocha angosta? Todas son opciones turísticas que podrían implantarse en Uruguay, aunque hay un problema de demografía de por medio. Veamos la interesante lista de Teresa.

1 – Planear en ultraliviano sobre las sierras de Tandil
Cuesta creer que estos avioncitos, tan livianos que se pueden empujar con una mano, alcancen 140 kilómetros por hora y hasta 400 metros. Pero no hay nada que temer: los vuelos de bautismo se hacen con experimentados pilotos de vela, en asientos en tándem. El pasajero es el que viaja adelante, en la nariz, suspendido en silencio y con la mejor vista de los campos ondulados de Tandil. El costo de 30/40 minutos de vuelo es de 180 pesos.
Club de Planeadores de Tandil, ruta 74, camino a Ayacucho, a 15 km de la ciudad de Tandil; 02293-431243.

 

2 – Rescatar al cricket del olvido
Ver un partido de la temporada interna (de mediados de noviembre a comienzos de marzo) en las canchas de Hurlingham. Se trata de un deporte prácticamente inexistente en el imaginario argentino, aunque llegó al país al mismo tiempo que el fútbol, también de la mano de los ingleses (mientras el cricket permaneció dentro de un núcleo muy cerrado de gente, en su mayoría ingleses, el fútbol se convirtió en el fenómeno de masas que es hoy). La liga de Primera División local, que tiene tres torneos entre noviembre y marzo, la juegan sólo 5 equipos: Lomas, Belgrano, San Albano, Hurlingham y el colegio San Jorge. Se llega por el Camino del Buen Ayre, bajando en la ruta 201 (Av. Julio Roca); por Acceso Oeste: bajada Hurlingham, calle Vergara; por Av. B. Márquez: salida a Hurlingham.
4662-5510
www.hurlinghamclub.com.ar

3 – Pescar tiburones en la isla del Jabalí

En el extremo sur de la provincia, allá donde el mapa se hace finito y se estrecha junto al mar, no espere encontrar los chanchos salvajes que insinúa el nombre de esta isla de 15 km de largo por 6 de ancho. No, aquí lo que abundan son los tiburones en todas sus variedades: pinta roja, bacota y escalandrún (los hay de 130 kilos y 2,50 metros de largo), martillo, cazón grande y gatopardo.
Gracias a su forma de pozo y a una corriente cálida de Brasil, junto a las costas de la bahía de San Blas -dentro de la isla- también nadan corvinas, lenguados, róbalos, brótolas y congrios, entre otras especies de peces. El llamado Paraíso del Pescador es también un lugar poblado de misterios, historias de corsarios y leyendas de tesoros escondidos. Pero no son pocos los que lo eligen para bañarse en sus playas de aguas cálidas, toda una curiosidad en medio de la estepa patagónica.
Se llega por la RN 3 hasta la altura del km 918, donde se ingresa al paraje La Querencia; se recorren 22 km hasta la localidad de José B. Casas y 35 km más hasta la bahía.

4 – Andar en carruaje antiguo por Camino Real
Yunta de la Cruz es el nombre de la empresa especializada en este tipo de travesías a la antigua, algunas de media hora y otras de hasta cinco días, todas por los recodos del Camino Real (la ruta que conectaba el Virreinato del Río de la Plata con el Alto Perú).
Tienen 25 coches de colección y las salidas en Capilla del Señor incluyen presentación de carruajes y tropilla, reseña histórica, arreo de vacas y, por supuesto, picadas, guitarreada y asado. www.layuntadelacruz.com


5 – Asistir a la cacería del zorro en los bosques de Pinamar

Esta curiosa competencia se repite hace más de dos décadas, siempre hacia fines de año. Un jinete lleva una cola de zorro y otros 50 lo siguen al tiempo que sortean todo tipo de obstáculos y pruebas entre 25 km de bosques, médanos y playa.
La actividad está organizada por la Asociación Argentina de Cacerías Hípicas (CACH).
www.caceriashipicas.com.ar

 

 6 – Apasionarse por las locomotoras de vapor en el ferroclub de Remedios de Escalada
Los años dorados del tren en la Argentina cobran vida en este museo a cielo abierto, en un enorme predio de casi tres hectáreas, donde además se preservan y restauran los exponentes del rico patrimonio ferroviario. Locomotoras diésel y de vapor, vagones, coches y grúas son algunas de las piezas que se puede admirar en el museo.
Hay un pequeño tren de sólo 26 cm de trocha que recorre las instalaciones del club (el programa preferido de los chicos), además de un antiguo coche comedor de madera que oficia de cafetería (el programa preferido de muchos grandes). Avenida 29 de Septiembre 3675,Remedios de Escalada.
Abierto sábado y domingo, de 15.30 a 19. Entrada: $ 5 (bono contribución).

7 – Darse una panzada de omelette en Pigüé
Hay que agendar la fecha: 6 de diciembre de 2009. Todos los años, y únicamente en el primer domingo de diciembre, la colonia francesa más grande del país -fue incluso visitada en 1987 por François Mitterrand- se despacha con la Fiesta de la Omelette Gigante para celebrar el aniversario de su fundación. La curiosa actividad está organizada por la Cofradía Mundial de los Caballeros de la Omelette Gigante, que rompen 15.000 huevos en una sartén de 4,30 metros de diámetro (y que acompañan con cantidades también siderales de jamón, perejil y cebolla de verdeo).
El convite es gratis y los comensales reciben su porción, que comen con un pan y sentados en el pasto, igual que en la campiña francesa.
Se llega por la ruta 205 y luego por la ruta 65, donde en la rotonda se toma la RN 33 hasta Pigüé.

8 – Recorrer la isla Martín García en bicicleta
Otra isla, esta vez en la desembocadura de los ríos Paraná y Uruguay, también cargada con un pasado rico en historias y rarezas. Aquí estuvieron detenidos Juan Domingo Perón, Hipólito Yrigoyen y Arturo Frondizi; de aquí se estrajo el granito con el que se adoquinó el casco histórico de la ciudad de Buenos Aires; aquí funcionó el laboratorio donde trabajó Angel Mazza -médico que descubrió la vacuna contra el mal de Chagas-; aquí se levantó un lazareto en las epidemias de cólera y fiebre amarilla; por aquí caminó Rubén Darío, y se demoraron los tripulantes del acorazado Graff Spee.
Las 180 hectáreas de selva en galería, arenales y vegetación del Delta fueron declaradas Monumento Histórico Nacional y Reserva de Flora y Fauna. Será por eso que los autos están prohibidos en la isla. Y que se ven tantas bicicletas. Al fin y al cabo es el mejor medio para internarse en los senderos naturales y descubrir los secretos de la isla.
Cacciola Viajes y Turismo organiza viajes de un día, dos o tres, partiendo en barco desde el puerto de Tigre (son tres horas de viaje).
cacciolaviajes.com
4749-0329/0931.


9 – Admirar las obras del arquitecto Salamone en Azul

El genial arquitecto de origen siciliano construyó en apenas cuatro años -entre 1936 y 1940- unos 70 edificios públicos en 30 ciudades y pueblos bonaerenses (la idea del gobernador Manuel Fesco era fomentar el crecimiento de pequeños municipios del interior).
Sin embargo, los impresionantes y descomunales diseños futuristas de Salamone -que además combinan elementos art déco, expresionistas, racionalistas y monumentalistas- son prácticamente desconocidos para los porteños, y ni siquiera existen circuitos turísticos que promuevan visitas desde la Capital Federal.
El matadero y el cementerio de Azul son algunas de sus obras más imponentes, con enormes portales, carácter amenazante y torres en forma de hoja de cuchilla.
Se llega por la ruta nacional 3; el cementerio está en las calles Necochea y Sarmiento. Informes: 02281-424013.

10 – Pasar un día en una ecoaldea de Navarro
Curso de construcción con bambú, taller de danzas sagradas circulares o clases de cocina natural son algunos de los programas y actividades que se dictan en la ecoaldea Gaia, en Navarro, que funciona desde 1996.
¿Qué es una ecoaldea? Algunos las llaman comunidades hippies del nuevo milenio, aunque lo correcto sería decir que son aldeas ecológicas. Los habitantes comen de sus huertas, usan energía renovable, reciclan materiales y construyen casas bioclimáticas. «Lo que años atrás se consideró como un idealismo utópico es ahora una emergencia social y ambiental», postulan sus miembros.
Sábado, domingo y feriados hay visitas guiadas ($ 8). Es necesario confirmar si se va a almorzar (la comida es naturista y el costo es de 35 pesos). La estada de fin de semana cuesta $ 100 con alojamiento y comidas. www.gaia.org.ar
(02272) 492072.

11 – Tomar una grapa en San Gervasio

Con más de 140 años es la pulpería más antigua de Buenos Aires, una auténtica posta de arquitectura sencilla cerca de la estación Campodónico, a 25 km de Tapalqué.
Entre sus muros de ladrillo y barro y detrás de una reja centenaria, los hermanos Edgar y Aníbal Toso llevan atendiendo hace medio siglo la pulpería que inspiró a Borges para su cuento El Sur .
La entrada conserva la puerta pesada de madera oscura y cerrojos de hierro forjado. En el interior, los paisanos aún se sientan a tomar alguna grapa en vasitos de vidrio esmerilado.
Para llegar hay que tomar la RN 3 hasta Cacharí. Donde empalma la RN 50 tomar un camino sin asfaltar hasta Campodónico.
(02283) 420630.

 

12 – Sobrevolar Los Cardales en globo aerostático
Sin el vértigo del planeador, otra manera de admirar paisajes desde el aire es hacerlo a la Julio Verne, es decir, trepado en la barquilla de un enorme globo multicolor.
Los vuelos suelen hacerse al amanecer y atardecer, cuando el viento sopla suave y no hay turbulencias, en grupos de entre dos y cuatro pasajeros (más los pilotos).
Es un programa caro ($ 400 pesos por persona, de casi una hora, cualquier día de la semana y fin de semana), aunque definitivamente inolvidable.
www.juegosdelaire.com
(15) 5348-3450.
Para llegar, tomar la ruta 8 hasta el cruce con la ruta 6 y luego hacer 4 km hasta Los Cardales.

13 – Almorzar en Macedonio, Uribelarrea
Uribelarrea es un pueblito de menos de 1000 habitantes, declarado Pueblo Turístico para que no se lo coma el tiempo y el olvido. Y Macedonio, el almacén de ramos generales que funciona como restaurante, todavía conserva viejos mostradores, un estaño, una balanza y estanterías que atesoran botellas centenarias.
Hay tapeo, carnes al asador bien tiernas y buen vino.
Se llega por la autopista Riccheri y después la autopista Ezeiza-Cañuelas. Una vez en ese punto se sigue por la ruta 205 hasta el km 82,5, donde aparece el acceso al pueblo.
(02226) 493159.
macedonio@uribelarrea.com

14 – Retirarse a Mariápolis, en O´Higgins
Un pequeño pueblo que vive por la unidad . Así se presenta esta casa de retiros fundada en 1968 en la localidad de O´Higgins, partido de Junín, a partir de la donación de 50 hectáreas por parte de los padres capuchinos (en la actualidad existen 33 ciudadelas de este tipo en los cinco continentes).
Aunque muchas de las 25.000 personas que llegan cada año a Mariápolis (Ciudad de María) -entre familias, jóvenes o grupos organizados- lo hacen para participar de convivencias o retiros espirituales, no son pocas las que simplemente vienen hasta aquí a pasar dos o tres de días de descanso en el verde, en medio de bosques y campos sembrados de soja. La ciudadela se sostiene con el trabajo de sus habitantes, que suman más de 200 (provenientes de diferentes países y religiones), en la denominada economía de comunión . Se fabrican desde muebles hasta artesanías en tela y madera, pasando por mermeladas y bombones caseros.
mariapolis.org.ar
Tel/fax: 02362-492092.
Se llega por la ruta 7 hasta el km 235 y allí se toma la entrada a O´Higgins (desde aquí son tres kilómetros).

15 – Aprender a jugar al pato en Las Heras
Se dice de este deporte que es para gente de a caballo, audaz y valiente . Lo cierto es que el pato se practica en la Argentina desde principios del siglo XVII, e incluso fue declarado deporte nacional en 1953 (para ese entonces, la pelota con asas había reemplazado al desventurado animal). Un poco antes, a fines del siglo XX, Las Heras fue nombrada Capital del Pato, dado que en esa zona se criaban los caballos más adecuados para ese fin (resistentes para aguantar las cinchadas y de no más de metro y medio hasta la cruz).
Pese al entusiasmo de sus seguidores, el pato ha tenido limitada difusión y, mal que le pese, aún se lo considera el hermano menor del polo. Federación Argentina de Pato: 4664-9211.

16 – Pescar pejerreyes en la laguna Hinojo Grande, en Trenque Lauquen
Esta lengua de agua, que solía ser un terreno salitroso hasta que se inundó con agua del río Quinto, es un paraíso para pescadores de pejerreyes. Para darse una idea, la cuota de 50 peces de buen tamaño puede alcanzarse en media jornada de pesca (el pique mejora aún más cuando sube un poco la temperatura).
En las orillas, los clubes Loma Alta y Laguna Redonda proveen los servicios necesarios para el pescador, desde proveedurías hasta alquiler de embarcaciones.
Por la ruta 5 hay accesos a Hinojo Grande en los kilómetros 421,5 y 441.


17 – Jugar a la taba, subirse a un sulky, aprender a hilar lana, pasear en tractor u ordeñar vacas en Granja Loma Verde, en Brandsen
Es un paseo para hacer con chicos, aunque hay asado para todos y la posibilidad de quedarse a dormir en cabañas. Se llega por la ruta 2; en el km 58 hay que tomar a la derecha hacia Brandsen (ruta 215) y seguir 15,5 km más hasta la entrada de la granja; www.granjalomaverde.com.ar (02223) 44-2209/2937.


18 – Redescubrir el Museo de Ciencias Naturales de La Plata

Quienes no hayan estado hace tiempo en este museo, uno de los más emblemáticos del país, se encontrarán con que el edificio custodiado por los tigres diente de sable tiene nuevas salas, muestras interactivas, instalaciones más modernas y hasta sistemas para sordos y ciegos (con explicaciones en braille y videos con lenguaje de señas). El museo se inauguró en 1888 a partir de una modesta colección particular de Francisco P. Moreno. Hoy tiene dos millones y medio de piezas -aunque apenas el 2% está en exhibición-, desde los pocos esqueletos completos de un homínido de más de un millón y medio de años hasta sarcófagos egipcios.
Está abierto de martes a domingo, de 10 a 18. Entrada, $ 3, gratis para menores de 12; jubilados, $ 1,5. Paseo del Bosque s/N°; 0221-425-7744

19 – Alojarse a todo trapo en La Candelaria, para sentirse como un príncipe o una princesa en un verdadero palacio
Más de un siglo después de su construcción, la histórica estancia estilo château francés de Lobos conserva intactas sus fachadas belle époque, las cúpulas revestidas de pizarra, el mobiliario traído de Europa y su incomparable parque (diseñado por el paisajista Charles Thays). Se llega por la ruta 205, km 114,5, Telefax: (02227) 424404/494132/494473
www.estanciacandelaria.com

20 – Aprender sobre automovilismo en el Museo Deportivo Juan Manuel Fangio, de Balcarce
Dicen que hasta el menos tuerca saldrá encariñado con los motores después de pisar el museo dedicado al mejor piloto argentino de la historia. Se exhiben todos los vehículos con los que Fangio conquistó sus campeonatos mundiales de Fórmula 1, además de 800 trofeos, fotos, cartas y todo tipo de recuerdos que hicieron la historia del pentacampeón y del automovilismo nacional.
El museo ofrece también otros servicios, como microcine -que proyecta los momentos más impactantes del competidor-, biblioteca, el patio de banderas, la confitería o la boutique (donde se ofrecen productos con la firma impresa de Fangio).
Dirección: calle 18 639, esq. 17; (02266) 42-5540
www.museofangio.com
Horario: todos los días, de 10 a 19, en verano. El resto del año, de 10 a 17.


21 – Visitar el Museo de Molina Campos en San Antonio de Areco

Se inauguró este año y es un orgullo para San Antonio de Areco, tierra de Don Segundo Sombra y Capital de la Tradición Gauchesca.
La colección del museo (de la Fundación Las Lilas) incluye acuarelas, pasteles, témperas y los famosos almanaques de Alpargatas en los que el artista inmortalizó pingos indomables, vacas flacas, gauchos de facón y bolicheros de la pampa. Se llega por el Acceso Norte, ramal Pilar, y luego por la ruta nacional N° 8 hasta el km 113. www.museomcdeareco.org
Abierto de viernes a domingo y feriados, de 10 a 18.

 22 – Andar a caballo, de noche, por las dunas de la Reserva Natural Faro Querandí, en Villa Gesell
Extraña y felizmente a la vez, todavía quedan en nuestra costa lugares prácticamente vírgenes, a pocos kilómetros de algunas de las playas más concurridas del verano. Unos 30 km al sur de Villa Gesell, la Reserva Natural Municipal Faro Querandí es el parque dunícola más grande del país -5757 hectáreas de arena-, además de un ecosistema de especies autóctonas que sólo viven en los médanos.
Esta inmensa pampa de dunas vivas o cambiantes solamente puede ser recorrida a caballo o en vehículos 4×4, con guía a la cabeza. Hay excursiones nocturnas a caballo, cuando los haces del célebre faro barren el horizonte de mar.
Se llega por la ruta 2 hasta Esquina de Crotto, empalmando luego con las RP 63 y 11 hasta General Conesa. De allí, RP 56 hasta General Madariaga, y nuevo empalme con la ruta 11 hasta Villa Gesell. Cabalgatas: La Peregrina, calle 313 y Alameda 201; (02255) 45-7015.


23 – Hacer trekking en la Sierra de la Ventana

Subir hasta el famoso hueco que dio nombre a este sistema serrano, una de las formaciones geológicas más antiguas del continente, lleva unas cuatro horas de ascenso entre bosques de pinos y terreno agreste (el circuito está señalizado). La recompensa: admirar el paisaje de tonos ocre y verde recortados por la silueta de la Ventana, que solía ser una gruta cuyo techo se derrumbó.
También se puede hacer trekkings a Garganta Olvidada (una cascada de cinco metros de altura), Los Piletones Naturales (se forman en la naciente del arroyo que atraviesa el cerro), Cueva del Toro (una gruta de 30 metros de profundidad donde hay pinturas rupestres) o el cerro Tres Picos (el más alto del sistema de Ventania). Parque Provincial Ernesto Tornquist: ruta provincial 76, km 224.

24 – Incursionar en el kite surf en Punta Rasa
Viento suave y constante sumado a aguas tranquilas y de baja profundidad (lo que permite estar de pie en el agua y aprender a dar los primeros pasos sobre la tabla) hacen de Punta Rasa, en el extremo sur de la bahía de Samborombón, el lugar ideal para aprender los trucos de este deporte mezcla de wakeboard, surf y snowboard.
Se llega por la ruta 2, luego la 11 camino a San Clemente; una vez allí se toma la calle 2 y se siguen los carteles a las Termas Marinas. www.2ndwind.com.ar ; 4793-5626

25 – Probar las pastas de Italpast, en Campana
Nació como un localcito de barrio de comida para llevar y ahora, 14 años después, tiene fama de ser uno de los mejores restaurantes de cocina italiana de Buenos Aires. El ambiente es familiar y entre su clientela se mezclan vecinos de siempre con ejecutivos, artistas y amantes del buen comer en general.
Los Tortelloni Burro e Oro, rellenos de ricota, nuez y parmesano, fue el plato ganador del chef Pedro Picciau en Bolonia, en mayo de 2004. También vale la pena probar la bondiola de cerdo asada con cebolla, el riso de mare, la pata de chancho con hojas de limonero, el carpacci de lomo y salmón, o los papardelle de apio. Dellepiane 1050, Campana;
(03489) 425275 / 430433
Horario: de martes a sábado, de 12 a 15 y de 20 a 24; domingo, de 12 a 16.