La ciudad construida sobre diamantes
Uno exagera como pescador… pero ¿de que otra manera podrías despertar el interés de lectores adormilados entre tantas noticias estereotipadas, repetitivas, interesadas, superficiales, aburridas y hasta falsas? No es así por culpa de los periodistas, sino porque el mundo se nos ha puesto reiterativo, «todo lo que ha sido, volverá a ser», dijo el predicador.
Exagero pero no miento, en el suelo de Nördlingen hay 72.000 toneladas de diamantes desde hace 15 millones de años… pero miden apenas 0,2 milímetros y debido a eso no tienen valor comercial. Cuando vi la foto aérea supuse una ciudad medieval amurallada por un geómetra demente, empeñado en construir un círculo perfecto. Las murallas nunca son enteramente circulares, porque los constructores respetan las irregularidades del suelo y los puntos elevados cercanos en los cuales eventuales sitiadores podrían poner catapultas y reventarte a pedradas.
Pues bien, en Nördlingen ese círculo perfecto fue delineado por uno de al menos dos meteoritos que se estrellaron en la zona y dejaron estos recordatorios de que esas cosas pasan, felizmente cada muchísimos años… pero pasan. ¿Cuántas especies se hicieron humo tantos millones de años atrás cuando la Antártida recién estaba cubriendo de hielo lo que hasta entonces había sido un vergel casi tropical? Tampoco creas que hace taaanto tiempo… los dinosaurios ya habían desaparecido quizás a causa de otro meteorito mucho más grande que estos. Antes de seguir; una curiosidad que uno suele no considerar: los meteoritos no “caen” a la tierra, es la tierra la que atropella su ruta y los atrae irremediablemente a increíble velocidad, interrumpiendo su siestita eternal.
El que “cayó” en Nördlingen hace 15 millones de años produjo un cráter de unos 25 kilómetros de diámetro y entre 100 y 150 metros de profundidad. Se lo considera el mejor conservado del mundo… a pesar de que su centro se construyera una ciudad. Dicen las fuentes que hasta los años 60 se creyó que era un cráter volcánico, pero la presencia de coesita, un cuarzo que se forma por la enorme presi0n. A apenas 42 kilómetros de distancia, en Steinheim, se encuentra otro cráter de solo 3,8 kilómetros de diámetro, porque el meteorito que impactó aquí medía originalmente unos 150 metros de diámetros, según se estima. El de Nördlingen tendría 1,5 kilómetros de diámetro y al caer debe haber provocado una explosión semejante al de 1,8 millones de bombas como la de Hiroshima. Eso es lo que se estima.
¿Y los diamantes? Solo se encuentran en Nördlingen y no en la ciudad vecina… porque allí era donde había un yacimiento de grafito sobre el cual estalló el meteorito. Luego la sedimentación hizo su trabajo y se formaron rocas con cientos de pequeñísimos diamantes incrustados. Todas las construcciones medievales de la ciudad contienen millones de esos fragmentos. Lástima que no tengan valor como piedras preciosas.
No tan dramático como el meteorito pero mucho más costosas en vidas humanas, fueron las dos batallas decisivas que católicos y protestantes pelearon allí durante la Guerra de los Treinta Años. Hay que tener una mente muy atravesada para suponer que Dios se haya sentido gratificado con esos fieles degollándose por su mayor gloria. Así se dirimían las cosas en la Edad Media, donde una discusión como la que tenemos sobre una estatua de la Virgen en la Rambla, hubiera terminado con media generación de jóvenes masacrados penosamente por cualquiera de los bandos. Por esas cosas es que Nördlingen tiene una muralla enteramente conservada, la única que puede recorrerse en su totalidad. Porque hay otras dos enteramente rodeadas, pero no transitables.
Por lo demás, la ciudad está en Baviera, donde las montañas, la gente, las ciudades y los paisajes son como para enamorarse de por vida. Los bávaros, son bárbaros de simpáticos y apenas te ven, te zampan una cerveza. La fundaron en 898 en una encrucijada de caminos y mientras los señores feudales se dedicaban a la caza, a la guerra y a las traiciones, los artesanos, comerciantes y granjeros lograban que la comunidad fuera próspera y relativamente feliz. Las guerras religiosas terminaron con la mitad de su población y la ciudad entró en declive a partir de 1630, lo cual produjo el inesperado beneficio de su congelación arquitectónica.
La ciudad es un raro ejemplo de preservación de la arquitectura medieval y de buena fortuna, pues los bombardeos de las guerras mundiales no la afectaron. El consejo de la ciudad se lució logrando transformarla en un polo industrial de la región administrativa de Suabia de Baviera, sin romper la atmósfera histórica: Nördlingen amalgama la Era Medieval y la Era Moderna en un caso con poco o ningún precedente.
La muralla cuenta con cinco puertas de entrada, 11 torres defensivas bien conservadas y una alta bastilla. En la Wikipedia resaltan la belleza e interés histórico de las casas dentro de la ciudad, conservadas desde el período de su gran prosperidad del Siglo XIV al XVI; así como también las magníficas fachadas de los edificios públicos y las casas de la clase social privilegiada hechas la mitad de madera y con estilo Renacentista y Barroco.
Desde la torre de la Iglesia San Jorge a 90 metros de altura puede escucharse una consigna que no se confía a estentóreas campanas sino a guardianes municipales, los últimos de su clase en Alemania. El grito de los guardianes es: “¡So, G´sell, so!”, lo que debe interpretarse “todo bien, compañeros, todo bien”. Los ecos que se oyen en toda la ciudad cada media hora desde las 10 pm. hasta media noche, y que en la antigüedad tenían como fin, tranquilizar las noches de los habitantes, ante cualquier ataque. Bueno, no cualquier ataque… el llamado alerta a los vecinos para que protejan sus cerditos porque viene el malvado del conde Hans von Oettingen a robarse los más gorditos. La siempre desconfiable tradición oral asegura que eso ocurrió cerca de 1440. ¿Quién podría creer semejante cosa?
Pero los bávaros y muy particularmente los vecinos de esta preciosa ciudad, no priorizan lo que tiene aspecto de verdad sino lo que es divertido y así pasaron tantos años para que hoy la letanía desde la torre los tranquilice en sus patrióticas tradiciones y a los hoteleros y dueños de restaurantes los enriquezca con tantos turistas que necesitaban algo más que un cráter, diamantes e historia. Los “cantores” actúan cada media hora hasta medianoche, y luego bajan de la torre a tomarse mansamente su cerveza.
La Wikipedia también nos recuerda que la ciudad cuenta con varios museos, entre ellos el museo bávaro de ferrocarriles con su centenar de véhiculos, el museo histórico (Stadtmuseum), el museo de la muralla (Stadtmauermuseum), el museo del cráter (Rieskratermuseum) y el Museum Augenblick («museo del momento») que alberga una colección de medios de comunicación del siglo XIX. Si algo te resulta familiar en Nördlingen a pesar de no haber estado nunca allí, puede ser porque la ciudad aparece como escenario urbano en la película “Willy Wonka y la fábrica de chocolates”. También en el “Anime” Princess Tutu y Shingeki no Kyojin.
Lo que estoy tratando de decirte es que si sos de esos uruguayos que anda al galope por el viejo continente, convencido de que podrá volver una, dos o tres veces, de manera que debe aprovechar el tiempo desesperadamente, entiendo que a Nördlingen le dediques solo una tarde. Pero si te da el resto y muy particularmente si te gusta ver a todo un pueblo vistiéndose a la manera medieval para desfilar dentro de la muralla al son de alborotadoras fanfarrias bávaras, con una o dos líneas de bombardines y tubas, entonces deberías consultar el calendario de festejos que figura en la web oficial de la ciudad e instalarte allí por dos o tres días, hasta que los vecinos te saluden con familiaridad. Dicho sea de paso, si sabés alemán quizás es preferible que te lo guardes y te expreses en inglés… pues lo que allí se habla es el “austro bávaro”. Luego de la tercera cerveza quizás algún bávaro te hable de su relación con los prusianos.
Guillermo Pérez Rossel
https://es.wikipedia.org/wiki/N%C3%B6rdlingen
https://www.tripadvisor.com.ar/Attractions-g187318-Activities-Nordlingen_Swabia_Bavaria.html
