El peor arrecife del mundo
La idea parecía bonita: poner un arrecife artificial para que se poblara de corales y pececitos a corta distancia de las muy turísticas playas de Fort Lauderdale.
En algunos países los han construido con bloques de hormigón, en otros liberaron sus puertos de barcos hundidos y los amontonaron en el lugar elegido para que los corales se aquerenciaran. Yo diría que el más atinado sistema por lo que entraña como señal de pacifismo, consiste en sumergir tanques de guerra y hasta portaviones. Todo eso se había hecho en muchos lugares del mundo… pero en Fort Lauderdale no sobraba material militar, sino cubiertas de autos y camiones.
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¡Qué solución! Lo que acá queman los piquetes para protestar, allá se podía hundir a 20 metros de profundidad, en atados de 10 neumáticos cada uno, unidos con cadenas y cables sintéticos. Todo eso se anclaba en el fondo marino y ¡zás! milagrosamente te sacabas de encima esa basura contaminante y creabas un paraíso submarino… pero no. No es tan fácil imitar a la naturaleza, hay reglas y hay imponderables.
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Antes de pensarlo demasiado, habían sumergido más de dos millones de neumáticos atados en manojos a 2.100 metros de la costa y se pusieron a esperar a que llegaran las especies marinas para ornamentar toda esa porquería. Es más, tan contentos quedaron con la idea, que la misma empresa o imitadores, hicieron más arrecifes artificiales con cubiertas en el noroeste de Estados Unidos, en México, Indonesia, Malasia, Australia y África.
En todos ellos pasó lo mismo. Lo primero fue la corrosión de los cables de acero, que dejaron en libertad los atados de cubiertas de caucho sintético, con lo cual estos se pusieron a bailar una danza frenética al ritmo de mareas, corrientes y temporales. Todavía siguen llegando a la costa acumulándose en la orilla como para recordarle a los bañistas que con la naturaleza no se juega. Otros tuvieron un peor destino: se fueron estrellando contra los arrecifes verdaderos y comenzaron a destruirlos.
¿Y los corales, las plantas marinas y toda esa flora y fauna que se fija a cualquier cosa que encuentre en el fondo? Nada de nada, las cubiertas resultaron tóxicas para todas las especies.
En Fort Lauderdale este estropicio comenzó en los años 70… pero todavía llegan cubiertas a las inmaculadas playas; el océano declaró que no se encargará de degradarlas hasta transcurridos algunos siglos y deja saber que agradece se le libere de tanta inmundicia.
En la colocación de las cubiertas, colaboró el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y más de 100 buques de propiedad privada; la actividad era vertiginosa en las 36 hectáreas de mar escogidas para crear el arrecife. En el 2001 comenzó la tarea de eliminar neumáticos que costó mucho y tuvo un éxito relativo. Desde el 2007 está en práctica un nuevo intento en el cual colabora la marina de Estados Unidos, la cual aprovecha para entrenar a sus buzos… pero de cualquier manera, cuando se extraiga la última cubierta, Fort Lauderdale habrá gastado entre 40 y 100 millones de dólares.
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¿La última cubierta dije? No señor. Algunas de ellas derivaron hasta Carolina del Norte, otras se desperdigaron por todos lados… lo que retirarán serán unas 700.000 de aquellas dos millones originales. No falta mucho para que ese objetivo esté cumplido, pero alguna cubierta seguirá apareciendo en esa o en cualquier otra costa del mundo hasta el final de los tiempos, o más bien, hasta que la naturaleza se encargue por sí misma. Eso siempre ocurre, pero lleva más tiempo del que exige la industria turística e inmobiliaria.
No todos los arrecifes artificiales terminaron en un desastre ecológico. A veces los países hunden parte de su flota de guerra, otras veces hunden una sola unidad, como fue el caso del USS Oriansky, que por sí solo es el mayor arrecife artificial del mundo, con 270 metros de largo y 44.000 toneladas de acero. Lo hundieron en mayo de 2006 en Pensacola Florida y a diferencia de la batahola de cubiertas, este portaviones insignia en las guerras de Corea y de Vietnam, es hoy el parque de diversiones de una alegre multitud de animales y plantas marinas.
El Andrea Doria es otro de los grandes “arrecifes” artificiales. En este caso es uno de los más grandes y lujosos transatlánticos de su tiempo, con 212 metros de largo, unas 29.000 toneladas y con capacidad para transportar 1.200 pasajeros y 500 tripulantes. Esa más o menos era su dotación cuando se estrelló contra él otro barco de pasajeros más pequeño, de bandera sueca. En el accidente murieron 51 personas, fue naturalmente un escándalo internacional y el navío finalmente se hundió muy cerca de la costa de Nantucket, Massachusetts, donde es un extraordinario desafío para los buceadores expertos… pues está a bastante profundidad. Ultimamente se lo señala como muy peligroso, pues ha llegado a un momento en que la paulatina desintegración provoca la caída frecuente de partes de su estructura.
Guillermo Pérez Rossel
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http://www.rinconabstracto.com/2014/07/los-7-arrecifes-artificiales-mas-asombrosos-del-mundo.html#ixzz3hmcvBci5
http://www.nauticaydeportes.com/noticias/arrecifes-artificiales-sorprendentes/
https://elbauldejosete.wordpress.com/2008/04/17/el-desastroso-proyecto-de-fort-lauderdale/
http://destinoinfinito.com/osborne-reef/