La inmensidad de los océanos
Nuestros ancestros apenas si se salían del Mediterráneo, pero los océanos guarecían otras culturas.
¿Los océanos fueron una limitante para la especie humana o un artificio para generar diversidad en los seres vivos luego del erróneo experimento de la Pangea? ¡Andá a saber! La cuestión es que al menos los uruguayos (o los montevideanos) no concebimos otra manera de vivir que a la orilla de un océano o un río grande como mar.
Sin embargo, con toda esa vocación orillera, se nos olvidó que el pasado 8 de junio se celebró el Día Mundial de los Océanos. Corrijamos eso.
El que no lo pasó por alto fue el diario El Universal de México, nuestro socio GDA, quien publicó un estupendo artículo de Viridiana Ramírez. Peor que olvidarlo es ignorar ese homenaje a esa parte mayoritaria de la superficie del planeta. Esa fecha la determinaron las Naciones Unidas para que todos reflexionáramos sobre la importancia de su preservación.
Por Viridiana Ramírez / El Universal
Pacífico, el mayor de todos
El brazo del mar de Bering abraza a este océano, con 2 millones de kilómetros cuadrados que se extienden desde Alaska hasta el mar de Ross, en la Antártida. El Pacífico es el más grande de los océanos. EU cabría 15 veces en él.
Todo lo que habita en las profundidades se genera principalmente por su actividad volcánica, el llamado Cinturón de Fuego, que corre desde la península de Baja California hasta el Atlántico.
En ese camino donde las placas tectónicas se acomodan una y otra vez, nacen las barreras arrecifales, cuna de millones de especies, como el caballito de mar, endémico de este océano. No está en peligro, pero sí en estado de protección.
Manatíes, leones marinos, focas, tortugas y ballenas están amenazados principalmente por la contaminación con petróleo y lo que genera el ser humano. Los mayores generadores de contaminantes por petróleo son las plataformas del Mar de Filipinas y el de China Meridional.
Cerca de 25 mil islas se encuentran en el océano Pacífico. La porción de tierra más grande es Australia, donde se formó la Gran Barrera de Coral, frente al estado de Queensland. Esta línea, que no es continua (cada sección tiene un nombre), sólo se puede observar completa desde el espacio. Está formada de corales que son el hábitat de millones de especies.
Están permitidos los recorridos turísticos y las expediciones, pero con restricciones. Se puede combinar un paseo en globo -que incluye desayuno con champaña en el aire- y esnórquel o buceo en aguas turquesas y cristalinas para descubrir peces payaso, esponjas y estrellas, tortugas, corales morados, rojos, naranjas, amarillos y rosas.
Por la mañana, el globo sobrevuela las mesetas de Atherton durante una hora para desayunar en el aire. El itinerario incluye un paseo hacia Isla Verde, uno de los principales cayos de coral.
El recorrido en barco, con fondo de cristal, permite observar la vida marina, esnorquelear y descansar en la playa. Desde 120 dólares australianos (mil 647 pesos). www.great-barrier-reef.com
Atlántico, la «s» que serpentea al planeta
Su nombre proviene de Atlas, aquel gigante de la mitología griega que sostiene la Tierra y el firmamento sobre sus hombros. Es el segundo más grande de los cinco océanos y, si pudiéramos observarlo desde arriba, identificaríamos que su forma es de una «s».
El canal de Kiel (Alemania), Oresund (Dinamarca-Suecia), el Bósforo (Turquía), el estrecho de Gibraltar (Marruecos-España) y la vía marítima de San Lorenzo (Canadá-Estados Unidos) son sus importantes vías de acceso.
Ahí fluyen cuatro mares famosos: el Caribe, el golfo de México, el Báltico y el Mediterráneo. El doctor e investigador Alfonso Vázquez Botello, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, nos dice que las aguas del Atlántico son las mejores para generar la vida de focas, delfines, lobos marinos, huachinangos, meros, robalos, arenques y bacalaos.
También se pueden ver en otros océanos, pues se mueven con las corrientes y patrones de alimentación, conducta y adaptación por el cambio climático.
La línea costera del Atlántico abarca alrededor de 11 mil 866 kilómetros. En ella hay playas imperdibles para el viajero como las de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Praia de Rocha (Portugal), Walvis Bay (Namibia), las del majestuoso Caribe con sus bancos de arena blanca. También destaca la playa de Lagzira en Marruecos.
Existen cruceros que recorren el Atlántico. Compañías como Pullmantur ofrecen recorridos desde ocho días para navegar las costas de ciudades como Casa Blanca y Agadir, Lanzarote, Lisboa y Gibraltar (www.pullmantur.es).
Si nos vamos al sur, exploremos las aguas del Amazonas, el río más grande del mundo que desemboca en este océano. Tampoco hay que perderse de nadar con el tiburón ballena en el Caribe mexicano. La temporada es de mayo a septiembre. Los touroperadores ofrecen el avistamiento desde 800 pesos.
Ártico, maravilla que congela
Hablemos del Polo Norte y del océano más pequeño, el Ártico que junto con el Antártico se encuentra amenazado por el calentamiento global. Países europeos, asiáticos y norteamericanos lo rodean, también se conecta con el Pacífico por el Estrecho de Bearing, Siberia y Alaska. El mar de Groenlandia es su enlace con el Atlántico.
En su lecho marino se encuentra 25 % de las reservas petrolíferas y de gas natural del mundo. Estaño, oro, níquel, plomo y platino también están presentes, sin olvidar la cápsula de tiempo que dejaron los rusos en su inmersión de 2007 para recolectar pruebas y demostrar que las cordilleras subacuáticas Lomonósov y Mendeléiev son una extensión natural de Rusia.
Se organizan diversas expediciones, las más comunes son para el avistamiento de osos polares y morsas, colonias de animales que año con año disminuyen por el derretimiento del hielo.
Una de las travesías inicia desde el norte de Helsinki, en Finlandia, hasta Murmansk, en Rusia. Quince días de navegación a bordo de un buque rompehielo hasta llegar a Franz Josef Land, una región con grandes témpanos de hielo de formas muy extrañas. El viaje se complementa con un vuelo en globo. Costo promedio: mil 690 dólares por persona.
Pero el mejor viaje que se puede realizar es a la Isla Spitsbergen, en Groenlandia, para observar osos polares y ballenas beluga.
En 11 días se navega entre icebergs para cazar, sólo con la lente de una cámara, al gran mamífero de blanco pelaje y carnívoro. Se imparten clases teóricas sobre la conservación de los polos y los daños irreversibles que los seres humanos les estamos provocando. También hay descensos en tierra para dar un paseo en bicicleta.
Más expediciones: ir en busca de auroras boreales y convivir con las comunidades de esquimales inuit. De ellos aprenderás la preparación que requieren para soportar la temporada de invierno y cómo es que se han adaptada a sobrevivir en la parte más septentrional del mundo.
El calendario de viajes inicia de junio a noviembre, aún puedes encontrar travesías para el 2012 e incluso apartar tu aventura gélida para 2013. Más información: www.quarkexpeditions.com.
Antártico, el reino del emperador
Su reconocimiento como océano estuvo mucho tiempo en duda, hasta que la Organización Hidrográfica Internacional lo denominó como tal en el 2000.
Su extensión rodea completamente a la Antártida y sus límites convergen con el Pacífico, el Atlántico y el Índico.
La mayor parte del fondo marino está cubierto por depósitos de origen glacial. Se cree que en el subsuelo se encuentran yacimientos petrolíferos y gas natural, pero aún no ha sido explorado. El hielo antártico es la mayor reserva de agua dulce del mundo.
En sus aguas heladas viven especies como la ballena azul, el leopardo marino, las focas de Weddell, el calamar gigante y los pingüinos emperador a los cuales se puede observar tomando un barco desde Ushuaia, Argentina.
Para explorarlo se toma una embarcación rompehielo que te lleva al mar de Weddell, donde reinan los icebergs. Un helicóptero te traslada a la colonia Snow Hill, popular por sus noches largas en el invierno de hasta 20 horas y también por congregar colonias de la especie suprema, pingüinos emperador.
Para observarlos es necesario ir bien abrigado, con ropa térmica y una especie de botarga de color rojo, para soportar temperaturas de hasta 60 grados centígrados bajo cero. La distancia máxima para acercarte es de siete metros, un ornitólogo te explica su comportamiento. No puedes tocarlos porque pueden perseguirte y picotearte.
La mejor temporada para viajar a estas latitudes remotas es de mayo a septiembre, cuando se encuentran en época de reproducción.
Su graznido puede ser ensordecedor. El sonido que cada uno de los machos emite es único y lo hacen con el fin de buscar a la pareja que cortejaron el año pasado; son monógamos pero no falta el que de repente busca a un soltero para echarse una canita al aire.
Los viajes al «continente blanco» tienen una duración mínima de siete días. Incluyen los traslados en helicópteros, hospedaje y alimentos. Información y reservaciones en www.antarcticacruises.com.ar.
Índico, encuentro con mantas
África, Asia, Australia y la Antártida lo envuelven. El Índico ocupa por tamaño, el tercer lugar entre los cinco océanos.
Sus costas destacan por ser abruptas y rectas, sobresale India que se desprendió de Australia y la Antártida, hace 60 millones de años. Tras varios años de estar a la deriva, se unió al continente asiático. La colisión fue tan fuerte que provocó la elevación que hoy conocemos como el Himalaya.
En su subsuelo se almacena 70% del petróleo mundial. Por otra parte, 90% del comercio mundial se realiza en barcos contenedores y el Índico acoge por sí solo la mitad de ese tráfico.
Pero su riqueza también radica en lo natural. Muchas de sus islas son consideradas paraísos únicos. Por ejemplo, frente a las costas africanas se encuentran las Seychelles con flora y fauna fuera de lo común, como las tortugas gigantes de las Seychelles o Dipsochelys hololissa en peligro de extinción, y el «coco-fes», palmera que da frutos de gran tamaño.
También está la Madagascar, de mar turquesa para bucear, con bosques tropicales y algunas áreas desérticas. Hay excursiones para convivir con la tribu malgache y estar en sus campos de cultivo. www.selftours.co.za.
Frederic Bochet, buzo profesional que radica en México, dice que su mejor experiencia la ha vivido en las Islas Maldivas.
Su inmersión en estas aguas casi vírgenes, le permitió estar cerca de mantarrayas gigantes, con más de siete metros de largo. Aprendió que ellas se reproducen bien aquí, por la cantidad de plancton, aunque también son viajeras y se pueden avistar en el Pacífico.
Hay expediciones de buceo con una mínima duración de cuatro días. El tour incluye lecciones teóricas y prácticas sobre arrecifes coralinos y un poco sobre fauna marina, además garantiza el avistamiento en cualquier época de las mantas gigantes. Más información en www.visitmaldives.com.