Chicxulub, el asteroide que terminó con los dinosaurios
El impacto cambió para siempre al planeta. No esperemos que caiga otro y nos termine a nosotros, mejor apresurate a ver este lugar.
Hay dos noticias que deberán interesarte al respecto. Una es que la industria turística de México por fin puso los ojos en la zona, de manera que a partir de ahora será más fácil llegar y más placentero quedarse… aunque todo sigue siendo un proyecto. El otro acontecimiento consiste en que la ciencia también decidió que llegó la hora de examinar detalladamente el fondo de este cráter para ver lo que encuentran. Ambas iniciativas quizás impidan que la voracidad por el petróleo que pudiera haber en la zona termine con todo tan eficientemente como lo hizo la piedra de diez kilómetros de diámetro que se estrelló en la península de Yucatán hace 65 millones de años.
Pero no quiero que te embales y luego me reproches. Esa imagen tan espectacular no la podrás ver ni subido a un helicóptero, tanto por las dimensiones del cráter, como porque los bordes se pierden en medio de todo lo que el planeta ha recubierto desde aquél entonces.
El bólido dejó ese asombroso cráter de 180 kilómetros de diámetro… aunque la mayoría de los científicos entiende que esa es una pared interior de un cráter que habría tenido 300 kilómetros. Y todavía hay otros científicos que consideran que Chicxulub no vino solo sino que viajó acompañado de varios hermanos menores que se estrellaron en diferentes y alejadas regiones del planeta. ¡Pobres dinosaurios, les pasó lo mismo que a los trilobites! Habrán cometido peores pecados que los contemporáneos de Noé para merecer semejante castigo.
El 70% de los seres vivos desapareció en ese instante… o en los años subsiguientes, por la cadena de cataclismos que siguió a la caída del meteorito, incluyendo los diez años que supuestamente necesitó la atmósfera para recomponerse y la biósfera para crear este fructífero manto que nos alimenta y nos recibe al final de nuestras vidas. Los seres vivos, animales y plantas, ya no pudieron tener aquellas dimensiones y los bichos de sangre caliente como nosotros, terminaron dominando el mundo. De lo contrario, a internet pudo tener que inventarla algún reptil tan listo como Bill Gates y tan sociable como Mark Zuckerberg.
A 2.500 metros de profundidad, el fondo del cráter guarda muestras de las consecuencias del impacto y de lo que le ocurre a los materiales que nos rodean cuando los someten a 18.000 grados centígrados de temperatura. Antes, las perforadoras deberán introducirse a lo largo de 800 metros de sedimentos que guardan la historia de estos últimos 65 millones de años. Los depósitos sedimentarios originales mostrarán la roca pulverizada durante el impacto, esa misma que produjo la noche más oscura durante años interminables, durante los cuales casi todos los seres dependientes de la fotosíntesis desaparecieron… aunque se salvaron muchas de sus semillas. Es decir, que el fondo de esa fosa tiene memoria de todo lo acontecido desde ese fatídico día.
La tragedia de los dinosaurios, día por día, cuando se salvaron de tener que enfrentarse al más extinguidor de todos los seres vivos, el ser humano
Imaginen el escenario. El estruendo debió recorrer el planeta y el impacto debió estremecerlo… es posible que lo desviara algo de su órbita y que la placa tectónica que lo acogió se haya fracturado provocando sismos, tsunamis y vulcanismo. Ni la esposa más irritable del mundo podría darnos una idea de lo que aconteció… y sin embargo, la vida es tan fuerte y perseverante, que un 30% de ella se salvó e inició un nuevo camino evolutivo. Esas cosas fueron las que tuvieron de cabeza a Darwin, quien, desconocedor de estos cataclismos fulminantes, no acertaba a entender que algunas especies en lugar de evolucionar, desaparecieran. Con todo, llegó a predecir que esta era la única explicación.
El de Arizona, en tierra, mucho más vistoso… pero mucho menor en tamaño. ¡Imaginen!
Pues bien. El o los meteoritos de 65 millones de años atrás, no fueron la única causa de extinciones masivas. De hecho se califica como “The Big Five” a las cinco extinciones que sin ser las únicas en la millonaria historia de la tierra, fueron las que rediseñaron la vida que terminó en esto que somos nosotros. El cataclismo que eliminó a los dinosaurios ni siquiera fue el peor de ellos. El peor parece que ocurrió hace 251 millones de años, millón más, millón menos. Ese fue el que acabó con el 96% de los seres vivos… que tampoco eran la gran cosa, no te imagines bichos de cuatro patas respirando y deambulando… mucho menos civilizaciones perdidas. En realidad eran formas primitivas de vida y no las exterminó algo extraterrestre sino una erupción cataclísmica cerca de Siberia, la cual aumentó monstruosamente la proporción de dióxido de carbono, generando gases de invernadero, la temperatura del planeta se elevó, los océanos se acidificaron y murieron hasta los corales. Fue a finales del Pérmico y se la llama “La gran muerte”.
Lo de los trilobites (y ya huyo de estas cosas antes de que te me aburras) fue anterior, en el Cámbrico, hace 550 millones de años. Fueron la más exitosa forma de vida del planeta en toda su existencia, pues dominaron la escena durante unos 300 millones de años. Se conocen unas 4.000 especies… de manera que también ellos evolucionaban. No los mató ningún cataclismo, sino la competencia desleal con las recién aparecidas algas, que agotaron el oxígeno y los ahogaron en el fondo de los océanos. De no ser por eso, andarían por ahí generando nuevas cadenas de ADN que siempre le vienen bien a la fábrica de nuevos bichos.
Antes que concluyas que me las doy de sabihondo, te aclaro que cualquiera que tenga curiosidad y paciencia puede obtener estos datos en esta maravilla que es la internet participativa. Claro que igual que yo, al no ser especialista, corrés el riesgo de interpretar algo como la mona y que un lector te señale la animalada. Así de dura es la vida del periodista…
Si querés, nos pasamos al extremo esotérico de estas cosas, que también lo hay, pues cuando en 1978 los geofísicos trabajaban para Pemex hicieron una prospección magnética, encontraron una gran anomalía, consistente “un enorme arco subterráneo de simetría extraordinaria, con la forma de un anillo que medía 70 kilómetros de diámetro”. Con menos que eso tenés miles de turistas que se sientan con las palmas para arriba y miran al cielo esperando cargar de energía sus fragorosas vidas. Por otra parte y como siempre digo cuando tengo que escarbar estas profundidades, este proceso creativo que se mide en millones de años no demuestra ni remotamente la inexistencia de Dios. ¿O a Dios pretendés ponerle un reloj pulsera o un calendario como los que conocemos, negándole la posibilidad de hacer con el tiempo y la materia lo que mejor le parezca? La razón no te puede llevar a Dios ni alejarte de Él, es una cuestión de Fe.
Hasta la ciencia necesita alguna dosis de Fe. Resulta que hay científicos que discrepan y dicen que este impacto no fue lo que mató a los grandes saurios. Y tienen una prueba inesperada: las ranas sobrevivieron y debieron haber muerto. Los científicos son como los políticos, a pesar de que su foco está en los hechos y en las comprobaciones, nunca pueden ponerse enteramente de acuerdo. Hay además quienes datan la caída del meteorito 300.000 años antes de la extinción de los grandes saurios. Como hay que decidirse, nos quedamos con la opinión mayoritaria, que se la juega a que los dinosaurios murieron por ese impacto, muy posiblemente múltiple.
Tenele fe a los mexicanos cuando les da por construir un museo. Este es el que está en el pueblo del mismo nombre, cerca del puerto, el parque y las playas que formarían parte del complejo dedicado al turismo.
Pues bien, en las inmediaciones de este increíble cráter, está el pueblito de Chicxulub, el puerto del mismo nombre, la reserva natural “El Corchito” y el puerto Progreso. Hay buenas playas, hay sobrada autenticidad… y hay poca o nada infraestructura turística. El gobierno se propone crear un corredor ecoturístico en la antigua carretera que une todos esos puntos, un parador y un centro interpretativo del meteorito que ese sí ya fue construido.
También construirán un embarcadero para lanchas que lleven hasta los cenotes y ojos de agua de la reserva biológica de El Corchito… y ahí viene otra crítica de la gente local que se queja del abuso que se comete con los pescadores de la zona. Pues fueron ellos los que trazaron canales entre los manglares, limpiaron ojos de agua, se libraron de alimañas y se las ingeniaron para que los bichitos más simpáticos se aquerenciaran en el lugar.
La reserva de El Corchito.
El Corchito encuentra a 36 kilómetros de Mérida y a metros de la entrada al Puerto Progreso sobre la carretera que va hacia el Puerto de Chicxulub. Esta Reserva Ecológica es administrada por una Cooperativa de 23 pescadores que con el paso del tiempo han logrado crear un lugar de descanso y convivencia con la naturaleza. Nada que ver con X-caret o Xel-ha, sus ríos subterráneos y sus fabulosos parques temáticos repletos de turistas, esto es algo como hecho a mano… le falta bastante o le sobra, si lo que querés es autenticidad.
Para ingresar a esta Reserva –dicen las fuentes– deberás tomar una lanchita en el embarcadero que te cruzara a través de hermosos manglares que en su interior resguardan este maravilloso lugar. Al desembarcar podrás admirar la belleza de la naturaleza, palapas en donde puedes colocar tu hamaca y descansar, sillas y mesas de madera en donde podrás comer y compartir con tu familia un rato agradable, un puente sobre el canal que te comunica hacia otros lugares, sendas que te permiten el avistamiento de especies del área y todo esto muy cerca de sus cenotes y ojos de agua.
Cuenta con 3 cenotes y dos ojos de agua, el primero es el cenote Helechos de aguas cristalinas y poco profundas ideales para los niños pequeños, a su lado se encuentra el primer ojo de agua en donde por ser tan estrecho uno solo puede refrescarse los pies. Enfrente se encuentra el segundo ojo de agua que es como un pequeño jacuzzi en donde sus aguas cristalinas te invitan a quedarte por mucho tiempo. El Segundo cenote es el “Cenote Venado” que se encuentra del lado izquierdo, es amplio, limpio y un poco más profundo, para llegar a el tienes que pasar por el puente que te da una vista magnifica del lugar. Ya estando de ese lado podrás caminar por un largo sendero que te llevara al “Cenote Pájaros”, el cenote más grande de los tres con un color verde esmeralda.
Uno de los atractivos de este lugar son sus habitantes, una manada de mapaches que viven ahí de forma libre y natural vienen a recibir a sus visitantes y en pago las personas les regalan comida y una sonrisa. Estos animalitos son muy tímidos y amistosos que solo buscan de una manera natural convivir con los seres humanos, así que durante tu visita no los molestes ni intentes agárrarlos. Solo aliméntalos y si lo deseas tomate una fotografía con ellos, dice la web de los pescadores. A demás de ellos podrás ver aves, iguanas, serpientes, nidos de termitas, crustáceos, peces y una infinidad de flora y fauna.
Como dije, esto es todavía un atractivo insuficiente para los que vamos de tan lejos… pero la proximidad con Mérida lo hace interesante para alquilar un auto, que también te servirá para ir al sitio arqueológico de Chichén Itzá. Mérida en sí, es algo así como el eje desde el cual podés desplazarte por las principales zonas arqueológicas mayas. Lo que me sorprende, es que no haya en Mérida (al menos cuando fui no lo había) un servicio de helicópteros que te permitiría contemplar mejor estos complejos culturales y muy especialmente el cráter de Chicxulub, aunque para apreciarlo en su dimensión completa deberías subirte a un satélite. Lo que me lleva a que también me resulta sorprendente que Google Earth, siempre tan creativo, no haya trabajado una imagen real para regalarnos a sus admiradores. Confesemos que desde tierra es difícil imaginar eso como un cráter.
Guillermo Pérez Rossel