Guilin, un capricho surrealista
Es uno de esos lugares cuyo paisaje parece haber brotado de la afiebrada imaginación de un artista. Pero ¡qué artista!
La foto de portada muestra a un pescador chino que no usa caña ni red: confía en sus cormoranes amaestrados para llenar su cesto. Amaestrados pero no tanto, porque si no se comen lo que cazan es porque le ponen un anillo en el pescuezo. En fin, la alianza no es mala para el pato, porque su amo también lo cuida de los depredadores. Ahora, vuelvan a mirar la imagen, no está armada, la exhiben con legítimo orgullo en la web http://www.china-tour.cn. Y de allí la sacamos con otras muy pocas, que acompañan el excelente trabajo fotográfico de Andrea Avelino, una simpatiquísima colega que con buena prosa nos describió este viaje y nosotros tratamos de redondear con nuestro estilo.
Esa imagen parece salida del afiebrado cerebro de Salvador Dalí. Y acá tenés una panorámica del rio Li, la llanura amarilla y los montes que rodean a la pintoresca ciudad de Guilín, (pronúnciese Cuelin), cabeza de la región autónoma Zhuang de Guangxi, en la República Popular China. ¿Cómo se explican esos cerros verticales que desafían la gravedad? ¿Cómo pudo producirlos la naturaleza? Para los geógrafos, estas cosas son de fácil solución, se le pone un nombre al asunto y a otra cosa. En este caso, hablan de formaciones Karst, sea lo que sea que eso signifique. Pero no seamos injustos, los geólogos sí que estudian cómo y por qué tuvieron que revolcarse las capas sedimentarias para crear esas formaciones.
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Está situada en la orilla oeste del río Li, en una zona de montañas cubiertas de vegetación que confieren a la ciudad una belleza especial con topografía marcada por esas formaciones Karst. Andrea bebió vino de víbora, o licor de serpiente como lo llaman otros, porque ella no anda con mojigaterías y si hay que tomar esa porquería, entonces se la bebe y brinda por el mejor futuro posible. Los turistas occidentales que van allí ponen cara, pero también se mandan su vinito serpenteante; luego conocen la ciudad y emprenden viaje a las múltiples atracciones que tiene la zona.
Casi todas entroncan con el río Li (junto con nuestro Yi y el italiano Po, debe ser de los poquísimos con solo dos letras en el nombre), una especie de columna vertebral sobre la cual se fue conformando esa singular cultura regional china y se abasteció a una población que ahora supera los 4,7 millones de personas instaladas en un minúsculo territorio de 27.809 km². Si nuevamente nos comparamos abusando de nuestra condición de orientales, resulta que de alguna manera seríamos enteramente compatibles: a ellos les falta territorio y a nosotros nos falta gente.
Por ahí tenés la impresionante Gruta de la Flauta, la Colina Fubo, el parque de las Siete Estrellas, la Colina del Elefante, el llano de la tierra amarilla, el Lago Banyan, Grotesque Peak Village y un pueblito que, vivarachos como un rayo, los chinos lugareños organizaron como para que los visitantes tengan una visión de primera mano de sus costumbres ancestrales. Prueben sus inquietantes comidas y, de paso, se lleven artesanía made in china, como es usual en todo sitio turístico del mundo entero, aunque acá la marca de origen sí que está justificada. ¡Mirá si en China van a vender artesanía hecha en San Ramón por las criollas de Manos del Uruguay!
Así que también te hacen una demostración de bailes étnicos y te rematan con un singular juego de varillas saltarinas, en las cuales bellísimas chinitas se despojan de la ropa típica y demuestran su habilidad acrobática y sus cuerpos siempre de adolescentes, sea cual sea la edad que tengan.
Pescando con cormoranes
Las montañas Guilin
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Andrea Avelino nos cuenta que las “Montañas de Guilin” forman parte de los paisajes más emblemáticos de la China profunda. Es una zona rural que se despliega a ambos lados del río monosílabo. El gran atractivo es, justamente, navegarlo. Hacia el sur (Li Jiang) muestra aguas poco profundas que bañan aldeas y bosques de bambú típicos de la China meridional rural.
Los viajeros atraviesan una multitud de agujas de roca que montan guardia para vigilar el paso de los milenios. El recorrido desde Guilin hasta Yangshuo es de más de 80 kilómetros e insume una navegación de entre cinco y ocho horas. Casi seguramente tendrán clima húmedo y una niebla que le da un encanto especial al paisaje… pero dificulta la toma de fotografías.
Dicho sea de paso, esa niebla que un viajero no tiene tiempo de esperar que se disipe, es la razón por la cual a las excelentes fotos de Andrea, sumamos algunas pocas de la folletería local. Es el caso de esta de abajo, con los impresionantes arrozales en terrazas.
Porque otro componente del paisaje de Guilin son estos arrozales que se encuentra a unos 40 kilómetros al oeste de Guilin, a dos horas en ómnibus. Sus terrazas de arroz son una impresionante obra de ingeniería, para aprovechar al máximo la tierra y el agua en un relieve complejo. El punto más elevado se encuentra a unos 885 metros sobre el nivel del mar y el más bajo a 380 metros.
Sobre los ingredientes de tu almuerzo más te vale no preguntar… y no vayas ahí con tu perrito amarillo.
Respecto a la comida, como en el resto de las ciudades Chinas que visitamos (Beijing, Shangai y Hong Kong), los manjares corrientes del lugar eran: cangrejos, palomas al «spiedo», sapos, víboras y otras cosas menos conocidas que uno ni se atreve a preguntar. En resumidas cuentas, como decían nuestros paisanos, todo bicho que camina va a parar al asador. Habría que agregar todos los que vuelan, nadan o reptan: en fin, basta que se muevan para que sean comestibles.
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Es inusual que vayas a China con tu mascota, pero si tenés un perrito amarillo no lo hagas de ninguna manera, pues los perros con pelaje de ese color son los preferidos por los gourmets. Damos por seguro que ni Andrea ni su esposo comieron perro (a sabiendas), pero se le animaron al licor de serpiente.
Fue en el recorrido en barco por el río Lí. Una señora llevaba un frasco en el cuál se apreciaba a la víbora muerta enroscada reposando el fondo del recipiente, cubierta en líquido transparente que Andrea supuso sería algún tipo de alcohol. ¿Y, cómo fue la experiencia? Nada del otro mundo, dice nuestra corresponsal… es más novelería que otra cosa.
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Andrea Avelino
by Guillermo Pérez Rossel
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http://www.china-tour.cn/Guilin/Guilin-Ethnic-Culture-Village.htm
Ahí la tenés a Andrea con su esposo, en un viaje idílico.