Nadar con cerditos
No dije delfines o tiburones o tortugas; dije cerdos, chanchos, puercos. Eso es lo que está de moda.
Los que están actualizados, van a las Bahamas para poder nadar con cerdos limpitos con tanta agua caribeña. No es nada organizado, es absolutamente espontáneo un show preparado por los propios chanchos, que miraban desde lejos a los yates y se les ocurrió que algo bueno podía sacarse de esa experiencia.
Bien dicen que con el cerdo compartimos casi toda la cadena genética, salvo por algún rabito y algún ¡oinc!. Para que sepas algunos de sus órganos sirven para trasplantarlos a humanos, muy especialmente la aorta, cosa que le ha salvado la vida a muchos bípedos y causado la muerte de algún chanchito.
La cuestión es que hace unos años a alguien se le ocurrió llevar cerdos a la isla Big Major Cay de Las Bahamas, sin pensar que al no tener enemigos naturales a la vista, los animalitos se iban a reproducir en cantidad que estaba quebrando su cadena alimenticia… Ahora se la conoce como la Isla de los Cerdos y se transformaron en un recurso turístico.
La isla es de ellos, no está habitada, lo cual no es una rareza en las más de 360 que componen las Bahamas. Algunas de ellas le pertenecen a personajes tan ilustres y excéntricos, como Ted Turner o Johnny Depp. Pero, repetimos, cerdos de cuatro patas solo hay acá y tampoco hay tantos, pero como la isla es chiquita, lucen un montón.
Los introductores no contaban con la astucia casi humana de estos cerdos, los cuales luego de ver el insoportable derroche alimenticio que dejaban los humanos en la playa, se les ocurrió que dentro de esos barcos debía haber más comida todavía. Así que se lanzaron alegremente al agua y asomaron sus trompitas por las bordas para ver si los convidaban con algo. Cosa que ocurrió en casi todos los casos.
Claro que los humanos cobraron algo por el almuerzo: dejarlos nadar en su compañía, cosa que aceptaron con sumo agrado porque dada nuestra ausencia casi absoluta de pelos, les resultamos poco menos que congéneres. Te aseguro que si comparás sus hábitos, son menos inmundos que muchos humanos que uno puede encontrar en la playa tirando yerba, papeles, cáscaras de huevo y envoltorios de sándwiches.
La cuestión es que las arrendadoras de yates y algunas agencias de viajes, llevan turistas hasta las playas de la isla donde aguardan ansiosamente los cerdos. Y si uno los mira bien, no se acercan solo por comida… a ellos también les divierte la proximidad de los humanos y llegan a acostarse junto a ellos en la arena para tomar sol.
Te puedo asegurar que acá la Prefectura y todas las autoridades pertinentes e impertinentes, reaccionaban radicalmente y sacaban a patadas a los cerditos, por más turistas que atrajeran y por más simpáticos que parezcan. Hay que entenderlos, no hay cosa más tentadora que la autoridad; apenas te la conceden, te ponés a prohibir cosas. ¿Qué cosas? No importa, junto con la autoridad viene la imaginación para conculcar libertades.
Los cerditos ya tienen quien les escriba; Jennifer Nolan editó en 2010 un libro infantil denominado «El Secreto de la Isla del Cerdo», que tiene por protagonista a un niño que se entera de la existencia de estas playas y se lanza en aventura hacia la isla preocupando a sus padres, aunque naturalmente todo termina bien, para él y para los cerdos.
http://en.wikipedia.org/wiki/Pig_Beach
http://www.hosteltur.com.do/154700_nadar-cerdos-nuevo-atractivo-turistico-bahamas.html