Noche de Brujas
Claro, como andamos cerca de Halloween, agarraste para el lado de las que viajan en escoba. Te induje a equivocarte, de alguna manera hay que divertirse. ¿Hubieras preferido un susto?
Pues bien, este artículo trata de la ciudad de Brujas, pésima traducción al castellano de “Brugge”, que en neerlandés significa puente (puente, no puentes, segunda aberración de la traducción). En francés debería decirse “Bruges”, pero te aconsejo andar con cuidado, pues aunque están lejanos los tiempos de los enfrentamientos, todavía hay gente un poco quisquillosa y estamos en el corazón de la región flamenca de Bélgica. Gracioso en materia de traducción, es que el gentilicio en español no es “brujas” y “brujos” como sería lógico, sino “brujense”, al barrer, sin género. ¡Qué cosas!
Como estás disfrutando las fotos, no mutilo el tema central si continúo con otra curiosidad, esta vez bastante poco cruenta, aunque también idiomática. Si fueras detallista, deberías tomarte el trabajo de aprender a pronunciar correctamente la frase en neerlandés “schild ende vriend” que significa “escudo y amigo”. Aunque fue en 1302 que miles de franceses murieron degollados por pronunciar mal esta frase, en este país donde solo en una cervecería hay 400 variedades de cerveza, una de ellas puede resultar como nuestros vinos “peleadores”.
Resulta que los brujenses (¡qué asco de gentilicio!), habían sido expulsados de sus hogares para acoger en ellos al ejército francés. Arengados por Joan Breydel y Peter de Coninck (*), volvieron indignados a la ciudad y cuando se cruzaban con alguien sospechoso, le hacían pronunciar la frase y parece que a los franchutes les resulta imposible pronunciar el sonido “sx” de “schild”. Acá las profesoras de idiomas te hubieran puesto un Regular para abajo, pero en aquél entonces la mala pronunciación terminaba en degüello. La masacre se conoce como los “Maitines de Brujas”, y fue seguida en Kortrijk por la “Batalla de las Espuelas de Oro”, durante la cual el ejército francés que vino a vengar esas muertes, sufrió una vergonzosa derrota ante una resistencia menos numerosa, pero más avispada. Los pusieron en retirada y todavía les afanaron las espuelas, para ponerlas en la iglesia de esa ciudad que queda a 40 km de Brugge (**).
Claro que la historia va y viene y los franceses, los nazis y muchos más lograron conquistar a la hermosa ciudad, con pretextos de todos los colores que esconden la verdadera razón: Brugge era una de las ciudades más prósperas de la Liga Hanseática (mirá qué nenes) y eso no se perdona así como así, nadie invade a una ciudad pobre. ¿Y porqué era tan rica Brugge? Porque dominaba el comercio de la lana y tenía un bruto puerto. Curiosamente, la conquistaron pero les dio pena arrasarla y entonces, sigue intacta.
Con todo, la peor y más injusta de las venganzas de los franceses, consiste en que los consideran burros, con la misma ilógica que acá considerábamos poco ilustrados a los gallegos hasta que nos dieron vuelta y media. Peor todavía en este otro caso, porque fueron los belgas quienes inventaron las papas fritas, que en el mundo anglosajón se conocen como “french fries”. No es justo que no tengan crédito por semejante invento.
Bien, basta de lata. Ya estás viendo lo que es la ciudad y sus canales; por eso la llaman “Venecia del norte”, aunque esa nominación la pelean con Estocolmo, Amsterdam y hasta con San Petersburgo. Lo que parece que no se puede discutir, es que tienen puentes por todos lados, y eso solo justifica el nombre. Ahora, ¿no se nos fue la mano al hablar de “noche de Brujas” para confundirlos? Eso sí que no, dicen que la noche de Brujas es realmente espectacular. Todos los monumentos están iluminados, pasear por calles que parecen inventadas para peatones o dejarse llevar por los canales, es algo recontraromántico.
Y hay “marcha”, como dicen los españoles, pero también hay restaurantes, cervecerías, brasseries y lo que quieras. Los jóvenes recomiendan los alrededores del Grand Place Grote Mark y darle de punta a todas las cervezas que se te crucen, que serán muchas. O cometer el peor de los pecados de gula en las chocolaterías, o zambullirte en los mejores waffles del mundo, todo a precios razonables. En cambio, los ya maduros y los que disfrutan la cultura, tenemos otra recomendación.
Pedí que te indiquen dónde queda la Beer Brasserie Cambrinus, que es donde sirven esas 400 cervezas diferentes. No te será difícil ubicarla porque está a la salida de la plaza principal y su aspecto no lo podrás pasar por alto. Si querés, podés entrar ahora mismo en http://www.cambrinus.eu/default.htm , pero para degustar las cervezas y probar sus manjares, tendrás que ir hasta allí. El edificio es de 1699 y por su ornamentación resulta claro que desde el primer día tenía como destino alojar a una cervecería.
A Cambrinus, proclamado Rey de la Cerveza en Bélgica, Holanda, Alemania y otros países europeos (antes que Bud, aclaran), lo muestran reiteradamente y de hecho te saluda como una estatua sentado en un barril con espuma y taza en la mano ya en la fachada. Las fotos muestran el local y te aclaramos que hay otros restaurantes y posadas que tienen una ambientación que no llega a este caso, pero le anda cerca.
Ya esto justificaría que al Centro Histórico de Brujas lo incluyeran en la Lista del Patrimonio de la Humanidad. Pero hay mucho más y todo concentrado en una geografía urbana perfectamente transitable a pie… o en bicicleta. Todo tiene como centro la plaza principal, la Grote Markt o Plaza Mayor y a su alrededor se ubican los edificios históricamente más importante, rodeados de can ales.
En esta plaza –describe la Wikipedia– se encuentran el Campanario (Belfort en neerlandés) y el Mercado Cubierto (Hallen en neerlandés). Esas obras tal y como las vemos actualmente, se fueron ejecutando en diferentes fases de construcción: primero solamente había un mercado cubierto. En 1240 se construyó por primera vez un campanario con aguja de madera, que fue destruido por un incendio en 1280 Entre 1483 y 1487 se edificó la estructura cuadrada de la torre y después de numerosos incendios y restauraciones durante los siglos siguientes, el campanario tiene hoy en día una altura de 83 metros. En cuanto a la función de estas obras, en el mercado cubierto principalmente se vendió lana y paño, mientras que el campanario cumplió la función de centro administrativo y también de vigía para proteger la ciudad contra la catástrofe de los incendios, haciendo sonar la campana en señal de alarma ante el mínimo indicio de fuego.
Arriba de esa torre se debe haber instalado alguno de los dos catalanísimos blogueros que editan el “Bloc de Viatges del Manel i la Cristina” y que estuvieron por acá en el 2012. Varias de las mejores fotos de este artículo proceden de ese blog y los belgas deberían dar gracias de que estuvieron solo dos días, pues si se quedaban más tiempo lo que les correspondía era vender todos sus avíos de fotos. ¡Qué fotógrafos los catalanes! De ellos, aunque recortadísima por necesidad de diseño, pertenece la foto de portada, luego repetida en todo su tamaño. Te recomiendo entrar a http://diaridelabonavida.com/2013/01/28/descobrint-bruges-el-seu-centre-historic-i-part/ y deleitarte con el arte de estos blogueros.
La Plaza Burg (Burg en neerlandés) es una fortaleza histórica de Brujas. Esta fortaleza amurallada tuvo una superficie de hasta 1 hectárea con varias puertas de entrada. Acá es donde comienza tu aventura. Por el camino encontrarás pequeños muelles donde podés abordar un barquito y puestos donde alquilar bicicletas, todas opciones muy recomendables. Vamos a aclarar, Brujas tuvo iglesias de sobra hasta en la época medieval, de manera que ahora con tanta herejía, estaban tan vacías que a muchas de ellas decidieron convertirlas en museos. Una belleza de museos.
Las Casas de Caridad (Godshuizen en neerlandés) son una curiosidad especial para uruguayos laicos a reventar. Se encuentran por todas partes en el centro antiguo de Brujas y son pequeñas construcciones blanqueadas a la cal, agrupadas en torno a un patio. Fueron construidas por burgueses ricos para alojar a gente pobre o enferma, lo cual indudablemente es caritativo, pero había una condición: todos los días los beneficiados debían ir a la capilla que formaba parte del conjunto, a rogar por el bienhechor. Eso para que los que ganan menos, recen más.
Te seré franco, tengo unas ganas locas pero nunca estuve en Brujas. ¿Qué? ¿Te pensabas que era un recontramillonario o el rey de los becados). No, soy un humilde y decente compilador, hago lo mejor que puedo, por lo cual en este caso recurriré a alguien que sepa para que nos cuente la mejor manera de aprovechar el tiempo, esa cosa tan escasa y tan cara cuando uno está de viaje. Antes de eso, por si realmente te gusta el arte, te cuento que en la Iglesia de Nuestra Señora (Onze-Lieve-Vrouwekerk en neerlandés) hay una obra de Miguel Angel, la Madonna de Brujas, una virgen con el niño. Pero la cosa no termina ahí, en muchos museos hay tesoros de la escuela flamenca.
Los famosos diez lugares: No insistiré entonces con las pesadas descripciones que uno olvida apenas deja la ciudad; anduve mirando de qué manera te podría ayudar a escoger entre tantas cosas que hay en Brujas y de repente me encontré con estos consejos de Pruden Rodríguez en el blog Los apuntes del viajero (http://www.losapuntesdelviajero.com/2012/02/que-ver-en-brujas-belgica-10-visitas.html). Francamente, considero que yo no podría agregar nada mejor ni mejor relatado, así que aquí va con algunos ajustes y la recomendación de entrar a ese blog donde hay muchísima y muy buena información. Esta es la receta de los diez lugares a cargo del amigo Pruden.
1. Grote Markt. Cualquier ciudad flamenca que se precie tiene su propia Plaza Mayor (Plaza del Mercado). Y en cualquier Grote Markt que se precie habrá probablemente un Belfort (Campanario) dominándolo todo. Rodeada de edificios medievales, la Grote Markt de Brujas es el centro neurálgico de la ciudad y prueba de ello es su incesante actividad (carruajes para turistas, restaurantes, coches, bicicletas, mercadillos…). De noche resulta especialmente bella por su esmerada iluminación. Más aún si repican las campanas. Por cierto, se puede subir al Campanario.
2. Burg. Muy cerquita de la Grote Markt se encuentra la bellísima Plaza Burg. Destaca por las fachadas de los principales edificios que la envuelven: el impresionante Stadhuis (Ayuntamiento) de estilo gótico, la Basílica de la Santa Sangre (una doble capilla en dos pisos, de estilos románico y neogótico respectivamente) y el Brugse Vrije (Franconato de Brujas), donde se encontraban los antiguos Tribunales de Justicia. En el Ayuntamiento destaca la Sala Gótica, con sus murales y su bóveda policramada, y en el Franconato una enorme chimenea de madera, mármol y alabastro. Para salir de la Plaza, nada mejor que cruzar bajo el arco del Callejón del Asno Ciego y toparse con el Djiver, canal principal de la ciudad.
3. Rozenhoedkaai. Este es el lugar más fotografiado de la ciudad. Antes de llegar aquí desde la Plaza Burg habremos visto el Mercado del Pescado (porticado, de piedra) y habremos atravesado la coqueta Plaza de los Curtidores.
4. Groeningemuseum. Siguiendo el curso del canal encontraremos este importante museo, donde se encuentra una de las mejores muestras de arte de los Primitivos Flamencos (Jan van Eyck, Hugo van der Goes, Gerard David…). En las cercanías se encuentra otro destacado museo, el Arentshuis. Se visitan con la misma entrada.
5. Iglesia de Nuestra Señora. La Onze-Lieve Vrouwekerk es una sobria iglesia del s.XIII que alberga una estatua de la “Virgen con el Niño”, de Miguel Ángel. Por un pequeño camino, rodeándola, llegaremos al idílico Puente de San Bonifacio (en la foto) , conocido como el Puente de los Amantes. Desde el mismo puente puedes entretenerte buscando la ventana gótica más pequeña de Europa. Pasado el puente accedemos al tranquilo parque de Hof Arents. Por cierto, el otro edificio religioso notable en la ciudad es la Catedral de San Salvador.
6. Begijnhof. La zona del Beguinaje de Brujas es uno de los lugares donde más calma se respira y uno de los más bellos de la ciudad. El Minnewater, Lago del Amor, conecta con el canal que da entrada al Beguinaje, uno de los 13 protegidos en Flandes por el Patrimonio de la Humanidad. Aquí se congregaban mujeres religiosas (beguinas) siglos atrás, viviendo de forma autónoma y ayudando a los más necesitados. Hoy en día vive gente corriente y/o grupos de monjas de otras órdenes. Puede visitarse la casa museo. Con propósito semejante se fundaron las casas de caridad que aún pueden verse en la calle Nieuwe Gentweg.
7. Molinos. No te pierdas los molinos de Brujas, situados a las afueras de la ciudad en las cercanías de un canal, muy próximos unos de otros. Dos de ellos se pueden visitar: Kolewei y Sint Janshuis.
8. Sint-Janshospital (Museo Memling). El Hospital de San Juan es uno de los más antiguos hospitales medievales que se mantienen en pie. El complejo, de principios del s.XII alberga el Museo Memling (con instrumentos médicos y obras de arte del s.XV) y una pequeña farmacia restaurada que estuvo en funcionamiento hasta 1971.
9. De Halve Maan. La última fábrica de cerveza en Brujas. Cuando fuimos estaba cerrada por obras, pero en condiciones normales se pueden hacer visitas guiadas.
10. Damme. El coqueto pueblo de Damme se encuentra a 5km de Brujas, unido a ésta por un canal muy concurrido en verano. Merece la pena la excursión en barca, en bici o por carretera. Te sugiero leer mi artículo sobre Damme (en el blog) para ver fotos y tener más info.
Muy prolijito, Pruden acompaña su artículo con varios vínculos utilitarios:
Para ubicar lugares para fotografiar: http://www.losapuntesdelviajero.com/2013/01/visitar-brujas-rincones-de-foto.html
Para buscar hoteles http://www.hotelscombined.es/Place/Bruges.htm
Para alquilar un auto y viajar a Gante, Bruselas, Lovaina, Amberes y otras ciudades cercanas. http://www.alquilerdecoches.com/brujas/
(*) y (**). Estos párrafos fueron corregidos gracias a la advertencia formulada por el amable lector Andrés Boone, la cual puede leerse en los comentarios, pues cuando el editor se equivoca, es justo que los lectores lo sepan.
Guillermo Pérez Rossel