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Valle de Elqui en rojo y azafrán

Si todavía no te convenciste de que las mujeres observan el mundo de otra manera, mirá esta visión para nada fotográfica, de nuestra querida chilena Claudia del Río.

En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.

(Todas íbamos a ser Reinas- Gabriela Mistral)

Este es un pasaje imperdible…no se puede ir a la región de Coquimbo y no visitarlo. Es de una belleza singular por el cielo claro, los juegos de luz que se van dando a medida que avanza el sol bañando sus cerros y los colores de la vegetación que los adornan y acompaña nuestro viaje.

El Valle le debe su nombre al río que lo baña. Los changos, pueblo originario de la zona lo nombraron así para denominar “ lo que se ha dejado en herencia”.

Para llegar desde Santiago, puede ser en bus o en avión, la verdad es que las ofertas de algunas líneas aéreas hasta La Serena son bastante convenientes. Sino en bus, no resulta tan complejo pues queda a cinco horas y un poco más de Santiago.

Una vez en La Serena, se pueden tomar tours por el día, o bien planear un par de días conociendo. Yo apostaría a más de dos días para tener tiempo de conocer algunos rincones interesantes.

En orden de aparición a los ojos de quien visita la zona, se encuentra con los siguientes pueblos desde la salida de La Serena: Las Rojas, El Molle- Embalse Puclaro, El Tambo, Vicuña (ciudad), Villaseca, Peralillo, Rivadavia, Paihuano, Monte grande, Pisco Elqui, Horcón, Alcohuaz.

A pocos minutos de salir de La Serena, se van a encontrar con el Embalse Puclaro, que es una fantástica obra de ingeniería, una gran taza de agua cordillerana. Allí se pueden realizar deportes como el windsurf y caminatas por sectores autorizados. Posee un precioso mirador, al que si o si tienes que pasar, para deslumbrarte con ese tremendo espejo de agua.

La historia no tan bella, es que para construir este embalse, el poblado de Gualliguaica quedó bajo el agua, tanto el cementerio de gran riqueza cultural para la zona, como las casas, están bajo el embalse. Las familias fueron trasladadas y el camino es posible ver sus nuevas casas.

Todo el Valle es muy apetecido por los astrónomos de todo el mundo, dada las características del cielo y los fabulosos telescopios ubicados allí en sus cerros. Tal vez el más conocido es el Tololo.

El Observatorio ubicado en el cerro Mamalluca, es posible visitarlo. Se pueden programar visitas guiadas a un espectáculo maravilloso, como es, asomar los ojos al universo y compartir las experiencias de astrónomos que visitan permanentemente este sitio para deslumbrarse y seguir estudiando las maravillas del universo.

Fotografía de Daniel Cabrera/Observatorio El Tololo

Para visitar Mamalluca, pueden visitar esta página http://www.mamalluca.cl/ok/ . Es recomendable realizar reservas con tiempo, dado que permanentemente está siendo visitado.

Casi llegando a Vicuña se encuentra el Tambo, un pequeño pueblo de calles angostas. Cuenta como todos los pueblos con una iglesia en la plaza central y la particularidad es que sus campanas son fundidas en oro. Es una zona pequeña y sus habitantes ofrecen los productos de la zona, principalmente papayas, preparadas de muchas formas. Yo prefiero las confitadas. Si las prueban y les gustan, me cuentan luego.

Vicuña

Es la principal ciudad del Valle y es la cuna de Gabriela Mistral, poeta chilena que recibió el Premio Nobel de Literatura (1945)- en la ciudad es posible visitar su casa que mantiene el mobiliario y fotografías. Les recomiendo llevarse un libro de la poetisa.

Desde aquí parten también las visitas a Mamalluca.

Vicuña es la puerta de entrada a la ruta del Pisco. En adelante y durante todo el camino es posible conocer pisquerías artesanales y otras grandes que utilizan más tecnología para su preparación. Del modo que sea, es bueno conocer ambas formas de preparación y darse un gusto paseando por la diversidad de sabores.

Varias controversias se han dado por el uso del nombre “pisco”, dado que en Perú dicen haberlo patentado. En su libro Mi país inventado, la escritora chilena Isabel Allende acude al tema del siguiente modo: «Si cualquier vino con burbujas suele llamarse champaña, aunque el auténtico sólo sea de Champagne, en Francia, supongo que también nuestro pisco puede apropiarse de un nombre ajeno”.

El viaje en adelante, les ofrecerá una enorme cantidad de imágenes de los cerros, las viñas y otras plantaciones, la luz del valle despierta un fotógrafo inquieto en nosotros/as.

Las viñas, son las que se apoderan permanentemente del paisaje y es muy interesante ver cómo van trepando por los cerros, ocupando cada día unos metros más, empinándose como queriendo alcanzar el cielo.

Villaseca, Peralillo, Diaguitas. Todos estos pueblos ofrecen productos tradicionales de la zona, y vaya que vale la pena hacer un alto en el camino para recorrer por ejemplo la Cooperativa Agrícola Pisquera del Elqui, más conocida en el mundo como CAPEL. Es posible realizar visitas guiadas.

En Diaguitas es posible obtener artesanía, réplica de las producciones del pueblo del mismo nombre que habitaba la zona. Probablemente muchos de los artesanos pueda relatar y ayudarnos a comprender la cosmovisión del pueblo a través de su artesanía.

Al llegar a Rivadavia, se encuentra el desvío que nos lleva a Pisco Elqui o al Paso internacional Agua Negra.

Seguimos en la ruta, pasamos Paihuano y viene Montegrande, el pueblo al que pidió regresar Gabriela Mistral. En éste también encontramos espacios que habitó la poetisa, como la Casa escuela y el Correo que son posibles de visitar.

El mausoleo que alberga a la poetisa, se encuentra en una pequeña colina, desde la que puede verse el Valle en su esplendor.

Hay lugares para almorzar o tomar un rico café de tarde.

A unos pasos, se encuentra la molienda Artesanos del Cochiguaz, otra pisquería que cuenta con visitas guiadas y si todas las degustaciones anteriores de pisco, no han afectado el equilibrio todavía, bienvenida una nueva cata.

Pisco Elqui.

Es quizá uno de los pueblos más visitados dentro del Valle, porque cuenta con una buena oferta de alojamientos, restaurantes y lugares para trabajar con la energía interna en combinación con la que inunda el Valle.

Es un pueblo pequeño, no recuerdo en este momento más de una calle de acceso y luego dos calles (una que entra y otra que sale del pueblo) y tres calles por las cuales se puede subir o bajar hacia el río.

La verdad es muy pequeño, pero muy acogedor y dan ganas de quedarse mucho tiempo. La plaza y la iglesia han sido restauradas y es paso obligado de entrada y salida del pueblo.

La oferta de alojamiento va de cabañas 5 estrellas hasta lugares para acampar cerca del río. La oferta de restaurantes no es tan amplia, pero si variada en sus preparaciones que van de comida tradicional de la zona hasta cocina internacional y muchas especialidades para vegetarianos.

Recomiendo el “Ranchito de Don René” y probar Pastel de Choclo en paila…mmmmmaravilloso!!.

Para dormir, la verdad es que solo puedo recomendarles El refugio del Ángel, pues siempre fui a acampar a Pisco Elqui, porque te da la posibilidad de encontrar toda la energía de la luz, de las piedras y el río. Para mi es una experiencia maravillosa, y bueno hay formas de hacer más cómoda una estadía en carpa hoy en día, así que quien se anime, a 5 minutos de la plaza encuentra este lugar que está muy bien preparado para acoger a sus visitantes.

Refugio del Angel-camping.

De todos modos, hay muchas otras ofertas en el pueblo para alojarse y pueden realizar una visita caminando a las hostales, hoteles y cabañas.

En el pueblo es posible encontrar artesanías, cremas preparadas con productos naturales de muy buena calidad, diseñadores de joyas, preparaciones de productos de la zona: mermeladas de frutas y combinaciones deliciosas, frutas en conserva, aliños en conserva y una serie de preparaciones novedosas que bien vale la pena probar.

Siempre está un poco revolucionado por la cantidad de visitas, principalmente extranjeros que llegan en busca de paz y nuevas energías. Pero que haya mucha gente en el pueblo, no altera su ritmo y la paz se mantiene aún con miles de visitantes caminando por las calles o sentados en el borde de la plaza.

La Sanación Natural es quizá uno de los temas que más gente lleva hasta el Elqui. La tradición de la zona como fuente de energía, ha generado en la zona una serie de espacios de contemplación, meditación, sanación por medio de minerales, entre muchos otros. Viven en la zona muchas personas que dedican su tiempo y vida a desarrollar terapias con personas, grupos, familias aplicando todas las bondades del Valle.

El valle es Mágico y atrae a mucha gente que está buscando desarrollar su espiritualidad en un ambiente natural y que brinda una paz interna desde que llegas. En esta tierra alrededor de 300 días del año hay sol, lo que da un toque especial a la estadía en cualquier época del año.

Otro de sus grandes atractivos es el avistamiento de OVNIS, y vaya que es imposible –creo yo- no haber tenido la oportunidad de ver uno, en una visita. El cielo abierto, las estrellas al alcance de la mano, el sonido del río, parece que todo permitiera entrar en contacto con el universo completo y tal vez por eso sea posible este tipo de avistamientos.

Casi al final del camino se van a encontrar con Horcón, un pequeño y turístico pueblo de artesanos, es divino!!.

Culminando nuestra ruta, nos encontramos con Alcohuaz, que ofrece una variada y muy sofisticada gama de alojamientos y restaurantes, además de una infinidad de terapias de sanación, siendo la apiterapia (abejas y productos derivados de éstas) una de las más usadas en la zona.

Los invito a viajar al Valle del Elqui a probar el sabor de las papayas, las aceitunas rellenas o no, el pisco artesanal, el queso de cabra, a conversar con su gente linda y tranquila, a disfrutar una cabalgata por los cerros, una noche mirando al cielo alrededor de una fogata con gente que conozcan en el camino- estoy segura- que no faltará con quienes puedan compartir una noche de estrellas y una mañana de sol.

Y estoy aún más segura que escucharán más de una vez, a los asnos rebuznando fuerte a muy tempranas horas…se van a acordar de mi!

Claudia Del Río.