Emilio Reus, el Hotel Nacional y el Gran Balneario 1889
Falleció con apenas 32 años en soledad, pues el dinero no acumula afectos. Pero en ese tiempo conmovió las estructuras económicas de Montevideo, Buenos Aires y Madrid. ¿Qué hubiera hecho con algunos años más? Quizás algo formidable, extrravagante o reprobable…
Por Alberto Moroy
A muchos, el apellido Reus los lleva al barrio homónimo ubicado entre las calles Minas, San Salvador, Isla de Flores y Lorenzo Carnellia, a 5 cuadras de la rambla Pdte. Wilson y del edifico de Mercosur. Reus se encargó de construir viviendas que serían destinadas a obreros y jornaleros, en un proyecto que le llevó a abarcar 66 hectáreas y dar mano de obra a 1.500 personas. Emilio Reus era de nacionalidad española, “una especie de locomotora” que en solo 6 años financio y dirigido innumerables edificios y sociedades en Montevideo y el interior con algún establecimiento agropecuario.
Hoy vamos a hurgar en la historia en uno de sus edificios famosos que todavía está en pie, aunque ruinoso: el llamado “Ex Hotel Nacional”. Pero antes trataremos de entender como este multifacético hombre, sabiendo que salió de España “fundido” pudo hacer tanto en tan poco tiempo. Sabiendo que era un masón de alto grado, no sería extraño que fuese la cabeza visible de capitales en las sombras, sobre todo por sus nexos políticos y militares de la época.
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Asi lo publicitaban 1889
Reus según La Real Academia de Historia española
Llegó a Montevideo en enero de 1886; en agosto del mismo año era accionista, en Buenos Aires del Banco Español del Río de la Plata. Un año más tarde, como representante de un grupo de capitalistas argentinos, Reus obtuvo la autorización del Gobierno uruguayo para la fundación del Banco Nacional. A partir de mayo de 1887, se transformó en el protagonista más destacado de un período de gran dinamismo económico que la historiografía uruguaya ha llamado la “época de Reus”,
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Emilio Reus con un doctorado en Derecho y en Filosofía y Letras, ocupó una cátedra en la universidad en 1880 y fue diputado un año más tarde. Escribió obras de derecho y fue director de la Revista General de Legislación y Jurisprudencia fundada por su padre., estrenó dos piezas teatrales y tradujo a Spinoza (filósofo neerlandés de origen sefardí), con un prólogo muy bien logrado. Como financista mostró sus dotes de audaz en la bolsa de Madrid. Mantuvo amistad con la reina Isabel II, lo que le permitió entrar en contacto con importantes empresarios de la época. Dueño de una fortuna, comenzó una ascendente carrera de jurista, escritor, político y hombre de empresa. En 1876 fue iniciado en la masonería con el nombre simbólico de Saulo 1º, en la logia Prudencia n. º 27 de Valencia, del Gran Oriente Nacional de España. Un mal negocio bursátil lo llevó a la ruina, durante la crisis que siguió a la muerte del Rey Alfonso XII, y decidió emigrar al Río de la Plata, Primero fue a Buenos Aires, luego a Montevideo en enero de 1886. En agosto del mismo año era accionista, en Buenos Aires del Banco Español del Río de la Plata. Un año más tarde, como representante de un grupo de capitalistas argentinos, Reus obtuvo la autorización del Gobierno uruguayo para la fundación del Banco Nacional. A partir de mayo de 1887, se transformó en el protagonista más destacado de un período de gran dinamismo económico que se ha llamado la “época de Reus”. Emprendió proyectos muy audaces cuyo éxito le permitió pagar las deudas que había dejado en España y sentar las bases de una considerable fortuna.
Su Fallecimiento a los 32 años
El diario “El Día”, expresaba: “Murió ayer después de largos meses de postración, tenía 32 años, el hombre más directa e íntimamente vinculado a los progresos estruendosos que cuatro años atrás se iniciaron en nuestro país. En su muerte, no hubo ninguno de aquellos amigos fáciles que enriquecieron a su sombra. Estaba casi solo su cadáver pero a su entierro han concurrido personas distinguidas y altamente colocadas.
Uno de los socios de Emilio Reus
Uno de ellos fue Carlos Maria Gaudencio, un militar porteño, soldado mitrista (Bartolomé Mitre) en Cepeda y Pavón, además había hecho la guerra del Paraguay donde alcanzó diversos ascensos. A Gaudencio, Montevideo le fascinaba donde había transcurrido muchos años de su vida militar, contra Venancio Flores, a favor de Lorenzo Batlle, contra Aparicio Saravia además intrigando contra el Presidente Tomas Gomensoro. Este último lo expulsó de las filas del ejército. Y aunque volvió a ser incorporado, también conspiró para tramar el secuestro del dictador Lorenzo Latorre, que fracasó. Tuvo que refugiarse en el consulado argentino de donde salió con destino a Buenos Aires. Cinco años después conspiraba de nuevo para derrocar al Gral. Máximo Santos. Durante el gobierno del Gral. Tajes (1886-1890) retornó a Uruguay para especular con diversas empresas mercantiles, especialmente de obras públicas. De cómo fue socio de Reus y ambos en representación de capitales argentinos se desconoce, pero podemos imaginarnos.
Los tres mosqueteros
Desconocía esta historia así como el edificio del Hotel Nacional, solo lo había visto en fotos, por lo tanto la nota de hoy es una recopilación de diferentes autores en distintas década. Los tres mosqueteros de esta historia son en orden de importancia Emilio Reus el artífice necesario, un español todo terreno al estilo Buschental en Europa auque más modesto, con múltiples actividades en España. Juan Tossi el estrafalario constructor con más galones que “Napoleón” y Virgilio Cestari un arquitecto florentino publicitado como colaborador, de fama posterior en Buenos aires y a quien muchos lo insinúan como el cerebro de este hotel y quizás de otras obras atribuidas a Tossi. Tambien el arquitecto suizo Siegerist quien desarrolló otros proyectos de Reus y quizás también forma parte de “los mosqueteros”, sobre todo sabiendo la calidad de su obra en Montevideo y Buenos Aires.
El Hotel Nacional
Comenzado en el año 1888, se inauguró en 1890, pese a que aún no se hallaban finalizadas las obras. Sobrevenida la profunda crisis de la última década del siglo con la banca Inglesa (Baring Brothers), arrastró al banco Nacional y a otros bancos, también alcanzó al hotel, que cerró sus puertas y suspendió la terminación de los trabajos, permaneciendo por algún tiempo deshabitado hasta que, en1895, el Estado lo adquirió para instalar en él las Facultades de Derecho, Matemáticas y Enseñanza Secundaria y Preparatoria… Con posterioridad funcionó en él exclusivamente la Facultad de Matemáticas, transformada luego en Ingeniería, Agrimensura y Ramas anexas, posteriormente en Ingeniería-Agrimensura y Arquitectura. Fue destinada a Facultad de Humanidades hasta el momento en que ésta también se mudó, quedando en un lamentable abandono y deterioro. Su propietario actual y desde hace una década es la empresa naviera griega Tsakos…
El edificio
Este edificio levantado en una pequeña manzana delimitada por las calles Piedras, Cerrito, Juan L. Cuestas e Ing. Monteverde, consta de cuatro plantas y un subsuelo semienterrado; todas las habitaciones dan al exterior unidas por un balcón interior que da a un gran patio abierto, en medio del cual se había previsto un amplio salón de fiestas que luego se destinó a biblioteca y que los estudiantes bautizaran pomposamente «Partenón”, decía el profesor Arq. Don Juan Giuria (1880-1957). En conjunto esta construcción impresiona más por su gran volumen (tiene cuatro plantas y un elevado subsuelo sobre una superficie que no baja de 3.500 metros cuadrados (*) Por su arquitectura bastante mediocre puede ser considerada como clásica. Durante más de veinte años estuvo coronado por elevadas «mansardas» que ponían una nota exótica en el ambiente semi-colonial de la ciudad vieja. Fueron demolidas en el año 1912.
(*) La realidad es que las medidas del edifico via satélite son 52 x 49 m, no obstante el patio interior de generosas dimensiones (986 m) da como resultado una superficie por planta de 1418 m. Asumiendo que son cuatro plantas en superficie podemos deducir que lo edificado tiene 5672 m. mas el subsuelo, bastante más de lo anunciado por Juan Giuria.
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Juan Tossi, nativo de Ferrara, Italia, arribó a estas costas del Plata en 1885, en época del gobierno del Gral. Santos. Fue un personaje singular por la exuberancia de su carácter: según relata el historiador José María Fernández Saldaña, «era un hombre de imaginación exaltada, rumboso y con ínfulas de gran señor, amigo de pasear en espléndidos coches, sus uniformes llenos de dorados y medallas». Supo granjearse la amistad de un compatriota suyo: Totó Nicosia (masón y garibaldino), director del diario «L’lndependente», amigo de Santos quien le dio un gran espaldarazo al introducirlo en los medios políticos y financieros del país. Tosi ingresó a la Compañía de Reus en calidad de Primer Ingeniero Jefe Director Entre el personal que tuvo a sus órdenes, figuraba un técnico que supo secundarlo eficientemente: el Arq. Víctor Cestari. Una legión de subalternos, técnicos y no técnicos estaban bajo sus Inmediatas órdenes y vigilancia entre los profesionales que actuaban a su lado, el arquitecto Virgilio Cestari, cuya colaboración en todos los trabajos que aparecen como de Tosi fué considerable.