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Estação da Luz, así se hace

Si tenés una hermosísima estación ferroviaria, podés hacer debatir sin hacer nada, como aquí, o hacer como en San Pablo.

La Estación de la Luz no es la estación central de todo Brasil, sino una importante estación del barrio de La Luz de San Pablo y como ocurrió por acá, también tuvo sus momentos de crisis. Pudo correr el mismo patético destino de nuestra Estación Central; pero en Brasil rara vez las cosas se hacen tan rematadamente mal.

Seamos justos y reconozcamos que es inconcebible un Brasil (y cualquier otra potencia) sin un ferrocarril en buen funcionamiento. El de Brasil no es ninguna maravilla, pero en esta estación entronca  el metro y  la red de autobuses. No es el caso de Uruguay, donde por nuestras dimensiones el ferrocarril puede sustituirse por camiones que te llevan las cosas puerta a puerta. ¿Estás seguro de lo que estás diciendo? ¿Así nomás me eliminás el ferrocarril y la navegación de cabotaje? Al margen de todo esto, corresponde un reconocimiento a quienes, nadando contra la corriente, hicieron y hacen de todo por impedir la agonía de nuestro ferrocarril.

En el lugar funcionaba una estación ferroviaria con el mismo nombre desde 1867, sustituida por el actual y monumental edificio mediante trabajos que comenzaron en 1895 y 1901. De hecho no es muy novedosa: es idéntica a otra existente en Melbourne, Australia. Pero así son los ingleses, si algo les sale bien, no tienen reparo alguno en repetirlo, pues aunque haya un nuevo jerarca al que llegó no se le ocurre pasarle un bulldozer a todo lo que había. Si esto te recuerda a algo en Uruguay, es problema tuyo. Aclaremos, el autor está muy orgulloso de su país, pero estas son las cosas que a uno lo ponen a prueba.

En la década del 40 del siglo pasado un incendio le produjo daños tan graves que en otras latitudes (¡ejem!) hubieran terminado con el edificio; pero los paulistas lo reconstruyeron y mejoraron. No pudieron evitar que el transporte ferroviario entrara en crisis también en Brasil y que el Barrio de la Luz también se tugurizara.

¿Porqué Brasil le tiene tanto cariño? No solo por el valor emocional de un ferrocarril, sino porque por allí pasaba el café en dirección al puerto de Santos y de Santos regresaba cargado con los novedosos productos de la industria europea. Después, Brasil foi pra o frente y haciendo honor a su jogo bonito, le metió mano a la estación en la década de los 90, con proyectos dirigidos por el Arq. Paulo Mendes da Rocha.

Trenes, subterráneo, autobuses, cultura, defensa del idioma y centro recreativo para suplir una zona que se tugurizaba. ¡Como si en lugar de improvisar,  lo hubieran pensado!

El magnífico reloj de su torre volvía a marcar el ritmo de los relojes pulsera de los paulistas, es decir, le daba ritmo a lo que terminó siendo una de las nuevas potencias mundiales. Uno iba caminando por la Avenida Tiradentes y podía averiguar cuánto le faltaba mirando la torre que emergía entre los edificios. ¿Cuánto apuro podía tener para llegar a la extraordinaria pinacoteca que también se encuentra en su vecindad? Seguramente mucho, porque a la estación ferroviaria le sobró espacio (como pasó con la nuestra) y los paulistas rumbearon para un destino también cultural.

Esas cosas pueden ocurrir cuando un país puede poner como Ministro de Cultura a un fenómeno como el compositor y cantor Gilberto Gil y a un mecenas como Roberto Marinho, que sabe como devolver la preferencia de la gente por su Rede Globo. Eso fue lo que ocurrió en su momento cuando la estación se transformó en lo que es hoy.

Así fue como en 1996 nació el Museo de la Lengua Portuguesa y Brasil demostró que no es necesario sujetarse al colonialismo peninsular para mantener un nexo idiomático, que en América podemos regir los destinos de nuestros idiomas. A la inauguración, faltaba más, asistió la Ministra de Cultura de Portugal y autoridades de casi todos los países de habla portuguesa.

Los museólogos de todo el mundo destacan el valor y la concepción de este museo casi único (hay otro para el africaans) y en cuanto al público, bueno en cuanto al público basta decir que llegaron a los 100.000 visitantes en cuatro meses y chirolas.

No será tanta gente como la que movía la estación ferroviaria en su época de gloria (300.000 personas por día), pero sumadas a sus otras actividades, la Estacao da Luz está plenamente justificada, no fue necesario ni tugurizarla ni transformara en basurero de los más horribles detritus ni de hogar para las más desgraciadas personas.

Ahora vamos a tirarle con alguna cosita a los brasileños, para que no se les suban demasiado los humos. Los queremos mucho, pero mirá que no son perfectos ni los mejores. Por ejemplo, en uno de los paneles estaba escrita la palabra “raíz” con tilde, cuando en portugués se debió escribir “raiz” sin ese signo ortográfico. No vayan a creer que estábamos presentes; simplemente recogemos lo que se asegura en la Wikipedia, que suele errar muy poco.

Cuando se describe el museo en muchas publicaciones lo identifican con un parque de diversiones debido a la naturaleza lúdica de sus presentaciones. El primer proyecto, en plena ejecución, es el Programa de Formación de Educadores, coordinado por la Secretaría Estatal de Educación de São Paulo y por la Fundación Roberto Marinho. Tiene como principal objetivo la capacitación de 4.800 profesores de las áreas de Lengua Portuguesa, Literatura, Educación Artística, Geografía e Historia, involucrando a cerca de trescientas escuelas públicas.

Eso es lo que también se expresa en la Wikipedia, para agregar que la  Gran Galería es considerada una de las mayores pantallas de proyección del mundo, con 106 m de largo, en la que se utilizan 38 proyectores que exhiben simultáneamente cuatro filmes sobre la relación de la lengua portuguesa con los más variados aspectos de la cultura brasileña.

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La mitológica Via Anchieta, uno de los trenes turisticos y la Peñarol de San Pablo, ParanaPiacaba. 

Turismo en Ferrocarril. Desde la Estación en sí, te podés hacer un paseo ferroviario muy recomendable, aunque el proyecto está en fase de pruebas. Te lleva hasta las estaciones de Paranapiacaba y Jundiaí, algo así como el barrio Peñarol y el barrio Sayago en Montevideo, pasando por parte de la formidable Serra do Mar, el escollo entre San Pablo, el Puerto de Santos y los balnearios próximos a los que todavía se continúa llegando por legendaria Vía Anchieta. Las dos ciudades van camino a transformarse en ciudades-museo recordando al funicular que finalmente debió ser cerrado.

Guillermo Pérez Rossel

http://es.wikipedia.org/wiki/Luz_(estaci%C3%B3n_de_tren)

http://es.wikipedia.org/wiki/Metro_de_S%C3%A3o_Paulo

http://www.museulinguaportuguesa.org.br/agenda_interna.php?id_agenda=318