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Guatemala, el corazón maya

Era un destino complicado con fastidiosas escalas, pero ahora las nuevas rutas aéreas lo ponen al alcance, no solo en comodidad, sino también en precios.

Guatemala es uno de esos destinos que nadie debería perderse, es una explosión de color, paisaje, artesanía, historia y choque cultural que puede cambiar profundamente a una persona. Explica muchas cosas de la naturaleza humana, algunas formidables y otras repudiables; pero así somos.

Aunque todo cambió con la pandemia, la operación de nuevas líneas aéreas, muy competitivas entre sí y con centros de distribución de vuelos que también luchan por el lejano mercado del cono sur, permiten ofertas como las que se ofrecen en estos años en Uruguay. También ayuda la relación cambiaria, que ya no es la misma, pero todavía es ventajosa. En cuanto a los paquetes generalmente de ocho días, son impecables: abarcan Antigua, Chichicastenango, Tikal, Ciudad de Guatemala y formidables recorridos terrestres y aéreos por un país bendecido por los paisajes, aunque perseguido por los terremotos.

En camino a Chichicastenango vemos a derecha e izquierda enormes volcanes humeantes y montañas pasivas, vegetación increíble, lagos, orquídeas y aves exóticas. Es madrugada y al costado del camino pueden verse familias indígenas que marchan en fila. El padre adelante, seguido de la madre y cuatro o cinco hijos, por orden de altura. Todos llevan un morral, una estaca y una cuerda.

Hace un rato el conductor de la «Van» en que viajamos nueve periodistas nos explica que el gran problema de Guatemala consiste en la enorme proporción de población indígena, mucha de la cual ni siquiera habla español. Nos explica que la estaca es para clavarla en la ladera de las montañas, la cuerda para atarse a la cintura y proceder a sembrar y cultivar a muchos metros de altura, en tierras áridas, peligrosas y muy poco redituables.

Cuando preguntamos por las carreteras que conducirían hacia hospitales y escuelas destinados a la población indígena, obtenemos silencio por respuesta. Ahora, si la industria turística y artesanal Guatemalteca es uno de los principales recursos, esto ocurre por la riquísima tradición maya y por esos pueblitos como Chichicastenango donde la cultura indígena se mantiene casi intacta, inmune a todos los esfuerzos por destruirla a lo largo de siglos. Entonces, el problema de Guatemala dista mucho de ser indígena; más bien todo lo contrario. Los indígenas siguen enriqueciendo a la descendencia de sus conquistadores.

Las cosas han cambiado mucho en Guatemala desde que terminó la guerra fría y en esas rutas turísticas ya no se encuentran piquetes guerrilleros y paramilitares exigiendo peaje a los turistas o causando matanzas tan crueles como insensatas. El proceso hacia una justa relación con lo que queda del mundo maya se ha iniciado, pero es tan confuso como la historia personal de Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz y la más notoria líder de los derechos de los indígenas.

En todo caso, la conducta de conquistadores y patricios guatemaltecos respecto a los indios fue más masiva pero no menos cruenta que la de nuestros exterminadores. Y para nada puede asegurarse que esos pobres indígenas que siembran en la montaña porque no tienen tierras propias tenían una vida más digna cuando el imperio maya estaba en su plenitud y cualquiera de ellos podía ser sacrificado solo para mejorar el pronóstico meteorológico.

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Días uno y dos, Antigua. Salgámonos de la rutina descriptiva y recorramos Guatemala tal como lo haríamos en una  cualquiera de las excursiones estandar disponibles. Aterrizamos en el aeropuerto La Aurora y generalmente salimos en estampida hacia la ciudad de Antigua. Es una excelente elección, pues la ciudad capital no es el mejor lugar para conocer el país.

Guatemala tiene apenas 109.000 kilómetros cuadrados, pero alberga a 13,3 millones de habitantes. Nada que ver con Uruguay; es tan poblada que la campiña se derrama en pueblitos y ciudades muchos de los cuales serían imperdibles si no fuera porque nuestro tiempo es limitado. Así que hay que salir en busca de las joyas de este maravilloso país centroamericano.

Generalmente podés escoger hotel en Antigua; vale la pena hacer un esfuerzo económico y alojarse en el Hotel Museo Casa Santo Domingo, una antiquísima iglesia y monasterio respetuosamente reciclado como un cinco estrellas. Imaginen el casco histórico de Colonia multiplicado por cien, eso es Antigua y mucho más, con el mayor de los respetos hacia nuestra querida ciudad.

Fue el mayor y más costoso intento por cristianizar a los mayas; está repleta de iglesias y conventos, la mayor parte de los cuales ya no tienen uso religioso. Rodeada por tres volcanes activos, Agua, Fuego y Acatenango, quizás fue la ira de Quetzalcoatl o la irracional naturaleza, la que atrajo tantos terremotos que el intento fue imposible, aunque dejó allí decenas y decenas de templos, monasterios y toda clase de construcciones y tradiciones religiosas.

La excursión te llevará con buenos guías hacia las iglesias de La Merced y San Francisco, la fábrica de Jade, increíbles talleres de artesanía y a pueblos cercanos como Ciudad Vieja, San Antonio Aguas Calientes y San Felipe. Aprovechá el tiempo libre para recorrer a pie las calles empedradas y sumergirte en una cultura absolutamente diferente. Te apuesto a que comprarás otra valija para poderte traer las cosas que te venderán aquí y en tu próxima parada.

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Días 3 y 4, Chichicastenango. De ida y de vuelta a Chichicastenango conocerás Panajachel, Santiago Atitlán y el pueblo Tzutuil al cual llegarás en lancha por el fabuloso lago Atitlán. Todo esto merecería muchos párrafos si no fuera porque arriesgaría que algunos pierdan de enterarse lo que es Chichicastenango. En verdad Guatemala merece una segunda visita luego de esta excursión, esta vez para recorrerla a fondo. Yo fui tres veces y me quedé con ganas.

Chichicastenango es el epicentro de la etnia Quiché, último refugio ante los conquistadores. Aquí las creencias mayas superan a la arquitectura cristiana. Son dos montañas gemelas unidas entre sí y con dos cumbres, en cada una de ellas hay una iglesia católica, pero mientras la imagen que se

venera en una es el Cristo vivo de El Señor de la Paciencia, en la otra es un Cristo muerto. Sustituyeron dos templos mayas con su clásica antinomia de dioses buenos y dioses malos y vengativos. Los Quichés son católicos, pero algo diferentes.

También son políglotas a fuerza de venderles cosas a los turistas los días de mercado. Entre ellos hablan el dialecto maya de su etnia, pero con los viajeros hablan lo que cuadre con tal de que les compren algo. Vi niños de diez años y menos persiguiendo en sus propios idiomas a franceses y alemanes; el inglés para ellos es cosa de todos los días. ¡Y todavía hay gente que confunde al coeficiente intelectual con la educación recibida!

Pues bien, te persiguen con máscaras de dioses mayas, con pájaros quetzales primorosamente tallados y hasta con restos de templos mayas y cristianos que te los comés como centenarios o milenarios arrancados de en medio de la selva tropical. Pero no temas cometer un sacrilegio cultural. Si caminás con oído atento por las callejuelas sentirás el murmullo de tornos electrónicos y si lográs asomar la cabeza, verás a mayas auténticos fabricando restos arqueológicos cero quilómetro. Llevate uno y no aclares nada a menos que te reprochen un robo indigno.

Acá fue donde se encontró el Popol Vuh, libro religioso maya que narra el origen de la humanidad. Ahora, si a cualquier Chichicastenango le pedís que te cuente lo mismo, por poca propina tendrás un cuento maravilloso ajustado al perfil del turista dadivoso. Uno se encariña con esta gente tan hábil con sus manos y con su mente, con tanta ansia de sobrevivir en los peores escenarios, capaces de impedir que otras gentes los contaminen con su cultura, tan mala y tan buena como cualquiera.

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Día 5, Ciudad de Guatemala. El grupo sale acompañado desde el hotel (la ciudad tuvo fama de inseguridad y esas no son cosas que se borran de un día para el otro) para visitar el Museo Nacional de Arqueología y Etnología, el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana, un singular mapa en relieve y el Centro Cívico donde nuevamente te atropellará el impulso de comprar, sin distinción de sexos. ¿Cómo resistirse a los tapices en seda, las tallas en madera con detalles de plata y alpaca, las toallas y alfombras con exquisita estética maya?

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Días 6 y 7, ¡Tikal! Así, con signos de admiración. Hay que viajar en avión, incluido en la excursión, hasta Flores un pueblito en una isla del lago Petén Itzá, llena tanto de misterios y leyendas sobre un caballo blanco que yace sumergido como de vecinos que en cualquier momento pueden iniciar un concierto de marimbas en el mismo taller donde las fabrican. Aquí pasarás la noche después de ir a Tikal, pero ni así te alcanzará el tiempo.

En el trayecto por la orilla del Petén Itzá pedí que te cuenten los misterios y leyendas, como aumenta y disminuye periódicamente su caudal sin otra causa aparente que el infierno de lava que se agita a kilómetros debajo de la superfcie.

Al final de ese camino había una maraña de vegetación salvaje e invasiva; sólo desde el aire podían divisarse los templetes que coronaban al menos 45 estructuras y pirámides que conformaban la mayor ciudad maya, en su momento habitada por entre 100.000 y 200.000 personas. Claro, tierras tan ricas podían alimentar a tantas familias aún con la agricultura rudimentaria que aquí comenzó unos 600 años antes de Cristo. La historia es confusa, contradictoria y apasionada; la vanidosa historiografía europea resiste reconocer todavía hoy que las civilizaciones americanas pudieran ser contemporáneas de las egipcias y mesopotámicas.

Pero demos por cierto que Tikal es posterior y quedémonos con esos 2.600 años, que no son pocos. Tikal creció y creció hasta abarcar unos 60 kilómetros cuadrados, de los cuales solo 16 fueron limpiados y medianamente investigados. Lo que ocurrió fue que Tikal fue degradándose y en el siglo X abandonada definitivamente. ¿Por qué Tikal se «desmayó»? ¿Por qué los mayas emigraron de tierras fértiles hacia tierras poco productivas?

Teorías hay por decenas y ninguna lograría explicar por completo una conducta tan insensata … aunque reiterada en el mundo maya, azteca e incaico, aunque seguramente ellos eran herederos de otros insensatos predecesores. El hombre es un bicho loco, ¿pero tanto?

El hombre contemporáneo descubrió Tikal por 1848, es decir, bastante antes que también descubriera Macchu Pichu. Sobre todos estos misterios podrías cavilar en el mismo lugar, si no fuera porque te distraerán los monos. Los «aulladores» te atronarán a la distancia; en cambio a los denominados «araña» los descubrirás en el mejor de los casos mirando hacia arriba, a la copa de árboles gigantescos. El peor de los casos será si descubrís su existencia cuando te orinen, porque esa es su manera de tratar de ahuyentar a los invasores de su hábitat. No, tampoco esa sería una razón válida para que los mayas abandonaran Tikal.

El silencio, solo interrumpido por los aullidos, es sobrecogedor. Las inmensas pirámides convocan al recogimiento y no siempre el grupo es enteramente digno de la contemplación arqueológica. En mi caso, al grupo se unió una de esas señoras emperifolladas que hablan sin parar y preguntan tonterías. A esta se le ocurrió preguntarle al guía, que era un maya de cabo a rabo: «Dígame, los mayas ¿eran nómades?». Silencio en el grupo y expectativa por la respuesta. «Al principio sí, dijo el guía, pero luego descubrieron que era más cómodo quedarse al lado de las pirámides que transportarlas con ellos» «¡Cómo sabe este guía!», remató la señora.

La impresión que tengo es que los guías de origen maya, los más frecuentes, saben más de lo que explican, pero deben ajustar su discurso al caletre de sus clientes. Por esa razón te muestran los lugares donde los mayas capaces de crear semejante civilización, a falta de televisión, se entretenían arrancándole el corazón a sus víctimas o matándolos luego de un partido de pelota. Algo poco civilizado comparando con la fritura al aceite o la quema en hoguera con que se entretenían los ancestros europeos.

Lo que los manuales turísticos y aún los libros de historia no explican o eluden explicar, es que esas horribles cosas ocurrían esporádicamente. En los intervalos, mayas, incas y europeos construían la civilización que nos trajo hasta aquí, pero no nos vacunó contra tanta ignorancia y prejuicios.

En fin, todo esto es tan largo como inagotable. Más te valdría incursionar en los sitios web que te recomiendo al final.



Día 8 Ciudad de Guatemala
. Es el día del triste retorno, pero entre tu regreso de Tikal y Flores y la partida, tendrás un día entero para tomar alguna excursión opcional o regresar a museos y centros artesanales.

Como habrás visto, es una excursión muy completa que recomendamos con énfasis para ir por primera vez a Guatemala uno de los mejores o el mejor destino latinoamericano, según para quien. Hay playas y todo lo demás, hay volcanes, trekking y turismo aventura del que pidas … con las precauciones de seguridad necesaria. Pero conviene empezar por un paquete turístico como este.

Guillermo Pèrez Rossel

Links útiles:

http://www.visitguatemala.com/web/index.php

http://es.wikipedia.org/wiki/Guatemala

http://es.wikipedia.org/wiki/Antigua_Guatemala

http://www.xplorandoguatemala.com/viajando/chichicastenango.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Tikal

http://es.wikipedia.org/wiki/Cultura_maya