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Vascos engrillados en aquél Montevideo de 1836

Difícil esclavizar a un vasco, pero por momentos pudieron. (con un impresionante agregado al final)

¡Qué me venís con huelgas y derechos civiles! En aquél entonces agarraban a un inmigrante desprevenido y lo ponían a trabajar hasta reventarlo. Ocurrió en muchos países y Uruguay no fue la excepción; lo curioso es que hasta algunos vascos cayeron en eso…  pero a la larga desistieron y los buscaron de otra procedencia. Aquellos vascos, igual que los de ahora, si te pasás de listo te acogotan con la boina.

Mirá la historia que nos encontró Alberto Moroy. Esta gente viajaba, pero no por placer sino por desesperación. No creas que por allá en Europa les iba mejor.  Y por acá se encontraban con gente muy desalmada; por más que nos quejemos, algo mejoramos con el tiempo. Al menos los vascos en el Río de la Plata. Si mirás las páginas de sociales, donde no hay fotos de pobres, arrasan los elegantes con apellidos vascos.

Por Alberto Moroy

Lo que ven en la portada es una postal de José Arrue y Valle (pintor vasco) y sirve como marco para el tema que trataremos en relación a la migración vasca al Uruguay alrededor del año 1835. Pero no la clásica sino la otra, bastante mas oculta y desconocida en la cual la «importación» de vascos durante el periodo de 1835-1860 obedeció a los fines mercantilistas de un grupo de uruguayos y extranjeros, necesitados de mano de obra cautiva y barata. Hacer trabajar a un negro era delito, explotar a mansalva a un inmigrante era legal y hasta era moral.

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Chinos con grilletes 1850 (Perú)

Hacia la década de 1850, las tierras de cultivo sufrían la escasez de mano de obra debido a la disminución del número de los esclavos. Domingo Elías y Juan Rodríguez serían los propulsores de la contratación de inmigrantes para la labor agrícola. Estos fueron los culíes chinos. En 1856 Castilla prohibió su importación, en 1861 dicha medida fue derogada. Hasta 1872 desembarcaron en el Perú 58.646 chinos. Muchos de estos inmigrantes fueron presa del abuso por parte de los empleadores, quienes los sometían a extensas jornadas de trabajo y los mantenían en condiciones deplorables.

Barco de trasporte de chinos a Perú / Culi chino con grilletes en una plantación

Vascos con grilletes 1836 ( Montevideo)

El 3 de abril de 1836 fondeaba en la bahía de Montevideo la corbeta francesa La Bonite, permaneciendo en la ciudad hasta el día 28 de ese mes. En ella viajaban los acuarelistas Teodoro Augusto Fisquet ( L’Almirante ) y Enrique Benito Darondeau, autores de varios dibujos de distintos lugares de la capital uruguaya, que entonces contaba con quince mil habitantes. En el diario de viaje de esta expedición, publicado en París, en 1845, se describe una escena bastante dura observada por estos pintores durante su breve estancia.

“De regreso a Montevideo, viniendo en una excursión por sus afueras, los señores Darondeau y Fisquet advirtieron numerosos hombres ocupados en derribar las murallas de la ciudad. Muchos de estos hombres estaban encadenados; eran condenados, a quienes se empleaba en los trabajos públicos. Nuestros viajeros se mostraron sorprendidos al ver entre ellos a varios vascos, a quienes se reconocía por su vestimenta y particularmente por la boina, tocado característico de su país. Como pidieran explicación de este hecho, se les dijo que estos vascos, arribados en gran cantidad para establecerse en el Uruguay, no habiendo podido pagar su pasaje, el gobierno de Montevideo había saldado su cuenta imponiéndoles la obligación de trabajar por su cuenta durante un tiempo»

Grilletes forjados, fabricados en el Rio de la Plata

La primer oleada de emigrantes vascos

La primer oleada oficial: corresponde a la época colonial, entre 1724 y 1811. El periodo que nos interesa esta ubicado entre 1825 y 1860. El censo de Montevideo realizado por Andrés Lamas, constata la presencia de 17.000 franceses en Montevideo, casi todos vascos. Se caracteriza por el arribo masivo de individuos y familias de Iparralde (zona norte’) , junto con contingentes del país vasco peninsular.

La «importación» de vascos

El 24 de septiembre de 1829 Fructuoso Rivera firmó el decreto de demolición de las fortificaciones. Se comenzó en las inmediaciones del Portón de San Pedro y además de varios tramos de muralla, se destruyeron los baluartes de la Ciudadela y se perforó la capilla para facilitar la conexión con extramuros, manteniéndose el cuerpo principal del fuerte, que funcionó como mercado público hasta 1877 cuando desapareció completamente.

Bajo la presidencia de Rivera, inicia una política de fomento a la emigración. La primera disposición se dicta el 26 de agosto de 1834, en virtud de la cual se creaba un fondo de 10.000 pesos para auxiliar a aquellos colonos europeos que voluntariamente deseaban venir al Uruguay, especificando la preferencia por los artesanos y los meros trabajadores o peones, aunque el decreto puntualizaba que dichos auxilios “se aplicasen solamente a sufragar los pasajes, a alojar y alimentar al emigrado por el tiempo que lo necesitare, y con cargo a restitución”

Puerto de Montevideo 1826 / 1834


Vista de la bahia de Montevideo desde la casa de Juan Maria Pérez

Para llevar a cabo estos planes fue enviado a Europa Francisco Giró, en 1835, realizando una serie de contactos con las autoridades españolas, con escasos resultados prácticos. Posteriormente, otro decreto anunció la cesión y adecuación de terrenos en la zona del Cerro, próxima al puerto de Montevideo, destinados a alojar a los futuros emigrantes.

Estas iniciativas oficiales tuvieron buena acogida por parte de dos hombres de empresa, el inglés Samuel Fisher Lafone y el criollo Juan María Pérez, que supieron agrupar entorno suyo a propietarios de saladeros, comerciantes y estancieros, entre los que se encontraban algunos de origen vasco, como Juan Antonio Porrua, Miguel Oyenard, Antonio Chopitea, José Remigio Picabea, León Zubillaga, Miguel Arizabala, Felipe Estavillo y otros.Lafone propuso al gobierno transportar, en una primera fase, mil emigrantes del País Vasco y Canarias, dando preferencia a los artesanos (canteros, herreros, albañiles, carpinteros, etc.).

Los motivos de los emigrantes

La implantación del servicio militar y la abolición del mayorazgo en Iparralde, la guerra carlista y la industrialización al Sur fueron los resortes que impulsaron a miles de vascos, hombres y mujeres de ambas vertientes a emigrar desde Burdeos, Bayona al Uruguay. Fueron changadores en el puerto, zapateros, carpinteros, albañiles, lecheros, pastores, alambradores, jornaleros en los saladeros y en las fábricas.

Según el estudio de Marenales, la mayor parte de la emigración perteneció a un proletariado rural muy pobre; varones en un 74%, muy jóvenes, aunque también familias enteras.

El «mayorazgo» era una institución jurídica por la que todos los bienes rurales familiares eran heredados por un hijo o tal vez una hija dado que la heredad no podía subdividirse porque sólo podía sostener a un determinado número de habitantes. De esta forma se perpetuaba íntegramente el patrimonio familiar. Los hijos no herederos debían proveerse su sustento dentro o fuera de la localidad y por ello muchos optaron por labrarse su porvenir fuera de la misma. Las causas que impulsaron a los vascos a emigrar en el siglo XlX.

http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Cuales_fueron_las_causas_que_impulsaron_a_los_vascos_a_emigrar_en_el_siglo_XlX

Sobre las guerras Carlistas http://litteramedia.wordpress.com/2010/12/17/las-guerras-carlistas-%C2%BFpugna-dinastica-o-algo-mas/

Juan Maria Pérez

Fue entre 1830 y 1840 el hombre más pudiente del país, con una fortuna apreciada en cuatro millones de pesos fuertes.Poseía diecisiete estancias que totalizaban unas setenta mil cuadras en las que realizó ensayos de hacendado progresista en materia de caballos y mulas.

Un poco mas. sobre Juan Maria Pérez

http://www.muval.com.uy/1_museo_molino.htm

Samuel Fisher Lafone

Los primeros negocios de Lafone en Uruguay se centraron en sucesivas tratativas con el gobierno para promover el proceso de colonización e inmigración. La propuesta de Lafone era reunir un número de 1.000 inmigrantes. El gobierno pagaría 80 patacones por cada inmigrante mayor de catorce años y la mitad por los menores de esa edad; los niños pequeños y los mayores de 65 años quedaban excluidos del pago. La propuesta fue aceptada de inmediato. El gobierno firmó vales a 12, 18 y 24 meses de plazo.

Según el contrato, Lafone podía adquirir tierras de pastoreo, terrenos en el ejido y en la zona costera; el pago se haría en dinero y con los documentos de crédito que poseía a su favor del Estado. Estos negocios interesaron a un grupo de empresarios, entre los que se encontraban Jaime Estrázulas, Francisco Lecocq, Federico Nin Reyes, Cándido Juanicó y Atanasio Aguirre, quienes en 1852 organizaron una Sociedad de Población y Fomento con el fin de promover la agricultura en los ejidos de los pueblos de Canelones, San José, Colonia, Soriano, Durazno, Paysandú, Tacuarembó y Cerro Largo.En Carmelo se estableció una filial denominada Sociedad Agrícola y Filantrópica con un predio de 500 cuadras, instalando a 30 familias

Interesante Samuel Fisher Lafone

http://es.wikipedia.org/wiki/Samuel_Lafone

 

La Teja

Durante la época de la matanza, de noviembre a marzo, unos doscientos empleados descuartizaban de ochocientas a novecientas cabezas de ganado al día. A principios del siglo XIX los saladeros empezaron a vender también la grasa de los animales – que era empleada en el alumbrado público y la fabricación de velas y jabones – y subproductos como carne ahumada, lenguas saladas, cueros, cornamentas y crines. Samuel Lafone instaló uno en 1840 en La Teja , sobre la bahía de Montevideo, que después de la Guerra Grande (1839- 1851) llegó a faenar 1200 vacunos al día Jiménez de la Espada (Uno de los científicos españoles más importante del siglo XIX) decía que la mayoría de los obreros eran vascos, tocados de boina.

El del centro Jiménez de la Espada 1862 / Samuel Fisher Lafone

El contrato de Lafone con el Gobierno uruguayo 10 de octubre 1842

  • 1″ Primero. En el momento de fondar en este puerto un buque: el Gobiemo tomara á su cargo el desembarco de todas las personas que condujese en clase de colonos,dandome un recivo por su totalidad.
  • 2′ Segundo. Para el pago del pasage de estos colonos, el Poder Ejecutivo, reconocera pagar ochenta patacones por cada colono mayor de catorce años y cuarenta por los menores de esa edad. Quedaban exceptuados los niños de pecho y los mayores de sesenta y cinco.
  • 3 Tercero. Este credito que resultase contra el Estado, será admitido en la Tesoreria General como dinero efectivo para redimir los terrenos del Egido de la nueva Ciudad y cualquiera otra propiedad publica de este genero que á censo hubiese adquirido6 adquiriese en adelante el empresario.
  • 4′ Cuarto. Será tambien admitido en este credito como dinero efectivo para redimir del mismo modo las tierras de pastoreo que el empresario ha adquirido y en adelante adquiriese en enfitensis por la tasacion que consta en la escrituras enfitenticas.
  • 5″ Quinto. Cada uno de los Colonos que de este modo arribasen á este puerto, fumaran una obligacion á favor de Tesoro Nacional el pago de su pasage respectivo, á los plazos de doce, diez y ocho y veinte y cuatro meses despues de su^ llegada: llenando este requisito los colonos podrán conchavarse donde mas le combenga sin que el empresario tenga ninguna responsabilidad ulterior.
  • 6″ Sexto. Si el Gobierno necesitase del servicio de estos colonos para ser ocupados en sus respectivas industrias, tendrá la preferencia sobre cualquier particular; pero se pagaran los Colonos si son ocupados, los mismos salarios que les paguen sus particulares.
  • 7º. El presente contrato durará solamente cinco años desde su adopcion, vencidos los cuales, podrán ambas partes rescindirlo, ó bien establecer otro nuevo, bajo otros datos, pero, durante los cinco aílos predichos el Superior Gobiemo es obligado a admitir bajo las condicones expresadas de los colonos que el empresario trajese de los paises dichos Los Colonos que por el presente contrato arribasen de la Republica serán exentos del servicio activo militar.Su concurrencia y ventajas que ha de producir á este estado la adopción de esteproyecto, no puede desconocer un Gobierno ilustrado y Paternal me asiste, pues la esperanza, de que Vuestra Excelencia lo considerará digno de su suprema aprobacion, sin necesidad de entrar por mi parte en el analisis de las cualidades que le recomiendan.Por lo tanto A Vuestra Excelencia suplico que habiendome por presentado con la propuesta precedente, se sirva dictar lo que estime de justicia

 

Semi-esclavitud temporaria

El emigrante, antes de embarcar, debía hacer escritura notarial en el país de origen, en el cual garantizaban él y su familia el pago del pasaje al empresario que le recibía en Montevideo. La policía uruguaya tenía plenas facultades para detenerlos por incumplimiento del mismo. Algunos empresarios o contratistas no satisfechos con ello, les hacían firmar un documento adicional, a su llegada al puerto, que les sometía a la condición de auténticos siervos. El profesor uruguayo N. Martínez Díaz ha recogido uno de ellos, que transcribimos a continuación: “Y al cumplimiento de todo lo aquí expresado obligo a mi persona y a la de mi familia, bienes presentes y futuros, dando poder a las justicias competentes y especialmente a la Policía de este departamento por quien se hará visar este documento para que se me apremie su observancia”.

Después que sus buques despachaban los cargamentos en el puerto de la Península a donde iban destinados, dirigían a un punto aislado de la costa, y embarcaban 150, 200 o más pasajeros, sin pasaporte, sin previo contrato, sin otra garantía que las palabras del capitán, y las ofertas, más o menos capciosas, de los agentes de los consignatarios del buque.

Los principales inconvenientes que de esto resultaban era que los infelices colonos se obligaban a pagar sobre cubierta, alimentados y tratados sabe Dios cómo, 150 duros por unpasaje que a lo sumo valdrá 50, teniendo que trabajar cinco o seis años para satisfacerlo, y quedando enteramente a merced de sus explotadores, hasta llenar su compromiso.

.»Arribaban a Montevideo o Buenos Aires; escogían el consignatario los que quería, y los demás, hombres, mujeres y niños, puestos en una barraca a usanza de la que se estila en los bazares mahometanos, pasaban a la servidumbre temporal del primero que satisfacía el importe de su viaje…

Aclaración

La mayoria de los datos aqui consignados provienen del estupendo articulo, cuyo link adjunto. Si le gustó y quiere más siga con esta interesante lectura.

http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/mono/abbadie_kon/04367387.pdf

Dada que la migracion Canaria paso por la misma problematica los invito a conocer un poco más:

http://www.coloquiosdehistoriacanarioamericana.es/especial/images/material/ponencias/05_01_01_249_313.pdf

Como broche final, estas coplas son las iniciales y finales de una canción bastante más larga, publicada en Buenos Aires durante los primeros días de 1840 bajo el título “Quien quiera leer falsedades”. Dada la situación política en ambas orillas del Plata por aquellos tiempos, pronto se volvería parte del folklore y es de ese modo que ha llegado hasta nosotros, recopilaciones mediante.

Quien quiera leer falsedades

y acostumbrarse a mentir;

el que quisiere vivir

de un tejido de maldades

y en religión ser ateo,

vaya hoy a Montevideo

[…]

Quien quiera hablar en francés,

en catalán, vascongado,

todo idioma arrevesado,

y que no sepa quien es,

y hallarse en un entremés

o en un extraño museo,

vaya hoy a Montevideo.