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St. Patrick en Dublín, verde que te quiero verde

 

Seamos francos, por alguna razón incomprensible, los irlandeses caen simpáticos. No hablamos de esos policías neoyorkinos que comen donas con su compañero negro o latino, pacompensar, sino de esos irlandeses y aspirantes a irlandeses, que se divierten como locos un día del año, además de todos los demás días del año.

El Día de San Patricio se festeja en todo el mundo, en algunos lugares de manera espectacular, en otros de manera escandalosa, pero siempre cumpliendo ciertos ritos y por ahí habría que buscar el éxito de esta celebración pintada de verde, con tréboles y, sobre todo con muchiiiisima cerveza. Esto a pesar de las amenazas de que este año la cerveza Guiness faltaría a la cita, y a las protestas de esos aburridos de siempre, a quienes todo lo divertido les cae mal.

Como es una fiesta eminentemente juvenil, tuvimos suerte de que nuestro corresponsal Bari Monzeglio estuviera por ahí (¡qué mal que te tratás, loco!) , para contarnos todo y para cuidar algunos amigos pasados de rosca en materia de disfraces. Él es el del medio, pero no vayas a creer que lo ponemos como ejemplo de juventud modosita incapaz de pecar ni en el Día de San Patricio, en el mismo medio de la calle O’Connell de Dublín.

 Por Bari Monzeglio

Seguramente el joven Maewyn nunca soñó que 1553 años después de su muerte, todavía sería recordado con tanto fervor en Irlanda y en el mundo entero. El joven del que hablamos es nada menos que Saint Patrick o San Patricio, el evangelizador de Irlanda.

Secuestrado a los 16 años, el santo sufrió la esclavitud hasta que logró escapar y decidió predicar el Evangelio en Irlanda respetando las tradiciones locales, lo que le permitió convertir al cristianismo a una población pagana dominada por los druidas.

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El santo patrono de Irlanda tiene su celebración el 17 de marzo, fecha que es ampliamente festejada en toda Irlanda, pero principalmente en su capital, Dublín, donde casi un millón de personas salen a la calle para acompañar el tradicional desfile por la calle O’Connell, la principal avenida de la ciudad. El shamrock http://es.wikipedia.org/wiki/Shamrock/ y el color verde, son símbolos de San Patricio y distintivo obligado para todos aquellos que deseen celebrar la tradición y la esencia irlandesas, pero el condimento especial lo ponen los excéntricos disfraces, las galeras y las pelucas fluorescentes.

Inicialmente, la fiesta de San Patricio era como cualquier otra fiesta religiosa, pero por celebrarse durante la cuaresma sirvió de perfecta excusa para montar una gran celebración donde el alcohol y la fiesta reinan por sobre la abstinencia que el cristianismo impone. Y como el ambiente comienza a animarse ya desde los preparativos del desfile, terminó por imponerse un festival de cuatro días, donde la música invade todos los rincones con sus ritmos contagiosos y resulta una perfecta ocasión para disfrutar de una buena exhibición de céilís, la danza tradicional irlandesa y de paso, de todos los ritmos del mundo.

En una inteligente movida el Gobierno de Irlanda estableció en el año 1995 el Festival de San Patricio con el objetivo de desarrollar un evento para promover el orgullo nacional tanto dentro como fuera de fronteras. El éxito fue de tal magnitud que la mayor fiesta popular de Irlanda es también, una de las más celebradas del mundo, con desfiles y fiestas en todos los continentes, comenzando en Estados Unidos con el gran desfile de New York por la Quinta Avenida en Manhattan, o Chicago que tiñe de verde su río, o en Boston, donde los festivales y exposiciones duran todo el mes.

Alemania también festeja a San Patricio con un desfile en Múnich, que culmina con un festival de danza y música irlandesa. Inglaterra celebra en Londres con diversidad de eventos en la Plaza Trafalgar y otras zonas de la ciudad, hasta el London Eye se tiñe de verde para celebrar. Manchester y Birmingham no quieren permanecer ajenas al festejo, al igual que Liverpool.

La isla caribeña de Montserrat, aunque parezca extraño, también celebra a San Patricio con un festival que dura una semana y que conmemora simultáneamente el levantamiento de los esclavos, que tuvo lugar el 17 de marzo de 1768. En Australia, la fuerte presencia irlandesa se hace notar en Sydney con celebraciones que comenzaron en 1810, el desfile parte de la George Street con Bathurst Street y culmina con un día familiar en Hyde Park North.

Incluso Tokio se hace eco de las celebraciones, con un desfile en Omotesando Hills que tiene ya 21 años de antigüedad. Sudamérica no es indiferente al santo, con celebraciones en Montevideo, Uruguay, en sus tradicionales pubs irlandeses, The Shannon y Burlesque, que se tiñen de verde para ese día. En Buenos Aires, Argentina, por su parte, celebra en Plaza San Martín y en Plaza Irlanda. Sudáfrica se une a los festejos iluminando de verde Table Mountain, en Ciudad del Cabo. Incluso Belfast, Irlanda del Norte, celebra a su santo con un impresionante desfile que comienza en Belfast City Hall y culmina en Plaza de Aduana con un concierto gratuito. San Patricio ha conmovido al mundo como ningún otro santo y es el momento perfecto para hermanar a todos los irlandeses que han emigrado por el mundo.

Es tan masiva esta celebración que las actividades durante los cuatro días del Festival de San Patricio de Dublín recorren casi todas las ramas artísticas y cambian año a año por lo que conviene chequear el sitio oficial http://www.stpatricksfestival.ie/ para programar un itinerario acorde a los gustos personales y de ser posible combinarlo con una visita a los principales puntos turísticos de la ciudad http://www.hotelesendublin.org/lugares-que-visitar-en-dublin/ .

Si el verde y el shamrock son los distintivos del festejo del santo, la cerveza Guinnes es la bebida oficial, pues al culminar el desfile, todo Dublín se concentra en las tabernas de la ciudad, incluyendo a los miles de visitantes que se distribuyen preferentemente en el famoso Temple Bar http://www.thetemplebarpub.com/. Quienes no tengan la suerte de encontrar un lugar en el templo podrán perderse entre las tantas otras tabernas del barrio que lleva su nombre para empaparse con la cultura local y unas buenas pintas.

Si diariamente se consumen en todo el mundo 5,5 millones de pintas de Guinnes, durante el día de San Patricio, la cantidad aumenta hasta la friolera de 13 millones, una cantidad que da para imaginarse cómo la alegría y el alcohol inundan las calles dublinesas en esta festividad.

Pero no solo de Guinnes viven los dublineses, que también aceptan de buen grado un trago de Jameson, su tradicional whiskey irlandés o de Baileys Irish Cream, su deliciosa bebida preparada con whiskey irlandés y crema de leche que paradójicamente resulta bastante más caro consumirla en Irlanda que en Uruguay debido a las altas cargas impositivas que el gobierno aplica sobre todas las bebidas alcoholicas.

A pesar de las grandes cantidades de alcohol que esta celebración implica, lo más resaltable de este día es el orgullo que el pueblo irlandés muestra por sus tradiciones y su origen y la incomparable alegría que se apodera de toda la nación, contagiando a los visitantes con el genuino espíritu irlandés.

¿Y por qué el amigo Monzeglio no nos menciona el Irish Coffee que también es una delicia? Porque a pesar de su nombre, es un invento realizado en un café célebre de San Francisco, que consiste en un café fuerte, bien regado con whisky irlandés y con un copo de chantilly arriba… además de algunos secretillos.