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Gramado: un sueño de Navidad

Nosotros tendremos el carnaval más largo del mundo, pero Gramado nos pone la tapa cuando se trata de la Navidad más larga.

Esta vez Bari Monzeglio nos describe  la magia navideña de Gramado, esa especie de Suiza al alcance del bolsillo, capaz de disputar cualquier primacía cuando se trata de celebraciones y buen gusto a la europea. Además, te sacás el gusto de nieve en abundancia al rayo del sol.

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¿Quién no ha tenido, al menos durante la infancia, la fantasía de una Navidad blanca? Es un deseo natural y nada tiene de vergonzoso, después de todo, nos criamos en una sociedad occidental y cristiana y forma parte del inconsciente colectivo. Lamentablemente, la mayoría de nosotros se tiene que conformar con la imaginación, pues un viaje a Europa o Estados Unidos en esta época es inalcanzable para muchos.

Como no me gusta resignarme, me lancé “a la búsqueda del sueño perdido” y llegué a Gramado, que para quienes no la conocen más que por fotos, es casi como llegar a Suiza.

Si nos rotulan por tener el carnaval más largo del mundo, Gramado nos pone la tapa con la Navidad más larga de todas. Dos meses completos, noviembre y diciembre son destinados a los festejos navideños. En esta fiesta descomunal conocida como Natal Luz, participa toda la comunidad. ¿Se imaginan a toda una ciudad trabajando para decorar, casas, comercios, calles, plazas y parques con motivos navideños? Mientras el resto del mundo todavía estaba pensando cómo organizar su Navidad (http://viajes.elpais.com.uy/2012/12/18/un-mundo-de-noticias-especial-navidad/), la ciudad ya estaba en pleno festejo.

Nada más traspasar el portal de acceso a la ciudad, fue como entrar en un país de fantasía. Las calles llenas de flores y adornos, las casas estilo bávaro y la gente con su alegría contagiosa hacían que uno se metiera dentro del espíritu navideño aunque fuese un escéptico recalcitrante.

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Gramado se convierte en un enorme parque temático durante la Navidad y se lo toman muy en serio, los artesanos se encargan de confeccionar adornos con materiales reciclados, las calles se iluminan y ambientan musicalmente. Pero no se conforman simplemente con decorarlo todo, dedican su vida a celebrar la Navidad con una multitud de actividades, teatro, desfiles, shows, coros, conciertos, exposiciones, todo para agasajar a los visitantes que literalmente invaden la ciudad a ver si logran empaparse con el espíritu de la Navidad, tan escaso por estos días.

Obviamente la gastronomía navideña dice presente en la mayoría de sus restaurantes, pero siempre con el característico toque brasileño (http://www.querecetasfaciles.com/recetas-de-navidad-al-estilo-brasileno/).  Durante los meses de noviembre y diciembre es común ver en sus cartas platos festivos nacionales como el budín de coco y leche condensada o el ganso asado con pasas y nueces.

Natal Luz (http://www.natalluzdegramado.com.br/) convoca a cerca de un millón y medio de personas, casi la mitad de la población de nuestro país. Un detalle interesante de este mega evento, es que podés asistir gratuitamente a casi todas las actividades. Eso sí, estas actividades son al aire libre así que deberías ir prevenido con gorro, filtro UV, abrigo para la noche y por las dudas un paraguas. Las condiciones climáticas de Rio Grande do Sul no son muy diferentes de las nuestras. Pero si querés ver los espectáculos en primera fila, te recomiendo comprar entradas por internet o a través de las agencias de viaje. También podés comprarlas llegando a Gramado en los locales oficiales.

Gramado es un destino que ofrece un gran abanico de propuestas turísticas (http://www.quierobrasil.com/sitios-turisticos-de-gramado/) por lo que no tuve más remedio que escoger algunas para lograr mi objetivo en tan pocos días. Elegí el Nativitaten, una ópera a cielo abierto en el Lago Joaquina Rita Bier, donde los cantantes nos deleitaron con sus voces mágicas desde las embarcaciones, todo en medio de luces y chorros de aguas danzantes. No me gustan los fuegos artificiales, pero debo admitir que fue impresionante.

Obviamente que no podría perderme el Gran Desfile de Navidad por la Avenida de las Hortensias. El desfile se divide en dos momentos, el primero recuerda la figura del niño Jesús y el segundo la figura de Papá Noel. Una multitud de actores, bailarines, patinadores y acróbatas en escena que dejan a todos con la boca abierta.

Me habían hablado de los buenos coros de la región, así que decidí asistir al Árbol Cantante, un árbol formado por un coro de niños y algunos bailarines locales.

Pero el espectáculo que más me impresionó fue la Fantástica Fábrica de Navidad, un show donde la magia se hace realidad y los muñecos toman vida y los espectadores nos convertimos en niños crédulos. Algo de eso era lo que estaba buscando.

Todavía me faltaba la nieve y para eso tenía que llegar al lugar donde el milagro es posible, el Parque Knorr, donde se encuentra la Aldea de Papá Noel, sumergida en un bosque casi idéntico a la Selva Negra alemana en plena zona central de la ciudad.

Esta aldea es el hogar oficial de Papá Noel en Sudamérica y fue creada en 1940 por Oscar Knorr. Allí estaba lo que siempre había soñado, el señor de la cara sonriente, su trineo y los renos. Y el Árbol de los Deseos, donde los turistas como yo, dejan sus pedidos en plaquitas de madera (aunque debo mencionar que todavía sigo esperando el resultado). De todas formas fue emocionante volver a la niñez por un momento.

La fábrica de juguetes es el lugar preferido por los niños, porque pueden ver a los duendes en plenas labores. Y finalmente lo más importante para mí, recorrer la plaza de nieve, donde la nieve nunca deja de caer, sin importar que brille el sol. Luego, para terminar, subirme al trineo de Papá Noel y jugar con los muñecos de nieve igual que los demás niños, hasta que la realidad me llamara nuevamente.

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Si regresás en invierno a Gramado, podés llevarte la sorpresa de una nevada de verdad, tan al norte de nuestro frio Montevideo, donde la naturaleza nos niega ese fenómeno… salvo cada tantos años.