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¡Guerra de pasteles!

Es cierto que hay un campeonato mundial, pero lo que más justifica a este artículo es el descacharrante video de Laurel y Hardy.

Si te gusta el enchastre, apurate. Se cierran las inscripciones para el Campeonato Mundial en Maidstone, Kent.

Todo muy bien por los ingleses, pero ni se compara con  “la tomatina” que se realiza en el municipio valenciano de Buñol en el mes de agosto. ¡Ese sí que es un gigantesco enchastre! Lo de los ingleses no está mal, particularmente porque lo hacen en el país de la pulcritud y la elegancia, donde ver gente toda desprolija equivaldría en Uruguay a encontrar un contenedor de basura que no tenga suciedad alrededor.

La Guerra de Pasteles comenzó en Maidstone allá por 1967 y lo que al principio fue un éxito local, fue ganando terreno y hoy se ha transformado en un Campeonato Mundial con toda la crema. Formá equipo y apurate a inscribirte en http://www.worldcustardpiechampionship.co.uk

Los pasteles no los podés llevar vos por una cuestión de seguridad, más que por el sabor. De manera que serán exactamente 3.000 unidades provistas por  los organizadores, aunque costeadas con las inscripciones de exactamente 22 equipos, los cuales deberán cumplir con reglas estrictas.22 teams from across the country will line up to do battle to win the coveted trophy, some 3000 pies will be flung under strict rules of the contest before the 2013 winning team is declared. Más anárquico, literalmente, era Carlitos Chaplin, en quien confiesan que se inspiraron los pioneros, deseosos de recaudar fondos para consecutivas obras filantrópicas. El inspirador es Mike Fitzgerald, un concejal de la pequeña ciudad, tan avispado como para suponer con acierto, que la televisión recogerá cada año la guera de pasteles.

El año pasado vinieron equipos desde Alemania y Sudáfrica, de manera que no se descarta un reciclado de este torneo para darle la dimensión que necesita.

En el video que ponemos a continuación, podrás una filmación del año pasado, advirtiendo que parte de la diversión consiste en muchos de los equipos compiten disfrazados.

 

Imagen de previsualización de YouTube

 

Ahora, ¿qué querés que te diga? Estos ingleses de ahora no son como los de antes. Chaplin, por ejemplo podía hacer una guerra de pasteles mucho más divertida. Sin embargo, con todo lo que le reconocemos como cineasta, cómico y libretista, nos quedamos con su sátira de Hitler y su alerta sobre la sociedad que estamos viviendo, en “Tiempos Modernos” y no con sus pasteles.

Para Guerra de Pasteles nos quedamos, por lejos con otros dos ingleses: Stan Laurel y Oliver Hardy, los irrepetibles personajes de El Gordo y el Flaco. Si hace tiempo que no te reís hasta que se te salten las lágrimas, verás como con este video rejuvenecés al menos dos años:

Imagen de previsualización de YouTube

http://www.youtube.com/watch?v=kW4Q6gjBTDI

 

Ahora pongámonos un poco serios y un poco rigurosos con el nombre de “La Guerra de los Pasteles”, que uno aplica y de inmediato le vienen a la mente tantos divertidos momentos del cine mudo. Sin embargo, ese nombre lo hizo popular un conflicto bélico que tuvo lugar durante los años 1838 y 1839, originado por una estupidez, como es el caso de casi todas las guerras cuando se analizan mucho tiempo después y se reflexiona sobre la futilidad de la muerte y la miseria.

Un pastelero francés que vivía en un pueblito denominado Tacubaya, reclamaba al gobierno mexicano por una deuda y los mexicanos confesaron que no la podían pagar porque ya estaban recontra endeudados. ¿Qué hizo el gobierno francés de la época, uno de los gobiernos más poderosos del mundo en ese entonces? Pues nada menos que atacar San Juan de Ulúa y tomar posiciones como para llevar la cosa hasta la propia capital. Intervino entonces el ministro inglés R. Pakenham como mediador, logró el compromiso mexicano de que el pastelero francés sería compensado, lo cual terminó una guerra que sería ridícula si no fuera por las bajas producidas.

Esta idea de lanzarse comida como si no hubiera hambrientos en tantos lugares del mundo, no es privativa  de este pueblo de Inglaterra ni de Valencia. Sin lucir demasiada originalidad, los vecinos de Sutamarchán, una población colombiana de Boyacá, también celebran su “Tomatina” todos los 14 de julio. Se lanzan nada menos que 15 toneladas de tomates, pero la diversión no termina ahí. También hay un concurso por el tomate más grande de todos y otro para determinar quien es capaz de comer más tomates.