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Cómo es la isla que «vendió» Athina

La compró la hija de un recontramillonario ruso y la deberán devolver sus herederos dentro de un siglo

Por ahora no la podés visitar porque es privada, pero tal parece que la convertirán en un lugar de turismo. Sin embargo, Athina, la nieta de Onassis y frecuente veraneante de Punta del Este, podrá visitar todas las veces que quiera el pequeño cementerio de su familia.

La isla no es tan  diminuta como se la describe en la información de agencias y despierta la pasión de mucha gente, hasta el punto que se ofrecen excursiones aunque teóricamente los pasajeros no pueden desembarcar. Sin embargo, nadie les impide anclar con los yates de alquiler en alguna de sus escondidas playitas y los excursionistas se hacen a la idea de que allí pudo bañarse Jacqueline Kennedy (entre otras) mientras Aristóteles la vigilaba desde la playa y los fotógrafos desde atrás de cualquier árbol.

Tres millones de dracmas le costó al griego esa isla en el mar Jónico, en momentos en que a nadie le interesaba ese pedazo de tierra sin historia (al menos sin historia conocida). Su valor se multiplicó cuando allí se casaron estos personajes y cuando allí huían en busca de intimidad y otras cosas, tanto él, como ella, el círculo íntimo de los Onassis y los invitados de honor.

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Stathis Zavitsanos se llama el alcalde de la isla vecina de Meganisi, desde donde se administra jurisdiccionalmente Skorpios. El está encantado con los cambios, pues si bien la isla no estaba abandonada, apenas si la habitaba un empleado de residencia permanente. Las visitas oficiales eran muy esporádicas y esa seguramente fue la razón por la cual Athina resolvió la venta, que en realidad es una operación de leasing pactada a cien años, luego de los cuales la isla volverá a ser propiedad del descendiente de Aristóteles a quien le corresponda. Se habla de 117 millones de euros, pero toda la información que circula no abandona el ámbito de los rumores. Es desde esa isla de Meganisi y de la muy cercana de Lefkada, que parten las excursiones buscando anclar en el mismo lugar donde lo hacía el lujoso yate Christina.

Ahora la vigilancia está poco cuidada, pero entenderás las razones de la búsqueda desesperada de privacidad, si observás una de las naves de excursión que lleva turistas y si tenés en cuenta que Jacqueline Onassis fue fotografiada desnuda en una de las playas ubicada detrás de la más grande de las mansiones.

Son unas 1.200 hectáreas que cuando Aristóteles tomó posesión eran totalmente áridas y carentes de agua dulce. El mediático multimillonario gastó una fortuna para lograr un abastecimiento permanente de agua para uso doméstico, pero también para riego del bosque paradisíaco que cubre buena parte de la isla. Hasta las hermosas playitas escondidas costaron fortunas, pues la costa original estaba enteramente cubierta por roca volcánica, de manera que la arena que lucen es importada del norte de Africa, grano por grano.

Hay tres magníficas residencias o villas, unidas por senderos entre los bosques. Una de ellas se denomina Casa Rosada (quizás en recuerdo del pasaje de Aristóteles por Buenos Aires), también hay una capilla griega ortodoxa, un pequeño club marítimo, un muelle y el mausoleo de la familia donde están enterrados Aristóteles, sus hijos Alexandros y Christina. Fue en la Casa Rosada donde se celebró el matrimonio con Jacqueline Kennedy en 1968.

Athina y Ekaterina, la pasión por los caballos no es lo único que las une

¿Qué tanto hay que reprochar a Athina Roussel, la heredera? Con 28 años, la bella chica es hija de Thierry Roussel y de Christina Onassis que falleció en Argentina hace años. Pues bien, dicen los cables que Athina apenas sabe alguna palabra aislada en el idioma de su abuelo, que por otra parte hablaba perfecto castellano, además de muchas otras lenguas. Había visitado la isla en dos oportunidades, aseguran, y no lo hizo nunca más luego de su casamiento con el jinete brasileño Alvaro Affonso de Miranda Neto. A ambos se los ve más en Sudamérica que en Europa.

El caso de Ekaterina, es un misterio a estrenar. En las fotos se la ve bellísima y la prensa mundial es coincidente en señalar que el verdadero dueño es su padre, Dmitri Rybolovlev. Fueron ellos y no los jeques del Golfo Pérsico también interesados, quienes se quedaron con la isla. Y no parece un capricho, sino una manera muy elegante de acrecentar millones, pues no se puede dudar que la isla de Skorpios será un éxito turístico en la medida que le edifiquen alguna infraestructura y se aseguren de cobrar cantidades siderales por el alojamiento.

Si la noticia de la venta de la isla tuvo enorme repercusión en el mundo entero, imaginarás que mucho más la tuvo en Grecia, donde el prestigioso diario Epresso News le dedicó un informe del cual tomamos información e ilustraciones (http://www.espressonews.gr ) y numerosas webs y blogs se ocuparon del asunto de manera extremadamente crítica, como es usual en aquél país y en este momento de tan grande incertidumbre económica. Ver por ejemplo

http://liberopoulos.gr/listcats.php?subaction=showfull&id=1137861168&archive=&start_from=&ucat=68&show_cat=68 y http://www.tlife.gr/Article/news-onasi/0-9-15784.html .

 

Naturalmente están en griego, pero el traductor de Google te ofrece una versión automática en español. Ahora que si querés entender todo lo que se dice en griego, tenés que encomendarte a Bill Gates con poca esperanza de que escuche tus oraciones. Y si querés ver ubicación y consultar más fotos colgadas en Panoramio (esta fue otra de las fuentes) por amables cooperadores, instalate en Google Earth y navegá hasta 38° 41′ 49.08″ N  20° 44′ 41.92″ E

En cuanto a la nueva propietaria, Ekaterina Rybolovleva (Giekatrina según la traducción del griego), resulta que es un récord entre las mimadas por los padres y además, era amiga de Athina, pues ambas comparten la pasión por los caballos de salto. En el 2008 le dio por ir a vivir a Manhattan y su padre no pudo menos que comprarle un apartamento de 640 metros cuadrados a todo lujo a Donald Trump, por una bicoca: 64 millones de euros. En este caso, no pudo comprar la isla sino “arrendarla” por cien años, pues Aristóteles Onassis había puesto una cláusula de impedimento en su testamento, luego que allí enterrara a su hijo fallecido en un accidente de aviación.

 

Dimitry Rybolovlev la puso a nombre de su hija, pero los millones salieron de su bolsillo. Te preguntarás de dónde salieron esos millones antes de llegar a su bolsillo. Buena pregunta, agregale también el costo de haber adquirido el equipo de fútbol Mónaco, que no será un favorito, pero es el más glamoroso. Según el diario griego, Dimitry también tiene un barco de100 millones, una mansión de 95 millones adquirida en metálico en 2008 también aDonald Trump, en Palm Springs; además de un Airbus privado. En los momentos de ocio se compra cuadros de Picasso y de Van Gogh, algunos de los cuales terminan decorando un cuarto de baño, o al menos eso es lo que aseguran los medios.

Para ser justos, cada vez que alguien se destaca por tener mucho dinero, salen chismes maledicentes y elogios obsecuentes sin que de lejos puedan comprobarse ni unos ni otros. Si nos remitimos a la Wikipedia,  “Dmitry Evgenevich Rybolovlev (en ruso: Дмитрий Евгеньевич Рыболовлев), es un empresario, inversor y filántropo nacido en Perm (Rusia). Actualmente se desempeña como Presidente del club de fútbol AS Monaco, equipo que compró durante el año 2011. En 2009 fue rankeado en el puesto #79 por Forbes, dentro de la lista de hombres más ricos en el mundo. Su fortuna se encuentra entre las principales de su país, siendo prioridad para Rybolovlev la extensión de sus negocios a Europa y el mundo hoy en día”.

Aristóteles y Dimitry, la fama de los millones, a veces tan efìmera

¿Cómo se gestan fortunas vertiginosas en un país como Rusia, donde hasta no hace mucho no existía o no debería existir la propiedad privada (confesa)? Hacé las suposiciones que quieras, pero la revista Forbes señalaba en el 2012, que el número de rusos con fortunas superiores a los mil millones de dólares casi se había duplicado en un año. Ya sumaban 110 personas.

El ruso más rico del país y el mundo es el «rey del aluminio» Oleg Deripaska, con una fortuna de $28,600 millones, explicó el redactor jefe de Forbes-Rusia, Maxim Koshulinski, al diario de negocios Védomosti.  Tampoco te preguntes si todas esas fortunas se hubieran construido, de la manera que sea, si hubiera allá un regimen impositivo como el de acá.