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¿Dónde se nos cayó la sensibilidad?

Hay países como el nuestro, donde la sensibilidad parece emparentada con la debilidad.

Entonces, es mal visto emocionarse con la belleza que no provenga de una tanga en un vergonzoso programa donde bailan los famosos para someterse a escarnio mediático. Y hay otros, como Japón, donde desde el 22 de noviembre al 9 de diciembre la gente concurre a un jardín para deleitarse con los colores del otoño, ignorando saludablemente quién se acostó con quien o quién insultó a quién en la televisión de un país que ni siquiera es el propio.

Lo que sigue es una nota que el colega El Universal de México publicó en su suplemento Destinos y que reproducimos, facultados por el acuerdo societario que nos une.

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Pero antes miren este video que demuestra sin riesgo de equivocación, que nosotros los occidentales también tuvimos esa sensibilidad, pero se nos cayó,  de camino al supermercado, seguramente.

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Las hojas de los árboles momiji o kaede (arce) y de ginkgo mudan del verde, al amarillo y del naranja al rojo encendido simulando un tapiz colorido que sólo se muestra en otoño, seduciendo a locales y a viajeros.

Tokio es una de las ciudades privilegiadas por este cambio de color en el follaje.

Al norte de la ciudad, en el 6 Chome, Honkomagome, Bunkyo-ku, se levanta el jardín Rikugien, embellecido por sus 400 árboles de arce, estanques y bellos puentes que conectan los caminos dentro de este refugio de paz.

Del 22 de noviembre al 9 de diciembre, sus puertas se mantienen abiertas desde que el sol nace y desde que comienza a atardecer, hasta las 9 de la noche, se iluminan los árboles para crear una atmósfera cálida, llena de nostalgia y romanticismo y para resaltar los colores de sus hojas.

El jardín fue trazado durante la era EDO (1603-1868), como parte del diseño de paisaje en las mansiones feudales de la época. Posee bosques y colinas, donde se reproducen 88 poemas tradicionales de la nación nipona.

Para continuar disfrutando de esta postal hay que darse tiempo para tomar una de las bebidas más importantes de esta cultura, en cualquiera de las dos casas de té Matcha, que se ubican al interior del jardín. El paquete de té verde con dulces de temporada tiene un valor de 500 yenes, más la entrada del jardín, de 300 yenes.

Las emociones que provoca el cambio de color del follaje, se traslada a las calles del distrito Ginza, uno de los más exclusivos de Tokio por sus tiendas de diseño, galerías de arte, cafés, restaurantes y bares. La música lleva el ritmo en los desfiles de luz y sonido que acompañan al festival Dai Ginza Matsuri, que celebra este momento del año, y las tiendas ofrecen atractivas rebajas del 10 al 17 octubre.

DETALLES
ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TURISMO DE JAPÓN
Páginas: www.jnto.go.jp
www.turismo-japon.es