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La gente famosa según William Ferreira

¿Nunca te dio ganas de ver a la gente como la ve un dibujante?

¡Pero si a uno le cuesta retener los rostros! Ves a alguien por la calle y uno dice, “a este lo tengo junado”, pero ¡de dónde!, ¿lo saludo, no lo saludo, le sonrío, le pongo cara de no te vi?. Y peor  todavía en el caso de una mujer, que no puede andar regalando sonrisas injustificadas porque después el tipo la persigue por cuadras.

Eso es lo que nos pasa a nosotros, pero no es lo que le pasa a un dibujante, particularmente a un dibujante como William Ferreira. Ahí lo tenés por ejemplo al Negro Jefe, al genial Obdulio, mandoneador de cracks, iluminado desde arriba, como William lo dejó entrar en su cabeza.

En la sala de reuniones de El País Digital hay otra versión, enorme, la recuerdo con unos dos metros de altura, que eso también habla mucho de la pasión de William por algunos sujetos. Tengo el honor de haber rescatado esa bellísima pieza y de que la nueva gente en El País Digital la aprecie tanto como yo. ¡Te la estamos cuidando, William! Abajo está el dibujo actual, ahora de cuerpo entero.

Le aclaro esto al amigo porque hace como veinte años se nos fue para Alemania, aunque continúa colaborando con El País. Cuando era casi un pibe y apareció con una carpeta llena de maravillas en la Redacción. Lo acogieron con los brazos abiertos Eduardo y Lalo Scheck, ¡mirá qué blasón! Uruguay no es buen lugar para un caricaturista que se inicia y tiene que competir, somos una fábrica inagotable de extraordinarios caricaturistas, artistas plásticos, actores, de buenos oradores… y de ninguneadores. En todas esas categorías podríamos postularnos y seguro que ganamos primeros puestos. En el fútbol fue igual hasta 1950 y aunque recientemente nos dieron un alegrón, es más difícil que eso ocurra. Como ninguneadores, me la juego entera, ¡si hasta la palabra que los define es yorugua de pura cepa!

Como está en Alemania,  le gusta la buena música y le piden trabajos sobre algunas de las personalidades más fulgurantes de Europa, ahí los tenés a Ennio Monicone yu a Herbert von Karajan, tal como William los tiene congelados en su cabeza. Fijate nomás la delicadeza del gesto de Ennio y la fortaleza categórica del movimiento de Herbert que augura un estallido a toda orquesta. Me lo imagino al uruguayo, sin parpadear, colgando imágenes en su cabeza durante un concierto, como si fuera una máquina filmadora.

Para un periódico o una revista, las ilustraciones desempeñan un rol fundamental, para bien, o para mal. Pues mirá que cuando una publicación escoge mal a su dibujante,  todo su prestigio puede caer a pique. Los tipos como William Ferreira desarrollan como un diálogo visual con los lectores, muchas veces más profundo y extendido que un artículo de mil palabras. El que escribe te puede relatar muchísimas cosas, pero hay otras cosas que están en un dibujo o no están de ninguna manera, ¿cómo expresar con palabras los rasgos que provienen del alma?

Claro que aunque William esté ahora en Alemania, eso no significa que se haya ido de Uruguay, ¡bendita internet, bendito Facebook!. Así que casi sigue viviendo entre nosotros y regalándonos su visión de la gente en el diario El País. Por eso, porque no se nos extranjerizó, es que sabe que a  Alfredo Zitarrosa todos lo tenemos guardado en blanco y negro,  junto con su inimitable vozarrón “de otro”. Y que a “la gata” Adriana Varela (que no nos la adjudicamos como uruguaya, pero que es tan rioplatense como el que más) hay que dibujarla con la misma ternura que la imaginaba el “polaco” Goyeneche. Porque al amigo le gustará la música clásica, pero mirá que el tango le da vuelta la cabeza. Igual que el fútbol, igual que el arte.

Si observás los detalles, como esos dos símbolos de las Naciones Unidas en el borde de la cancha que hace el entorno de Diego Forlán , te das cuenta que William sigue dibujando para uruguayos que están no están acostumbrados a que le expliquen todo, como hacen los dibujantes de los periódicos no rioplatenses. Acá explicar esas cosas es como un agravio a la inteligencia del lector, pero allá, andá a saber porqué, dan por seguro que quienes miran las caricaturas son todos unos abombados. Así que William se habrá mudado, pero con la ayuda de la red de redes, sigue sintiendo como nosotros con el beneficio de poder recorrer museos y encontrar   los originales de un tipo como Van Gogh, otro de sus grandes ídolos, otro que no tenía que explicarle nada a nadie.

También sigue comunicado con nosotros a través de su página web  http://www.wferreira.com    y su Facebook  http://www.facebook.com/l/dAQH0VPEQAQHDn87kJYjWkAANcoP5bqUh7SUl-_c32BipRQ/ferreira-caricature.blogspot.de . De hecho casi todas las semanas, tal como ocurría hace 20 años, William se me acerca (a mi y a todos) con algún dibujo que le parece debe mostrarnos en Facebook a algunos cientos o miles de seguidores que tiene en esa fantástica red social. Naturalmente te estamos invitando a darte una panzada de ferreirazos, particularmente en el FB. No tengas miedo que no muerde, lo aclara específicamente en el último comentario que intercambiamos, donde me confiesa que no tiene las vacunas al día, pero ya no muerde como antes. Y como añorando un encuentro nada virtual, también aclara: “para picada comprá queso; para salame me tenés a mí!!!” Gracioso y humilde, William, pero ¡a la distancia no!; venite ahora que llega el calorcito y nos bajamos unas cuantas.