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Malvín, una manera de vivir

Para mudarte no te piden certificado de idoneidad, pero casi.

Andá a saber por qué adquirió tanta personalidad; no es que los demás barrios no la tengan, pero Malvín es un caso aparte, un fenómeno espontáneo que alguna explicación debería tener. Su diferencia tampoco radica en  que tengan dos clubes con mucha hinchada, ni un gran  movimiento comercial pues no está por ahí su mérito.  Tampoco radica en las torres de Pintos Risso, que más bien pudieron tirar abajo todo ese estilo de vida y no lo lograron.

¿Quizás la Escuela Experimental? ¿Quizás una reacción a la elegancia finoly de Pocitos y a la lujuria financiera de Carrasco? Andá a saber, pero antes de mudarte dale una probadita al barrio, pues puede que te guste y también puede que no vaya contigo. Malvín no es para cualquiera. Para empezar, acá todos son de clase media aunque tengan varios millones de dólares o apenas sobrevivan con una changuita. No solo de clase media; también son igualitos de absoluta igualdad, nadie te mira la marca de los championes ni manda al nene a uno de esos colegios carísimos… aunque lo pueda pagar.

A riesgo de que se me pongan cabreros los vecinos de otros barrios, decidí ilustrar este artículo con una foto publicada en el blog http://elgatoutopico.blogspot.com/2011/02/montevideo-al-sur.html. Se supone que la de la foto se llama Mariela y que con esa actitud está mostrando su estado de ánimo en un barrio que también tiene un postgrado en melancolía, pero de la buena.

Mi abuelo me contaba que junto con su amigo Selva, iban a pescar a Playa Honda cuando la civilización terminaba al final de Malvín Nuevo, donde estaba el Hotel Las Brisas. Ahí le ponían cadenas a los autos y trepaban por los médanos hacia el páramo que hoy es uno de los barrios más ambicionados de Montevideo. Al hotel Las Brisas iban a bailar mi madre y sus amigas. Si tenían un poco de suerte, ese sábado cantaba Charlo, tocaba Francisco Canaro o andaba Gardel como bobeando. ¡Mirá que barrio!

Malvín propiamente dicho termina ahí en esas rocas, pero la jurisdicción se extiende hasta la cañada que bajando del lago y manantial  del Parque Rivera, alimentaba al Molino de Pérez, uno de los pioneros de la zona. El tal Pérez habrá sido famoso, pero  indiscutidamente, el vecino más célebre fue Juan Balbín González Vallejo, quien tenía su saladero por acá, su pulpería por allá y su banca en el Cabildo desde el año 1776. Capaz que Balbín les sonaba un poco turco a las lavanderas que afirmaron el nomenclátor popular.

¿Y de dónde salieron las lavanderas? Pues de Pocitos, expulsadas por el progreso y la tilinguería. Además tenían una bruta laguna para desempeñar sus labores. Laguna tan profunda que la leyenda aseguraba que allí había ido a parar una carreta con todos sus bueyes. Difícil de creer, pero andá explicarle eso a la gente que adora a las leyendas.

No te vamos a gastar con todas estas historias, algunas de las cuales nos las sabíamos hasta por tradición familiar, pero esas y todas las demás están incluidas en una preciosura de pagina web (http://www.ciudadmalvin.com) donde nos inspiramos y divulgamos algunas de sus fotos. Es una web que tiene todo, a diferencia de muchas otras. ¿Para qué vas a guardar información sobre algún sanitario, electricista y los comercios del barrio si en “CiudadMalvín” está todo disponible?

Lo único que no puede encontrarse es la experiencia intransferible de haber cursado en la Escuela Experimental de Malvín, un plan piloto que no solo dio resultado sino que constituyó un ejemplo internacional… aunque tan costoso que duró poco. Esto de los costos se lo sabían de antemano, pues se disponía que habría muy pocos alumnos por grupo, que se sentarían  en mesas circulares como los caballeros del Rey Arturo, criarían animales de granja, tendrían su huerta, cada clase tendría su laboratorio… en fin. Nada de andar escatimando, pues se suponía que la sala de cine cerrada y el cine al aire libre en la playa proveerían los recursos. No fue posible, el «biógrafo» venía en caída y las videocasseteras lo enterraron del todo, junto con las grandes salas.

Hoy la escuela no es lo mismo, pero igual es ejemplar. Muy triste el final del “biógrafo” techado que rebautizaron la “piojera” (periódicamente surgen muy buenas iniciativas para rescatar esa sala) y el cine al aire libre, que fue pasto de bulldozers. No menos payasesco que el final del “Aerocarril” que debió llevar ridículas multitudes a la Isla de las Gaviotas.

Primero que no debió pensarse en depredar el hábitat silvestre de la isla, segundo que las torres eran un adefesio y, finalmente, que le erraron groseramente al cálculo y si hubieran colgado un aerocarril, la curva “catenaria” lo hubiera llevado directamente al fondo de la pequeña bahía protegida por la isla. ¡Qué mamarracho! Para peor, cuando dinamitaron las torres, reventaron los vidrios de muchas casas frentistas de la rambla.

Ahora, mirá que cualquier barrio tiene estas anécdotas patéticas. Pero mientras otros las ocultan, los malvinenses las recuerdan entre grappamiel y grappamiel  para reírse un poco de sí mismos, que es otra de las maneras de demostrar que no se tienen complejos.

Mirá, te podríamos aturdir con referencias al Club Malvín, al Unión Atlética y a varios otros clubes del barrio; podríamos cebarnos con las matinés del Cine Maracaná, o revelar que los Devoto, entonces una laboriosa y humilde familia, andaban por acá en una jardinera con verdura, antes de fundar su emporio supermercadil. Podríamos explicar que antes sí que valía la pena pescar a la encandilada y que te sentabas a matear y contabas cuántos miembros tenía la familia de toninas que daba una pasada de mañana y otra de tarde, antes de que algún hijo de la madre terminara con todas ellas a balazos o simplemente contaminando, que es la principal ocupación del ser humano.

Podríamos recordar cuando salíamos del Acal sin tener que dar cuenta a la Prefectura y que con las canoas llegábamos sin problemas hasta el puerto del Buceo, sólo para mirar sin envidia los terribles yates. O llegábamos hasta la Playa de los Ingleses, donde los pescadores preparaban una sopa de cabeza de pescado que te daba vuelta los ojos. Y cuidado con el monito del dueño del rancho, porque te robaba todo lo que quedaba a su alcance.

Podríamos también recordar el jardín japonés que había en la calle Decroly o el fainá irrepetible que sacaban en el Rodelú, ¡cómo fue que se murió el Rodelú de Malvín! Dicen que se mudó a Toronto y a Sydney, donde hacen la misma fainá y “tiran” la misma cerveza. Porque hay una cosa curiosa con Malvín: el que se va nunca abandona las costumbres nacidas o adquiridas y el que llega, no pasa un año que ya se hizo malvinense. O se fue en estampida.

Está también el Museo Marítimo y tantas otras cosas que podrían restarnos unas líneas para hacer referencia a un hecho insólito como lo son sus dos cuerdas de tambores en un barrio que no se caracteriza por la abundancia de vecinos afrodescendientes. Es que el Candome, sin dejar de pertenecer a la cultura afro, se aquerenció en Montevideo y Malvín pidió bolada para no ser menos que el Barrio Sur y Palermo.

Entonces primero fue una y luego fueron dos las agrupaciones que, organizada o espontáneamente, con pretexto y sin pretexto alguno, sacan los tambores a la calle y la gente se va arrimando para el sacudón colectivo. Quizá haya un poco de rivalidad entre La Gozadera y La Figari; quizás hasta por momentos tengan circuitos algo diferentes, pero es poca la gente que le da bola a las banderías. Y nosotros no nos vamos a meter en esos líos.

¿Quién resiste el batuque de los tambores y se queda en la casa? Debe ser el único momento en que los malvinenses sueltan el termo y el mate. El candombe es como un himno a la tolerancia, al entendimiento entre las personas, crean en lo que crean, tengan los bienes que tengan (o no tengan ninguno) y tengan el color que les haya tocado en suerte. ¿Vos te imaginás una cumbia o un chamamé con semejante convocatoria ancestral?

http://www.ciudadmalvin.com/

http://www.lagozadera.org.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=10&Itemid=14

http://lafigari.blogspot.com/2009/01/la-figari-en-facebook.html

http://es-la.facebook.com/pages/Barrio-Malvin/115686771778099