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Budapest, belleza por triplicado

 

Si estás planeando saltearte o dedicarle pocas horas a esta ciudad, estás equivocado.

Acá tenés un artículo, videos y fotos que te muestran el error que habrías cometido.

Por Mariana Lafont (El Nuevo Día de Puerto Rico (GDA)

El estoico pueblo húngaro ha vivido en el centro de Europa por más de mil años y ha logrado preservar su patrimonio cultural pese a muchos avatares históricos. Budapest es el resultado de la huella dejada por diferentes pueblos. Para contar sus orígenes y agitada historia antes hay que hablar de tres ciudades: Obuda (antigua Buda), Buda (la ciudad alta en la orilla izquierda del Danubio) y Pest (la ciudad baja en la margen derecha).

En la más antigua, Obuda, se han encontrado asentamientos de la Edad de Piedra y fue aquí donde tribus celtas se instalaron hasta la conquista romana en el siglo I a.C. Los romanos la bautizaron Aquincum por la abundancia de manantiales que siglos más tarde harían famosa a Budapest como ciudad termal. Y al poco tiempo, surgió Buda como otra colonia romana.

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El agitado nacimiento del pueblo húngaro se gestó en el 896 d.C. con la unión de siete tribus magiares, grupo étnico de Europa del Este (ancestros húngaros) que derrotó a los romanos, se instaló en Aquincum (rebautizándola Obuda) y levantó Buda y Pest.

Hungría, como nación, surgió poco después (en el año 1000) al coronar a su primer rey, Esteban I. Dos siglos después los mongoles invadieron y destruyeron Buda. Luego de ser reconstruida, el esplendor llegó en 1361 y duró hasta el siglo XV cuando fue nombrada capital y reinó el gran emperador Mathias Corvino. Casi doscientos años después arribaron los turcos, convirtieron a Buda en su capital, vaciaron Pest y de esta época quedan relajantes hamanes.

El dominio Habsburgo comenzó en 1686 y Buda floreció con la construcción de iglesias, edificios y el Puente de las Cadenas, el primero sobre el Danubio, de 1849. Finalmente en 1873, en tiempos del imperio Austrohúngaro, se unieron Obuda, Buda y Pest originando Budapest, la segunda ciudad del imperio luego de Viena.

Pero aún faltaban dos guerras mundiales en la que Hungría primero se separaría de Austria, luego perdería mucho territorio y finalmente padecería grandes bombardeos que destruirían parcialmente Budapest. Por último, al fin de la contienda el país cayó en poder soviético hasta 1956. Sin embargo, recién en 1989 – con la caída de la URSS – Hungría abandonó el comunismo, nació la República Húngara y en 2004 se unió a la Unión Europea.

Buda y Pest

Budapest cambia de día y de noche. Si puedes visita todos los lugares en los dos momentos del día. Es compacta, fácil de recorrer y cada parte tiene lo suyo. Mientras Buda parece una maqueta de cuento y su casco antiguo con calles adoquinadas es un viaje al pasado, en la dinámica Pest hay mucho para ver.

Un recorrido debería empezar en Pest viendo el Danubio y la vecina Buda en la colina, el castillo y la Iglesia gótica de Matías. Cruce por el emblemático Puente Széchenyi o Puente de las Cadenas, el más antiguo de Budapest. Se inauguró luego de veinte años de obras y hasta 1849 el río sólo se cruzaba en barco o cuando se congelaba.

El actual puente es una reconstrucción de 1949 ya que el original fue bombardeado en la Segunda Guerra Mundial.

Una vez del otro lado puede subir al Barrio del Castillo por una escalinata o en funicular. Allí está el Palacio Real -del siglo XIII pero reconstruido en el XIX-, antigua residencia de los reyes y actual Galería Nacional. Y bajo tierra está el Laberinto del Castillo de Buda, formado por la acción de un manantial caliente sobre la roca.

Hay 1200 metros de cuevas, sótanos, celdas y manantiales. El laberinto fue refugio del hombre prehistórico, bodega, cámara de tortura, cárcel y “caja de caudales” en la Edad Media y ‘bunker’ en el siglo XX.

En el mismo distrito está la Iglesia de Matías, el templo católico más famoso de Budapest sede de bodas y coronaciones reales (como la de Carlos IV, último rey Habsburgo, en 1916).

Si bien se construyó entre los siglos XIII y XV,  se reformó a fines del siglo XIX dándole su estilo neogótico y su colorido e inconfundible techo.

Allí está el Bastión de los Pescadores, mirador con una gran vista del Parlamento de Budapest. Mientras su llamativo nombre recuerda a pescadores que, en la Edad Media, defendieron este enclave en las murallas de la ciudad, sus torres simbolizan las siete tribus fundadoras de Hungría.

En la fortaleza hay una estatua de Esteban I y unos bancos para sentarse y ver el río y la ciudad. En el otro extremo de Buda está el monte Gellért con otra gran vista de Pest y los puentes que cruzan el Danubio como el delicado Puente de la Libertad. Se sube por un bonito sendero arbolado hasta la Citadella.

Por último, en esta parte de Buda se encuentra el Hotel Géllert y su spa para darse un baño entre columnas de mármol.

Un recorrido por Pest no estaría completo si no caminas por Váci Utca (Calle Váci), peatonal del siglo XVIII que conserva mansiones de sus primeros años. Hoy está llena de centros comerciales, hoteles, restaurantes y bares. La calle termina en el Gran Mercado Central, para almorzar un buen goulash en los puestos del primer piso.

Lo primero que verás al entrar son los tentadores salamines colgando en los múltiples puestos. Este lindo mercado se construyó en 1897. En la Segunda Guerra Mundial se dañó su estructura y en los años siguientes perdió estatus hasta que en 1991 cerró, pero tres años después reabrió. El mejor día para ir es el sábado en la mañana cuando hay lindo ambiente de feria.

Desde el mercado bordea el río y llegarás al parlamento, uno de los edificios más representativos de Budapest y el tercer parlamento más grande del mundo después del de Rumania y el de Argentina. Hay visitas guiadas y se ve, entre otras cosas, la corona de Esteban I.

Si te cansas, toma el tranvía hasta el comienzo de la elegante Avenida Andrássy de 1872 y Patrimonio de la Humanidad gracias a las bellas fachadas de las casas y palacios renacentistas que allí se conservan.

En el extenso y glamouroso bulevar hay restaurantes de moda, exclusivas boutiques como Armani, Louis Vuitton o Dior y la Ópera de Budapest. Hay visitas guiadas en varios idiomas (español incluido) y vale la pena asistir a alguna ópera o ballet. Las entradas puedes adquirirlas por internet.

La avenida culmina en la Plaza de los Héroes y el Parque de la Ciudad, ideal para quedarse descansando o ir al spa de Széchenyi. Los amantes de las termas son felices en esta Ciudad Balnearia.

Tras Islandia, Hungría tiene una de las mayores reservas mundiales de agua termal en superficie brotando de cientos de manantiales. Varios son los baños termales públicos como el Gellért, Király y el de Lukács.

El de Széchenyi es el más grande de Europa y tiene piscinas de todos los tamaños, techadas y al aire libre. Además en esta piscina hay fanáticos del ajedrez que pasan horas jugando en el agua.