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¡Zás! Hay escasez de uruguayos

 

Somos tan pocos nunca nos podremos parecer a Etiopía.

Este censo, el más largo de la historia, está confirmando lo que ya se veía venir: que tenemos crecimiento negativo, que somos cada vez menos, que solo crecen los departamentos de Canelones y Maldonado porque la gente se muda a las zonas costeras. Seremos pocos, pero nabos hay cada vez menos.

Habrá migración interna, pero solo en los diez departamentos relevados se observa un faltante de 20.000 personas, así que pasen la voz de que se termina el mundo o que se terminó la yerba. ¿O menor lo dejamos así, con índices demográficos semejantes a los de Dinamarca? ¿Quién se quiere parecer a Etiopía o Haití? Si hay más gente, ¿se conseguirá mano de obra más barata o más estúpidos para hacerse matar en una revolución?

Porque apenas se habla de nuestra demografía, pocos se sienten contentos de tener indicadores como los de los países más cultos y prósperos; muchos sacan a relucir que somos un país avejentado, que la seguridad social nos cuesta muy cara, que no hay mercado de consumo suficiente para emprender negocios de escala, etc. Y qué querés que te diga, desde esos puntos de vista tienen razón. Ahora yo digo, en lugar de poner a las mujeres a parir como bestias, ¿no sería mejor procurar mayor bienestar bien distribuido, para que la gente venga a vivir acá como hicieron nuestros abuelos europeos, para que los uruguayos no se nos vayan y para que las familias se animen a tener algún hijo más?. Hoy por hoy, nuestra tasa de nacimientos es de 2,1 y resulta insuficiente siquiera para que sigamos siendo los que somos.

Los países europeos y todos los de alto desarrollo, pararon en seco sus crecimientos demográficos gracias a que la gente tuvo más cultura y todos pudieron sumarse a una clase media muy expandida, reflexiva y responsable. Pero antes de eso, pasaron una miseria inaudita, estaban tan hacinados que aparecían pestes que terminaban con la mitad de los habitantes y entonces le echaban a culpa a los albigenses, a los judíos, a los moros, a lo que fuera, en lugar de pensar porque pensar exige esfuerzo. Y si aparecía uno como Malthus, todos le caían encima… y todavía le caen, porque no lo entienden y no lo quieren entender. En resumidas cuentas:  sólo la gente muy ignorante, muy pobre o muy irresponsable, tiene más hijos de los que puede alimentar, educar y cuidar.

Volvamos a Uruguay porque este es un paseo por la fertilidad y los prejuicios, incluyendo los propios. En esos diez departamentos relevados se identificaron 686.371 habitantes, lo cual representa 19.297 menos que en el 2004, cuando en esos departamentos vivían 705.668 personas. ¿Se mantendrá esta tendencia en los departamentos que faltan? No hay razones para pensar que en los nueve departamentos cambie tanto la situación; hubo migración interna pero del campo a las ciudades y hacia departamentos con mejores perspectivas laborales o de confort urbano, como lo es la Ciudad de la Costa y el departamento de Maldonado.

Si no andás por la carretera no te das cuenta, porque todas las ciudades están aumentando de población y el campo se está despoblando hasta tal punto que un departamento como Paysandú tiene casi el 96% de su población agrupada en su capital y otros pueblos y ciudades. El campo está vacío, si no somos un caso único en el planeta, andamos cerquita.

7000 MILLONES MAL DISTRIBUIDOS. Y esto ocurre mientras la explosión demográfica y los fenómenos migratorios aterrorizan a quienes se preocupan fundamentalmente por la situación de la niñez y de la mujer. La naturaleza hace que siempre sean mayores los nacimientos de mujeres que de hombres, pero en los países con mayores indicadores de miseria, casi siempre es mayor la cantidad de habitantes varones. ¿Tengo que explicarte las horribles razones por las cuales en esos países sobreviven menos mujeres?

En el pasado mes de octubre la población mundial llegó a 7000 millones de personas, somos 5.000 millones más que hace apenas 200 años. China continúa adelante con 1:353.601 millones de habitantes previstos para el 2012; lo sigue la India con 1:258.351.000 y tercero, muy lejos viene Estados Unidos con 315:791.000. Siguen Indonesia (244:769.000), Brasil (198:361.000) y nos quedamos aquí, pues si te interesa podés conseguir esos datos en las webs de la ONU. Fijate qué curiosidad: esos cinco países también figuran entre los mayores colosos económicos, lo cual puede inducir a engaño.

¿Es deseable ser una potencia económica y tener una población mayoritariamente privada de los niveles de confort que exigen estos tiempos? Naturalmente, saquemos a Estados Unidos y también a Brasil (masomeno) de esa lista. Y entonces preguntate cuánto salario pueden ganar trabajadores que pueden fabricar zapatos, cubrir el flete, dejar ganancia para el fabricante, el importador y el punta de venta y aún así, quedar a tu disposición por un 20% de lo que valdría ese zapato fabricado en Uruguay. Me dirás que este es un razonamiento muy simplista, pero ¿te animás a asegurar que en algunos de esos países las familias viven con el mismo confort que acá? Por lo pronto en algunos de ellos les prohíben tener más de un hijo y si se les ocurre hacer una protesta gremial los aplastan con un tanque o con un elefante.

Uruguay está en el puesto 135 de los países del mundo por su cantidad de habitantes, estimada por la ONU en 3:391.000 para el año próximo, si es que el resultado del censo no obliga a corregir esos datos. La precede Mauritania (3:623.000) y sigue Armenia (3:109.000). Es curioso, pero parece que en la ONU ya ajustaron nuestros habitantes a la baja, pues en la Wikipedia todavía aparecemos con los 3:424.595 que antes del censo nos adjudicaba el Instituto Nacional de Estadísticas.

Pero la cuestión no es tan sencilla; habría que considerar la densidad de habitantes que en nuestro país no llega a 19 personas por kilómetro cuadrado en tanto que en Mónaco son casi 19.000 viviendo en apenas 10 cuadras a la redonda. Mónaco es un caso excepcional, como también lo es Noruega, con 15 habitantes por kilómetro cuadrado. Pero en general, a mayor hacinamiento, mayores  carencias y mayores riesgos sanitarios. Algo más antes de seguir: nuestro país tiene vastas llanuras, tierras fértiles, agua abundante y clima razonablemente bueno, razones por las cuales podría darse el lujo de tener más habitantes si no fuera por el proteccionismo de los grandes países, por la hostilidad de algunos vecinos, por la incapacidad de pago de los países que necesitan nuestras mercaderías exportables, etc. Un país montañoso como Armenia, nuestro vecino demográfico, puede tener minerales, pero no tiene tanta capacidad para producir alimentos.

Y lo más malo para nosotros: somos excelentes produciendo comida, pero la gente que tiene hambre, no puede pagarla. Fijate el caso de Etiopía, que tiene 84 millones de habitantes y una expectativa de vida al nacer de apenas 53 años. El promedio de hijos por mujer es de 6,2, una da las tasas más altas del mundo. Y como para que tengas idea de cómo viene la cosa, Etiopía tiene casi un millón de infectados por Sida.

Todo lo cual nos vuelve al tema de Malthus. Thomas Malthus era un economista inglés que se puso a analizar el impacto de la superpoblación en un entorno de revolución industrial, llegando a la conclusión (equivocada) que el mundo iba de cabeza a un desastre. Concluyó que las pestes y las guerras que asolaban Europa tenían como causa elíptica la relación entre bienes y consumidores, de manera que había que parar la mano y empezar a controlar la natalidad. Andá mirando http://es.wikipedia.org/wiki/Malthusianismo . Se equivocó porque la tecnología tenía más capacidad de la que él le había adjudicado y con los fertilizantes, los cultivos extensivos y otros recursos, fue posible alimentar a más gente. Pero de nuevo nos aproximamos a la hecatombe que él pronosticaba. Sólo le erró de siglo, a menos que los humanos aprendamos a alimentarnos con la fotosíntesis.

Te podrás imaginar cómo le cayeron encima y le siguen cayendo. Los príncipes porque se quedaban sin carne de cañón para sus guerras, la iglesia por su obstinación, los capitalistas porque querían mano de obra barata y los marxistas andá a saber por qué, quizás porque los que no son comunistas nunca tienen razón. Y algunos lo entendieron o quisieron entenderlo tan mal, que dieron por seguro que proponía matar a los que tenían otro color de piel u otras creencias, con el pretexto de mantener el equilibrio demográfico.

Actualmente Malthus vuelve a estar de moda, porque no solo escaseará alimento, sino también y quizás antes, falte energía, agua potable, medicamentos y muchas cosas más. Ahora, Malthus no era antinatalista sino partidario de andarse con cuidado. Antinatalistas fueron tipos tan diferentes entre sí como Sófocles, Schopenhauer, Mark Twain y los integrantes de la institución Optimum Population Trust. Más radical es el Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria (VHEMT) que comienza por el lado de la ecología pero al final propone que el ser humano tenga la gentileza de liberar al planeta de su molesta presencia. No es que proponga matar gente, sino que propone que no tengamos más hijos y chau.

Me hace acordar de un amigo que en los años sesenta se negaba a firmar contra la Bomba Atómica pues andaban levantando firmas para que Estados Unidos no las fabricara más, es decir, que le dejara el monopolio a la Unión Soviética, mirávo. Y mi amigo decía “Yo no firmo nada, soy partidario de la bomba atómica”, lo cual dejaba perplejos a todos. Pero él explicaba que el único error del Universo era el ser humano y que cuando desapareciéramos, todo volvería a la perfección.

Una multitud en Pitcairn

LOS PAISES MENOS POBLADOS. No vayas a creer que a los países menos poblados del mundo les va mejor. En otros tiempos alguien los invadía y chau. No es el caso del estado Vaticano que tiene 920 ciudadanos, pero en general a alguna gente de muchos países, les conviene que existan con autonomía lugares como Tuvalu (11.640 habitantes), Nauru (13.050), San Marino (28.800), Mónaco (32.410), Liechytenstein (33.720), Antigua y Barbuda (68.720) y algunos territorios más, sin los cuales no sería gracioso que a Uruguay lo culparan de ser un “paraíso fiscal”. Pero no seamos tan mal pensados; hay algunas islas y hasta islotes en el mundo que tienen cierta independencia solo para que allí funcionen nodos informáticos sin esa molesta pertenencia territorial de algo tan insustancial.

En ese sentido el récord lo tienen las Islas Pitcairn, que por la rara particularidad de constituir un “territorio británico de ultramar” anda muy cerca del status de “país”, aunque apenas tengan 46 habitantes, todos descendientes del los amotinados del HMS Bounty y de algunas mujeres polinesias. La Reina Isabel no debe ni recordar sus obligaciones como soberana de esas islas ni de darle indicaciones a George Fergusson, que es el gobernador en ejercicio. Son apenas nueve familias y solo un tipo muy inocente podría suponer que siendo tan pocos también tengan pocos problemas. El bicho humano es muy imaginativo para creárselos.

Veamos si los uruguayos deberíamos quejarnos de nuestra ausencia de crecimiento que también se corresponde con una baja de la fecundidad y con nuestra emigración que en los últimos tiempos paró en seco para dar la vuelta y retornar a la inmigración como norma. Nuestra estructura demográfica es bien diferente a la del resto de América Latina, nosotros dice la Wikipedia, nos adelantamos 30 años a la transición que en el continente comenzó en los años 50 y 60.

En 1900 las mujeres tenían un promedio de 6 hijos, pero en 1950 Uruguay ya tenía una fertilidad de 3 hijos por mujer y en el 2008 nos estabilizamos en 2,01. La mujer dejó de ser una máquina de parir y Uruguay demostró que la educación y la responsabilidad mejoran sensiblemente la condición de la mujer y de los niños. Lo que no quiere decir que en términos económicos tener un decrecimiento demográfico y muchas más personas que dependen de la seguridad social que muchachos produciendo riqueza, no sea un gran problemón. Pero eso es otra cosa, ¿por qué no hacemos como Brasil?

ABUELITO, LLEGÓ TU PRIMO. El fenómeno solo ocurre en Brasil o acá todavía no fue medido, pero ya comenzó una corriente migratoria como la que experimentamos muy especialmente los países enfrentados al Atlántico cuando comenzaron a llegar nuestros abuelos. Otros países latinoamericanos habrán tenido inmigración, pero nunca en los niveles en que la tuvimos Brasil, Argentina y Uruguay. Sin contar con Estados Unidos, que ahora tiene cerradas o amuralladas sus fronteras.

Según informaciones publicadas por El País, la cantidad de extranjeros en situación regular en Brasil aumentó más de un 50% entre enero y junio pasado, pasando de 962.000 a 1,5 millones de personas, lo que hace suponer que la cantidad real incluyendo a los irregulares es muy pero muy superior. No vayan a creer que todos ellos son portugueses por una cuestión de idioma y de profundidad de crisis económica; no señor vienen de casi todos los países europeos comenzando por España y continuando con Francia, que eso sí es una rareza, porque la emigración francesa más bien escogía a Uruguay o Argentina.

Lo que pasa es que Brasil ya asumió el rango de potencia, deslumbra no solo con las fotos despampanantes de su país y sus mujeres, sino también con los números de su economía y los europeos que se quedaron sin trabajo o que temen quedarse en paro en corto plazo, con el último dinerillo que tienen se toman un avión y desembarcan mayoritariamente en San Pablo, porque no hay europeos bobos y saben que allí es donde se cocina la economía brasileña.

La novedad es que ahora vienen los que no tienen un peso, porque los que venían a invertir ya lo hicieron. Y si esto te hace recordar lo que pasó también en nuestro país a finales del siglo XIX y hasta bien comenzado el siglo XX, es porque la situación es un calco, aunque por causas un poco diferentes. En Brasil hay 40 millones de nuevos consumidores (casi tantos como habitantes tiene España), pues salieron de la pobreza y la producción brasileña no da abasto para suministrarle los bienes que reclaman y pueden pagar.

Aseguran que a Brasil le hacen falta ocho millones de profesionales calificados y que las universidades brasileñas demorarán unos cinco años en preparar a los jóvenes locales, de manera que no son solo pobres los inmigrantes, sino también universitarios de alta calificación.

¿Qué podríamos hacer nosotros frente a esto? Veamos, si fuéramos como los actuales europeos, podríamos poner todo tipo de trabas a la inmigración y desatar campañas de xenofobia. Si fuéramos como Brasil abriríamos las puertas para continuar creciendo, ya que tenemos territorio de sobra para recibirlos. Y ese es nuestro caso, los uruguayos somos cada vez menos y no nos gusta trabajar, en tanto a los inmigrantes europeos les encanta romperse el lomo.

Otra cosa que podríamos hacer, sólo para que Malthus se dé cuenta que no somos tan inteligentes como podría hacérselo suponer nuestra tasa demográfica, sería por ejemplo, disminuir las exigencias educativas, dejar que aumente el consumo de pasta base, preocuparse por los detenidos pero matarse de risa de las víctimas de la violencia, impedir que se exploten nuestros recursos naturales recién descubiertos, en fin, disimular de todas las maneras posibles que los uruguayos debimos ser por mandato, tan ilustrados como valientes, en lugar de ni lo uno, ni lo otro.

Las fotos son de Taringa, esa excelente comunidad que también toca temas como estos.