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Viaje al estado de ánimo

¿Cómo se explica un Mantra? Mejor escuchalo a Pablo Faragó que termina de lanzar un CD con ese nombre.

Pablo, uno de los fundadores de Níquel, aquella prodigiosa banda de rock, es un tipo que habla poco, deja que su guitarra exprese lo que le sale de adentro.

Conocimos a Pablo cuando estábamos enfrentados al desafío de crear un museo virtual capaz de reproducir de la manera más fiel posible, la mántrica experiencia de visitar un museo. Vino, preguntó, miró hasta superar su desconfianza y luego ofreció generosamente su entusiasmo y su fábrica de estados de ánimo.

¿Quién podría haber imaginado que aquél fanático del rock  se iba a sumergir en semejantes profundidades espirituales? Tendremos que inventar un poco, porque Pablo no es amigo de las descripciones. Escuchen la música, asciendan hasta lo más profundo del ser y compartan los sentimientos, parece decir. Es que a los mantras no hay que buscarles mucha vuelta, son terriblemente profundos pero no son una experiencia racional sino subliminal.

Representaciones gráficas de mantras

Si buscás en internet te encontrás de todo, las definiciones hasta parecen contradictorias. Y no es por casualidad, pues el mantra es una experiencia “masomeno” individual.

A ver cómo te podría explicar cómo veo yo los mantras. Quizás con la contracara. Si hubiera mantras malos, (que no los hay por definición), serían la representación musical del griterío de una multitud enardecida queriendo linchar a alguien. O si no, en una otra gradación, la visión de uno de esos programas de televisión donde todos los días se tiene que destruir la dignidad de alguien.

Estamos hablando de los mantras musicales de Faragó, pero hay mantas como representación pictórica y en resumidas cuentas, mantra puede ser cualquier cosa. Por ejemplo, la risa de un niño pequeñito. En ese caso, el niño genera el mantra y vos recibís ese efecto; está en tu habilidad y buena disposición, preservar ese momento y cultivarlo para volverlo a experimentar cuando lo desees.

 

 

 

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Dos videos como para tomarle el gusto a los mantras de Pablo. Cada uno con su onda.

Ahora si vos no ponés disposición para captar el mantra, estás frito. Los mantras no pueden hacerlo todo sino apenas la mitad, la otra mitad va de tu parte y si sos un tipo repelente jamás podrás disfrutar un mantra.

En nuestro caso teníamos salas de un  museo con piezas pictóricas. Pablo se instaló frente a ellas, dejó que todos sus sentidos se pusieran en comunicación con sus sentimientos y la música fluyó sola. Así compuso la ambientación musical de las primeras salas del MUVA II que podés ver y explorar www.elpais.com.uy/muva. En la explanada sobre la rambla solo escucharás el sonido del mar y los ¿graznidos? de las gaviotas. Pero cuando estés en el hall central y te dirijas a una de las exposiciones, levantá el volumen de los parlantes y escuchá sin dejar de tener en cuenta que un mantra no se percibe únicamente con los oídos.

En un reportaje bastante reciente, Pablo Faragó describió sus mantras como una “aventura musical cuya característica fundamental es la improvisación con guitarra eléctrica a través de generadores de ciclos de sonido (loop samplers), con los cuales se crean texturas sonoras y rítmicas de variadas formas e intensidades, el repertorio es siempre generado en el momento, la música se va creando a la vez que voy tocando. Mi música se nutre de diversas corrientes musicales y estéticas como el minimalismo, los ritmos afro-americanos y el arte moderno”.

“Mantras es básicamente una performance unipersonal pero con el correr de los años he tenido el gusto de ser acompañado por el percusionista Fernando “Cacho” Rodriguez (Congo Bongo, Abuela Coca, Jorge Drexler, NTVG) y el bajista José Ignacio Landoni”. (foto de abajo)

Ahora ya estás en condiciones de ir a una tienda especializada y comprate el CD “Mantras”, editado por el sello Perro Andaluz. No esperes más orientaciones ni certidumbres porque todo eso es antimántrico. Para certezas extremas, tomate un curso de aritmética y no te vayas a confundir con la matemática porque esta te agarra para el lado de la esencia del cero o la sustancia del infinito y caés en la más absoluta incertidumbre. Mejor dejá las certezas para los tipos que tienen terror a sorprenderse con algo.

En el fondo las verdades son actos de fe y las incertidumbres son actos de valentía.

Ahora que si no te da la gana de comprar el CD estás en tu pleno derecho, te lo propusimos porque Pablo es un amigo, pero tenés otras posibilidades de sentir esa experiencia. Por ejemplo, acóstate debajo de un árbol y escuchá la sinfonía que la brisa interpreta en el follaje. No te conformes con el gorjeo del gorrión travieso, aguzá los sentidos hasta que con los ojos cerrados sientas el interludio zumbón de un insecto. Y a todo eso, dale contenido.

¿No pudiste? ¿Y si intentás perdonarte y perdonar al mundo aunque sea solo por un ratito?

 La carátula del CD

Para comunicarte con Pablo:  www.myspace.com/pablofarago