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España, una mirada con Ava Gardner

¿Cómo se te puede escapar algo si te guían los ojazos de Ava Gardner?

Era una España con defectos felizmente superados; también era el lugar mágico amado por las estrellas del cine y la literatura de Estados Unidos. Entre ellos, Ava Gardner, cuya mirada hacía estremecer al espectador sentado en la última fila del Cine Censa, a unos 60 metros de la pantalla. Mirá lo que te digo. Aquella mujer a quien nadie juzgaba como actriz porque no daba tiempo entre parpadeo y parpadeo, podía hipnotizar hasta atravesando generaciones, como hizo con Guillermo Magnone Arias.

El amigo Guillermo es un amable lector que aceptó el reto de enviarnos una crónica de su encuentro con el ángel de Ava Gardner y su recorrida por España en semejante compañía. Vamos a ver si detrás de él, muchos más lectores se animan. Acá va.

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Durante mi primera visita a España, entre mayo y junio de este año, el espíritu de Ava Gardner nos acompañó en varios momentos. Aunque también visitamos París y Atenas, fue en España donde su ángel estuvo presente.

Puerta del Sol, Madrid

Ni bien llegados a la capital española,  coincidiendo con la acampada en Puerta del Sol de los “indignados” españoles, y luego de instalados en el Hostal Veracruz, a una cuadra de dicha plaza,  comenzó nuestro periplo por la ciudad, sus calles, parques y museos. Deambulando al mediodía por la Gran Vía pasamos por la puerta del Museo Chicote, que a esa hora se encontraba cerrado, bar  frecuentado por Ava y muchos artistas de las décadas del 50 y 60.

En el Museo Reina Sofía, se estaba exhibiendo el documental “Canciones para después de una guerra”, que cubre el período comprendido entre la Guerra Civil Española y los años 70’s (pudo estrenarse en España después de la muerte de Franco). En un pasaje de la peli aparece Ava en una plaza de toros, enfundada en el traje que lució en una secuencia de Pandora y el Holandés Errante.  Como si su persona hubiera sido parte importante de los acontecimientos y personajes españoles del siglo XX.

Dicho sea de paso, el edificio donde se encuentra el Museo, fue hasta los años 70’s un Hospital público para gente sin recursos.

Al preguntar a la vigilante de ese sector del Reina Sofía acerca del Museo Chicote, nos comentó que abría sus puertas entre las 7 y las 12 de la noche, y que el lugar era famoso porque, entre otras cosas, Chicote creaba cócteles  a los que les ponía los nombres de artistas españoles y de Hollywood que frecuentaban el lugar, y luego se los mandaba a sus hoteles. Tal el caso del cóctel Ava Gardner.

Un mediodía entramos a comer al Restaurante La Taurina de Madrid, sobre la Calle de San Jerónimo, a una cuadra de Puerta del Sol, lugar decorado en sus paredes con cabezas de toros y fotos de corridas. En un rincón como a 10 metros divisamos una foto de Ava. Cuando nos acercamos para confirmar que era ella acompañada por un señor guapo,  el encargado del lugar nos dice que se trataba de un novio torero de la década del 60 . Agrega que Ava era clienta del lugar.

Ava nos persigue y se convierte en nuestro ángel guardián y nos cuida y nos guía por Madrid, Toledo, Barcelona, Tossa de Mar y Valencia.

Pero el punto más alto de nuestro viaje  a España,  fue la visita a Tossa de Mar, en la Costa Brava, a una hora en autobús desde Barcelona, en dirección a la frontera con Francia, un lugar que debe visitarse en cualquier época, pero ideal en los meses de mayo/junio cuando todavía no hace tanto calor.

Se puede comparar con nuestro balneario de Piriápolis, pero con acantilados sobre la playa. Hay que subir al castillo sobre un costado de la playa  donde se filmaron varias escenas de “Pandora”, cuando el pueblo estaba habitado, entre otros,  por pescadores que vivían de su cosecha marina. Sobre el castillo, la estatua de Ava, realizada por la escultora catalana Cío Abellí y emplazada allí en 1998, majestuosa,  oteando el horizonte, una excusa más para aventurarse a subir por las angostas calles de piedra de Tossa.  Luego de ese rodaje el lugar comenzó a cobrar una cierta importancia turística y por ello, muchos años después, se consideró que debía hacerse un homenaje a la estrella norteamericana, a través de esta obra.

No faltó el encuentro con una uruguaya que trabajaba en una tienda de souvenirs, que nos preguntó si éramos argentinos, con acento español, y cuando le dijimos que éramos uruguayos, se mostró más amable y por un momento volvió al  acento natal para comunicarse con nosotros.

Y como frutilla de la torta, la compañía de la genial Ció Abellí,  la artista que esculpió la obra, quien no solo nos esperó en la Terminal de autobuses de Tossa de Mar para ofrecernos una visita guiada por el balneario, sino que también nos deleitó con historias del mismo, anécdotas de su abuelo que nació allí, y también sobre el rodaje de Pandora, mientras almorzábamos en una terraza sobre la playa de Tossa.

Hubo un intercambio de conocimientos sobre Uruguay y sobre España, y sobretodo en relación a esa zona del país, refugio de artistas e intelectuales durante los oscuros años de la  Guerra Civil Española y dictadura franquista.

Anécdotas del rodaje de Pandora y el Holandés Errante, varias. Contrariamente a como se imagina uno a las estrellas de Hollywood de la época, inalcanzables y lejanas, parece que Ava se comportó a su llegada a Tossa de forma muy accesible y sociable con la gente del lugar y eso siempre fue destacado por ellos. En la recorrida pasamos por el chalet donde se hospedaron ella y el equipo de filmación durante su estadía allí. Hay una fotografía de ese entonces donde aparece en la terraza del chalet con parte del elenco y un visitante: Frank Sinatra, con quien en ese entonces estaba en pleno romance que culminaría en casamiento al año siguiente.

Cuenta Ció que la escena donde Ava entra en el mar en la noche y nada hacia el velero del Holandés (James Mason),  fue realizada por una doble que era una chica del lugar, elegida por ser muy buena nadadora.

Asimismo, para la escena en la que Ava sale de su casa hacia una terraza fue contratado un carpintero del lugar para que realizara una plataforma de madera. Cuando terminó de hacerse la escena, el carpintero desarmó la plataforma y pudo hacerse además de la madera utilizada.

Pero lo más destacable de esta visita fue haber ganado una gran amiga como Ció, una  gran artista con la humildad de los grandes.

La Rosaleda, Parque El Retiro, Madrid

Por último, y no por menos importante, debemos señalar la limpieza e iluminación de las calles, parques y plazas no sólo de Madrid, sino también de Toledo, Barcelona y Valencia, lugares que visitamos, como así también la señalización y el ordenamiento del tránsito. La excelente  conservación y reciclaje de edificios antiguos a los cuales se les da una función  distinta a la original, también es un mérito a destacar.

Plaza de Oriente, Madrid, con el Palacio Real al fondo

Guillermo Magnone Arias