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El Valle Sagrado de Cuzco

Es tanta la expectativa que despierta Macchu Pichu e incluso la ciudad de Cusco, que uno olvida todo ese Valle Sagrado sembrado de restos arqueológicos y muchos misterios todavía no esclarecidos.

Respetamos la grafía de Marta Salinas en su muy documentado artículo sobre este, uno de los lugares inolvidables de nuestra América. Ella escribe Cuzco y es perfectamente correcto, incluso recomendado por la Real Academia. Pero los peruanos escriben Cusco y en mi criterio, son los que mandan. Se me ocurre que la grafía «cuzco» se asimila con la palabra que en español identifica al perro de pequeño porte, pues para los peruanos «Cuzco» deriva del quechua Qusqu o Qosqo, pronunciado » ‘qos.qo «y no vayan a suponer que presumo de saberme todo esto. Lo que pasa es que en la duda consulté la Wikipedia y me encontré con esta explicación, digna de ser compartida con ustedes.

El artículo y las fotos de Marta Salinas fueron publicados por el suplemento Turismo de La Nación y lo reproducimos amparados en nuestra sociedad con el prestigioso colega a través del Grupo Diarios de América (GDA)

CUZCO.- Desde Saqsayhuaman, Cuzco aparece abajo, a lo lejos, como un abigarrado damero donde se combinan el adobe y el rojo de los tejados antiguos. Este monumental complejo ceremonial del siglo XV, una fortaleza de peculiar construcción con gigantescas piedras de encastre perfecto, esa técnica de construcción incaica que todavía genera interrogantes, obliga a hacer una parada antes de sumergirse en el Valle Sagrado.

Apenas unos minutos de viaje y la ruta se interna en el valle siempre acompañado por el serpenteante cauce del Vilcanota, el río sagrado del Tawantinsuyo, con verdes sembradíos orlados por impresionantes nevados. Comienzan a aparecer entonces los andenes que se derraman sobre las laderas de las montañas como jardines colgantes de curiosas geometrías.

Es el mismo paisaje que aparece lejano y como ráfagas, desde las ventanillas de los trenes que llegan hasta Ollataytambo, portal de entrada a Machu Picchu, la descomunal ciudadela Patrimonio de la Humanidad. Pero sumergirse en el circuito en auto invita a descubrir sitios como Pisac, uno de los lugares más visitados del Valle Sagrado por sus impresionantes monumentos arqueológicos y el enorme sistema de andenería incaica.

En el pequeño pueblo alrededor de la placita de armas y la iglesia, cada domingo celebran su fiesta las comunidades, encabezadas por los varáyoc, los jefes, en un festival de trajes típicos, con misa en quechua. Los lugareños esperan entonces la bendición para lograr una buena venta de sus mercancías.

En la plaza se realiza el catu, la feria indígena de intercambio de productos agrícolas donde aún perdura el trueque, costumbre viva de sus ancestros indígenas. También cada jueves y domingo convergen allí artesanos y vendedores, creando un colorido mercado donde sobresalen bellísimas piezas textiles, cerámicas con reproducciones de piezas arqueológicas incaicas, los queros (vasos ceremoniales), los tradicionales toritos de Pucará y bijouterie en piedras y plata.

Para los aficionados a la arqueología, el plato fuerte de Písac es una visita al monumento situado en las alturas de la montaña que domina la ciudad. Se puede ascender a caballo o a pie, pero si hiciera falta ahorrar tiempo y estado físico se aconseja contratar, por unos pocos soles, un taxi local hasta la cima de la montaña y arreglar con el conductor para que los espere al regresar.

Desde lo alto comienza el descenso por un impresionante camino incaico pasando por varias construcciones de la época del imperio, cementerios y andenes, hasta llegar al recinto del Intihuatana, conjunto arqueológico de piedra finamente tallada rodeado por un torreón circular. Desde esas alturas se obtienen impresionantes vistas del Valle Sagrado.

El viaje se puede continuar por el camino hacia Calca, pasando por Coya y Lamay, donde es posible ver las aguas termales y maravillarse con el entramado de andenerías que aparecen en el camino.

Chinchero

Es la población más típica del Valle Sagrado. Allí la piedra es la gran protagonista. Sus pobladores siguen habitando las construcciones originales casi intactas, en el mismo lugar donde sus lejanos antepasados vivieron y formaron la civilización más grande y próspera de América del Sur. Posee un rico patrimonio monumental y cultural, y es uno de los pocos lugares en el Cuzco que conserva de manera visible la traza urbana incaica.

Fue fundada en medio de una de las más bellas campiñas del valle con la finalidad de servir de lugar de descanso al inca Túpac Yupanqui y es famosa por su plaza principal, donde están los restos del palacio y la iglesia colonial. Sobresale además su impecable andenería y una colorida feria dominical.

Compuesto por doce comunidades, Chinchero es uno de los pocos sitios donde se conserva la forma más pura de la comercialización de trueque.

Urubamba

Es una de las zonas de mayor concentración turística del Cuzco. El verde esplendor del lugar le dio fama al Valle Sagrado de los Incas, donde los primeros religiosos, dicen, imaginaron que el edén estuvo situado allí. Con todos los servicios, es el sitio ideal para tomar como base de operaciones para, en un par de días, recorrer todas las atracciones del circuito.

La ciudad conserva la tradicional arquitectura colonial española con calles estrechas, callecitas que trepan y viviendas de adobe con arcos y techos de tejas rojas. Hay hoteles para todos los gustos y presupuestos, y agencias que brindan jornadas de turismo aventura, como una sesión de canotaje en el Vilcanota, ciclismo de montaña o caminatas por la zona. También tardes en las playas del río Urubamba, bajo el ardiente sol andino o a la sombra de los bosques de sus costas.

Desde aquí se llega hasta Ollantaytambo. Ubicada a 2700 metros sobre el nivel del mar, la zona es famosa por sus impresionantes monumentos incaicos, como la asombrosa fortaleza, los descomunales monolitos de granito rosado que conformaban el Templo del Sol, los muros y las galerías del Adoratorio, los tronos pétreos de Ñustaqtianan, la fuente de agua labrada en roca viva y las hornacinas del Incahuatana.

Todo esto conforma uno de los tours arqueológicos más imponentes de Perú, cerrando el circuito turístico del Valle Sagrado de los Incas.

Por Marta Salinas
Para LA NACION

UN DESVÍO EN EL CAMINO

CUZCO.- Dejar el asfalto e internarse en un camino secundario ofrece algunas sorpresas. Como le ocurrió a nuestro grupo: a un par de kilómetros de Pisac y, como de la nada, apareció desde el fondo de una hondonada un personaje envuelto en su típica y colorida vestimenta con infaltable chullo en la cabeza, que con un hola amigos como saludo nos invitó a la fiesta que celebraba la comunidad de agricultores y tejedoras.

La celebración se desarrollaba en una extraordinaria escenografía, en el pequeño patio central del caserío de adobe, con músicos y todo. El grupo de familias, envueltas en los colores y dibujos de sus trajes, todos diferentes, se completaba con las belísimas mantas donde descansaban los niños, vigilados de cerca por el grupo de matronas de grandes sombreros sentadas en sillas.

Mientras tanto, desde la cocina comunal las más jóvenes trajinaban preparando la comida. Con la proverbial amabilidad de estos pueblos, nos agasajaron con un almuerzo de una rica carapulca, característico guiso de papa chuño y sabrosa carne.

DATOS ÚTILES

Cómo llegar

En la Plaza de Armas del Cuzco se contratan los tours para el Valle Sagrado, pero la ruta favorita es la que parte del paradero de ómnibus de la calle Tullumayo, en el centro de la ciudad, para recorrer los 31 kilómetros hasta Pisac. Desde ahí se puede seguir hacia Calca, Coya, Lamay, Urubamba y Ollantaytambo, y para cerrar el círculo se puede retornar a Cuzco por la ruta de Moray, Maras, Cruz Pata y Chinchero. El programa ideal es dedicarle todo un fin de semana para pasar la noche en Pisac o en Urubamba.

Dónde dormir

Urubamba tiene una oferta hotelera acorde a todos los gustos y bolsillos. Entre los de más estrellas están el Acqua Hotel Resort Spa; Casa Andina Private Collection y el Sonesta Posada del Inca, todos alrededor de 200 dólares diarios.
Para los que quieran un confort ultra la cadena Presidente inauguró hace poco Tambo del Inka Resort & Spa. Pero por 100 dólares diarios, o menos, están el Urubamba y la Quinta Eco. Hay bed and breakfasts con mucho encanto, como la Quinta Patawasi o el Huerto Paraíso, por aproximadamente 40 dólares, aunque los mochileros elegirán sin duda los hostales de módicos 20 dólares la noche.