En una gigantesca cantera abandonada están construyendo un hotel que no se parece a nada.

Se puede “educar” a un árbol para que construya un puente.

No es necesario entender al sintoísmo ni  la particular filosofía japonesa. Al  santuario  de Fushimi Inari-Taisha, en Kioto, solo hay que permitirle ingresar en tus percepciones más profundas.

Si te portás muy bien y te dejan elegir, mejor reencarnar como maharajá. 

Aquí vivió alejada del mundo, despues de la crucifixión y hasta su muerte.

 Si te portás bien, tu destino es el paraíso. Cynthia Valenti es una monadita de conducta; por eso fue y nos lo cuenta.