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Hamilton Pool

Ni más ni menos que un cenote, pero en Texas; así que nada de misterios ni leyendas.

Está claro y a la vista; se derrumbó buena parte de un río subterráneo y dejó esta formación que si la hubieran encontrado los mayas, se hacían una fiesta y le dedicaban un capítulo en el Popol Vuh. En cambio acá, se salvó por un pelo de que los ganaderos texanos la dinamitaran para que las vacas no se les cayeran en el impresionante agujero. La naturaleza no escoge nacionalidad para hacer sus obras más ingeniosas. En Texas poneme a John Wayne, no me vengas con españoles catequizadores.

A diferencia de lo habitual, este artículo será breve, pues su objetivo es consignar que esta barbaridad existe y da lugar a fotos extraordinarias. El paseo, que es perfectamente posible previo pago de 10 dólares y una caminata de algo más de diez minutos, no es aconsejable salvo para alguien que esté justo en Austin y quiera darse un baño, ciertamente inolvidable.

No hacemos una recomendación enfática porque el espacio es reducido, sólo puede entrar una cantidad limitada de gente (y aún así por momentos es demasiada), no hay ni siquiera un quiosco para comprar un refresco o tomarse un café… en fin, que tenés que llegar con tus cosas, hacer un picnic, recorrer todo lo que puedas y salirte de ahí antes de que te agarre la noche y te cierren el parque.

¿Fauna y flora? Extraordinaria y abundante, incluyendo una especie no clasificada por Linneo que casi inevitablemente se te cruzará en esta Piscina de Hamilton. La reconocerás porque viene en grupo numeroso, precedido por un fotógrafo, seguido por una chica vestida y maquillada como novia, una peluquera y una modista, una madre y una suegra, varias hermanas, cuñadas y otra gente que no se sabe muy bien qué hace allí. Porque se ha puesto de moda sacarse fotos allí antes de la ceremonia, y las caravanas de novias llegan desde lejanos lugares. Como si el lugar diera alguna garantía contra el divorcio o el imprevisto cambio de sexo del marido.

“Este lugar es absolutamente precioso”, dice uno de los fotógrafos que iba por primera vez y se apresura a dar consejos a sus colegas. Advierte que no conviene que sean muchos, porque “hay que pagar una cuota de inscripción por vehículo”. Contentísimo, cuenta que no hubo absolutamente ninguna espera. El guardaparques nos dijo: «Siento que no pudieras verlo en un día ‘bastante'», es decir, en esa jornada la piscina no era de cristal azul y fluido”. «Hasta había una advertencia para que no mojáramops ni siquiera los pies”. El fotógrafo, anonadado por la belleza del lugar, quedó sorprendido, ¿cómo sería la “Hamilton Pool” en un día bueno?.

En fin, el fotógrafo pierna también da consejos para que los vestidos de novia no se destrocen en las ramas y para que un patinazo entre las rocas no termine con una ceremonia tan anhelada como un casamiento. Yo me evitaré mucha descripción inútil, proponiéndoles que miren el siguiente video:

Imagen de previsualización de YouTube

La “Hamilton Pool Preserve” es una piscina natural y una reserva protegida, que se encuentra a unos 37 kilómetros al oeste de Austin, Texas, distancia que se recorre por la carretera 71. Y ya te estoy diciendo que si vas a esa ciudad, entonces sí que se justifica que un día caluroso te levantes una canasta con comida y vayas hasta allí, rezando para que las lluvias te hayan proporcionado el placer de esa cascada de 15 metros de altura, que no es permanente y depende de precipitaciones más o menos recientes.

Esas losas de piedra caliza que penden sobre vos y te amenazan con estalactitas, cedieron paso a la erosión hace miles de años, no se explicita cuántos. El techo y los acantilados son un jardín de musgos y helechos donde retozan las golondrinas y otros muchos pajaritos, cuando no están posados en algún “enebro de Ashe”, un hermoso cedro que crece generosamente en el lugar y a lo largo del arroyito que continúa luego de la piscina.

En realidad, esta piscina natural forma parte de una reserva mucho mayor y extraordinaria, tallada en la piedra caliza por encima y por debajo de la superficie, por algunos afluentes del río Colorado. Ilustrate en http://en.wikipedia.org/wiki/Balcones_Canyonlands_National_Wildlife_Refuge, pues yo tampoco gastaré una larga descripción en algo que tiene todo el aroma de negocio inmobiliario. Tampoco en la reserva se puede pernoctar ni conseguir una humilde hamburguesa; si  fuera posible  los lotes ya no serían para privilegiados propietarios.

Dice la Wikipedia, que antes del siglo XIX por allí vivían los Tonkawa y los Apaches Lipan; convenientemente no explica por qué los indios se fueron de allí, pero relata que por 1860 el predio fue adquirido por Morgan Hamilton, que ni se enteró de la existencia del cenote. Su hermano Andrew sí lo visitó en tiempos en que fue gobernador de Texas. En 1880 a la estancia la compró una familia Reimer procedente de Alemania, para criar ovejas y vacunos. Fue un hijo de estos colonos, de ocho años de edad, quien inició la historia reciente de lo que quizás fue  hasta un lugar sagrado para los apaches.

Los ganaderos le aconsejaron poner una buena cantidad de dinamita y volar por el aire esa trampa para ganado; pero los Reimer no masticaban vidrio y le vieron la punta turística al asunto. La bautizaron “Hamilton Pool” (no preguntes por qué no la denominaron “Apache Pool”; te podrían repreguntar por qué en Uruguay no hay indios y quedás pagando) y la publicitaron, pero con poca suerte, debido a la ausencia de servicios. Si hubiera sido en Uruguay, al segundo día ya había un puestito informal  vendiendo al menos tortas fritas, lo que hubiera sido contaminante e irregular, pero al menos era un servicio. En fin, que a la ecología le puede resultar amenazante pero el desarrollo turístico le viene bien un poco de caótica iniciativa privada.

En 1985, el condado de Travis compró 232 acres (0,94 km 2) de la familia Reimers e implementó un plan de ordenamiento territorial agresiva para restaurar Hamilton Pool. Ahora, como resultado del plan de restauración, los ecosistemas de Hamilton Pool se están recuperando, aseguran pomposamente en la Wikipedia y uno se pregunta cuánto hay de protección de la naturaleza y cuánto de negocio inmobiliario… aunque digámoslo casi en un grito: ambas propuestas no tienen por qué ser contradictorias.

A continuación copiamos algunas recomendaciones que incluyen en la Wikipedia, de dónde proceden las fotos, junto con la anexa Wikimedia Commons.

  • A partir de noviembre de 2013, el acceso a la piscina y el río requiere una cuota de $ 10 la entrada del Condado de Travis Park, sólo en efectivo. El permiso expedido le permite acceder a todos los parques del condado de Travis para ese día.
  • Hamilton Pool Preserve tiene un límite de capacidad de 75 plazas de aparcamiento. Una vez que el aparcamiento está lleno, el parque permite a un coche en el que deja a otro coche. Cuando se permite nadar, espera de 30 minutos no son poco comunes, o más en los meses de verano.
  • Para llegar a la piscina requiere una empinada caminata de un cuarto de milla cuesta abajo. No hay acceso para discapacitados disponibles. Se recomienda llevar calzado de senderismo.
  • No hay agua potable ni concesiones disponibles.
  • La reserva es ocasionalmente cerrada debido a las inundaciones o las condiciones del sendero peligrosos. Llame (512) 264-2740 para obtener información actualizada.
  • La reserva abre a las 9:00 am y cierra a las 6:00 pm. La entrada no está permitida después de las 5:30 de la tarde, y todas las actividades recreativas termina a las 5:30 pm.

 

Guillermo Pérez Rossel