Liga Hanseatica, el triunfo de la burguesía
Sin plebeyos, sin esclavos, sin villanos esclavizados, sin cortesanos prendidos al poder, sin líderes de partido que como Hitler o Mao operan con poder absoluto, construyeron un vasto oasis de prosperidad en un mundo mucho más injusto que el de hoy.
¿Me podés explicar por qué a tanta gente le rechinan los dientes y rezuman desprecio cuando hablan de la burguesía? Yo tengo una sospecha al respecto. La burguesía es el único enemigo que temen las tiranías y los despotismos. La burguesía es mansa y obediente hasta que la acorralan. Cuando llegan a ese extremo como en Francia el 14 de julio de 1789, se desata en una ira vindicatoria, aterrorizadora para cualquiera que haya escogido vivir a costillas del pueblo. No es la muchedumbre de pobres la que reacciona porque no tiene ánimo ni para eso, tampoco sus intelectuales o sus militares… son esos pequeño burgueses, mansos solo en apariencia. Y esa ira no conoce colores, ni disciplinas cuando se desata: decapita con el mismo entusiasmo a reyes y cortesanos como a militares e intelectuales; cuelga cabeza abajo a unMussolini o a quien sea, sin distinguir marxismo o capitalismo. ¿Cuál es el límite tras el cual a los explotadores ya no los salva ni el arrepentimiento?
Museo hanseático en Bergen
Libritos hay cientos, uno puede escoger cualquier teoría, pero a mí me gusta ubicar en la Liga Hanseática el primer triunfo resonante de la burguesía… aunque quizás el punto de partida fue la invención de la imprenta y la consecuente difusión de las ideas. Te reconozco que difícilmente un mundo gobernado por comerciantes levantara catedrales o castillos como los que creó el feudalismo… pero mirá que los ayuntamientos, puertos, plazas de mercado y muchas cosas más, se las debemos a esa gente ambiciosa… pero también laboriosa y pacífica. Tenían autonomía total o parcial, tomaban sus decisiones… pero eso no quita que debieran obediencia a un rey o al noble que fuera, el cual los dejaba hacer mientras pagaran sus impuestos y solventaran sus ejércitos.
La Liga Hanseática fue una federación comercial y defensiva de ciudades del norte de Alemania y de comunidades de comerciantes alemanes en el mar Báltico, los Países Bajos, Suecia, Polonia y Rusia, así como regiones que ahora se encuentran en las repúblicas bálticas. La lingua franca usada a lo largo de toda la Liga Hanseática fue el bajo alemán medio, nada que ver con el latín clerical. Tenía su sede en Lubeck. Se creó en 1358 y mientras duró fue un faro que iluminó sucesivos caminos. Así es como la presenta la Wikipedia.
De hecho, casi todas las ciudades eran portuarias, establecidas a orillas del Báltico o de los ríos con calado suficiente para desarrollar el comercio. Liberadas de la tutela monárquica o señorial, no necesitaban que alguna jerarquía tomara la decisión de dar cobertura a algún requerimiento. Cuando existía demanda, todos estaban en libertad de abastecer lo que se necesitara y obtener rentabilidad de ese esfuerzo. ¿Y si ejercían monopolio y se apoderaban de un mercado o se unían en trust para evitar la espontánea generación de precios por oferta y demanda? Bueno, ese era y es el problema, junto con el abuso de posición dominante, la explotación salarial y, claro, la insaciable apetencia de dinero. Aún con todo eso, la gente vivía mucho mejor que en su anterior calidad de villano, habitante de la villa-ciudad, sometido al señor que era el único propietario posible.
Las de la Liga Hanseática eran ciudades libres, con una independencia semejante a la que disfrutaron Florencia y Venecia, esencialmente comerciales, herederas de una cultura sembrada por los fenicios y sus colonias. Comerciar en lugar de guerrear y someter, es algo horrendo para buena parte de los historiadores que solo reconocen batallas y masacres como hitos merecedores de destaque. En todos estos casos, la burguesía logró altos niveles de prosperidad que todavía exhiben sus arquitecturas y las piezas dejadas por sus artistas.
Se da por cierto que todo comenzó en la ciudad alemanade Lübeck, a orillas del Báltico entre 1158 y 1159 cuando Enrique el León, duque de Sajonia, promovió a la ciudad como una base para los mercaderes de Sajonia y Westfalia . Los mercaderes comenzaron a fundar gremios con la intención de comerciar con poblaciones lejanas. “La Liga comerciaba principalmente con madera, pieles, resina, miel, centeno y trigo desde el Oeste a Flandes e Inglaterra, y con ropa y productos manufacturados al regreso. También se importaban desde Suecia minerales, como el cobre y el hierro”. Cuando las naves llegaban, se organizaban ferias comerciales que a su vez, atraían a los primeros vecinos prósperos de los aledaños. No operaban en rebeldía con los monarcas, no eran gente de batalla, de manera que convencían a los poderosos a permitirles su tráfico a cambio de beneficios. Todo se negociaba, nada se conseguía a prepotencia. Lübeck fue la primera “Ciudad imperial libre”, cuando le concedieron ese privilegio en 1227.
Luego se asociaron con Londres y formaron una alianza con Hamburgo que dominaba la ruta de la sal. Siguieron Colonia, Rostock, Wismar, Danzig, Riga, Novgorod, Brugge… en fin, aquello fue imparable. En 1356 las ciudades ya estaban confederadas, fijaron capital en Lübeck y hasta nombraron su parlamento. Llegaron a sumar entre 70 y 170 ciudades. Lástima que solo duró hasta 1630, cuando apenas tres ciudades continuaban en la Liga Hanseática: Lübeck, Bremen y Hamburgo. Esas tres, hasta hoy un ejemplo de prosperidad y bienestar, continuaron unidas durante 300 años más.
Los partidarios del centralismo verticalista culpan de la caída a la ausencia de una autoridad férrea por encima de todo, los “militaristas” por así llamarlos, centran la caída en la guerra contra Dinamarca (1368) en el inicio del declive, otros apuntan a los desentendimientos internos. Pero hubo un acontecimiento que provocó el principal cataclismo para un comercio virtualmente de cabotaje: el descubrimiento del Nuevo Mundo y las nuevas rutas de la riqueza.
Stade, los años pasan, la fisonomía permanece
Por el camino dejaron los faros que construyeron para guiar su navegación, nueva tecnología industrial, almacenes para guardar mercadería, las germinales instituciones bancarias para comerciar también con el dinero y naturalmente, los suntuosos edificios que construyeron para administrar todo eso y para vivir como se lo permitía su prosperidad. ¡Qué asco y qué envidia! Buena vida para gente sin títulos nobiliarios y sin vasallos a su custodia. Con el ascenso de Hitler al poder en Alemania, se eliminó el estatus privilegiado de Lübeck en 1934, pero Hamburgo y Bremen siguen teniendo el rango de Ciudad estado.

Comencemos por Lübeck, la capital.
Pero basta de historia y vayamos a los viajes, pues lo que hoy proponemos es una incursión por esa región y por esos ríos, en busca de las huellas físicas que dejó la Liga Hanseática. Las huellas no físicas son las que gozamos o padecemos hoy, con nuestras cuentas bancarias, y las redes comerciales.
Versión para ocho días
Al menos un mes, pero ¡qué aventura!
Navegando internet encontré esta oferta de Logitravel partiendo de Madrid. Naturalmente la puedes hacer por tu cuenta y con auto alquilado, pero a tu ritmo. Pero consideré que el mapita te sirve y supongo que las escalas están estudiadas por profesionales. La excursión en sí es de ocho días y te costará menos de 500 euros (hasta noviembre 2019)… dependiendo de la categoría de hoteles que elijas. Incluye el vuelo de ida y vuelta a Madrid y la hotelería en Hamburgo, Bremen, Schwerin, Lubeck y nuevamente Hamburgo, pasando por Stade, Luneburg y Travemunde.
Te voy a copiar el itinerario asi me zafo de una pesada descripción y te muestro también un mapa más expandido, para el caso de que te interese esto de manera muy particular y quieras dedicarle 30 días. El primer día de la propuesta de Logitravel es el del vuelo a Hamburgo, donde recogerán el auto de alquiler.
Día 2: Hamburgo – Stade – Bremen
Salida en dirección a la pintoresca ciudad de Stade. Situada en la Baja Sajonia, esta ciudad se caracteriza por su increíble paisaje y el colorido de sus calles, lo que la convierte en una de las ciudades norteñas más bonitas de Alemania. Visita las Iglesias medievales de San Cosme, San Damián y San Wilhadi, la Casa Consistorial, el museo de Schwedenspeicher y el Zeughaus. Continuación a la icónica ciudad de Bremen. Te recomendamos acercarte a su antiguo ayuntamiento y a la Estatua de Rolando, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad y a su famosa Plaza del Mercado. Alojamiento.
Día 3: Bremen – Luneburg – Schwerin
A la hora convenida, dirígete al oeste del país para llegar a la bella ciudad de Luneburg (en la foto). Caracterizada por su aspecto medieval, esta ciudad ha sido aclamada por la buena conservación de su patrimonio, superando intacta la Segunda Guerra Mundial. Además, Luneburg (en la foto) alcanzó un gran prestigio, dado que, durante mil años, se hirvió y se comercializó sal, en ese entonces considerado el “oro blanco”. Continuación a Schwerin, la capital más pequeña del país. Considerada como la ciudad de los Siete Lagos, goza de una arquitectura excepcional que se ve reflejada en el símbolo de la ciudad, el Castillo de Schwerin. Alojamiento.
Día 4: Schwerin – Wismar – Lubeck
Atraviesa el gran lago de Schwerin y dirígete al norte en dirección a la encantadora ciudad de Wismar (en la foto). Visita su casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad, donde destacan sus edificios barrocos como la armería y el Palacio de Gobierno Sueco. Salida hacia Lubeck, antigua capital de la Liga Hanseática. Situada a orillas del río Trave, es considerada como la ciudad medieval más bonita del continente. Alojamiento.
Día 5: Lubeck – Travemunde – Lubeck
Continúa visitando la ciudad. Pasea por su espectacular casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, y deléitate con su arquitectura gótica. Le recomendamos visitar la Holstentor, símbolo de la ciudad, el museo de la Liga Hanseática y degustar sus típicos mazapanes. Lubeck (en la foto) también es conocida como la ciudad de las siete torres, que se corresponden con las de sus iglesias: Santa María, San Jacobo, San Pedro y su Catedral “Dom”. Si lo deseas dirígete al pequeño pueblo de Travemunde, situado en la desembocadura del río Trave. Disfruta de un tranquilo paseo por el puerto y el antiguo faro. También te recomendamos acercarse al velero-museo Flying P-Liner Passat. Regreso a Lubeck. Alojamiento.
Bremen y el lugar exacto donde los mercaderes desplegaban su oferta
Día 6: Lubeck – Hamburgo
Salida a la espectacular ciudad portuaria de Hamburgo. Ubicada a orillas del río Elba, es la segunda ciudad más poblada de Alemania. Su espectacular ayuntamiento, construido a finales del siglo XIX en estilo neorrenancentista domina el centro de la ciudad. Desde su plaza, camine por sus calles en dirección al puerto hasta la Iglesia de San Nicolás, considerada la quinta iglesia más alta del mundo gracias a su torre de 147 metros de altura. Después de la visita, adéntrate en el barrio de Speicherstadt, que literalmente significa “ciudad de almacenes”. Entre sus edificios imponentes construidos en ladrillo rojo, destacan el Wasserschloss o “castillo del agua” y la iglesia de Santa Catarina. Realiza una visita del Museo Wunderland donde podrás admirar la maqueta de trenes mas grande del mundo, pasea por el parque Planten und Blomen y conoce la galería de arte más importante de la ciudad, la Hamburger Kunsthalle. Alojamiento.
Wrocklaw, un portento
Día 7: Hamburgo – Kiel – Hamburgo
Salida para realizar una visita a la ciudad portuaria de Kiel. Kiel es la capital del estado federal alemán de Schleswig-Holstein, el más septentrional de Alemania. Situada a orillas del mar Báltico, la ciudad ha sido una de las principales bases navales alemanas desde la década de 1860. El Canal de Kiel (Nord-Ostsee-Kanal en alemán), de 45 m de ancho y 14 m de profundidad, recorre 96 km desde Kiel a la desembocadura del río Elba. La ciudad cuenta con los astilleros más grandes del país, entre los que destaca el Howaldtswerke-Deutsche Werft, que fabrica los más modernos submarinos no nucleares del mundo. Te recomendamos conocer su ayuntamiento, los astilleros y la Iglesia de San Nicolás. Regreso a Hamburgo. Alojamiento.
Travemunde, pequeño pueblito, pero sustancioso
Día 8: Hamburgo – España
Presentación en el aeropuerto con suficiente tiempo de antelación para devolver el coche de alquiler y tomar nuestro vuelo que nos llevará de regreso a la ciudad de origen.
Recuerden que esta es una nota firmada en una sección que acoge y no necesariamente suscribe El País Digital, de manera que las escapadas a la debida objetividad periodística, son un privilegio y una travesura de la que es único responsable el autor.
Guillermo Pérez Rossel
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https://economipedia.com/historia/liga-hanseatica.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Liga_Hanse%C3%A1tica