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CUSCO

Si tu idea es llegar a Cusco y salir disparado para Machu Picchu, estás profundamente equivocado; sería un insulto a la gloria de Pachacútec.

Olvidate de los textos de historia generados a partir de las desvergonzadas tergiversaciones  de los conquistadores; Cusco ya era una población mil años antes de Cristo. Quizás mucho antes, pero su importancia geopolítica y religiosa se gesta con los incas, tan conquistadores e imperialistas como los españoles. Porque el ser humano es así, si no comete tropelías no está tranquilo.

Para comenzar, ¿Cusco o Cuzco?. La grafía oficial determina Cusco y la palabra procede del quechua «Qusqu o Qosqo» pronunciado ‘qos.qo’ según la benemérita Wikipedia. No confundir con nuestro cuzco de cuatro patas que sacude la cola.

¿Viste que las paredes no son verticales y los lados de las puertas y ventanas tampoco? Todas tienen una inclinación, no cualquier inclinación sino una cuyo ángulo exacto no logré encontrar dando vueltas por internet. Pero a mí me explicaron por qué construían así y ese dato me dejó admirado.

Arquitectos y sanitarios. Dando vueltas por Cusco  encontré lo que creí un formidable monumento, aunque no estaba señalizado en los mapas. Adentro había  un señor que me explicó que esa era la sede de la «OSE» de Cuzco y que el edificio era una réplica, bastante moderna. Me apresuré a felicitarlo, pues había visto cómo el agua corría presurosa y eficientemente por canales abiertos, generalmente en el medio de las calles … de piedra todo, claro. Todo impecable, merecía felicitaciones y una pregunta: «cómo diablos hacen para que en  cañerías abiertas el agua trepe por las colinas y no se derrame en las bajadas».

«Nosotros no hacemos casi nada», confesó, todo lo hicieron los incas y nosotros solo tenemos que reponer cuatro o cinco piedras cada vez que hay un temblor importante. El agua la hacían correr a fuerza de sifones autoalimentados. Cuando hay un temblor, las piedras se mueven, pero el ángulo en que están cortadas y colocadas, las devuelve a su posición original. Lo mismo pasa con las paredes y las ventanas. ¿Cuál será ese ángulo, por qué no lo usan en las regiones sísmicas? Así que si sos arquitecto o técnico sanitario, le deberías dedicar varios días a Cuzco… hasta podrías salvar vidas si lográs rescatar del olvido a esa tecnología milenaria.

El ángulo también tuvo un efecto reparador de justicia histórica. Cuando llegaron los conquistadores europeos, lo primero que hicieron fue destruir todo vestigio de religión ajena a las buenas costumbres. Pero fueron lo suficientemente vivos como para no construir de nuevo, sino simplemente rellenaron esas inclinaciones con tufillo religioso y las hicieron todas con plomada, prolijitamente verticales. Así los centros ceremoniales se transformaron en iglesias y conventos, pero así duraron hasta que el siguiente sismo derrumbó y sigue derrumbando todos los agregados. Pachacútec se toma venganza con mejor estilo que Moctezuma, pues la del mexicano es una venganza gastrointestinal y esta es tectónica, nada menos.

El Tahuantinsuyo. Fue Pachacútec quien consolidó el Tahuantinsuyo, una especie de Alejandro Magno sudamericano. Aunque hay discusión, su nombre significaría «El que cambia el rumbo de la tierra». Y lo cambió nomás, por muchos siglos. Su imperio abarcaba territorio que al norte se iniciaba en Colombia y al sur ocupaba gran parte de Chile y el noroeste de Argentina.

No los voy a fastidiar con los chasquis que mantenían unido a todo el imperio. Pero les cuento lo que me aseguró un arqueólogo:  además de los chasquis que corrían, estaban los servicios de paquetes y productos de intercambio comercial  que viajaban con llamas para llevar las cargas pesadas. ¡No me vas a hacer creer que solo llevaban aquellas cuerditas que eran como telegramas anudados! Mi amigo arqueólogo ideó un método para encontrar ruinas inexploradas. Salía con una tropillita de llamas y cuando estaban muy cansadas se detenía. Entonces, buscaba por los alrededores y casi siempre encontraba un «tambo» que era como la posta de diligencias, algún poblado o alguna ciudad. Me mata si se entera que estoy revelando su método. Antes de agotarse, las llamas recorren algo menos de 30 kilómetros.

Por acá armamos un ruido bárbaro si encontramos un ornitolito o un túmulo funerario; pero allá es distinto. En las inmediaciones de Cusco te basta escarbar con el zapato para encontrar restos arqueológicos. Esta zona estaba mucho más poblada que ahora hasta que el choque de civilizaciones trajo la tuberculosis y otras porquerías. Entre ellas el trabajo hasta la muerte en las minas de plata y oro.

 Un dólar por mi alma. Antes de entrar al tema turístico un poquito de paciencia para conocer a los orgullosos pero empobrecidos herederos del Tahuantinsuyo. Hay una diferencia sustancial con lo que quedó del imperio Maya. El panteón maya es de terror, no hay dios simpático ni bonachón. Pero los quechuas y aymaras sí los tenían, lo que nos hace pensar que nunca el terror logró domesticarlos.  Vencidos, sí, pero desculturados del todo, nunca.

Esto tiene efecto importante. No le digas a un vendedor callejero que te está robando. Puede defender su dignidad con violencia, cosa que no ocurre generalmente ni en México ni en Guatemala, donde penosamente los descendientes de los mayas soportan más de lo que debieran. Seguro que unos y otros  te engañan con eso de que debés pagarles un dólar si querés sacarles una foto. Lo ves en México, en Egipto y en cualquier lugar donde hay nativos pintorescos. En todos esos lugares te aseguran que si les sacás una foto les quitás el alma y la cotización universal del alma es un dólar. No pagues más, pero tampoco insistas si ellos de verdad se la toman en serio.

Hablando de alma, que etimológicamente tiene que ver con la respiración, te puede ocurrir que caigas desmayado al  llegar al aeropuerto. En Cusco estás a 3.400 metros de altura y si no te «apunás», al menos estarás jadeando casi todo el tiempo. Si tenés problemas respiratorios ni sueñes con ir a Cusco sin antes consultar a un médico. Y otra cosa, el té de coca a mí no me sirvió para nada… pero no se le puede negar efecto psicológico. Lo cual no es poca cosa para los que se convencen.

Cuando salgas de Cusco pasarás por las montañas que rodean al valle, así que subirás más todavía y allí te pondrás a prueba. Mientras luchás por oxigenar tu sangre, por la ventanilla verás indígenas cargados de leña que suben la cuesta ¡corriendo! Pero no es una carrera, es un tranquito que seguramente les economiza oxígeno. Son muy sabios estos tipos. A propósito de sabiduría, los niñitos no te piden plata, te piden un lápiz o un cuaderno, saben que de esa manera te enternecen más. ¿O será que realmente quieren un cuaderno? A veces uno se pasa de cínico.

En fin, hay mucho más para decir. Pero al segundo día ya lidiás mejor con la respiración y podés darle una buena caminata a Cusco. Comerás como los dioses, pues los peruanos cocinan admirablemente (dale de punta a algún anticucho, acompañalo con pisco sour y no se te ocurra decir que el pisco chileno te gusta más). Luego comprarás algunas prendas de lana de alpaca, artesanías a montones,  naturalmente platería y alguna cosa típica que si la das vuelta, tiene la inscripción «Made in China». Pero no dejes de comprarte alguna prenda hecha con lana de alpaca; aunque te pasen gato por libre, la alpaca principalmente, pero el guanaco y la llama también, producen una lana de extraordinaria duración y abrigo.


La ciudad.
La mezcla precolombina y colonial te dejará pasmado si tenés los ojos abiertos. Mientras caminás, prestá atención a los balconcitos que son un primor. Te daremos algunas pistas, pero no dejes de vagar sin rumbo ni de mirar con respeto la bandera del Tahuantinsuyo que ondea en la plaza principal junto a la bandera peruana. Y si sos gay te encantará la del Tahuantinsuyo, pues sus colores son los del arco iris en ambos casos, aunque por diferentes motivos.

–Barrio de San Blas. Acá es donde están los artesanos, talleres y tiendas de artesanía. Calles empinadas y estrechas, el canal de circulación de agua potable y otra para el agua servida, no muy higiénico pero funcional particularmente en 1563, cuando aquí se construyó uno de los primeros  templo católicos de la ciudad.

–Calle Hatun Rumiyuq, que quiere decir «calle de la Roca Mayor» porque aquí se encontraba el palacio del  Inca, actualmente Palacio Arzobispal, lo cual lo dice todo. Es la calle más visitada por los turistas porque en ella se encuentra la Piedra de los Doce Ángulos. Mirá cómo tallaban estos tipos y tratá de explicarte cómo diablos subían y encajaban semejantes piedras.

–Convento e Iglesia de la Merced. A diferencia de muchas otras iglesias, esta es de arquitectura netamente europea, así que cada vez que hay un terremoto muy importante, la construcción sufre daños que exigen reconstrucción. Pero no se te ocurra imitar lo que hacían los incas, capaz que es una herejía… y esta es la única explicación que se me ocurre para que la ingeniería contemporánea no le preeste atención a esa inclinación de la que te hablé.  Te llamará la atención el derroche de oro, plata y piedras preciosas. Cada cual demuestra su fe como le parece.

–Catedral de Cusco. Desde la lejana fortaleza de Sacsayhuamán se trajeron muchas de las piedras con que la construyeron, esta vez con más sabiduría, aunque haciendo trizas aquél vestigio de algo que tampoco se sabe si era una fortaleza. Mucha orfebrería colonial y tallas indígenas que son un primor. También pintura sobre lienzo.

–Plaza de Armas. Que se llamó Plaza del Guerrero hasta que en este mismo lugar Francisco Pizarro proclamó que había conquistado Cuzco y nadie pudo contradecirlo sin riesgo a ser descuartizado. Acá fue donde obligaron a Túpac Amaru II a presenciar la ejecución de todos sus familiares y amigos antes de atarlo a cuatro caballos intentando descuartizarlo luego de torturarlo. Pero no funcionó y tuvieron que descuartizarlo. La discrepancia tiene esas cosas. Hicieron esas brutalidades para convencerlos dela bondad del Dios verdadero.

–Iglesia de la Compañía. De la Compañía de Jesús, claro, de los Jesuitas. Es una de las mejores muestras del estilo barroco colonial. Su altar mayor es descomunal, de madera tallada revestida de pan de oro. También aquí hay una muy interesante colección de lienzos coloniales.

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–Coricancha y Convento de Santo Domingo. Si te dio un poco de bronca el derroche de oro en templos cristianos, verás que Coricancha empareja al ser humano de todos los tiempos. Este templo dedicado al dios Sol, Inti, estaba laminado en oro en su exterior ¡todo el exterior! Era el santuario más importante del imperio incaico. Sobre esa estructura incaica se construyó el Convento de Santo Domingo, con una enorme torre que es la edificación más alta de la ciudad.

–Los alrededores. Los alrededores son otra historia. Los paquetes turísticos  lo prevén todo, pero te dejan con hambre. Si vas por las tuyas, o si podés prolongar tu estadía, conseguite un hotelito barato (que los hay en abundancia y abajo tenés links para encontrarlos) y dedicale al menos cuatro días a Cusco y otros cuatro a los alrededores. Así podrás visitar sin apuro, naturalmente Machu Picchu, pero también el Coricancha, la fortaleza de Sacsayhuamán, Ollantaytambo, Písac y Ouengo, tratando que tu llegada coincida con las ferias tradicionales o alguna celebración religiosa. Oferta encontrarás en abundancia en el hotel o en la Plaza de Armas, incluyendo las nuevas ciudades que están aflorando más allá o al costado de Macchu Picchu. Y no dejes de ir a cenar a algún lugar con música peruana, que la hay muy diversa y toda buena.

Guillermo Pérez Rossel

http://guiadelcusco.perucultural.org.pe
http://es.wikipedia.org/wiki/Cuzco#Patrimonio_arquitect.C3.B3nico
http://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_incaico#Los_incas_en_la_Argentina
http://es.wikipedia.org/wiki/Arquitectura_incaica
http://es.wikipedia.org/wiki/Pachac%C3%BAtec
http://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%BApac_Amaru_II#Juzgamiento_y_ejecuci.C3.B3n