Deberíamos estar en Babia
De entrada confieso que la idea se la arrebaté a mi amigo Ricardo Lombardo; yo no sabía los entrelineados de ese dicho popular… ni que Babia fuera un portentoso y poco transitado destino turístico.
Lo de “estar en Babia” no hubiera trascendido las fronteras de España a no ser por Quevedo, aquél poeta tumultuoso, chicato y satírico que se apropió del dicho popular con el resultado de propagarlo por todo el universo cultural al que pertenecemos. Al parecer, los reyes de León tenían un palacio en Babia donde pasaban largas temporadas veraniegas, descuidando las responsabilidades de su reino. Entonces cuando los demandantes reclamaban, los ministros se excusaban diciendo que los reyes “estaban en Babia”, lo cual terminó en una equivalencia a estar ensimismado, distraído, despistado. Con ese significado figura en el Diccionario de la Lengua Española desde 1822. Hay otras dos versiones, porque nadie en su sano juicio puede aspirar a que dos españoles o dos uruguayos se pongan de acuerdo en algo.
Lo de “Babieca”, promueve debates todavía no deslindados. Por un lado tenemos el formidable caballo del Cid Campeador, fiel hasta la muerte simulada vida. Su nombre Babieca reflejaría su origen en esos valles de pasturas tan excelentes que atraían pastores desde lejanas comarcas. Pero como según el diccionario de sinónimos, antes y ahora Babieca también significa bobo, memo, pasmado, pazguato, papanatas, tontaina, bobalicón, estúpido, idiota, majadero, simple, tonto, patoso… entre otras acepciones, a los expertos les surgen dudas.
En fin, que con este asunto de la gente y los reyes distraídos, la hermosísima zona de Babia pasa desapercibida y los turistas se la pierden. Los reyes de León eran cualquier cosa menos babiecas cuando, mucho antes de que Quevedo se burlara de ellos, se refugiaban en Babia no fuera cosa que viniera algún genovés fastidioso pidiendo plata para demostrar que el mundo era redondo. El valle de Babia es amplio, delineado por antiguos glaciares. Lo rodea un horizonte coronado por cumbres que rebasan los 2.000 metros de alto, entre los cuales destaca por su majestuosidad el macizo de Ubiña y su pico más alto, el Peña Ubiña, de 2.414 metros. En la Wikipedia recuerdan que en el año 2004 la zona fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, como una Unidad más de la Gran Cantábrica.

Tiene 380 kilómetros cuadrados de extensión y apenas 1.666 habitantes humanos… así que no andarás a los pechazos; no llega a una densidad de 5 personas por kilómetro. Pero hay muchas ovejas, como corresponde a una tierra de tradición pastoril. También abundan vacas y caballos. Para que sepas, son famosos los fuertes y adorables caballos de raza Hispano-bretona criados en estas pasturas. Igual que en Uruguay, la piedra caliza alienta praderas, al tiempo que limita la agricultura. Habrá menos campos explotados y surcados, pero hay más campos cubiertos de vegetación oriunda, especialmente macizos de Saxifraga Babiana.
Su más valiosa característica es la conservación de bosques naturales… acá no arremetieron con eucaliptus, pinos ni especies foráneas, todo está como el Hacedor lo dispuso, incluyendo su fauna. Por eso fue declarada Reserva de la Biósfera por la Unesco.
Por debajo hay cuevas y corrientes subterráneas surcando el valle. Hubo un tiempo que por acá deambulaba el oso pardo, nadie te promete que verás uno porque hay solo 60 en libertad de un lado y otro de los Pirineos, pero Babia está incluida en el Plan de Recuperación del hermoso animal. También en recuperación están la perdiz pardilla, la liebre del piornal y algunas rapaces… fueron víctimas de la fama que la zona tiene como reducto de caza y de pesca.
Pero es posible que veas al águila real, al alimoche que es un extraño buitre blanco, aguilucho cenizo, halcón peregrino, nutria paleártica, lobo ibérico, jabalíes, martas, urogallos, buitres leonados y gracias al embalse de Barrios de Luna, hay una buena cantidad de aves acuáticas. La pesca es también abundante y variada… los reyes no estaban en babia, estaban en Babia cazando y dándose la gran vida. Criaban caballos como los que montaba el Cid Campeador, se paseaban con mastines leoneses, tan grandes y feroces que solo algún oso que todavía había, podía plantarles cara y no huir. Con ellos se defendían los pastores, ¿para qué querrían alambradas?
Recorrerás la zona en automóvil (sin descartar el senderismo, la cabalgata y el sobrevuelo en globo), y Cuando pases por Villafeliz de Babia y San Emiliano, mirá los tejados para no perderte los nidos de cigüeñas. En ambos pueblos tendrás buenas vistas, pero nada comparado con Puerto de Ventana, a 1.580 metros, camino a Asturias. Torrebarrio es una joyita con casas de piedra y tejados de pizarra. Cuando llega la primavera, la nieve transformada en agua corre por las laderas y forma cascadas, como la del Rebezo, ubicada en las afueras de Torrestío, donde algunos hórreos esperan tu destreza de fotógrafo. Por si no lo sabés, son graneros elevados sobre columnas de piedra para que los roedores no trepen y la humedad del suelo no estropee el alimento guardado. Quizás te tiente la cascada… pero antes de desvertirte, probá la temperatura, pues suele ser glacial.
La Asociación Estás en Babia recuerda que el “extremo oriental de la comarca es conocida como Babia de Suso o de Arriba. En ella está Riolago, el pueblo más monumental, que acoge la Casa del Parque, un centro de interpretación de los Parques Naturales de Babia y Luna. En las antípodas de la modernidad está el Museo Etnográfico y de la Trashumancia de Torre de Babia. Creado por Isaac Álvarez, médico oriundo del pueblo y afincado en Santander, reúne objetos de tres generaciones de pastores, «mi abuelo, mi padre y mi tío Benigno», cuenta mientras enseña orgulloso piezas únicas como el chozuelo, la tienda de campaña que usaban para pasar la noche; o una colección de carlancas, collar de pinchos para mastines”.
Si en Babia se te ocurre molestar a los animales, te tiran los mastines… pero si les resultás un tipo simpático, te invitan a un calecho en invierno o te convidan a un filandón al caer la noche en el resto del año. Creo que ya te confesé que yo no estuve por allí; y si repito estas cosas es porque las explican en esa web de Estás en Babia una zona muy bonita, pero demasiado desértica y demasiado fría en ciertas épocas del año, cuando solo la reunión de vecinos y amigos era capaz de mover la sangre y el buen ánimo.
Si no tenés habilidades para socializar, no te preocupes, en el Barrio de Qiuejo de La Cueta de Babia, está la Posada El Rincón de Babia, cuyos dueños presiden cada noche un filandón o amparan amenas conversaciones en medio de ponches calientes durante los calechos del invierno, cuando los viajeros tienen que sacudirse la nieve y partir los carámbanos de los techos para poder entrar. ¿Exageramos un poco? ¡Claro que sí!
Si no entendés de qué están hablando, es porque te quieren desconcertar con el pachuezo, el dialecto local poco usado pero muy práctico para asombrar turistas. Cuando llegue la hora de cenar, no te olvides de pedir el Cocido Babiano, que consta de una mezcla de sabores, desde garbanzos, fiambres y embutidos de la zona, hasta una sopa enriquecida generalmente con los hongos que allí se dan en abundancia.
De postre se impone la tarta Babiana y acá te hacemos una recomendación. ¡Ni se te ocurra decirles que se parece a nuestro budín de pan! Pero si no podés resistirte, decilo con tu mejor cara de que ni se compara con lo que te están ofreciendo. Mirá que los babianos son solo 1.800 pero se parecen a nosotros en el sentido de que no necesitan muchos para hacer ruido o enojarse con un sobrador.
La noche en El Rincón de Babia cuesto unos 57 dólares según la habitación, no incluye cena, pero comprende la generosa conversación y la simpatía que te sepas ganar. No vayas sin reserva previa por el teléfono +34 987 48 82 92. Pero quizás te resulte más cómodo reservar con Booking o cualquier otro modelo de auto gestión. Naturalmente no es ni la única posada ni el único restaurante… pero tampoco son muchos. Y no serás el único que en lugar de corretear de una ciudad a otra mirando un manneken haciendo pis o sacándose una foto sujetando la Torre de Pisa, prefiere una noche y dos días dándose una panzada de paisaje entre los mil ríos, riachos, torrentes y cañaditas que recorren este valle tallado por un glaciar.
Guillermo Pérez Rossel
DEJA HUELLA… PERO POR FAVOR, ¡NO DEJES RASTRO!
Ese es el título de una colección de recomendaciones que te hace la Asociación y para tu tranquilidad te aseguramos que tenés que portarte muy mal para que uno de esos gigantescos y pachurrones perros se te tire encima… pero no podría asegurar lo mismo de los clinudos y también gigantescos caballos de la región. No olvides que fue encima de uno de ellos que el Cid continuó luchando y el caballo sabía de sobra que su jinete ya estaba muerto, no era ningún Babieca.
Acá van las recomendaciones;
• Agua…..que no ha de beber. Aunque en algunos recorridos encontrará manantiales o fuentes aparentemente potables, es mejor que lleve su propia agua ya que no todas tienen las suficientes garantías sanitarias para su consumo. Por otra parte, mantener su pureza dependerá en buena medida de nosotros: aléjese a una distancia considerable de los ríos, arroyos, fuentes o cualquier otro curso de agua para hacer sus necesidades o si va a utilizar jabones.(Se recomienda el uso de jabones biodegradables).
• Fuego: Solo con calentadores o en zonas acondicionadas a tal efecto, respetando siempre la normativa vigente. Y sobre todo….. ¡Cuidado con su cigarrillo! En un descuido puede convertir un bosque en cenizas. Apáguelo bien y guarde su colilla en un bolsillo, bolsa etc… En nuestras montañas no hay ceniceros. Recuerde que es también basura.
• Ruidos: Evite hablar muy alto o chillar. De lo contrario….¡ Los animales huirán despavoridos ! Mantenga un ambiente tranquilo por su propio bienestar, el del resto de visitantes, el de la población local y también por el de la fauna existente. El valor del silencio es la receta ideal para disfrutar mejor de la naturaleza.
• Bicis, motos y Quads: Cauto y cuidadoso. Cuando haga uso de estos medios, usted representa a todos los que practican estas actividades al aire libre. Sus acciones hablarán por todos. Pregunte primeramente si en el sendero o pista que utilizará está permitido el uso de ellos, ya que existen zonas restringidas.
• Setas: Son del monte, no lo esquilme. Aunque hay objetos que están protegidos por ley, la protección más importante depende de nuestra actitud y nuestro respeto por lo que la naturaleza nos ofrece. Además, en Babia existen numerosas áreas acotadas donde se prohíbe la recolección de setas. No debemos coger ninguna muestra natural.
• Flora: No arranque plantas o flores innecesariamente. Algunas especies son raramente visibles y difíciles de localizar, además de estar protegidas y si todos nos las llevamos estamos contribuyendo a su lenta desaparición.
Las flores están allí, esperando a que nosotros disfrutemos de ellas en su medio. Contemplarlas o fotografiarlas tiene que ser suficiente.
• Señales: Es frecuente que los senderos y caminos estén señalados con hitos de piedra y otros tipos de marcas. Hay que preservar las señales sin destruirlas, ni cambiarlas de lugar, ni añadir otras nuevas etc. que puedan confundir a los caminantes.
• Basura: Cada cosa en su lugar. Colabore separando sus residuos (vidrios, papel, pilas, orgánico etc.) y por supuesto regrese al pueblo con todo lo que se llevó al monte. Es más, si se encuentra algún tipo de basura conviene recogerla y sacarla de la naturaleza. ¡El plástico dura más que un amor eterno! Además del deterioro medioambiental que produce la basura, es importante también tener en cuenta el impacto visual. Un monte limpio nos transmite la sensación de ser los primeros en estar allí, y estará limpio si somos limpios.
• Costumbres: Respetar los usos y costumbres de la población local no cuesta nada y es un acto de integración en el medio rural. Tenga en cuenta las propiedades privadas, cierre las portillas a su paso, no moleste al ganado, no aparque su coche en las puertas de las viviendas particulares etc. En resumen, sea respetuoso y piense también en los demás.
http://www.estasenbabia.org/babia.html
http://www.elmundo.es/viajes/espana/2017/07/18/59526bd622601d5a098b45dd.html