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Surfeando tsunamis

¿Qué estás haciendo con olitas de porquería en la Brava?

No es que sea aburrido surfear en Uruguay, como comprobarás en el texto que adjuntamos al final, pero algunos solo se conforman con lo más grande, lo más peligroso. Y  en el Banco Cortés hay olas de hasta 28 metros de altura, con la singular particularidad de que son irregulares, impredecibles, infartantes, tanto para los surfistas como para los pilotos de barcos que se distraen y la quedan para siempre en este peligroso lugar ubicado al este de Point Loma, en San Diego, alrededor de 80 kilómetros al sur oeste de la isla de San Clemente.

Curioso nombre el de Banco Cortéz (o Cortés) para lo que en realidad es una cadena de montañas submarinas en el Océano Pacífico, que abarcan unos 30 kilómetros y por momentos llegan casi a asomar en un punto que denominan Bishop Rock. Algunos picos se ubican a apenas 3 y 6 pies de profundidad, de manera que el arco que describe la ola las deja ver, advirtiendo tardíamente al surfista que allí pueden terminar sus días, estrellado contra un escollo que hasta hace instantes era absolutamente invisible.

Pues bien, esto es lo que se denomina Surf de Alto Riesgo, reservado para muy expertos, para suicidas o para idiotas. Desgraciadamente, cuando pretendimos estampar el video de Youtube, alguna de esas extrañas cosass de internet nos lo impidió, de manera que tomate un Vallium,  alejá a los nenesdel monitor y apuntá a la siguiente url:

Imagen de previsualización de YouTube

 

Según lo que aparece en internet, el récord mundial de surf en cuanto a altura de la ola, lo tiene Garret Mcnamara, al trepar una de 90 pies en Praia Do Norte, en Portugal, un lugar donde se dan olas espectaculares, aunque el riesgo es algunas décimas menor y más previsible. La marca anterior la tenía Mike Parson, quien surfeó una ola de 77 pies en el Banco Cortez. Acá tenés la surfeada de Mike Parsons:

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http://www.youtube.com/watch?v=XXZ6i9gnOzQ

La surfeada de Mike Parsons en Cortés Bank, San Diego, California

Por si querés repetir la hazaña y no llevarte un fiasco llegando al Banco Cortez cuando solo hay olitas insignificantes, consultá antes:

http://es.surf-forecast.com/breaks/Cortez-Banks

En cuanto a la Praia do Norte, capaz de producir olas todavía más grandes que las del Banco Cortez (o Cortés), hay escasa información en internet. La Wikipedia informa que forma parte del collar de playas de la Isla de Faial, en las islas Azores y que apenas tiene 259 habitantes. No parece que por allí haya ningún hotel, ni posada ni nada que pudiera alojar a fanáticos del surf, lo que como todas las cosas, tiene una doble lectura. ¡Qué porquería de lugar mal aprovechado! o ¡Qué oportunidad para un inversor avivado!. Y todavía una tercera reflexión: si ponen toda la infraestructura, se acabó el encanto de ese lugar único en el mundo.

En fin, que si complicado es instalarse en Praia do Norte a esperar olas, no menos lo es llegar al Banco Cortez, para lo cual hay que tomar algún viaje especializado o contratar algún marino experiente. Si vas a surfear y tu intención no es hacerlo por última vez, te aconsejan no hacerlo en las proximidades de Bishop Rock, aunque es probable que la embarcación te lleve hasta las inmediaciones.

Esto ocurre porque en ese punto que por momentos aflora, hay una boya que emite señales de alerta y por esa razón es escogida para ubicar al esquivo lugar, donde, por otra parte, no siempre hay olas gigantes. El nombre de esa roca visible solo por momentos, recuerda al clíper de ese nombre que pegó contra el escollo pero logró parchear y continuar hasta San Francisco, donde dejó un alerta que desde entonces señala su existencia en las cartas marinas.

Semejantes olas y semejante escollo invisible, justificó un título del New York Times el 3 de noviembre de 1854. Como te podrás imaginar, el diario no invitaba a surfeadores sino que avisaba a los marinos para que esquivaran a ese lugar como al mismo diablo. ¡Justo lo que anda buscando un surfeador de este siglo!

Te lo buscamos en  Google Maps en las coordenadas, lo podés encontrar en las coordenadas  32° 28′ 40.8″ N, 119° 12′ 54″ W. Si habilitás los complementos, podés ver algunas pocas fotos y entradas en la Wikipedia, pero no esperes mucha literatura.  No hay que confundir esta roca  con nombre de obispo, con otra  del mismo nombre, en Gran Bretaña, que tiene faro y todo. Esta otra no, ¿quién podría construir algo con semejantes olas rondando?

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http://www.youtube.com/watch?v=Lz97moE41Xo&feature=player_embedded#%21

Mejor mirá como funciona, pues no creas que siempre vas a encontrar olas gigantescas.

Ahora, vos no estás para olas tan grandes como un edificio de diez pisos, ni te da el paño para ir hasta California, ubicar a los que te llevan y esperar a que lleguen esas olas. De manera que lo tuyo puede ir desde hacer surf humildemente en Malvín Nuevo hasta instalarte en El Emir, en plena península de Punta del Este y a corta distancia del lugar donde el Río de la Plata se interna en el proceloso Atlántico. ¿Qué no es lo mismo? Puede ser, pero mirá que el surf (y todas sus inagotables variedades) no son solo la cosa de pasar miedo y tratar de sobrevivir, no señor. También está el aspecto social de la cosa.

Me encantó la descripción que del surf en Uruguay se hace en http://surfing.ovaciondigital.com.uy/web/index.php/component/content/article/45-noticias/330-surfing-en-uruguay. Tal parece que nuestro país es simultáneamente muy bueno y muy malo para el surf, como en tantas otras cosas. Transcribiremos su descripción, pero adelantamos el simpático consejo que da al final: “Llegue tranquilo, sin hacer barullo y será bien recibido en el país del asado y la cerveza de litro. Será mejor recibido si trae a sus hermanas, primas o amigas para conocer a los surfistas locales”.

URUGUAY: Asado, vino y olas vacias

 

Uruguay puede ser considerado, dependiendo desde dónde se lo mire, como un paraíso o un lugar pésimo para ser surfista.

Aquellos que se inclinan a pensar lo primero, esgrimen los siguientes argumentos:

- Existen más de 80 rompientes esparcidas en tan solo 200 kms. de costa Atlántica, las cuales, con las condiciones adecuadas, pueden presentar sesiones de surfing inolvidables.

- Hay una gran variedad en cuanto a tipos de olas. Point-breaks para derecha e izquierda, beach breaks, bocas de ríos y lagunas y hasta outer reefs con big waves.

- Algunas de las mejores rompientes tienen difícil acceso, por lo tanto, rara vez se encuentran crowdeadas. Sabiendo dónde buscar es posible surfear olas perfectas, en pleno verano, con la sola compañía de las gaviotas.

- El surfing no está contaminado por el vil metal; aquí el volumen de dinero que se mueve en torno al surfing no es suficiente como para pervertirlo. Todo aquel que surfea lo hace por el placer de deslizar sobre las olas (claro que siempre existe la excepción a la regla). En Uruguay el surfing no te da fama, ni dinero, ni mujeres. Simplemente placer personal. Stoke.

- Vivimos al lado de una gran potencia surfera como es Brasil, donde sí es posible alcanzar, a través el surfing, dinero, fama y mujeres.

- Luego de un día de altas olas, te espera una noche con asado, chorizos, morcillas  (blood pudin) y cervezas fuertes en botella de a litro o bien vinos tintos de primera calidad mundial.

Por otra parte, aquellos que consideran el Uruguay como un pésimo lugar para ser surfista, defienden su teoría con los siguientes argumentos:

- Un invierno cruel y despiadado se encargará de poner en duda tu amor por el mar y las olas.

- Largos períodos de flat han logrado transformar a excelentes surfistas en estrellas de las pistas del baile y las barras de las discotecas.

- Los vientos predominantes en Uruguay atentan contra las condiciones necesarias para el buen surfing. Vientos del Este (lateral) y Sureste (on-shore) soplan con una constancia realmente molesta.

De todas maneras, nada mejor para saber cómo es un lugar que conocerlo y surfearlo. Uruguay es un país seguro, limpio, con excelente olas y gente amable que no reniega del forastero. La Ruta Interbalnearia, carretera que conecta todos los balnearios de la costa Atlántica, se encuentra en óptimas condiciones y el paisaje que se ve a través de la ventanilla del auto es hermoso. Vacas pastando, bandadas de ñandúes corriendo por el campo, montes y cerros son parte del cuadro.

Existen surf-shops, shapers y salas de reparación en todos los lugares con olas; con precios razonables y manufactura de alta calidad. La mejor época para surfear en Uruguay va de abril a noviembre, siendo que en los meses de julio, agosto y setiembre, el agua se encuentra muy fría, alcanzando los 10ºC, mientras que la temperatura del aire puede llegar a los 0º C.

Ahora, si el surfista llega a Punta del Este durante el verano, U$S 100 por día le va a resultar poco dinero. Los precios disparan hasta las nubes en los meses de enero y febrero, pues turistas millonarios del mundo entero llegan con todas las ganas de mostrarle a los demás cuánto dinero pueden gastar en estupideces.  Lo cual puede ser malo para los surfistas siempre escasos… pero es un regalo del cielo para la industria turística.

 Guillermo Pérez Rossel